La siguiente declaración la hago voluntariamente y con total sinceridad:
Las lentejas que prepara mi madre son deliciosas, exquisitas, un manjar digno de reyes.
El hecho de que se empeñe en hacerlas todos los lunes le añade aún más atractivo a un plato sugerente de por sí.
No es cierto que mi madre tenga una tendencia al reparto generalizado de collejas. Por lo general, en público se comporta.
Por último debo desmentir los rumores sobre una disputa entre mi madre y yo: cuando no me está cosiendo la nuca a collejas nos llevamos estupendamente; y para demostrarlo me ha escrito un post.
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DISCULPEN LAS MOLESTIAS
A todos los alcaldes de esta Villa y Corte les da por hacer grandes obras para encontrar el tesoro, siempre a costa del dinero y de los nervios de sus sufridos ciudadanos.
¿Estará aquí el tesoro? ¿Y esa señal de paso de peatones? No pretenderán que pase por ahí...
Pero si hubiera un Oscar a las obras municipales sin duda "the winner" serían las del soterramiento de la M30: los atascos quedan bajo tierra, no se ven luego no existen y el problema de tráfico queda solucionado.
No es el Titanic, es el famoso soterramiento de la M30 y sus túneles.Y mientras duran las obras hay un pifostio montado por las calles de apaga y vámonos. "Estamos trabajando por mejorar la ciudad, disculpen las molestias", se lee en las muchas vallas. ¡Faltaría más que encima fuera para dejarma peor!
Antes de empezar la obrita de marras yo tardaba unos diez minutos en ir de casa al curro en bus. Una vez empezadas, corría el riesgo de que el bus quedara atrapado en un atasco entre grúas, excavadoras y bloques de cemento.
Con sus camiones, sus palas, su barrizal, su atasco de coches… no le falta de nada.
Así que hace meses decidí ir andando al trabajo. Como soy optimista de la vida, como dice Lorz, le vi el lado positivo al asunto: un poco de ejercicio no viene mal. Y me da el solecito. Y me ahorro el abono. Y respiro el saludable...
Eso, que un poco de ejercicio no viene mal.
Mi recorrido diario sufriendo en vivo y en directo la remodelación de la M30 me ha permitido darme cuenta de que mi plan tenía varios fallos:
-no contaba con el calor en verano (han talado casi todos los árboles) y el frío en invierno (el viento que baja de la sierra te deja como un carambanillo).
Matojillo superviviente.
-ni con el barro, el polvo, el ruido de las máquinas, las zanjas, los socavones…
Si hay buscar el tesoro no se escatiman medios.
- ni con las vallas que aparecen de la noche a la mañana en medio de las aceras.
Facilitando el camino al peatón.
-ni con la posibilidad de electrocutarte.
Un semáforo con sus cablecillos al aire. Estoy por hacerle un tapetito.
Eso sí, te indican por donde tienes que pasar para no “escoñarte”, y hasta te piden disculpas:
En las obras se aplican las más avanzadas herramientas informáticas. Y, sobre todo, cada vez que paso por las obras mi autoestima como mujer-que-hace-tiempo-pasó-de-los-cuarenta-y-es-madre-de tres-hijos sube como la espuma, porque estos técnicos de la construcción no construirán mucho, pero a las señoras que pasamos nos dicen cada cosa que no sabe una si dejar el trabajo e irse a desfilar a la Pasarela Cibeles.
Además, este verano he adquirido un bonito bronceado que ni en las playas de Cancún y …
¿¿¿QUE ESTOY DICIENDO???
¡No te j*d*!, a ver si encima voy a acabar dando las gracias por las p*t*s obras.
¿¿¿Qué disculpe las molestias???, ¡amos hombre venga ya!
PD: A pesar de su fama los madrileños tienen más paciencia y resignación que el Santo Job, y su capacidad de adaptación a un atasco provocado por obras, manifestaciones, controles, accidentes, acontecimientos deportivos,…. es camaleónica.