Empiezo a tener dificultades para explicar a qué me dedico.
Por desgracia para mí, Nena-chan no tiene dificultades en absoluto.
Hace un par de semanas, salimos del colegio y empezamos a subir la cuesta con unos amiguitos de Nena-chan y su papá, con el que yo no había coincidido nunca y dicho sea de paso, todavía tenía posibilidades de perecerle normal.
-¿Esta es tu mamá? -le preguntó el señor a Nena-chan.
-Sí. Escribe libros de zombis.
Por suerte (o no) entre la mascarilla, el griterío de los niños, el ruido del tráfico y que el señor es extranjero no lo acabó de entender bien del todo.
-¿Libros de samba?
Pensé que ese sería un magnífico momento para callarme y asentir.
Por desgracia, Nena-chan no pensó lo mismo.
-NOOOO... de zombis, ZOM-BIS, de los que matan gente y comen CEREBROS.
-¡NENA-CHAN!
-¿Qué? Si es verdad.
-¡También escribo más cosas!
Intenté explicarle al buen hombre que no sólo escribo libros de samba zombis, pero cuanto más explicaba más lo empeoraba, sobre todo porque luego me enteré de que el buen hombre es escritor pero de verdad, no como yo.
Cuando llegué a casa tuve una conversación muy seria con Nena-chan.
-¡No puedes decirle a la gente que escribo libros de zombis!
-Pero es que es verdad.
-Ya sé que es verdad, pero si lo sueltas así a la primera de cambio y sin venir a cuento suena... como si estuviera loca de atar raro. Además, he escrito más cosas.
-¿Como el libro del #lorzfunding?
-...quizá sea mejor que dejemos eso fuera de las conversaciones casuales con desconocidos también.
-Entonces, ¿no puedo contar nada?
-Claro que sí, hago muchísimas cosas que puedes contar.
-¿En serio? ¿Cómo qué?
De pronto, toda mi vida pasó ante mis ojos. Bueno, no toda. Lo que pasó ante mis ojos fue Nena-chan explicando en clase su versión de algunas de las cosas a las que me dedico, segura de una reunión incómoda con los servicios sociales.
-Bueno, pues más cosas... o sea, ¿qué crees que hago todo el día tecleando en el ordenador?
-No sé, ¿mirar twitter?
Me tiene calada.
Editado a las 15:00 del mismo día.
A Dios pongo por testigo de que hoy, nada más salir del cole, Nena-le ha dicho a un amiguito que escribo libros.
-¿Ah, sí? ¿De qué?
-De zo... -me mira, la miro-. De estupideces.
Parece que vamos mejorando.
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No lo puedo evitar: me gusta más un crowdfunding que a un tonto un lápiz.