27 enero 2012

Ante la duda III

Previously in Lorz…
El lecho del dolor ya no es lo que era.


El fin de semana nos juntamos en el Puerto la Tita, Titatrini (se dice así, tojunto), mi madre, ZaraJota™ y yo. Mi padre tuvo que irse porque le salió un compromiso urgente.
Claaaaaaro, claaaaaaaro…
Lo cierto es que mi madre y sus tres hermanas son muy especiales.
Pero mucho mucho.
Y cuando se juntan, digamos, su especialidad se multiplica por el número de elementos implicados, en este caso tres, porque la cuarta hermana está hecha una pupa y no pudo venir.
-Es como un dragón de tres cabezas que no paran de hablar a gritos–le explique a ZaraJota™.
Y lo peor es que no necesariamente están manteniendo la misma conversación. A veces hay tres, cuatro o doce conversaciones diferentes teniendo lugar al mismo tiempo, de manera aleatoria y discontinua. Seguir el hilo de todas las conversaciones es agotador, pero a ellas no les importa porque total, de todas maneras no se están escuchando las unas a las otras. A veces, alguna de las implicadas consigue llamar la atención del resto y vivir un breve momento de protagonismo en el que consigue unir de manera efímera todos los hilos de conversación, aunque estos momentos son escasos.
Y si entre ellas no se escuchan, a los elementos externos menos. Cuando “las hermanas” se juntan generan una especie de campo de fuerza a su alrededor que impide la entrada a cualquier elemento externo. La única forma de conseguir hablar con ellas es esperar agazapado en la oscuridad hasta que uno de los elementos se separa y es más fácil tenderle una emboscada. Y a veces ni así, porque siguen hablándose a gritos aunque haya una pared de por medio.
Como ZaraJota™ nunca había vivido la experiencia “las hermanas” nos fuimos a pasar la noche a un hotel para amortiguar el impacto. A la mañana siguiente, después de desayunar, nos fuimos al piso de la Tita. Llamamos al telefonillo para que nos abrieran la puerta y contestó Titatrini.
-¿Quién?
-Lorz y ZaraJota™.
-Ah, sí.
Nos abrió la puerta y subimos a pata porque el ascensor da miedito.
-No podéis pasar –nos dijo cuando abrió la puerta del piso.
-¿Qué?
-Es que acabo de fregar y todavía no se ha secado.
-¿Y no lo podías haber dicho cuando estábamos abajo?
-Noooo… jijijijii… ¿No podéis ir a dar una vueltecita?
Una vueltecita, un sábado a las diez de la mañana en pleno invierno, mi plan ideal.
-Si no queda más remedio…
-Podéis ir a por el pan.
-Vale, ¿cuánto traemos?
-No sé –se giró a la puerta del baño cerrada- ¿CUÁNTO PAN HAY QUE TRAER?
-¿QUÉ? –contestó una voz amortiguada por la puerta y lo que parecía ser un secador de pelo.
-¡QUE TU HIJA VA A COMPRAR EL PAN!
-¡VALE, ASÍ NOS DA TIEMPO A IR DE COMPRAS!
-¡QUE CUANTO PAN TRAEN!
-¡NO LO SÉ!
-¿CUÁNTO GASTAMOS AYER?
-¡DOS BARRAS!
-¡QUE SEAN YODADAS! –irrumpe la tercera voz desde detrás de la puerta cerrada del dormitorio, sin importarle que el esfuerzo pueda afectar a sus puntos de sutura.
-¡HABRÁ QUE TRAER MÁS!
-¡PERO ESAS SON EN OTRA TIENDA!
-¿A ZARAJOTA™ LE GUSTAN YODADAS?
-¡SÍ, EN LA DE MÁS ARRIBA!
-¡ES QUE LAS YODADAS ESTÁN MÁS RICAS!
-¿SABEN DONDE ESTÁ?
-¡TENÍAN UN SABOR ESTUPENDO!
-¡SALES POR AQUÍ, GIRAS A ESTE LADO… ! - empieza a explicar una de las voces, ajena al hecho de que no estoy viendo a dónde señala.
-Vale, vale…
Nos fuimos a por el pan.
-De lah yodah no quea niuna –dijo el panadero-¿Suh impohta pasahsen una miahita?
Volvimos al piso. Llamamos al telefonillo.
-¿No podéis daros otra vueltecita?
Volvimos al pan.
-Eh que nah veníol camión… a lah dose o así creo yo quehtará.
-¿Qué hacemos? –preguntó Zarajota™- ¿Compramos de las normales?
-Ni hablar. ¿Sabes lo que va a pasar si llevamos de las normales? “Bueno, las otras estaban más sabrosas, pero claro, sí no hay…”, dirá una. “El normal está bueno, pero no es lo mismo”, dirá la otra. “Yo prefería de las otras, pero claro, como habéis traído del normal”, dirá la tercera. Y entrarán en un bucle retroalimentado y estarán repitiéndolo toda la tarde hasta que cortocircuiten ellas o cortocircuite yo. Y yo paso. Nos esperamos lo que haga falta y llevamos las yodadas.
Pero el tiempo pasaba y pasaba y el camión del pan yodado no aparecía. Volvimos al piso y esta vez conseguimos permiso para subir.
-¿Y el pan? –preguntó Titatrini.
-Es que no habían traído las barras yodadas todavía.
-Pues traer del normal.
-¿No os importa?
-Bueno, las otras estaban más sabrosas, pero claro, sí no hay…
Ya está, la liamos, el dragón de tres cabezas ha despertado.

Continuará…

12 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

A mi no me engañas, las letras están negritas, has sido la que despertó al dragón...

pseudosocióloga dijo...

Madredelamorhermoso.

Ruby Delfino dijo...

Quiero una familia así. Es como tener a las chicas de oro en tu casa!

Ana María dijo...

Jajajaja!! Tú ya sabes cómo termina la conversación, y de pronto pareces Rapphel cuando Zarajota te mira extasiado presenciado el asunto...

Son fabulosas, un besazo para ellas y otro para ti ^^

La gata con gafas dijo...

Como la vida misma.
Me encanta como cuentas las cosas.
Te animo que te pasas por nuestro blog a ver si te mola, y que lo reseñes,aunque no te vas a reir tanto como yo con el tuyo...

Condesadedia dijo...

¿Barras de pan yodadas? ¡La primera vez que lo oigo! ¿Y están buenas? Tendré que investigar por aquí...

JuanRa Diablo dijo...

Lo tuyo no tiene nombre xDD, bueno, lo tuyo y lo de ellas, o lo tuyo contando lo de ellas, o ellas mismas contando...

¡Aggg, he caído en el bucle!

Holden dijo...

Soy tu, y compro dos baguettes y que les zurzan.

anselmo dijo...

Tendrías que haber conocido tú a mi abuela y a su hermana gemela...gaditanas ambas. Y jugando al parchis ya era la risa porque con el despiste de la edad, terminaban jugando con la fichas contrarias y ni se daban cuenta.

ECBeret dijo...

¡Por fin alguien me entiende! Así son mis reuniones familiares. En mi caso es un dragón de dos cabezas (mi madre y mi abuela) pero por lo demás es tal que así. Me vuelven loca, pero me encanta :)

lorzagirl dijo...

Necio Hutopo, el dragón siempre está despierto y al acecho, me temo.

Pseudosocióloga, esa, en concreto, la mía.

Ruby, ¿las estás llamando viejas?

Ana María, gracias por el beso.

La gata con gafas, me lo apunto.

condesadedia, es uno de esos inventos nuevos, no sé si estás buenas porque jamás conseguimos comprarlas.

JuanRa, ¡a reiniciar el equipo!

Holden, que no, que no, que no las conoces.

Anselmo, tendrías que ver las timbas de parchís que se montan mi suegra y su suegra...

ECBeret, sí, es de estas cosas que te ríes mucho... una vez que estás sano y salvo en casa.

Mae Wom dijo...

Yo también me sorprendo con lo de yodadas? Suena a enriquecidas con hierro y minerales, es decir, a que dejan de ser pan y se convierten en alimento de los campeones. :P

Muy bueno lo del dragón de tres cabezas, muy bueno lo de la retroalimentación...Fenómenos así creo que tenemos todos en alguna parte de la familia... ;)