He estado de viaje, una semana en un hotel que aseguraba tener wi-fi. Lo que se les olvidó decirme es que la única zona de la habitación donde llegaba la cobertura era el plato de la ducha, poniéndome de puntillas y sujetando el ordenador con los brazos levantados.
Por supuesto tampoco podía conectarme con cable, porque no tenían roseta (¿para qué quieres una roseta cuando tienes wi-fi?).
Tengo mucho mono...
Tarde o temprano llega el fatídico día en el que tu pareja decide invitar a su sobrinito y descubres que eres vieja.
No se trata sólo que con diecisiete años te parezca un crío: lo peor es que a su madre le parezcas lo bastante adulta como para cuidar de él.
¡Soy super joven! ¡Desconfía de mí! ¡Por favor!
Aparte de ser de pronto extremadamente consiciente de que tengo casi treinta años, la visita del niño me hacía muchísima ilusión, y la preparé con tanto cuidado como si el que viniera no fuera un tío hecho y derecho sino un bebé con necesidades especiales.
Lo que más me preocupaba era la comida.
-¿Qué desayuna tu hijo? -le pregunté a mi cuñada de hecho en cuanto la pillé por banda.
-Nada especial... zumo y una pasta.
-Mujer, tanto como una... se comerá al menos tres o cuatro.
-¡Qué dices! Con una tiene de sobra.
-Pero es que vamos a andar mucho, se me va a desmayar por la calle, que ese cuerpo tan grande debe necesitar mucho combustible...
-Sí, claro, pero tanto como tres o cuatro pastas... ¡Luego no podrá ni moverse!
Algo en la cara de espanto de mi cuñada de hecho me hizo sospechar que el proceso de comunicación no estaba funcionando correctamente.
-Espera, ¿de qué tipo de pastas estamos hablando?
-Lo normal, Lorz: donuts, croasanes, hojaldres...
-Bueno eso explica muchas cosas.
-¿Sí?
-Es que en Madrid llamamos pastas a esas galletitas que se toman con el té... unas cositas redondas planas que llevan coco, o una guinda... Y claro, yo veía en los bares "oferta especial, café y una pasta", y pensaba, jo, no me extraña que los catalanes tengan fama de tacaños, vaya mierda de desayuno si sólo te dan una pastita de nada.
-Aquí las pastas son otra cosa.
-Ya veo.
Después de eso se hizo un silencio incómodo, así que decidí cambiar de tema.
-¿Y qué le gusta beber?
-El agua le va bien.
-Ya, pero ¿qué prefiere? ¿Fanta, coca-cola...? ¿Vodka?
Lo del vodka no le hizo ni pizca de gracia.
-¡De eso nada! ¡Y en casa no se fuma! Que se salga a la calle.
-Si no me importa.
-Sí que te importa. Y a Arale-Chan seguro que también.
La verdad es que lo que realmente le va a molestar a la rata no es el humo, sino que vamos a estar todo el día por ahí y no le vamos a dar la comida puntualmente a las 5:05, las 15:50 y las 22:30, pero eso me lo callé.
-Bueno, vale.
-Y le he dicho que se tiene que comportar.
-Si es un niño muy bueno.
-Últimamente dice muchas palabrotas.
-No será para tanto.
-Si dice alguna palabrota le regañas.
¿REGAÑARLE?
-No creo que pueda regañarle.
-¿Por qué?
Pues a ver, me dije a mí misma:
1.-Es medio metro más alto que yo. Si me da una colleja me desgracia.
2.-Si le regaño perderé la imagen de tía joven buenrollista que me he creado con grandes esfuerzos, y eso no puedo permitirlo. ¡Soy joven! ¡No permitiré que nadie lo niegue!
3.-Dada mi forma habitual de hablar, si le regaño será más o menos así: "c*ñ*, deja de decir tanta p*t* palabrota, que parece que tienes la j*d*d* boca llena de m**rd*".
Por algún motivo me daba la impresión de que si lo decía en voz alta no iban a dejar venir al niño, así que decidí ser hipócrita.
-Eh... Tienes razón. En cuanto diga una palabrota le parto la p*t* boca a h*st**s.
Ya está, arreglado.
Oh, estoy deseando conocer al niño. Porque me lo presentarás, ¿verdad? Podemos centar todos juntos el sábado
ResponderEliminar(Compárese este inocente comentario con cómo sonaría si el ente de 17 años fuera una sobrina. Y luego que tengo mala fama...)
¡¡¡te echaba de menos!!! y seguro que hablo en plural...
ResponderEliminarde lo que no cabe duda es de que a la madre la convenciste de que lo que se dice vieja, no eres xD
nunca, pero nunca nunca vuelvas a un hotel con wi-fi en la ducha, te echabamos de menooos!!! Que suerte la del sobrinito, pasar unos días con la tía joven buenrollista, ya tengo ganas de que nos cuentes...
ResponderEliminarUhm, vas a meter a un lobo entre corderitas... con piel de lobo, eh? Creo que los siguientes posts van a ser la mar de interesantes. No me los perderé.
ResponderEliminarAnda... Sobrino en casa...
ResponderEliminar¡Qué raro! A estas alturas yo me esperaba un montón de comentarios de crepusculocas pidiendo cita o -en su defecto- fotos del licántropo durmiendo en el sofá después que hubieras puesto la calefacción a tope. ¿O es otro sobrino?
ResponderEliminarAi, que bien me sienta tu blog cuando estoy estresada y cansada... la srisas que me he hechado con el asunto de las palabrotas. Ya conoceremos al jovencito, ya...
ResponderEliminarCada dia que pasa, el papel de tia buen rollista se pone más dificil... en mis tiempos te regalaban un estuche automatico de Cuca Dolls y lo tenian todo hecho...
ResponderEliminarTiempos haciagos nos ha tocado vivir...
Yo tambien soy tia-prima buenrrollista. Yo tambien acabo de estrenar la treintena. Por suerte no tengo sobrinos de 17 porque siempre me han gustado "jovencitos" jajaja!!
ResponderEliminarMucha suerte, baby sitter!! jejeje!!
Besos!!
P.D: Menos mal que has vuelto, con el cambio de hora y el sol pensaba que era yo la que no veia las actualizaciones, o eso o te habian secuestrado tus familiares y no te iban a dejar libre hasta que no dejaras de publicar sobre sus vidas... jijiji!! tusto mas tonto ¿oyes?
Ya se te hechaba de menos!! :D
ResponderEliminarPues yo aún iba más lejos con ese incorrecto proceso de comunicación. Pensaba que el "niño" podía muy bien desayunar zumo y espaguettis a la carbonara (pasta!) :P
ResponderEliminar