Previously in Lorz...
Me he hecho vieja de pronto por culpa de mi sobrino de hecho.
Para que todo estuviera perfecto cuando llegara el sobrinito tracé un plan cuidadoso que incluía lavar las fundas del sofá, poner silicona en la banda de la bañera, preparar todo tipo de comidas ricas y frotar todas las superficies con limpiador pino hasta que estuvieran relucientes y el piso oliera como el tipico bosque mediterráneo degradado y recuperado gracias a la plantación masiva de especies pirófitas.
Nunca he entendido lo de las especies pirófitas. Si a los pinos les gusta quemar cosas que no les den mecheros, jo.
Mi maravilloso plan se fue al peo cuando me enviaron una semana fuera por motivos de trabajo.
Todos los preparativos cayeron en manos de ZaraJota™, mientras que yo me tenía que conformar con darle instrucciones telefónicas.
-¿Has comprado zumo de piña?
-Sí, marca Pía.
-¡¡¡Marca Pía!!! ¿Cómo se te ocurre?
-He ido expresamente al Pía porque su madre me ha dicho que es el que más le gusta, Lorz.
-Entonces vale. ¿Y has cogido pastas-que-no-son-pastas para que desayune?
-No, faltan tres días. Si las compro ahora el viernes estarán como una piedra.
-¿Y has fregado los platos?
-Claro que sí. Ya no me quedaba ninguno limpio, o los fregaba o me comía los espaguetis en el cuenco de Arale-Chan, y ya sabes cómo se pone cuando le tocan sus cosas.
-¿Y la lavadora?
-Al día, Lorz, al día.
-¿Y el suelo? ¿Las paredes? ¿Los armarios? ¿El interior de las cajas de los cds?
-...
-¡Lo sabía! ¡No has limpiado las cajas de los cds por dentro!
-¡Pues claro que no!
-¡Tendremos que anularlo todo!
-Lorz, creo que te estás pasando. El niño tiene 17 años: mientras tenga batería en el ipod y acceso al facebook le dará igual si le hacemos dormir sobre papeles de periódico en medio de un lodazal y le alimentamos con comida para orcos. Deja de preocuparte, ¿quieres? El niño va a estar bien. ¿De acuerdo?
-Sí.
-¿Lo has entendido?
Sí: tengo que comprar comida para orcos.
30 marzo 2010
27 marzo 2010
Un hombre lobo en mi sofá
He estado de viaje, una semana en un hotel que aseguraba tener wi-fi. Lo que se les olvidó decirme es que la única zona de la habitación donde llegaba la cobertura era el plato de la ducha, poniéndome de puntillas y sujetando el ordenador con los brazos levantados.
Por supuesto tampoco podía conectarme con cable, porque no tenían roseta (¿para qué quieres una roseta cuando tienes wi-fi?).
Tengo mucho mono...
Tarde o temprano llega el fatídico día en el que tu pareja decide invitar a su sobrinito y descubres que eres vieja.
No se trata sólo que con diecisiete años te parezca un crío: lo peor es que a su madre le parezcas lo bastante adulta como para cuidar de él.
¡Soy super joven! ¡Desconfía de mí! ¡Por favor!
Aparte de ser de pronto extremadamente consiciente de que tengo casi treinta años, la visita del niño me hacía muchísima ilusión, y la preparé con tanto cuidado como si el que viniera no fuera un tío hecho y derecho sino un bebé con necesidades especiales.
Lo que más me preocupaba era la comida.
-¿Qué desayuna tu hijo? -le pregunté a mi cuñada de hecho en cuanto la pillé por banda.
-Nada especial... zumo y una pasta.
-Mujer, tanto como una... se comerá al menos tres o cuatro.
-¡Qué dices! Con una tiene de sobra.
-Pero es que vamos a andar mucho, se me va a desmayar por la calle, que ese cuerpo tan grande debe necesitar mucho combustible...
-Sí, claro, pero tanto como tres o cuatro pastas... ¡Luego no podrá ni moverse!
Algo en la cara de espanto de mi cuñada de hecho me hizo sospechar que el proceso de comunicación no estaba funcionando correctamente.
-Espera, ¿de qué tipo de pastas estamos hablando?
-Lo normal, Lorz: donuts, croasanes, hojaldres...
-Bueno eso explica muchas cosas.
-¿Sí?
-Es que en Madrid llamamos pastas a esas galletitas que se toman con el té... unas cositas redondas planas que llevan coco, o una guinda... Y claro, yo veía en los bares "oferta especial, café y una pasta", y pensaba, jo, no me extraña que los catalanes tengan fama de tacaños, vaya mierda de desayuno si sólo te dan una pastita de nada.
-Aquí las pastas son otra cosa.
-Ya veo.
Después de eso se hizo un silencio incómodo, así que decidí cambiar de tema.
-¿Y qué le gusta beber?
-El agua le va bien.
-Ya, pero ¿qué prefiere? ¿Fanta, coca-cola...? ¿Vodka?
Lo del vodka no le hizo ni pizca de gracia.
-¡De eso nada! ¡Y en casa no se fuma! Que se salga a la calle.
-Si no me importa.
-Sí que te importa. Y a Arale-Chan seguro que también.
La verdad es que lo que realmente le va a molestar a la rata no es el humo, sino que vamos a estar todo el día por ahí y no le vamos a dar la comida puntualmente a las 5:05, las 15:50 y las 22:30, pero eso me lo callé.
-Bueno, vale.
-Y le he dicho que se tiene que comportar.
-Si es un niño muy bueno.
-Últimamente dice muchas palabrotas.
-No será para tanto.
-Si dice alguna palabrota le regañas.
¿REGAÑARLE?
-No creo que pueda regañarle.
-¿Por qué?
Pues a ver, me dije a mí misma:
1.-Es medio metro más alto que yo. Si me da una colleja me desgracia.
2.-Si le regaño perderé la imagen de tía joven buenrollista que me he creado con grandes esfuerzos, y eso no puedo permitirlo. ¡Soy joven! ¡No permitiré que nadie lo niegue!
3.-Dada mi forma habitual de hablar, si le regaño será más o menos así: "c*ñ*, deja de decir tanta p*t* palabrota, que parece que tienes la j*d*d* boca llena de m**rd*".
Por algún motivo me daba la impresión de que si lo decía en voz alta no iban a dejar venir al niño, así que decidí ser hipócrita.
-Eh... Tienes razón. En cuanto diga una palabrota le parto la p*t* boca a h*st**s.
Ya está, arreglado.
Por supuesto tampoco podía conectarme con cable, porque no tenían roseta (¿para qué quieres una roseta cuando tienes wi-fi?).
Tengo mucho mono...
Tarde o temprano llega el fatídico día en el que tu pareja decide invitar a su sobrinito y descubres que eres vieja.
No se trata sólo que con diecisiete años te parezca un crío: lo peor es que a su madre le parezcas lo bastante adulta como para cuidar de él.
¡Soy super joven! ¡Desconfía de mí! ¡Por favor!
Aparte de ser de pronto extremadamente consiciente de que tengo casi treinta años, la visita del niño me hacía muchísima ilusión, y la preparé con tanto cuidado como si el que viniera no fuera un tío hecho y derecho sino un bebé con necesidades especiales.
Lo que más me preocupaba era la comida.
-¿Qué desayuna tu hijo? -le pregunté a mi cuñada de hecho en cuanto la pillé por banda.
-Nada especial... zumo y una pasta.
-Mujer, tanto como una... se comerá al menos tres o cuatro.
-¡Qué dices! Con una tiene de sobra.
-Pero es que vamos a andar mucho, se me va a desmayar por la calle, que ese cuerpo tan grande debe necesitar mucho combustible...
-Sí, claro, pero tanto como tres o cuatro pastas... ¡Luego no podrá ni moverse!
Algo en la cara de espanto de mi cuñada de hecho me hizo sospechar que el proceso de comunicación no estaba funcionando correctamente.
-Espera, ¿de qué tipo de pastas estamos hablando?
-Lo normal, Lorz: donuts, croasanes, hojaldres...
-Bueno eso explica muchas cosas.
-¿Sí?
-Es que en Madrid llamamos pastas a esas galletitas que se toman con el té... unas cositas redondas planas que llevan coco, o una guinda... Y claro, yo veía en los bares "oferta especial, café y una pasta", y pensaba, jo, no me extraña que los catalanes tengan fama de tacaños, vaya mierda de desayuno si sólo te dan una pastita de nada.
-Aquí las pastas son otra cosa.
-Ya veo.
Después de eso se hizo un silencio incómodo, así que decidí cambiar de tema.
-¿Y qué le gusta beber?
-El agua le va bien.
-Ya, pero ¿qué prefiere? ¿Fanta, coca-cola...? ¿Vodka?
Lo del vodka no le hizo ni pizca de gracia.
-¡De eso nada! ¡Y en casa no se fuma! Que se salga a la calle.
-Si no me importa.
-Sí que te importa. Y a Arale-Chan seguro que también.
La verdad es que lo que realmente le va a molestar a la rata no es el humo, sino que vamos a estar todo el día por ahí y no le vamos a dar la comida puntualmente a las 5:05, las 15:50 y las 22:30, pero eso me lo callé.
-Bueno, vale.
-Y le he dicho que se tiene que comportar.
-Si es un niño muy bueno.
-Últimamente dice muchas palabrotas.
-No será para tanto.
-Si dice alguna palabrota le regañas.
¿REGAÑARLE?
-No creo que pueda regañarle.
-¿Por qué?
Pues a ver, me dije a mí misma:
1.-Es medio metro más alto que yo. Si me da una colleja me desgracia.
2.-Si le regaño perderé la imagen de tía joven buenrollista que me he creado con grandes esfuerzos, y eso no puedo permitirlo. ¡Soy joven! ¡No permitiré que nadie lo niegue!
3.-Dada mi forma habitual de hablar, si le regaño será más o menos así: "c*ñ*, deja de decir tanta p*t* palabrota, que parece que tienes la j*d*d* boca llena de m**rd*".
Por algún motivo me daba la impresión de que si lo decía en voz alta no iban a dejar venir al niño, así que decidí ser hipócrita.
-Eh... Tienes razón. En cuanto diga una palabrota le parto la p*t* boca a h*st**s.
Ya está, arreglado.
20 marzo 2010
Viaje familiar 7
Previously, in Lorz...
Hermano Pequeño se ha dado un golpe con los dientes de alguien.
Por fin llegó el día B (de boda).
Nos levantamos tempranito para intentar ponernos guapos y nos organizamos de forma justa y equitativa para utilizar el baño.
-¡¡¡YO ME DUCHO PRIMEEEEEEEE!!!
-Haz lo que quieras, para variar -una de las cosas más bonitas de la convivencia con ZaraJota™ es ver cómo ha aprendido a apreciar los maravillosos detalles de mi dulce caracter.
Me encerré en el baño y abrí el grifo de la ducha.
El agua salía tirando a tibia, pero no me preocupó porque hace tiempo que llegué a la conclusión de que en todos los hoteles, por norma general:
-El agua caliente es más bien agua tibia.
-Hace mucho frío por las noches.
-La televisión únicamente emite documentales en alemán.
Me metí en la bañera y empecé a lavarme el pelo.
Que raro, me dije a mí misma, antes parecía que el agua estaba más tibia.
Que raro, me dije a mí misma unos treinta segundos más tarde, parece como si el agua saliera cada vez más fría.
-¡¡¡J#D@R, H*ST&@, M%€RD@!!! -grité para el mundo en general.
-¿Qué te pasa ahora? ¿Has vuelto a confundir el vater con el lavabo? -preguntó ZaraJota™ desde la habitación de al lado.
-¡¡¡EL AGUA SALE HELADA!!!
-Ya hemos pasado por esto antes, ¿te acuerdas? Tienes que mover el grifo hacia el lado pintado de rojo.
-¡¡¡YA LO HE HECHO!!! ¡¡¡ Y SALE FRÍA!!!
-Está bien, tranquilízate, sal de ahí y llamaré a recep... No, tendré que ir, no tenemos línea.-Llama a la puerta de mis hermanos.
-No servirá de nada, ya lo he intentado antes. Creo que Hermano Pequeño se está duchando y Hermano Mediano está escuchando el ipod al máximo de volumen.
-Bueno, pues llama a mis padres.
-OK -ZaraJota™ localizó el móvil y llamó a mi padre-. Hola, soy ZaraJota™. ¿Tenéis agua caliente?-Claro. ¿Vosotros no?-No, dice Lorz que no.-Ah, ya veo. Verás, tienes que explicarle, muuuuuuuuuy despacito, que para que salga agua caliente el grifo tiene que estar girado hacia el lado pintado de rojo.
-Sí, sí, ya lo sabe, esta vez parece que de verdad no tenemos agua caliente.-Pues que raro, nuestro acumulador funciona perfectamente.-¿Acumulador?
-Sí, el acumulador de agua.
-...
-¿No sabías que cada habitación tiene su propio acumulador?
-Nope.
-Entonces, ¿cómo habéis hecho para encenderlo?
-Creo que es posible que nosotros no lo hayamos encendido.
-Ja, ja, ja, ¡que torpes! Nosotros lo encendimos en cuanto llegamos.
Encima cachondeo. Que poca solidaridad con la gente que sufre, oyes.
Hermano Pequeño se ha dado un golpe con los dientes de alguien.
Por fin llegó el día B (de boda).
Nos levantamos tempranito para intentar ponernos guapos y nos organizamos de forma justa y equitativa para utilizar el baño.
-¡¡¡YO ME DUCHO PRIMEEEEEEEE!!!
-Haz lo que quieras, para variar -una de las cosas más bonitas de la convivencia con ZaraJota™ es ver cómo ha aprendido a apreciar los maravillosos detalles de mi dulce caracter.
Me encerré en el baño y abrí el grifo de la ducha.
El agua salía tirando a tibia, pero no me preocupó porque hace tiempo que llegué a la conclusión de que en todos los hoteles, por norma general:
-El agua caliente es más bien agua tibia.
-Hace mucho frío por las noches.
-La televisión únicamente emite documentales en alemán.
Me metí en la bañera y empecé a lavarme el pelo.
Que raro, me dije a mí misma, antes parecía que el agua estaba más tibia.
Que raro, me dije a mí misma unos treinta segundos más tarde, parece como si el agua saliera cada vez más fría.
-¡¡¡J#D@R, H*ST&@, M%€RD@!!! -grité para el mundo en general.
-¿Qué te pasa ahora? ¿Has vuelto a confundir el vater con el lavabo? -preguntó ZaraJota™ desde la habitación de al lado.
-¡¡¡EL AGUA SALE HELADA!!!
-Ya hemos pasado por esto antes, ¿te acuerdas? Tienes que mover el grifo hacia el lado pintado de rojo.
-¡¡¡YA LO HE HECHO!!! ¡¡¡ Y SALE FRÍA!!!
-Está bien, tranquilízate, sal de ahí y llamaré a recep... No, tendré que ir, no tenemos línea.-Llama a la puerta de mis hermanos.
-No servirá de nada, ya lo he intentado antes. Creo que Hermano Pequeño se está duchando y Hermano Mediano está escuchando el ipod al máximo de volumen.
-Bueno, pues llama a mis padres.
-OK -ZaraJota™ localizó el móvil y llamó a mi padre-. Hola, soy ZaraJota™. ¿Tenéis agua caliente?-Claro. ¿Vosotros no?-No, dice Lorz que no.-Ah, ya veo. Verás, tienes que explicarle, muuuuuuuuuy despacito, que para que salga agua caliente el grifo tiene que estar girado hacia el lado pintado de rojo.
-Sí, sí, ya lo sabe, esta vez parece que de verdad no tenemos agua caliente.-Pues que raro, nuestro acumulador funciona perfectamente.-¿Acumulador?
-Sí, el acumulador de agua.
-...
-¿No sabías que cada habitación tiene su propio acumulador?
-Nope.
-Entonces, ¿cómo habéis hecho para encenderlo?
-Creo que es posible que nosotros no lo hayamos encendido.
-Ja, ja, ja, ¡que torpes! Nosotros lo encendimos en cuanto llegamos.
Encima cachondeo. Que poca solidaridad con la gente que sufre, oyes.
10 marzo 2010
Viaje familiar 6
Previously in Lorz...
La culpa es del turno de mañana, que no hace su trabajo.
En uno de los múltiples viajes en furgoneta que hicimos por la isla, Hermano Pequeño sacudió sensualmente su melena y dejó al descubierto esto.
-¿¿¿QUÉ ES ESOOOOOOOOO??? -pregunté, con la dulzura que me caracteriza.
-Nada.-Como que nada... ¡parece como si se te estuviera gangrenando el cuello!
-Me he dado un golpe, ¿vale?-Sí, con los dientes de alguien.
-Últimanente no viene a dormir a casa -intervino mi madre.
-¡¡¡MAMÁ!!!-Es increible, al chupetón en sí lo rodean al menos tres centímetros de cardenal amarillento...
-Dice que se queda en casa de una amiga...
-¿Amiga? ¿Y cómo se llama, Hannibal Lecter?
-¡ARG!
-Lo único que sabemos de ella es que tiene la dentadura fuerte y sana.-El gusto en hombres, sin embargo...
-¡Parad ya! ¿Veis? ¡Por eso nunca os cuento nada!
-Jo, ¿por qué?
-¡Porque sois unos plastas, por eso!
-No somos unos plastas.
-Bueno, padre sí.-¡Pero si yo no he dicho nada!
-Tú a callar.
-Siempre se están metiendo conmigooooo...
-¿Que no sois plastas? Ahora vais a estar dando la vara todo el viajecito...-La verdad es que madre se pone muy pesadita cuando quiere...
-¿Madre? ¿Y tú qué?-¡Yo no digo nada!
-No, no dices naaaaaaaada... pero en cuanto pilles un ordenador seguro que lo escribes en tu blog. -¡Eso es falso y me ofende mucho que pienses eso de mí! Puede que cuente cosas en internet, pero nunca, nunca, nunca expondría públicamente tus intimidades en mi...
ups...
La culpa es del turno de mañana, que no hace su trabajo.
En uno de los múltiples viajes en furgoneta que hicimos por la isla, Hermano Pequeño sacudió sensualmente su melena y dejó al descubierto esto.
-¿¿¿QUÉ ES ESOOOOOOOOO??? -pregunté, con la dulzura que me caracteriza.
-Nada.-Como que nada... ¡parece como si se te estuviera gangrenando el cuello!
-Me he dado un golpe, ¿vale?-Sí, con los dientes de alguien.
-Últimanente no viene a dormir a casa -intervino mi madre.
-¡¡¡MAMÁ!!!-Es increible, al chupetón en sí lo rodean al menos tres centímetros de cardenal amarillento...
-Dice que se queda en casa de una amiga...
-¿Amiga? ¿Y cómo se llama, Hannibal Lecter?
-¡ARG!
-Lo único que sabemos de ella es que tiene la dentadura fuerte y sana.-El gusto en hombres, sin embargo...
-¡Parad ya! ¿Veis? ¡Por eso nunca os cuento nada!
-Jo, ¿por qué?
-¡Porque sois unos plastas, por eso!
-No somos unos plastas.
-Bueno, padre sí.-¡Pero si yo no he dicho nada!
-Tú a callar.
-Siempre se están metiendo conmigooooo...
-¿Que no sois plastas? Ahora vais a estar dando la vara todo el viajecito...-La verdad es que madre se pone muy pesadita cuando quiere...
-¿Madre? ¿Y tú qué?-¡Yo no digo nada!
-No, no dices naaaaaaaada... pero en cuanto pilles un ordenador seguro que lo escribes en tu blog. -¡Eso es falso y me ofende mucho que pienses eso de mí! Puede que cuente cosas en internet, pero nunca, nunca, nunca expondría públicamente tus intimidades en mi...
ups...
08 marzo 2010
Viaje familiar 5
Previously in Lorz...
Hermano Mediano tiene popó.
Puedo afirmar sin miedo a equivocarme que el momento más feliz de la vida de mi padre se produjo cuando la chica de los coches de alquiler le dió la llave de la furgoneta de nueve plazas rojo brillante y se subió al asiento del conductor.
De la misma forma, puedo afirmar que el momento se estropeó en cuanto los demás ocupamos el resto de las plazas de la furgoneta.
-¡Yo quiero ir delante!
-¿Cuánto falta?
-¿No tiene música?-¿Cuánto falta?
-En serio, si no nos damos prisa haré popó aquí mismo...
-¿Cuánto falta?
-¡Deja de hacer el idiota con la cámara!
-¿Cuánto falta?
-¡Eh, Lorz y ZaraJota™ están haciendo manitas!-¿Cuánto falta?
-¡Me está mirando maaaaaaaaaaaaaaaaal!
La llegada al hotel fue descorazonadora.
Se había nublado, empezaba a llover, y el aire traía el olor horrible de la depuradora.
Además tuvimos que esperar más de una hora en recepción mientras rellenaban a mano un montón de papeles y luego nos hacían rellenar un formulario.
Finalmente nos dieron las llaves, pero nos advirtieron que habían tenido un poco de jaleo por la mañana y que algunas habitaciones no estaban terminadas.
-¿A qué se refiere? ¿No están limpias?
-Limpias sí, pero pueden faltar detalles.
-¿Qué tipo de detalles?
-Nada especial, si ven que falta algo no se preocupen, a lo largo de la tarde se arreglará.
De camino a las habitaciones, mi padre repartió las llaves:
-Los niños tienen la 20, Lorz y ZaraJota™ la 21...
-¿Y vosotros?
-La 256.
-Lo habéis hecho a propósito, ¿verdad?
-¡No puedes demostrarlo!
Resultó que no eran habitaciones, sino unas minicasitas monisimas.
-Voy a darme una ducha ahora mismo -le dije a ZaraJota™ entrando en el baño.
Pero en el baño me asaltó la cruel realidad: no hay toallas.
-¿No hay toallas?
-No hay. A lo mejor como es un aparthotel... Voy a llamar a mi madre.
Mi madre tarda un rato en coger el teléfono. Ella sabrá lo que estaban haciendo.
-Madre, no tenemos toallas.
-Ni cortina de ducha -añadió ZaraJota™ a mis espaldas.
-Pues nosotros sí.
-Mierda.
-Llama a recepción.
-OK.
Levanté el auricular para llamar a recepción, pero no teníamos línea.
Estupendo: ahora debe ser cuando se va la luz y aparece el fantasma...
-Voy a recepción a pedir las toallas.
-Vale.
En recepción me dijeron que se ocuparían de inmediato, y así fue: cuando volví a la habitación había una señora allí con una toalla.
-¿Eres tú la que quiere una toalla? -me preguntó.
-En realidad, quiero todas. No tenemos ninguna. Ni cortina de ducha.
-Hay que joderse. Ahora tendré que ir a buscarlas.
-Lo siento, es que nos hacen falta.
-No tienes que sentirlo tú, las que lo tienen que sentir son las del turno de mañana, que para variar no han hecho su trabajo.
Parece que la señora tenía un resquemor, así que traté de quitar hierro a la situación.
-Nos han dicho en recepción que esta mañana han estado un poco liados.
-¿Liados? Y una mierda. Lo que pasa es que aquí sólo trabajan algunas ¿me entiende usted? Aparte, que voy a poner la cortina.
La señora se encaramó al lavabo y enganchó la cortina de ducha a la barra.
-Creo que esta no corresponde a esta habitación, ¿cómo lo ves?
-No sé, ¿es normal que quede un espacio de dos metros entre el final de la cortina y la bañera?
-Pues claro que no. Es que no es de aquí. La he quitado de otra habitación, pero pensé que serviría.
Por favor, por favor, que esa habitación no estuviera ocupada por asesinos a sueldo con deseos de venganza...
-Bueno, a mí no me importa, deje esa.
-No, no. Para eso estamos, ¿sabe? Para estar todo el día arriba y abajo poniendo cortinitas a los señores.
-De verdad, que nos apañamos sin...
-¡DE ESO NADA!
-Está bien...
Al rato volvió con otras cortinas.
-Espero que estas valgan.
-Yo también.
Se volvió a encaramar al lavabo, colocó las cortinas y volvió al suelo.
-Ahora sí.
-Sí, perfectas, muchísimas gracias.
-No me dé las gracias. Si algunas hicieran su trabajo yo no tendría que haber hecho esto, pero las cosas son así, ¿entiende? Siempre hay alguna lista.
-Claro, claro...
Aquella noche, cuando nos reunimos con mis padres para cenar, mi madre preguntó qué nos parecía el hotel.
Terrorífico, madre, nos parece terrorífico.
Hermano Mediano tiene popó.
Puedo afirmar sin miedo a equivocarme que el momento más feliz de la vida de mi padre se produjo cuando la chica de los coches de alquiler le dió la llave de la furgoneta de nueve plazas rojo brillante y se subió al asiento del conductor.
De la misma forma, puedo afirmar que el momento se estropeó en cuanto los demás ocupamos el resto de las plazas de la furgoneta.
-¡Yo quiero ir delante!
-¿Cuánto falta?
-¿No tiene música?-¿Cuánto falta?
-En serio, si no nos damos prisa haré popó aquí mismo...
-¿Cuánto falta?
-¡Deja de hacer el idiota con la cámara!
-¿Cuánto falta?
-¡Eh, Lorz y ZaraJota™ están haciendo manitas!-¿Cuánto falta?
-¡Me está mirando maaaaaaaaaaaaaaaaal!
La llegada al hotel fue descorazonadora.
Se había nublado, empezaba a llover, y el aire traía el olor horrible de la depuradora.
Además tuvimos que esperar más de una hora en recepción mientras rellenaban a mano un montón de papeles y luego nos hacían rellenar un formulario.
Finalmente nos dieron las llaves, pero nos advirtieron que habían tenido un poco de jaleo por la mañana y que algunas habitaciones no estaban terminadas.
-¿A qué se refiere? ¿No están limpias?
-Limpias sí, pero pueden faltar detalles.
-¿Qué tipo de detalles?
-Nada especial, si ven que falta algo no se preocupen, a lo largo de la tarde se arreglará.
De camino a las habitaciones, mi padre repartió las llaves:
-Los niños tienen la 20, Lorz y ZaraJota™ la 21...
-¿Y vosotros?
-La 256.
-Lo habéis hecho a propósito, ¿verdad?
-¡No puedes demostrarlo!
Resultó que no eran habitaciones, sino unas minicasitas monisimas.
-Voy a darme una ducha ahora mismo -le dije a ZaraJota™ entrando en el baño.
Pero en el baño me asaltó la cruel realidad: no hay toallas.
-¿No hay toallas?
-No hay. A lo mejor como es un aparthotel... Voy a llamar a mi madre.
Mi madre tarda un rato en coger el teléfono. Ella sabrá lo que estaban haciendo.
-Madre, no tenemos toallas.
-Ni cortina de ducha -añadió ZaraJota™ a mis espaldas.
-Pues nosotros sí.
-Mierda.
-Llama a recepción.
-OK.
Levanté el auricular para llamar a recepción, pero no teníamos línea.
Estupendo: ahora debe ser cuando se va la luz y aparece el fantasma...
-Voy a recepción a pedir las toallas.
-Vale.
En recepción me dijeron que se ocuparían de inmediato, y así fue: cuando volví a la habitación había una señora allí con una toalla.
-¿Eres tú la que quiere una toalla? -me preguntó.
-En realidad, quiero todas. No tenemos ninguna. Ni cortina de ducha.
-Hay que joderse. Ahora tendré que ir a buscarlas.
-Lo siento, es que nos hacen falta.
-No tienes que sentirlo tú, las que lo tienen que sentir son las del turno de mañana, que para variar no han hecho su trabajo.
Parece que la señora tenía un resquemor, así que traté de quitar hierro a la situación.
-Nos han dicho en recepción que esta mañana han estado un poco liados.
-¿Liados? Y una mierda. Lo que pasa es que aquí sólo trabajan algunas ¿me entiende usted? Aparte, que voy a poner la cortina.
La señora se encaramó al lavabo y enganchó la cortina de ducha a la barra.
-Creo que esta no corresponde a esta habitación, ¿cómo lo ves?
-No sé, ¿es normal que quede un espacio de dos metros entre el final de la cortina y la bañera?
-Pues claro que no. Es que no es de aquí. La he quitado de otra habitación, pero pensé que serviría.
Por favor, por favor, que esa habitación no estuviera ocupada por asesinos a sueldo con deseos de venganza...
-Bueno, a mí no me importa, deje esa.
-No, no. Para eso estamos, ¿sabe? Para estar todo el día arriba y abajo poniendo cortinitas a los señores.
-De verdad, que nos apañamos sin...
-¡DE ESO NADA!
-Está bien...
Al rato volvió con otras cortinas.
-Espero que estas valgan.
-Yo también.
Se volvió a encaramar al lavabo, colocó las cortinas y volvió al suelo.
-Ahora sí.
-Sí, perfectas, muchísimas gracias.
-No me dé las gracias. Si algunas hicieran su trabajo yo no tendría que haber hecho esto, pero las cosas son así, ¿entiende? Siempre hay alguna lista.
-Claro, claro...
Aquella noche, cuando nos reunimos con mis padres para cenar, mi madre preguntó qué nos parecía el hotel.
Terrorífico, madre, nos parece terrorífico.
03 marzo 2010
Viaje familiar 4
Previously in Lorz...
Mi madre se deja llevar por el pánico mientras cruzamos una zona de turbulencias.
Después de un viaje animadito, aterrizamos en Lanzarote para descubrir que toda la familia llegaba a la misma hora pero en diferentes aviones.
Estábamos haciendo cola para recoger la dichosa furgoneta de nueve plazas cuando se nos acercó una loca corriendo y agitando los brazos: Latita
Íbamos a preguntar por la feliz pareja cuando aparecieron justo detrás, seguidos por la abuela y F.
-¡Que casualidad!
-¡Sí, todos a la misma hora!
-¡Y en diferentes aviones!
-¡Y nos encontramos justo aquí!
-Deberíamos ir a comer todos juntos -propuso Latita.
-¡¡¡NO!!!-gritó Hermano Mediano, que siempre ha sido un poco asocial.
-Pensábamos ir antes al hotel a refrescarnos un poco y descargar -expliqué a Latita.
-Eso, eso, tenemos que descargar.
-¿Tenéis mucho que soltar?
-No mucho.
-¡¡¡SÍ, MUCHÍSIMO!!!
-Bueno, pero podéis dejarlo en el maletero, y soltarlo después.
-Claro.
-¡¡¡NO!!! ¡¡¡ESO NADA!!! ¡¡¡HAY QUE SOLTARLO CUANTO ANTES!!! ¡¡¡Y NO CREO QUE DEBA SOLTARLO EN EL MALETERO!!!
-¿Le pasa algo?
-Creo que necesita hacer popó.
-Yo no he dicho eso, pero ya que lo mencionas...
Mi madre se deja llevar por el pánico mientras cruzamos una zona de turbulencias.
Después de un viaje animadito, aterrizamos en Lanzarote para descubrir que toda la familia llegaba a la misma hora pero en diferentes aviones.
Estábamos haciendo cola para recoger la dichosa furgoneta de nueve plazas cuando se nos acercó una loca corriendo y agitando los brazos: Latita
Íbamos a preguntar por la feliz pareja cuando aparecieron justo detrás, seguidos por la abuela y F.
-¡Que casualidad!
-¡Sí, todos a la misma hora!
-¡Y en diferentes aviones!
-¡Y nos encontramos justo aquí!
-Deberíamos ir a comer todos juntos -propuso Latita.
-¡¡¡NO!!!-gritó Hermano Mediano, que siempre ha sido un poco asocial.
-Pensábamos ir antes al hotel a refrescarnos un poco y descargar -expliqué a Latita.
-Eso, eso, tenemos que descargar.
-¿Tenéis mucho que soltar?
-No mucho.
-¡¡¡SÍ, MUCHÍSIMO!!!
-Bueno, pero podéis dejarlo en el maletero, y soltarlo después.
-Claro.
-¡¡¡NO!!! ¡¡¡ESO NADA!!! ¡¡¡HAY QUE SOLTARLO CUANTO ANTES!!! ¡¡¡Y NO CREO QUE DEBA SOLTARLO EN EL MALETERO!!!
-¿Le pasa algo?
-Creo que necesita hacer popó.
-Yo no he dicho eso, pero ya que lo mencionas...
01 marzo 2010
Viaje familiar 3
Previously in Lorz...
Mi padre no nos deja subir en la furgoneta.
No sé si lo habéis notado, pero últimamente está lloviendo mucho, y nos preocupaba el tiempo que pudiera hacer en Lanzarote.
Nos preocupamos todavía más cuando consultamos varias páginas sobre previsiones meteorológicas y unas anunciaban sol deslumbrante y otras tremenda borrasca.
La consecuencia inevitable es que tuvimos que cargar con muchísima ropa: por si nieva, por si llueve, por si hace fresco, por si hace calor, por si nos bañamos...
Sólo mi maleta pesaba 11 kilos (es una suerte que al hacer el check-in la señorita estuviera cotilleando con una compañera y ni lo mirara) y además íbamos cargados con los abrigos.
-Nosotros los hemos dejado en el maletero del coche -anunció mi madre-. Así no tenemos que cargarlos, que dentro del aeropuerto no hace frío.-¿Y si tenemos que coger un autobús para coger el avión?
-Noooooooo... aquí todos van con finger.
Como llevaban menos cosas, mis padres y hermanos pasaron rápidamente el control.
ZaraJota™ y yo tuvimos más problemas, porque nos obligaron a separar los abrigos, los líquidos, los bolsos y demás objetos personales en diferentes bandejas, y no teníamos manos suficientes para todo.
Además, cuando ya íbamos a pasar, un señor de seguridad se dirigió a mí:
-Señorita, si lleva zapatos de tacón debe quitárselos.
-No llevo zapatos de tacón -le dije.
Flashback...
Hace un año o así tuve que coger un avión con algunos compañeros para ir a una reunión de trabajo.
Como era una reunión importante e iba con gente importante, me puse guapísima, con blusa, falda y unas botas de tacón alto.
Como hacía un frío de cojones, debajo de las botas me puse calcetines.
Y como no se veían, me puse unos azules con un dibujo de vaquitas aladas blancas.
Monísimos.
Un poco cantosos, sí, pero ¿quién iba a verlos?
Cuando mis compañeros y yo pasamos el control los de seguridad me dijeron que me tenía que quitar las botas porque podía llevar algo escondido en los tacones (sí, un probable dolor de pies).
En mi vida he pasado más vergüenza que cuando, después de pasar el control, me senté a ponerme las botas y uno de los superimportantes ejecutivos me dijo "eh, bonitos calcetines".
Fin del flashback...
Cuando me dijeron que me quitara los zapatos de tacón me acordé de todo eso, y me dió la risa floja.
Por algún motivo, eso hizo que el señor sospechara.
-Señorita, enséñeme sus zapatos.
-Mire -le dije, levantanto un poco los pies.
-No, así, no. Levántese el pantalón.
-¿Qué? Bueno, vale.
-Más. Que se vea.
-Mire, en serio, son zapatos planos, de verdad lo juro.
-Está bien, pase.
Al pasar por el arco detector pitó.
Mierda.
Me esperé, pero no vino nadie, así que al final pasé, recogí mis cosas y me reuní con los demás.
-¿Por qué habéis tardado tanto?-preguntó mi madre.
-Querían ver mis zapatos.
-Si no tienen nada de especial.-Bonitos no son, pero son cómodos.
El último en aparecer fue Hermano Pequeño.
-¡No me querían dejar pasar! ¡Decían que si soy menor de edad no puedo viajar solo!
-¿Eres menor de edad?
-No lo sé, como no me dijeron menor de qué edad...
Mi padre no nos deja subir en la furgoneta.
No sé si lo habéis notado, pero últimamente está lloviendo mucho, y nos preocupaba el tiempo que pudiera hacer en Lanzarote.
Nos preocupamos todavía más cuando consultamos varias páginas sobre previsiones meteorológicas y unas anunciaban sol deslumbrante y otras tremenda borrasca.
La consecuencia inevitable es que tuvimos que cargar con muchísima ropa: por si nieva, por si llueve, por si hace fresco, por si hace calor, por si nos bañamos...
Sólo mi maleta pesaba 11 kilos (es una suerte que al hacer el check-in la señorita estuviera cotilleando con una compañera y ni lo mirara) y además íbamos cargados con los abrigos.
-Nosotros los hemos dejado en el maletero del coche -anunció mi madre-. Así no tenemos que cargarlos, que dentro del aeropuerto no hace frío.-¿Y si tenemos que coger un autobús para coger el avión?
-Noooooooo... aquí todos van con finger.
Como llevaban menos cosas, mis padres y hermanos pasaron rápidamente el control.
ZaraJota™ y yo tuvimos más problemas, porque nos obligaron a separar los abrigos, los líquidos, los bolsos y demás objetos personales en diferentes bandejas, y no teníamos manos suficientes para todo.
Además, cuando ya íbamos a pasar, un señor de seguridad se dirigió a mí:
-Señorita, si lleva zapatos de tacón debe quitárselos.
-No llevo zapatos de tacón -le dije.
Flashback...
Hace un año o así tuve que coger un avión con algunos compañeros para ir a una reunión de trabajo.
Como era una reunión importante e iba con gente importante, me puse guapísima, con blusa, falda y unas botas de tacón alto.
Como hacía un frío de cojones, debajo de las botas me puse calcetines.
Y como no se veían, me puse unos azules con un dibujo de vaquitas aladas blancas.
Monísimos.
Un poco cantosos, sí, pero ¿quién iba a verlos?
Cuando mis compañeros y yo pasamos el control los de seguridad me dijeron que me tenía que quitar las botas porque podía llevar algo escondido en los tacones (sí, un probable dolor de pies).
En mi vida he pasado más vergüenza que cuando, después de pasar el control, me senté a ponerme las botas y uno de los superimportantes ejecutivos me dijo "eh, bonitos calcetines".
Fin del flashback...
Cuando me dijeron que me quitara los zapatos de tacón me acordé de todo eso, y me dió la risa floja.
Por algún motivo, eso hizo que el señor sospechara.
-Señorita, enséñeme sus zapatos.
-Mire -le dije, levantanto un poco los pies.
-No, así, no. Levántese el pantalón.
-¿Qué? Bueno, vale.
-Más. Que se vea.
-Mire, en serio, son zapatos planos, de verdad lo juro.
-Está bien, pase.
Al pasar por el arco detector pitó.
Mierda.
Me esperé, pero no vino nadie, así que al final pasé, recogí mis cosas y me reuní con los demás.
-¿Por qué habéis tardado tanto?-preguntó mi madre.
-Querían ver mis zapatos.
-Si no tienen nada de especial.-Bonitos no son, pero son cómodos.
El último en aparecer fue Hermano Pequeño.
-¡No me querían dejar pasar! ¡Decían que si soy menor de edad no puedo viajar solo!
-¿Eres menor de edad?
-No lo sé, como no me dijeron menor de qué edad...
-Bueno, vamos a intentar no montar más el número hasta que estemos en el avión, ¿vale?
-Mamá, no hay finger. Vamos a tener que coger el autobús.
-¡¡¡MIERDA!!! ¡¡¡VAMOS A MORIR CONGELADOS!!! ¡¡¡DEBE HACER 5º BAJO CERO AHÍ AFUERA!!! ¡¡¡QUIERO QUE ME PONGAN UN FINGER!!! ¡¡¡Y LO QUIERO AHORA!!!
-Aix...
Una vez en el avión las cosas empezaron a relajarse un poco.
Cada uno se sentó en su asiento; Hermano Pequeño cogió la DS, Hermano Mediano su ipod, ZaraJota™ y yo nuestros libros, y mis padres empezaron a rezongarse entre ellos, que es lo que más les gusta.
A mitad de trayecto anunciaron que íbamos a atravesar una zona de turbulencias, y de pronto el avión empezó a vibrar, tambalearse y saltar de una forma muy poco tranquilizadora.
A mitad de trayecto anunciaron que íbamos a atravesar una zona de turbulencias, y de pronto el avión empezó a vibrar, tambalearse y saltar de una forma muy poco tranquilizadora.
Entre salto y saltó me di cuenta de que hacía rato que no oía rezongar a mi madre. No está muy acostumbrada a volar, y me preocupaba cómo le podían estar afectando las turbulencias, así que me di la vuelta para mirar a su asiento.
Pobrecita, se ha dejado llevar por el pánico.