28 noviembre 2014

#Lorzfunding 2

Anoche, después de hacer público el #Lorzfunding, me fui a la cama, y me tapé la cabeza con la manta: estaba aterrorizada.
Y tenía motivos para estarlo.
¿Y si nadie participa porque nadie me quiere y soy lo peor y es mejor que muera y deje de consumir oxígeno que podría venirle bien, no sé, a los mosquitos de la malaria?
He dicho que tenía motivos, no que fueran motivos lógicos.
Cuando me he levantado esta mañana, lo primero que he visto es que habíamos superado los 500 euros que nos habíamos marcado como objetivo.
-¿Qué coño...?
Por lo que he leído en twitter, los 500 € se alcanzaron en apenas dos horas.
Guau.
Gracias, gracias a todos por vuestra colaboración, ayuda, ánimo, preguntas extrañas (no, el sugus NO está chupado).
Ahora tenemos para hacer un libro decente, con todas las de la ley, e incluso pagar a mi asesor de wacowebs.com, al que hasta ahora estoy compensando con pelusillas.

Pero, 
siempre hay un pero,

aunque ya hayamos conseguido los objetivos, el crowdfunding seguirá en activo hasta el día 6 de enero. Las normas son así, no las he hecho yo. (Ha sido verkami). Así que seguiremos dando la brasa durante, por lo menos, 39 días más.

¿Por qué seguir aportando?
En primer lugar, porque es poco posible que el libro digital salga a la venta en ninguna parte: si no lo conseguís como recompensa va a ser muy difícil que lo podáis leer.
Y aunque consiguiéramos ponerlo a la venta en alguna parte, seguramente será mucho más caro.
Aquí podéis conseguirlo por tan solo 2 euros.

En segundo lugar, porque tengo la casa llena de chapas y me gustaría deshacerme de ellas.

Y por último, porque a mi lo que me hacía ilusión de toda esta esta historia era hacer un montón de camisetas, y luego cruzarme por la calle a gente que las lleve, así que ese objetivo por lo menos está a medio conseguir.


¿Qué pasa si sobra dinero?
Hay varias posibilidades: hacer un segundo libro, donar a una ong, irnos al Caribe y no volver nunca más...
En cuanto terminemos el proyecto os presentaremos todas las cuentas, y decidiremos entre todos qué es lo mejor.

Y ahora será mejor que me vaya trabajar.

Una vez más, gracias a todos.




27 noviembre 2014

#lorzfunding

El año 2014 se acerca a su fin.
Casi.
Aunque nos lo hemos pasado muy bien, cuando miro hacia atrás la impresión que tengo es que ha sido un año largo, lento, pesado y difícil, muy difícil, aunque solo haya sido en las pequeñas cosas.
Soy madre, trabajo, escribo y tengo un marido al que me gusta hacer caso de vez en cuando. A veces. Cuando estoy salida y tal. Llevarlo todo adelante no es fácil, y a veces tengo la impresión de que vivo en un circo de tres pistas en el que soy maestro de ceremonias, domador, equilibrista y malabarista, y no puedo permitir que se me caiga ni una sola bola.
2014 ha servido para que me sienta orgullosa de mí misma, y de mi pequeña familia que con todo puede.
También ha servido para que me dé cuenta de que no estoy sola. Tengo toda una red de familia y amigos para rescatarme cuando me caigo, y, lo que es mejor aún: no hace falta esperar a la caída, porque también están ahí para ayudarme a evitarla, si soy capaz de aprender a pedir ayuda.
Y flotando sobre mí tengo una constelación, invisible y extensa, formada por personas a las que no conozco pero que sí me conocen a mí, porque leen mis tonterías. Son puntitos de luz que casi nunca puedo ver, y a veces se me olvida que están ahí, hasta que de vez en cuando los veo brillar por algún lado: una chica que se acerca en el metro, un señor que nos aborda en el zoo, una mamá que encaja las piezas de puzle que he ido dejando...
El 2014 ha tenido cosas buenas; el 2015, cuando al fin llegue, promete muchas más:
Si todo va bien, en septiembre #Bebechan será ascendida a #Nenachan y empezará el colegio.
El 4 de septiembre hará cinco años desde que me casé con Zarajota, y ese mismo día, dos personas a las que quiero mucho (aunque jamás se lo diga a la cara) se casarán también.
Poco antes será también el 5° aniversario de mi presencia en twitter, que tantas alegrías me ha dado.
Y en julio, si los astros lo permiten, Lorzagirl cumplirá 10 años. Lo que empezó medio en broma medio en serio para ver "si podía" se ha convertido en una década de palabras.
Creo que eso merece una celebración, y creo que solo hay una posible.
¿Me ayudáis a hacerla realidad? 

19 noviembre 2014

Full power análisis

De vez en cuando me pongo malita, muy malita, malita de despertarme en el hospital con una vía puesta.
Los médicos han estado mirándome por aquí y por allí durante mucho tiempo, sin encontrar un motivo, y me han ido poniendo tratamientos que no hacían más que parchear.
A fin de cuentas la medicina es como todo: hay que dar con la tecla.
Hace una semanas el médico de cabecera se puso muy serio.
-Voy a hacerte análisis DE TODO.
-¿Cómo que de todo?
-Azúcar, colesterol, hematíes...
-Ah, bueno, lo de siempre.
-...sida, hepatitis, dengue, malaria...
-Estooo...
-... fiebregrís...
-¡Eso ni siquiera existe!
-¿Sabes tu grupo sanguíneo?
-A+
-Vale, pues esa prueba nos la ahorramos.
Yuju.
Me fui a la enfermera y le enseñé el volante que me había dado el médico. La enfermera miró ese papel lleno de marcas y luego me miró a mí con el respeto que se reserva a los agonizantes.
-Ven, cariño, siéntate aquí -me dijo.
-¿Por qué me hablas así?
-No te hablo de ninguna manera, cielo. 
-¡Que no me estoy muriendo!
-Claro que no, claro que no. Es muy importante mantener el optimismo.
Y a continuación me sacó sangre como para alimentar a varios vampiros durante toda su vida inmortal.Así, sin exagerar.
Unos días más tarde fui a la consulta del médico de cabecera para que me diera los resultados.
-Lorz, -me dijo-, todo está dentro de los parámetros normales, pero hay varias cosas que están en el límite y eso me preocupa.
-¿Y eso por qué?
-Bueno, pueden ser indicios de una infección. O diabetes. O hígado graso. O de que ibas a estar con el periodo...
-No me diga: O malaria. O dengue. O fiebregrís.
-No digas bobadas.
-Bueno, entonces, ¿qué hacemos? ¿Repetimos las pruebas?
-No, no. No hace falta. Lo mejor es que hagas dieta sana y mucho ejercicio.
-¿Y eso?
-Bueno, si tienes diabetes o hígado graso, te irá bien. Y si no -me miró de arriba a abajo-, tampoco te va a ir mal.
Al final todo se reduce a llamarme gorda.


15 noviembre 2014

Sobre la ExpoTesla

Lo más interesante que me ha pasado esta semana (y probablemente en los últimos seis meses, también) no os la puedo contar. Al menos hasta que pasen cinco años y haya prescrito.
Pero también he estado en la exposición de Tesla, y eso sí os lo puedo contar.
Nikola Tesla era un señor serbio, aunque nació en Croacia y tenía nacionalidad estadounidense porque los serbios son así: nacen donde les da la gana.
Antes de ser señor fue niño. Niño jodón, para más señas. Un día estaba acariciando su gato y saltaron chispas (imaginaros el sobe que le estaría dando al pobre bicho): así fue como empezó a interesarse por la electricidad.
De sobar gatos a convertirse en padre de la electricidad hay solo un paso, aunque, solo para dejarlo claro, Tesla no inventó la electricidad: lo que inventó fue un sistema para aprovecharla. Lo sé porque lo he preguntado. No os puedo dar más detalles, porque mis conocimientos de electricidad son los justos para saber que si pulso un interruptor la luz del baño se enciende. Y ya.
Tesla inventó muchísimas cosas. De hecho, estaba tan ocupado inventando que muchas veces se olvidaba de patentar, así que de vez en cuando llegaba un listo, registraba en invento como suyo y se forraba.
Y como además Tesla era un poco... snob, prepotente, columbosexual, gordofóbico, proeugenesia, ...particular, poco a poco fue quedándose solo y olvidado.
Entonces llegaron los frikis.
¿Hay algo que le guste más a un friki que un genio un poco maniático maltratado por una sociedad que le odia y teme?
Vale, sí, las tetas, pero no me cambiéis de tema ahora.
El fenómeno Tesla ha ido creciendo los últimos años, hasta ser lo bastante grande como para que la Fundación Telefónica le dedique una exposición.
La inauguración fue este miércoles, y allí fuimos Zarajota y yo, con la esperanza de que hubiera croquetas.
-Pase lo que pase, intenta no tirarle a nadie una gamba -le dije.
-Y tú intenta no enseñarle a nadie la hucha.
Zarajota es que es así: no perdona una.
Primero hubo una presentación y luego nos dieron jamondelgüeno y champán.
-No hay gambas -dijo Zarajota. Parecía decepcionado y todo.
Después nos dejaron subir a la exposición, pero casi no pudimos ver nada porque yo había quedado y tenía que encontrarme allí con varias personas. Hasta ahí, bien.
El problema es que no las había visto nunca, y no tenía ni idea de su aspecto.
Eso dificultaba un poco el tema.
-¡Tengo una idea!
-¿Vas a llamarles por teléfono y preguntarles dónde están?
-¡No digas bobadas! Voy a hacerles un google y ver si hay alguna foto suya.
-¿Y luego qué? ¿Vas a ir persona por persona mirando si se parecen a su foto de perfil de facebook?
-¿A que es una idea GENIAL?
-Creo que necesito más champán.
Que ya me dirás a qué venía eso, pero es que Zarajota es así, todo YO, YO, YO.
Así que fui por toda la expo pegando el móvil a la cara de la gente.
-No, tú no eres. Tú tampoco. ¿A ver, tú? ¿Te importa ponerte de perfil? No, tú tampoco eres.
Cuando llevaba un rato la gente empezó a mirarnos raro y tuvimos que irnos.
-¿Se te ha ocurrido -sugirió Zarajota-, que quizá estas personas no quieran verte a ti?
Pues va a ser eso, sí.

07 noviembre 2014

[una ordinariez]

En cuanto Bebé-chan empezó a hablar (más o menos) todo el mundo nos advirtió.
-Tened cuidado con lo que decís en casa,  que los niños lo repiten todo.
Mi padre estaba especialmente ilusionado con la idea.
-Sí, sí, porque yo me sé de UNA -UNA soy yo, por si os habéis perdido en la sutileza del argumento-, que un día entró en casa de los abuelos y les soltó "mi papá llama a mi mamá [una ordinariez]".
A mi padre le encanta esa anécdota, porque la tiene catalogada como "Anécdota Humillante de la Infancia de Lorz" (o de UNA, para que no os confundáis).
Yo le digo que la anécdota es humillante, eso seguro, pero que no está tan claro para quién.
-¿Llamabas a mamá [una ordinariez]? -le pregunté.
-Sí.
-Tu padre es que siempre ha sido muy romántico -dijo mi madre.
-¿Y tú le dejabas?
-¿Qué iba a hacer?
-No sé, si Zarajota me llamara [una ordinariez] a mí le partiría la cara así con el canto la mano.
Generalmente no soy partidaria de la violencia conyugal, pero todos tenemos nuestros límites.
-Claro, claro. Como si Zarajota no te llamara cosas a ti.
-¡No es lo mismo!
En los momentos de intimidad en los que se deja llevar por el romanticismo, Zarajota me llama cieliamor.
Sin duda es sonrojante, pero si un día Bebé-chan llega a la guardería y dice a voz en grito:
-¡¡¡MI PAPÁ LLAMA A MI MAMÁ CIELIAMOR!!!
Pensarán que somos unos cursis, no que hay que llamar a los servicios sociales.
Creo.
-Además, padre no te lo decía en los momentos de intimidad: te lo decía delante de tus tres hijos.
-No, no, mujer, eso era antes de que Hermano Pequeño naciera -se ve que después se le quitaron las ganas de [una ordinariez]-. Erais muy pequeñitos.
-¡Peor me lo pones!
-Los niños de esa edad no se enteran.
A ver, en qué quedamos: ¿se enteran o no se enteran?
Una tarde dejamos a Bebé-chan con los abuelos. Y cuando fuimos a por ella, le pregunté:
-¿Te lo has pasado bien con los abuelos?
-¡TIIII!
-¿Qué habéis hecho?
-BUELA DICE "¡CALLA!". BUELO DICE "¡CALLA TÚ!"
Hay que ver cómo ha evolucionado [una ordinariez] en treinta y cinco años de matrimonio.

















Ch*ch*loco.


Lo siento, papá, se me ha vuelto a escapar.
Es como un tic nervioso que tengo.