Mis padres tienen dos gatos.
Bueno, tenían.
Uno de ellos se ha ido a Ratónpolis hace unos días, a la tierna edad de 18 años.
Y claro, algo había que decirle a Nena-chan.
-Pues hacemos como si nada y ya está -sugirió ZaraJota.
-Claro. "¿Gato? Aquí nunca ha habido ningún gato". Seguro que no sospecha nada.
-Bueno, pues le decimos que se ha escondido.
-Claro. Se ha escondido tan bien que de aquí a veinte años no habremos sido capaces de encontrarlo.
-Bueno, pues tú verás. A mí ni siquiera me gustan los gatos.
Entonces empecé a pensar: voy a decirle que se ha ido. Eso. A Ratónpolis.
-Si le dices una mentira te lo echará en cara cuando sea mayor -me advirtió mi madre.
Bueno, pensé, eso no es del todo cierto. Mi primo el guapo todavía cree que su perrito se fue para casarse con una perrita de la que se había enamorado, cuando todos sabemos que... eh... sí, bueno, eso. Lo de la perrita.
Además, una mentirijilla piadosa siempre será mejor que cuando mi padre nos soltó, con 13, 10 y 7 años, "bueno, el abuelo se ha muerto, no me montéis un drama ahora que no es para tanto". Y tenía razón: no era para tanto. Con lo bruto que era ¡habría sido mucho peor que se fuera a Ratónpolis! ¡Pobres ratoncitos!
Total, que ya que estaba pensando en la sofisticada gestión del duelo de mi familia, me acordé de que mi abuelo no había sido "mi primer muerto" porque cuando yo tenía 3 años o así ya se había muerto mi bisabuelastra, a saber, la madre de la madrastra de mi madre.
En aquella ocasión me dijeron que se había dormido (cierto), no se iba a despertar más (cierto) y se la habían llevado al cielo (pendiente de demostración empírica). Aquello me preocupó muchísimo porque para entonces ya me había dado cuenta de que el cielo estaba MUY alto. Sabía que había cosas como aviones que VOLABAN, pero en mi pueblo no había ninguno. Tampoco había ascensores. Mi abuelo (el que luego NO fue a Ratónpolis) tenía una escalera muy alta que usaba para subirse a la higuera (yo qué sé, todos tenemos nuestras aficiones) pero me habían dicho que solo se podía subir él. Para lo pequeña que era, le di bastantes vueltas al tema. Por supuesto, con el tiempo me di cuenta de lo que había pasado en realidad: obviamente habían usado una catapulta.
Volviendo al gato y a Nena-chan, llegué a la conclusión de que lo mejor era contar la verdad. Aunque costara.
-Nena-chan -le dije-, ¿te acuerdas de Mini?
-Sí.
-Pues verás, se ha puesto muy malita, muy malita, muy malita.
-Pero no pasa nada porque la cura vitilinario.
-Era muy viejita. El veterinario no la ha podido curar y se ha muerto.
-...
-Eso significa que cuando vayas a casa del abuelo y la abuela ya no estará.
-¿Y Niobe se ha muerto?
-No, el otro gato está bien.
-Pero... -carita triste, lágrimitas asomando-. ¡Niobe quiere estar con Mini!
-Mira que lo dudo, ¿eh?
-¡Sí quiere! ¡No quiere estar solita! ¡Quiere estar con Mini!
Bueno, esto se arregla fácil: cojo una piedra, voy a casa de mi madre y en cuanto se descuide mando al gato a Ratónpolis de una pedrada en la cabeza.
-Es que no puede ser, Mini se ha muerto, ya no está.
-¿Y dónde está?
¡En Ratónpolis!
-Eh... Bueno... pues... ahora la abuela llamará al veterinario para que se la lleve.
-¿A dónde?
¡A Ratónpolis!
-Pues... bueno, el veterinario recoge a todos los animalitos que se mueren y -¿los lleva a una fosa común? ¿los incinera? ¿los vende a una fábrica de violines?- los lleva a un sitio donde... eh... pueden estar todos juntos.
Qué casualidad: ¡como en Ratónpolis!
Pd: chistaco.
Esto era un señor que se fue de viaje, y de pronto recibió un telegrama de su mejor amigo: "Tu gato ha muerto".
El señor se enfadó mucho con su amigo.
-Hombre -le dijo cuando volvió-, eso no se puede decir así de pronto, so bruto. Tenías que haberme preparado un poco: primero "el gato se ha subido a un árbol", luego "se ha caído", "está muy grave"... ¿Entiendes?
-Claro, claro.
Al poco tiempo el señor volvió a irse de viaje, y volvió a recibir un telegrama de su amigo: "tu abuela se ha subido a un árbol".
jajajaja Espero no subir a un árbol, aunque tenga una fruta deliciosa...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Mi hija me preguntó un día dónde estaba mi papá y porqué no le conocía aún (murió cuando yo tenía 8 años), por no enredarme mucho ya que estábamos en un lugar público y me estaba atendiendo una funcionaria, le dije que estaba en el cielo. Se asomó a la puerta de cristal, miró para arriba y me dice:Anda mamá, si en el cielo no hay nadie!
ResponderEliminarNo le iba a decir que está enterrado en un cementerio a 1000 kms de dónde vivimos. No recuerdo lo que le acabé diciendo, pero vaya momento escogió la jodida para preguntar por primera vez por el abuelo al que no conoce.
Lo de la catapulta nunca se me hubiera ocurrido...
ResponderEliminarMi cuñada (que es un poco metomentodo) se encargó de explicarle el asunto a mi hijo de 4 años un día que se cruzaron con un entierro. No se qué le contó pero ahora cada vez que se comenta el asunto el fiambre se "ha ido al aire" .... miedo me da preguntar qué entendió la pobre criatura. Mi suegra intentó lo del cielo, pero asertivamente le expliqué que soy atea, del todo. prefiero lo del aire, aunque sea un peo.
ResponderEliminarTiene que ser un poco chungo eso de explicar la muerte. Yo ni recuerdo cómo me la explicaron a mí, aunque como mi madre es bióloga me apuesto lo que sea a que no se anduvo con mucho rodeo... Besotes!!!
ResponderEliminarCreo que probablemente hicisteis bien en decirle la verdad... y el chistaco es genial xD
ResponderEliminarQuizás sería más sano hacer que los niños pudieran entrar en los tanatorios o en los hospitales para ver a sus seres queridos por última vez, explicándoselo de forma que lo entiendan. No creo que sean tan insensibles de tener ganas de jugar o de hacer travesuras en esos ambientes. Percibirán las caras de dolor, las lágrimas, la seriedad, la ausencia de alegría, las señales de condolencia, y actuarán en consecuencia, mostrando el debido respeto (espero), aunque sólo sea por unos momentos.
ResponderEliminarSi no se sabe qué decir, se podría probar con un "Venga, niños, decid adiós al (pariente), que se tiene que ir -se ha ido ya".
Tanto aislarnos de la muerte, ha hecho que sea tabú, y no debería ser así.
Ese chiste es muy recurrido en mi bruta familia aragonesa.
ResponderEliminarEn mi casa también lo usamos mucho para a adelantar mediomalasnoticias
EliminarPues yo no sé qué diremos cuando pregunte por su abuelo. Tendremos que coordinarnos la familia para decir lo mismo.
ResponderEliminar¿Ratónpolis sale en alguna película de dibujos o es Lorzagirl trademark?
Ratónpolis es de la milla verde,creo.A lo mejor se lo plagiaron a lorz.
ResponderEliminarA mi de peque me explicaron que se iban al cielo,y claro lo entendí literalmente. pensaba que los subian en un helicóptero tipo tulipán y cuando topaba con el cielo abrían la puerta y los lanzaban en plan; ahí va eso
No puedo evitarlo, el chiste del gato que se sube al tejado me recuerda cierto capítulo de "Doctor en Alaska". Maldición, qué vieja soy XDD.
ResponderEliminarNo sé si con los gatos harán lo mismo, pero el veterinario que atendió a mi Roji me dijo lo que hacían con los perros muertos, y mejor no os lo digo que igual a algunos os gusta el pollo (huy, se me escapó).
¿Os podéis creer que no tengo ni idea de cómo me explicaron lo de la muerte? Lo del sexo sí lo recuerdo, me dieron "¿De dónde venimos?" y me dijeron: "lee esto". Pero os puedo contar que mi segunda sobrina, con cuatro años, me soltó un día una de las grandes verdades de la vida: "Tía, ¿sabías que cuando la gente se muere la entierran?"
Nunca subestiméis lo que pueden llegar a "captar" a esas edades.