Previously in Lorz...
Eze era el penurtimo capítulo, y ara er úrtimo, shiquillooo.
Las vacaciones en El Puerto nos sentaron muy bien a todos... al menos estadísticamente hablando. Es decir, que a mí me sentaron muy bien y a los niños le sentaron muy bien y la Tita del Puerto dice que le sentaron muy bien, pero lleva en rehabilitación desde entonces. Aunque por otra parte técnicamente ella no estaba de vacaciones, así que no sé de qué se queja, jo, es que aquí tiene que opinar todo el mundo o qué.
El caso es que después de todo el trajín con los niños para arriba y para abajo llegué a Madrid con aproximadamente doscientos kilos de ropa sucia y absolutamente agotada.
Agotada yo, no la ropa. ¿La ropa se agota? Supongo que sí, ¿no? Cuando no queda más en las tiendas y tal.
-Menos mal que ahora tenemos unos días para descansar antes de que empiece el colegio de verdad -le dije a ZaraJota.
-El colegio empieza esta semana.
-¿QUE QUÉ?
-El jueves.
-Ayayayayayayay...
Es una verdad universalmente conocida que el último sábado antes de que empiece el curso es el Día Internacional de Equipar a los Niños Para el Cole.
No importa que tu hijo sea el último de dieciséis primos y que hasta los piojos los vaya a llevar de segunda mano: el último sábado de vacaciones toca preparar esos libros que en cualquier caso no van ni a tocar hasta octubre; y la ropa de invierno, abrigo incluido, aunque todavía queden dos semanas de verano y Madrid siga por encima de los 30º.
Y esto es así por una razón muy sencilla: de no hacerlo, sería el fin del universo. Y punto.
De hecho, conozco varios casos de madres que han intentado comprar un abrigo infantil en, digamos, diciembre, y han sido abucheadas en plaza del pueblo al grito de "¡Haberlo comprao en septiembre, so loca!" mientras les tiraban higos, con lo que manchan los higos y lo mal que sale la mancha después.
Aunque si dejas la mancha de higo, pasado un tiempo se transforma en mancha de breva.
Pero ZaraJota era optimista.
-Está haciendo un tiempo estupendo, seguro que nos podemos apañar una semana más.
Y acto seguido bajaron las temperaturas.
No os acordaréis porque os hablo de la primera semana de septiembre y después de eso hemos tenido otro mes de calor, pero de verdad refrescó muchísimo.
Por suerte a Nena-chan le valía la ropa del año anterior y estaba toda a mano porque, ejem, todavía no había encontrado el momento de guardarla para el verano.
Lo sé, soy lo peor.
Pero a Bebé-kun no le valía nada del año anterior porque, bueno, solo tiene un año. No hay mucho más anterior. Saqué la ropita de Nena-chan, pero... eh... digamos que Nena-chan era... ¿cómo decirlo? Ligeramente más robusta.
Tres papadas. Cuando Nena-chan era Bebé-chan tenía tres papadas, una sobre la otra. Y el resto del cuerpo estaba en proporción.
Por el contrario Bebé-kun es más del estilo... ¿cómo lo definiría yo...?, con menos carne que el tobillo de un canario. Es tan delgado que esta navidad no necesito la botella de anís del mono: puedo acompañar los villancicos rascándole las costillas.
Pero, al mismo tiempo, es cinco centímetros más alto que su hermana a la misma edad, así que los pantalones que le estaban bien de ancho le quedaban cortos, y los que le quedaban bien de largo había que atárselos a la cintura con una cuerda.
O con un cinturón. Lo que pasa es que con un cinturón da menos pena y no puede vender cerillas.
En cualquier caso daba igual, porque toda la ropa olía a guardado y había que lavarla antes de ponérsela, y la lavadora ya estaba a pleno rendimiento con todo lo que habíamos traído de la playa, y además mi tendedero es muy pequeños y, y, y...
El apocalipsis. El fruto apocalipsis.
El primer día de cole le puse a Bebé-kun los últimos pantalones decentes limpios y acto seguido se los manchó. Entonces tuve que recurrir a una medida desesperada:
le puse un pijama.
Ya está, ya lo he dicho.
Pero, esperad, que hay más:
Llevé al nano a la guardería y cuando le estaba quitando la chaqueta vi que tenía un ENORME agujero ENORME en mitad de la camiseta del pijama.
ENORME.
AGUJERO.
ENORME.
Me dio tanta vergüenza que solté al niño y salí corriendo y agitando los bracitos y entonces oí que me llamaban y vi que me había vuelto a equivocar y había dejado al niño en la panadería y lo recogí y esta vez sí lo llevé a la guarde y lo lancé por la ventana y salí corriendo otra vez y todo sin parar de agitar los bracitos así que me imagino que llevaba al niño agarrado con los dientes, tipo gatito.
En cuanto llegué al trabajo llamé a ZaraJota.
-¿Puedes recoger tú hoy a Bebé-kun?
-¿Qué has hecho esta vez?
-Nada, nada, es que tengo mucho trabajo y voy a salir tarde.
-A mí no me engañas. Quiero un justificante del trabajo. Uno de verdad, no como el último.
-¡Era de verdad!
-¡Estaba escrito con ketchup en una servilleta del vips!
-¿Y...?
Al final ZaraJota accedió a recoger al niño. Para ser más exactos, me escondí dentro de un contenedor de vidrio hasta que llegó la hora de recoger al niño y a ZaraJota no le quedó más remedio que ir.
Cuando llegué a casa, me encontré una bolsa de ropa perfectamente limpia, doblada y de la talla de Bebé-kun.
-¿Y esto? -le pregunté a ZaraJota.
-Nos la ha dado la seño de la guardería.
-Anda, ¿y eso?
-No sé, Lorz, a lo mejor es porque has llevado al niño a la guarde con un pijama roto.
Pues mira, sí, es una posibilidad.
Fin
Pd1: Bebé-kun ya tiene ropa... y un par de tirantes.
Pd2: Por favor decidme que no soy la única a la que le pasan estas cosas. POR FAVOR.
Este septiembre he escolarizado a mi hija y me he hecho esa misma pregunta. La vuelta al cole tiene q significar comprar ropa para todo el curso? Maldito marketing! Yo con ropa rota no, pero disfrazada si la he llevado
ResponderEliminarNo creo que seas a la única que le pasan esas cosas, pero es la primera vez que yo leo algo así...jajaja
ResponderEliminarAl final la cosa salió bien para el vestuario de tu bebé...jajaja
Besos y salud
Seguro que no eres la única. Pero tal vez no todo el mundo tenga lo que hay que tener para admitirlo. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarJajajaja eres la mejor! Tranquila, que a mi me ha passdo algo parecido (y sí, recuerdo esos días de bajada de temperaturas). El mayor empezaba por primera vez el cole de mayores y yo le llevé en pantalones pesqueros y no tenía abrigo... El pequeño al ser niño también y de medidas parecidas, pudo heredar cosas del hermano. Pero tampoco fue para tirar cohetes jajaha
ResponderEliminarNo eres la única, los lunes en la guarde había que llevar la bolsa con la muda de cambio y los pañales de la semana que por supuesto alguna vez me deje colgando en casa olvidada despertando la colera de los dioses de la guardería en forma de escrito en MAYÚSCULAS en la agenda: Madrastrona! Olvidaste la bolsa de tu hija! te Condeno a leer 3 veces el Ser Padres hoy y a memorizarlo después!
ResponderEliminarAhora niña chica lleva al aire una parte de su bonita espinilla cuando lleva los leggins del verano aún. Con botas no se nota!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSe me olvidaba...tengo una amiga del alma que desgraciadamente no tiene hijos. Una vez hablando con ella agobiada que yo estaba limpiando y preparando ropa, me dijo tan pancha y tal cual que que payasa era, si lo que tenía que hacer era aprovechar la tarde de sol paseando y jugando con mi marido y mi hija y no esas mamonadas.
ResponderEliminarComo es una chica muy lista, muy inteligente y con mucho criterio la hice caso y si hemos de estirar los pantalones 10 minutos antes de salir de casa, lo hacemos. Pero el paseo del día anterior o de nuestro único domingo juntos al mes no nos lo quita nadie.
Jajajaja eres la mejor! Tranquila, que a mi me ha passdo algo parecido (y sí, recuerdo esos días de bajada de temperaturas). El mayor empezaba por primera vez el cole de mayores y yo le llevé en pantalones pesqueros y no tenía abrigo... El pequeño al ser niño también y de medidas parecidas, pudo heredar cosas del hermano. Pero tampoco fue para tirar cohetes jajaha
ResponderEliminarEres la peor... nadie en el mundo... Obvio, no. Y lo peor es que no se me ha quitado ni con la "experiencia", mi hija menor (y tengo tres) ya tiene 12 y la enfermera del colegio está convencida de que soy la peor madre del mundo porque la niña aprovecha ahí para quejarse y la maestra de violín (que ha empezado este año) también... ¡el libro de violín! Corro alzando los bracitos a comprarlo YA.
ResponderEliminarYo lleve a mi hija con botitas nuevas a la guarderia y esa misma tarde las educadoras me advirtieron que le dolían los pies porque le venian pequeñas! Y yo voy y digo: si son recien compradas! quedé como una madre malísima pq parecía q me importaban más las botas q la niña (al precio q estaban pues...)
ResponderEliminarYo de pequeño fui a la guardería en pijamas más de una vez... No sé si era porque no había ropa limpia o hacía mucho frío y era lo más abrigador que teníamos (sí, bueno, en mi infancia no teníamos demasiadas cosas, la verdad)...
ResponderEliminarLorz,tranquila, a mi hijo pequeño sigo mandándolo con la ropa bordada con el nombre de su hermano, total el niño no sabe leer.... Por si te sirve de consuelo a mi también me regalaron ropita de la guarde porque no lo mandaba con el uniforme de la guarde. Así que a todo hay quien gane. Besos
ResponderEliminarNo eres la única. Yo he ido en pijama. Pero por despiste... levantarme sobado, desayunar, volver a mi cuarto a cambiarme... e ir tan sobado que me puse el abrigo por encima del pijama y las zapatillas.
ResponderEliminarNo la llevé nunca a la guardería pero antes muerta...que sencilla.A mi no me pasan esas cosas...pero me pasan otras.
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