01 julio 2024

La secretaría virtual



 Un día estás embarazada y al siguiente estás matriculando a tu hija en el instituto, eso es así.

Ay, me acuerdo de cuándo yo misma me matriculé en el instituto, allí de cuerpo presente, con mi triple formulario y el libro de familia y la fotocopia del libro de familia y el carnet de identidad y la fotocopia del carnet de identidad y el graduado escolar y la fotocopia del graduado escolar y mi padre y la fotocopia de mi pad... no, espera, eso no. 

Que a lo mejor estáis pensando "ay, los jóvenes de hoy en día [del siglo pasado] que van a matricularse con sus padres". Bueno, probad a vivir a 15 kilómetros de carretera comarcal de nivel tres del instituto y luego me lo contáis.

Que como sería la carretera que un par de año más tarde llovió (ese año tocaba) y se la llevó enterita por delante, nos pusieron una nueva, pero cuatro años más tarde volvió a llover y se la volvió a llevar. 

Entonces fue cuando se plantearon la solución más lógica: poner el instituto en el mismo pueblo.

Y yo sé que no os lo vais a creer, pero cuatro años más tarde volvió a llover y el agua se llevó por delante el instituto.

Pero volviendo a lo que iba, había que matricular a la niña en el instituto. Que ha sido difícil de elegir porque entre lo que está haciendo el ayusismo ilustrado con los recortes y lo que está haciendo el ayusismo ilustrado con la ideología está el patio regular tirando a mal, y encima hay pocas plazas.

Yo recordaba vagamente que la matrícula del colegio la tuvimos que hacer presencial un martes de 11:15 a 12:30 o algo así, lo que en la consejería de educación consideran conciliación familiar. 

(No me digáis que "es que las personas que trabajan en secretaría también tienen derecho a conciliar", que eso ya lo sé yo, por eso me alegra tanto que trabajen de 8 a 15. Un horario en el que podrían atenderte alegremente a primera hora, por ejemplo, sin necesidad de que te ausentes del trabajo a mitad de jornada o te tengas que pedir el día completo, no sé).

Pero pensaba que era una cosa de los colegios, no sé, una tradición ancestral como la de mandar una circular un domingo a las nueve de la noche pidiendo que al día siguiente vayan todos con una camiseta verde de topos fucsia "como las que todos tenemos en casa". Sobre todo que quede claro que no están pidiendo nada que se salga de lo común.

Pensaba que los institutos serían más como la universidad que, a ver, hace muchos años que no piso ninguna, pero recuerdo LA REVOLUCIÓN cuando en el año 2000 hicimos la matrícula por primera vez directamente por ordenador. En un ordenador de la sala de informática de la propia facultad, no nos flipemos con el tema, pero ya por ordenador. Puede que tardáramos horas en hacer cada matrícula. Puede que tardáramos aún más en recibir la confirmación por correo electrónico. Puede que luego imprimiéramos el comprobante en papel continuo. No fue bonito. Hubo víctimas en ambos bandos. Pero lo hicimos.

Como han pasado más de veinte años de eso, llegué a la conclusión, quizá precipitada, de que las cosas habrían mejorado bastante. Por ejemplo, ahora no hay que conectarse a internet con un cable, marcar y esperar mientras el módem hace ÑIIIIIIIIIIIIIIIIIIUÑIÑIÑIIIIIIIIIIIIIIUUUUUUÑIIIIIII y deja sin teléfono a tus padres. 

Reforzó mi idea el hecho de que el propio instituto recomendara realizar la matrícula online para evitar aglomeraciones. Y que en su propia web tuviera un enlace a la secretaría virtual para hacer la matrícula online.

Pero empecé a sospechar cuando me descargué el formulario de matrícula y me encontré con estas instrucciones: 



¿Fotocopias? ¿Reverso? ¿UNA FOTOGRAFÍA A TAMANO CARNET?

Bueno, vamos a mantener la calma. Seguramente está ahí para las pocas, poquísimas personas que todavía entreguen la matrícula en papel. Vaya, habría que ser tonto para ir en persona, pudiendo hacerlo online.

Seguro que más adelante me pide que suba esos documentos en pdf o algo así.

Y, efectivamente, había un pdf. Pero los campos no eran rellenables.


Que yo cogí y de todas maneras lo rellené con el botoncito de la cajita, pero vaya, sin saber yo nada de eso, luego esas respuestas no se pueden descargar, ¿no? O sea que yo relleno el pdf, y luego en el instituto se tienen que poner a copiar campo por campo en el programa que ellos tengan. Porque tendrán algún programa, ¿verdad? ¿VERDAD?

Bueno, en cualquier caso, eso no era problema mío, yo con subirlo a la secretaría virtual ya está...

Estupendo.
La otra alternativa que daba el centro era enviar la documentación por correo electrónico. 
Me parecía que mandar documentación y toda la información relativa a un menor por correo electrónico y sin encriptar era, como mínimo, peligroso, pero desde luego cualquier cosa mejor que ir a hacer la matrícula presencialmente, o sea, habiendo posibilidad de hacerla online, tendría que ser tonta perdida.
Así que lo mandé por correo. Pero luego me puse a pensar: ¿y si no sirve?
La web dice que se puede hacer por correo electrónico así que con eso tendría que valer. Pero es que la misma web que dice que se puede gestionar por la secretaría virtual, no sé, a lo mejor no es la fuente más fiable del mundo. 
Todavía me quedaba una tercera vía: el teléfono. También estaba en la web del instituto, como la sugerencia de usar la secretaría virtual o la de mandar la documentación por correo, pero al menos la respuesta sería inmediata.
-Hola, estamos intentando hacer la matrícula online y...
-A mí que me cuenta, yo soy el conserje.
Y así fue como acabé acudiendo presencialmente a secretaría.


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¿Sabéis quién tiene también problemas no resueltos con la informática? Baddo.








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