Esta semana comenzó con el anuncio de que Sheena, Tama, se moría.
La noticia, por desgracia, no nos pillaba por sorpresa. Lo que sí era nuevo era la inmediatez del hecho.
Tama se moría YA. Esa misma tarde, quizá. Esa misma noche, probablemente.
Pertenezco a una generación que tiene la fortuna de no estar familiarizada con la muerte. Por eso, dicen, nos resulta tan fácil despreciar las vacunas, las medicinas y la alimentación que tantos siglos de esfuerzo nos ha contado conseguir.
Por eso, también, todo el que muere nos parece joven para hacerlo.
En este caso no se trata de que lo pareciera, es que lo era. Tama era muy joven, y deja atrás un viudo muy joven y dos niñas muy, pero que muy jóvenes, una de ellas demasiado, incluso, para recordar a su mamá cuando crezca.
Y eso es una mierda.
Yo conocía a Tama desde hace diez años, pero no la conocía suficiente, como suele suceder con las personas con las que siempre quedas en grupo. Por eso no voy a decir cosas bonitas sobre ella: muchas, y con más sentido, han dicho ya quienes la conocían mejor que yo.
Lo que os voy a decir hoy, prometiendo que volveré a mis chorradas habituales en breve, es:
acordaos de reír y comer y besar y pasear y nadar y amar y abrazar y disfrutar y aprender y nadar y leer y cocinar y viajar y saltar y reír y reír y reír y reír siempre que tengáis la oportunidad, porque a veces la vida parece que tenga un guionista, y que sea un grandísimo hijo de puta.
29 noviembre 2015
23 noviembre 2015
Hoy no puedo escribir nada...
Es que me distraigo con cualquier tontería.
Editado 25/11/2015
A pesar de las apariencias, Nena-chan tenía un poco de fiebre.
Si yo hubiera tenido que ir a trabajar, le habría zumbado apiretal, calculando cuidadosamente el momento para que el máximo efecto tuviera lugar a la hora de entrar al cole, y luego habría cruzado los dedos para que aguantara al menos hasta la hora de comer.
A eso las madres lo llamamos "conciliación".
Como no tenía que ir a trabajar, le dije que se podía quedar en casa y menos mal, porque al rato de grabar el vídeo Nena-chan tenía más fiebre, por la tarde, mucha fiebre, por la noche, la topota madre que parió a la fiebre, y a la mañana siguiente se levantó con la cara tan hinchada que no podía cerrar la boca.
Uy, qué mal rollo...
Me colgué a Bebé-kun en la mochila, subí a Nena-chan al carrito, y me fui a urgencias con los dos.
-¿Prefiere que la atiendan ahora o esperar a que venga su médico esta tarde? -me preguntaron en el mostrador.
Ni siquiera contesté, pero debí poner tal cara que me atendieron en diez minutos.
-Estreptococo -dijo el pediatra.
-Ah, pensé que serían anginas.
-Es lo mismo.
Mierda de superhéroes, cuánto daño han hecho con la tontería de la identidad secreta.
El pediatra dijo que era MUY contagioso, aunque Bebé-kun no estaba en peligro porque los bebés a esa edad no pueden contagiarse.
"Por fin un reto", debió pensar Bebé-kun: por la tarde tenía fiebre también, en este caso, por dientes.
Ay.
Ahora los dos están semipochos y mimosoides y solo quieren estar en brazos. Y yo no iba a escribir, pero he pensado que debía aclarar que sí, la enana estaba malita de verdad. Lo que pasa es que al apiretal le echan drogas.
14 noviembre 2015
Haikus
Hoy, o ayer, no sé, los días empiezan a ser una sucesión confusa para mí, me han echado en cara que ya no escribo haikus.
Jo.
Que no perdonáis ni una.
Y es verdad que no los escribo, pero los pienso, continuamente: tengo esa manía y la de hacer operaciones matemáticas con los números de las matrículas hasta que el resultado final sea el número 20.
Ya, estoy muy loca.
Pensándolo bien, tengo muchas manías más:
No soporto las bolsas de plástico usadas, por ejemplo.
Me pone muy nerviosa que haya alguien de pie detrás mía, sobre todo si me está mirando.
No puedo dormir si los zapatos no están bien colocados, uno junto al otro. En realidad, últimamente no duermo de ninguna de las maneras, así que lo mismo los zapatos no tienen la culpa.
No me gusta comer cosas hechas con diferentes tipos de carne como salchichas (las frankfurt no cuentan porque no me creo que lleven carne de verdad), croquetas, hamburguesas o incluso sopa, porque... a ver cómo lo explico... me da pena obligar a mezclarse a animales que no se han conocido en vida. Me parece algo así como obsceno. Una fosa común alimenticia, digamos.
Lo llevo mejor si soy yo la que hace la comida, porque mientras la preparo dedico un momento a pensar en cómo serían la vaca, el cerdo o la gallina, y a imaginármelos en el mismo establo.
Ya os he dicho que estoy muy loca.
Volviendo a los haikus, los pienso, pero no los escribo, porque
Me paso el día
Cuidando de dos niños
Hiperactivos
Bueno, en realidad no está demostrado que sean hiperactivos, pero tampoco que no lo sean. Digamos que la cosa está al 50%.
El día empieza
despertando a la niña
que feliz duerme
Porque alguien tiene que dormir en esta casa.
Vamos al cole
la niña cree que yo
la espero fuera
Uno de los motivos por los que Nena-chan va tan feliz al colegio es porque cree que Bebé-kun y yo nos quedamos esperándola en la puerta todo el rato. Piensa que somos unos pringados y que es una afortunada por poder entrar.
De nuevo en casa
la vecina está echando
su piso abajo
"Reforma integral", lo llama ella. "Su fruta madre", lo llamo yo.
Bebé-kun llora
los ruidos que no cesan
niño no duerme
La mejor parte de la obra de la vecina es que cuando acaben en su casa tienen que venir a la mía a arreglar el baño.
Corro al colegio
es la hora de buscar
a la princhesa
Me coloco en la puerta del colegio como si no me hubiera movido de ahí desde las nueve de la mañana.
Luego en el bus
la niña siempre dice
que se micciona
Inevitablemente, en cuanto estamos subidas en el autobús Nena-chan dice que se hace pipí.
Hazlo en el cole
a la hora del recreo
por tos tus muertos
Una vez llegó a hacérselo encima. Otra vez me bajé del bus y volví al cole a que hiciera pipí. Otra vez bajé a mitad de camino para que lo hiciera en un arbusto (se negó). Ahora ya paso mucho: si llega a casa, bien, y si no, lavadora y punto.
De nuevo en casa
ZaraJota me llama
mientras comemos
Es una gilipollez, pero si me llama en su hora de la comida y estoy comiendo es como si comiéramos juntos. O algo.
Pasamos las horas
intentando hacer algo
con nuestras vidas
Este me ha quedado así como profundo.
La actividad por la tarde se resume en coger en brazos a los niños por turnos. Básicamente.
Llegan las siete
ZaraJota está en casa
descanso brazos
Más o menos: ahora cojo al mismo niño todo el rato, mientras ZaraJota se ocupa del otro.
Hora del baño
agua formando olas
hasta el pasillo
A Nena-chan le gusta chapotear. Mucho.
Luego la cena
un ratito de Peppa
niña inconsciente
¡Una menos! A por el otro.
La última toma
una tripita llena
niño inconsciente
Son las nueve de la noche y tengo a los dos niños dormidos. Me froto las manos: esta noche nos ponemos con el tema parchís, que lo tenemos muy desatendido. Me vuelvo a ZaraJota y
Está roncando
nuestra vida sexual es
muy complicada
Bien, supongo que al menos eso me deja un poco de tiempo para mí. Enciendo el ordenador e intento escribir algo pero
No se me ocurre
porque no he hecho nada
en todo el día
O algo así.
Pd: Espero que con esto tengáis haikus para una temporada.
Jo.
Que no perdonáis ni una.
Y es verdad que no los escribo, pero los pienso, continuamente: tengo esa manía y la de hacer operaciones matemáticas con los números de las matrículas hasta que el resultado final sea el número 20.
Ya, estoy muy loca.
Pensándolo bien, tengo muchas manías más:
No soporto las bolsas de plástico usadas, por ejemplo.
Me pone muy nerviosa que haya alguien de pie detrás mía, sobre todo si me está mirando.
No puedo dormir si los zapatos no están bien colocados, uno junto al otro. En realidad, últimamente no duermo de ninguna de las maneras, así que lo mismo los zapatos no tienen la culpa.
No me gusta comer cosas hechas con diferentes tipos de carne como salchichas (las frankfurt no cuentan porque no me creo que lleven carne de verdad), croquetas, hamburguesas o incluso sopa, porque... a ver cómo lo explico... me da pena obligar a mezclarse a animales que no se han conocido en vida. Me parece algo así como obsceno. Una fosa común alimenticia, digamos.
Lo llevo mejor si soy yo la que hace la comida, porque mientras la preparo dedico un momento a pensar en cómo serían la vaca, el cerdo o la gallina, y a imaginármelos en el mismo establo.
Ya os he dicho que estoy muy loca.
Volviendo a los haikus, los pienso, pero no los escribo, porque
Me paso el día
Cuidando de dos niños
Hiperactivos
Bueno, en realidad no está demostrado que sean hiperactivos, pero tampoco que no lo sean. Digamos que la cosa está al 50%.
El día empieza
despertando a la niña
que feliz duerme
Porque alguien tiene que dormir en esta casa.
Vamos al cole
la niña cree que yo
la espero fuera
Uno de los motivos por los que Nena-chan va tan feliz al colegio es porque cree que Bebé-kun y yo nos quedamos esperándola en la puerta todo el rato. Piensa que somos unos pringados y que es una afortunada por poder entrar.
De nuevo en casa
la vecina está echando
su piso abajo
"Reforma integral", lo llama ella. "Su fruta madre", lo llamo yo.
Bebé-kun llora
los ruidos que no cesan
niño no duerme
La mejor parte de la obra de la vecina es que cuando acaben en su casa tienen que venir a la mía a arreglar el baño.
Corro al colegio
es la hora de buscar
a la princhesa
Me coloco en la puerta del colegio como si no me hubiera movido de ahí desde las nueve de la mañana.
Luego en el bus
la niña siempre dice
que se micciona
Inevitablemente, en cuanto estamos subidas en el autobús Nena-chan dice que se hace pipí.
Hazlo en el cole
a la hora del recreo
por tos tus muertos
Una vez llegó a hacérselo encima. Otra vez me bajé del bus y volví al cole a que hiciera pipí. Otra vez bajé a mitad de camino para que lo hiciera en un arbusto (se negó). Ahora ya paso mucho: si llega a casa, bien, y si no, lavadora y punto.
De nuevo en casa
ZaraJota me llama
mientras comemos
Es una gilipollez, pero si me llama en su hora de la comida y estoy comiendo es como si comiéramos juntos. O algo.
Pasamos las horas
intentando hacer algo
con nuestras vidas
Este me ha quedado así como profundo.
La actividad por la tarde se resume en coger en brazos a los niños por turnos. Básicamente.
Llegan las siete
ZaraJota está en casa
descanso brazos
Más o menos: ahora cojo al mismo niño todo el rato, mientras ZaraJota se ocupa del otro.
Hora del baño
agua formando olas
hasta el pasillo
A Nena-chan le gusta chapotear. Mucho.
Luego la cena
un ratito de Peppa
niña inconsciente
¡Una menos! A por el otro.
La última toma
una tripita llena
niño inconsciente
Son las nueve de la noche y tengo a los dos niños dormidos. Me froto las manos: esta noche nos ponemos con el tema parchís, que lo tenemos muy desatendido. Me vuelvo a ZaraJota y
Está roncando
nuestra vida sexual es
muy complicada
Bien, supongo que al menos eso me deja un poco de tiempo para mí. Enciendo el ordenador e intento escribir algo pero
No se me ocurre
porque no he hecho nada
en todo el día
O algo así.
Pd: Espero que con esto tengáis haikus para una temporada.
09 noviembre 2015
El colecho fijo discontinuo itinerante en diferido
Mucha gente me pregunta si Bebé-kun es bueno y nos deja dormir por las noches.
Voy a intentar responder lo más sencillamente que pueda a esa pregunta.
La noche empieza con todos en sus posiciones de salida:
ZaraJota y yo dormimos juntos en una cama de matrimonio, a nuestro lado duerme Bebé-kun en un moisés, y Nena-chan duerme en su dormitorio, en una cama gigante.
0:00
Bebé-kun es pequeño y todavía come cada tres horas, aunque por la noche aguanta más: normalmente pide teta sobre las doce de la noche, y luego aguanta hasta las cinco.
Creo.
Y digo creo porque cuando llega la toma de las doce me levanto, cojo en brazos al niño, me meto en la cama, me saco una teta y le digo:
-Tú ve comiendo, que mamá va a cerrar los ojos un segundito -y ya no los vuelvo a abrir.
2:00
Más o menos.
Porque resulta que Nena-chan es sonámbula: prácticamente desde que nació, canturreaba dormida, y a medida que ha ido adquiriendo destrezas ha ido aumentando sus habilidades nocturnas. Ha hecho de todo, desde hablar hasta pasearse por la casa, intentar saltar por encima de los barrotes de la cuna, golpearse la cabeza contra el cabecero pensando que se sale por ahí...
El pediatra nos dijo que era habitual en los niños alrededor de un año, y que luego se le pasaría. Menos mal que el buen hombre se hizo pediatra, porque como adivino habría sido una mierda. Hasta que Nena-chan cumplió dos años, la única forma de garantizar su seguridad por las noches era que durmiera en nuestra cama, con ZaraJota a un lado cogiéndole del brazo toda la noche, y yo al otro con mi mano en su tripa para despertarme si se movía. Aún así, se nos cayó de la cama dos veces.
Con el tiempo, los episodios noctámbulos se han reducido (que no desaparecido) y ha empezado con los terrores nocturnos, que son como pesadillas a lo bestia. El espectáculo suele empezar cada noche sobre las dos de la mañana.
ZaraJota se levanta con un ojo pegao y se va a la cama de Nena-chan a abrazarla hasta que se calma.
3:00
ZaraJota vuelve a nuestra cama y se queda dormido de inmediato. Nena-chan, absolutamente dormida, nota que está sola y se viene también. Ya somos cuatro en una cama de uno cincuenta, y me gustaría decir que el espacio se reparte a partes iguales, pero lo cierto es que Nena-chan utiliza patadas voladoras sonámbulas para hacerse con aproximadamente la mitad de la cama, mientras Bebé-kun se asegura su espacio vital gruñendo como un animalito cada vez que alguien se le acerca.
Para que luego digan que el colecho es peligroso.
Cuando me harto de hacer equilibrios aferrada al travesaño de la cama mientras recibo patadas y gruñidos, cojo al niño en brazos y me voy a dormir a la cama de Nena-chan.
4:00
Abro un ojo y en la penumbra veo a un tío parado en mitad de la habitación.
-¡¡¡AAAAARRRRG!!!
-Soy yo, soy yo -dice ZaraJota-, Nena-chan se ha dormido y vengo a traerla a su cama.
-¿Y por qué no la dejas en la nuestra?
-Me está crujiendo a patadas... pensaba irme al sofá pero no encuentro la manta. Haz sitio.
Cojo a Bebé-kun en brazos, lo llevo a su moisés y me acuesto en mi cama. ZaraJota suelta a Nena-chan en su camita y se vuelve a la nuestra.
Hemos vuelto a la posición de salida.
5:00
Bebé-kun se despierta porque le toca comer. Lo vuelvo a meter en mi cama y no me desabrocho el camisón porque cuando voy a hacerlo me doy cuenta de que ya está abierto y que llevo toda la noche con una teta fuera.
Luego que si me resfrío.
-Tú ve comiendo -le digo a Bebé-kun-, que mamá va a cerrar los ojos un segundito.
6:00
Suena el despertador de ZaraJota
6:05
Suena el despertador de ZaraJota
6:10
Suena el despertador de ZaraJota
6:15
Suena el despertador de ZaraJota
6:20
Suena el despertador de ZaraJota
6:25
Suena el despertador de ZaraJota
6:30
ZaraJota corre por la casa agitando los bracitos mientras se viste.
6:45
ZaraJota se va.
Por mucho cuidado que ponga cerrando la puerta, Nena-chan siempre la oye. Lo siguiente que sé es que está otra vez en mi cama.
-Quero con mamá.
-Vale, un ratito solo.
7:00
Suena mi despertador.
Esto sucede con ligeras variantes casi todas las noches, y a veces se adereza con enfermedades, potas, "accidentes" de pipí, caídas de la cama...
Por eso cuando la gente me pregunta si dormimos, contesto que no.
Porque mi familia no duerme: mi familia se baraja.
Pd: Bebé-kun también es sonámbulo. Creo que estamos muuuuuuuy jodidos.
Voy a intentar responder lo más sencillamente que pueda a esa pregunta.
La noche empieza con todos en sus posiciones de salida:
ZaraJota y yo dormimos juntos en una cama de matrimonio, a nuestro lado duerme Bebé-kun en un moisés, y Nena-chan duerme en su dormitorio, en una cama gigante.
0:00
Bebé-kun es pequeño y todavía come cada tres horas, aunque por la noche aguanta más: normalmente pide teta sobre las doce de la noche, y luego aguanta hasta las cinco.
Creo.
Y digo creo porque cuando llega la toma de las doce me levanto, cojo en brazos al niño, me meto en la cama, me saco una teta y le digo:
-Tú ve comiendo, que mamá va a cerrar los ojos un segundito -y ya no los vuelvo a abrir.
2:00
Más o menos.
Porque resulta que Nena-chan es sonámbula: prácticamente desde que nació, canturreaba dormida, y a medida que ha ido adquiriendo destrezas ha ido aumentando sus habilidades nocturnas. Ha hecho de todo, desde hablar hasta pasearse por la casa, intentar saltar por encima de los barrotes de la cuna, golpearse la cabeza contra el cabecero pensando que se sale por ahí...
El pediatra nos dijo que era habitual en los niños alrededor de un año, y que luego se le pasaría. Menos mal que el buen hombre se hizo pediatra, porque como adivino habría sido una mierda. Hasta que Nena-chan cumplió dos años, la única forma de garantizar su seguridad por las noches era que durmiera en nuestra cama, con ZaraJota a un lado cogiéndole del brazo toda la noche, y yo al otro con mi mano en su tripa para despertarme si se movía. Aún así, se nos cayó de la cama dos veces.
Con el tiempo, los episodios noctámbulos se han reducido (que no desaparecido) y ha empezado con los terrores nocturnos, que son como pesadillas a lo bestia. El espectáculo suele empezar cada noche sobre las dos de la mañana.
ZaraJota se levanta con un ojo pegao y se va a la cama de Nena-chan a abrazarla hasta que se calma.
3:00
ZaraJota vuelve a nuestra cama y se queda dormido de inmediato. Nena-chan, absolutamente dormida, nota que está sola y se viene también. Ya somos cuatro en una cama de uno cincuenta, y me gustaría decir que el espacio se reparte a partes iguales, pero lo cierto es que Nena-chan utiliza patadas voladoras sonámbulas para hacerse con aproximadamente la mitad de la cama, mientras Bebé-kun se asegura su espacio vital gruñendo como un animalito cada vez que alguien se le acerca.
Para que luego digan que el colecho es peligroso.
Cuando me harto de hacer equilibrios aferrada al travesaño de la cama mientras recibo patadas y gruñidos, cojo al niño en brazos y me voy a dormir a la cama de Nena-chan.
4:00
Abro un ojo y en la penumbra veo a un tío parado en mitad de la habitación.
-¡¡¡AAAAARRRRG!!!
-Soy yo, soy yo -dice ZaraJota-, Nena-chan se ha dormido y vengo a traerla a su cama.
-¿Y por qué no la dejas en la nuestra?
-Me está crujiendo a patadas... pensaba irme al sofá pero no encuentro la manta. Haz sitio.
Cojo a Bebé-kun en brazos, lo llevo a su moisés y me acuesto en mi cama. ZaraJota suelta a Nena-chan en su camita y se vuelve a la nuestra.
Hemos vuelto a la posición de salida.
5:00
Bebé-kun se despierta porque le toca comer. Lo vuelvo a meter en mi cama y no me desabrocho el camisón porque cuando voy a hacerlo me doy cuenta de que ya está abierto y que llevo toda la noche con una teta fuera.
Luego que si me resfrío.
-Tú ve comiendo -le digo a Bebé-kun-, que mamá va a cerrar los ojos un segundito.
6:00
Suena el despertador de ZaraJota
6:05
Suena el despertador de ZaraJota
6:10
Suena el despertador de ZaraJota
6:15
Suena el despertador de ZaraJota
6:20
Suena el despertador de ZaraJota
6:25
Suena el despertador de ZaraJota
6:30
ZaraJota corre por la casa agitando los bracitos mientras se viste.
6:45
ZaraJota se va.
Por mucho cuidado que ponga cerrando la puerta, Nena-chan siempre la oye. Lo siguiente que sé es que está otra vez en mi cama.
-Quero con mamá.
-Vale, un ratito solo.
7:00
Suena mi despertador.
Esto sucede con ligeras variantes casi todas las noches, y a veces se adereza con enfermedades, potas, "accidentes" de pipí, caídas de la cama...
Por eso cuando la gente me pregunta si dormimos, contesto que no.
Porque mi familia no duerme: mi familia se baraja.
Pd: Bebé-kun también es sonámbulo. Creo que estamos muuuuuuuy jodidos.
03 noviembre 2015
La voz de dios
Cuando tienes tres años, a lo más que puedes aspirar en la vida es a adquirir autonomía.
Para los adultos, que un niño adquiera autonomía significa que sea capaz de hacer sin ayuda cosas como, por ejemplo, quitarse y ponerse los zapatos.
Para los niños, adquirir autonomía significa que ya que pueden quitarse y ponerse los zapatos sin tu ayuda, lo van a hacer cuando quieran, donde quieran y como quieran, tanto si te parece bien como si no.
No creáis que es cosa mía, con la constitución ha pasado lo mismo.
Si tenemos en cuenta la definición de autonomía de un adulto, Nena-chan es bastante autónoma.
Si tenemos en cuenta la definición de autonomía de un niño, Nena-chan es muy autónoma. Demasiado autónoma, incluso. Freelance, diría yo.
La autonomía de Nena-chan se manifiesta, sobre todo, en los zapatos: si le compras un par, más te vale asegurarte de que le van a gustar, porque si no no conseguirás ponérselos ni por la fuerza (y tenemos unas zapatillas sin estrenar que lo demuestran). Y aunque le gusten, nada te garantiza que se los vaya a poner cuando tú quieras, porque de pronto puede decidir que quiere ir en zapatos de charol aunque esté nevando, o en botas de esquiar aunque sea agosto y estés en plena ola de calor,o directamente descalza porque caminar por Madrid con zapatos es de cobardes.
Hace unos días teníamos que salir a la calle y era tarde ya, y no conseguíamos que Nena-chan se pusiera los zapatos, ningunos zapatos, ni argumentando, ni pidiéndoselo por favor, ni con promesas, ni con la madre que la parió.
-¡Que te pongas los zapatos y punto! -le dije.
En vez de alterarse, Nena-chan me sonrió.
-Ara no puedo. Tengo que ir a jugar al salón.
Y se fue al salón, y yo me quedé en su habitación con cara de gilipollas.
En fin.
Creo que por lo general tengo bastante paciencia, al menos con Nena-chan, pero hay días y días y ese día había dormido poco, Bebé-kun estaba llorando, estábamos todos sin desayunar, teníamos prisa... qué sé yo.
Ya estaba preparada para ir detrás de Nena-chan y ponerle los dichosos zapatos por la fuerza cuando me acordé del telecomunicador de bebés, que nunca usamos para nada pero ese día estaba encendido dios sabrá por qué. Así que en vez de ir al salón a buscar a Nena-chan me fui a mi dormitorio y cogí el comunicador.
-Nena-chan -dije- ponte los zapatos.
Y en el salón, donde estaba el otro comunicador al máximo de volumen, sonó:
-¡NENA-CHAAAN! ¡POOOOOOOONTEEEEEEE LOOOOOOOOS ZAPATOOOOOOOOS!
Rápidamente Nena-chan echó a correr, se metió en su habitación y empezó a ponerse los zapatos.
-¿Qué haces? -le pregunté.
-Me pongo los chapatos.
-¿Y eso?
-Por que lo ha dicho la señorra.
Ay...
Entonces me fui a buscar a ZaraJota.
-Tengo una noticia mala y una buena.
-No sé qué has roto esta vez, pero no creo que puedas convencer al seguro de que ha sido un terremoto.
-No es eso... Puede ser que quizá haya hecho algo que haya hecho creer a Nena-chan en una entidad superior que nos vigila.
-Ay, dios.
-Exactamente.
-¿Y la buena noticia?
-Bueno... al menos cree que es una mujer.
Para los adultos, que un niño adquiera autonomía significa que sea capaz de hacer sin ayuda cosas como, por ejemplo, quitarse y ponerse los zapatos.
Para los niños, adquirir autonomía significa que ya que pueden quitarse y ponerse los zapatos sin tu ayuda, lo van a hacer cuando quieran, donde quieran y como quieran, tanto si te parece bien como si no.
No creáis que es cosa mía, con la constitución ha pasado lo mismo.
Si tenemos en cuenta la definición de autonomía de un adulto, Nena-chan es bastante autónoma.
Si tenemos en cuenta la definición de autonomía de un niño, Nena-chan es muy autónoma. Demasiado autónoma, incluso. Freelance, diría yo.
La autonomía de Nena-chan se manifiesta, sobre todo, en los zapatos: si le compras un par, más te vale asegurarte de que le van a gustar, porque si no no conseguirás ponérselos ni por la fuerza (y tenemos unas zapatillas sin estrenar que lo demuestran). Y aunque le gusten, nada te garantiza que se los vaya a poner cuando tú quieras, porque de pronto puede decidir que quiere ir en zapatos de charol aunque esté nevando, o en botas de esquiar aunque sea agosto y estés en plena ola de calor,o directamente descalza porque caminar por Madrid con zapatos es de cobardes.
Hace unos días teníamos que salir a la calle y era tarde ya, y no conseguíamos que Nena-chan se pusiera los zapatos, ningunos zapatos, ni argumentando, ni pidiéndoselo por favor, ni con promesas, ni con la madre que la parió.
-¡Que te pongas los zapatos y punto! -le dije.
En vez de alterarse, Nena-chan me sonrió.
-Ara no puedo. Tengo que ir a jugar al salón.
Y se fue al salón, y yo me quedé en su habitación con cara de gilipollas.
En fin.
Creo que por lo general tengo bastante paciencia, al menos con Nena-chan, pero hay días y días y ese día había dormido poco, Bebé-kun estaba llorando, estábamos todos sin desayunar, teníamos prisa... qué sé yo.
Ya estaba preparada para ir detrás de Nena-chan y ponerle los dichosos zapatos por la fuerza cuando me acordé del telecomunicador de bebés, que nunca usamos para nada pero ese día estaba encendido dios sabrá por qué. Así que en vez de ir al salón a buscar a Nena-chan me fui a mi dormitorio y cogí el comunicador.
-Nena-chan -dije- ponte los zapatos.
Y en el salón, donde estaba el otro comunicador al máximo de volumen, sonó:
-¡NENA-CHAAAN! ¡POOOOOOOONTEEEEEEE LOOOOOOOOS ZAPATOOOOOOOOS!
Rápidamente Nena-chan echó a correr, se metió en su habitación y empezó a ponerse los zapatos.
-¿Qué haces? -le pregunté.
-Me pongo los chapatos.
-¿Y eso?
-Por que lo ha dicho la señorra.
Ay...
Entonces me fui a buscar a ZaraJota.
-Tengo una noticia mala y una buena.
-No sé qué has roto esta vez, pero no creo que puedas convencer al seguro de que ha sido un terremoto.
-No es eso... Puede ser que quizá haya hecho algo que haya hecho creer a Nena-chan en una entidad superior que nos vigila.
-Ay, dios.
-Exactamente.
-¿Y la buena noticia?
-Bueno... al menos cree que es una mujer.