Cuando volvimos de vacaciones empezó a pasar una cosa muy extraña: todas las noches, ponía mi teléfono móvil a cargar en el enchufe de la cocina, y todas las mañanas, cuando iba a buscarlo, estaba exactamente en el mismo sitio, pero en medio de un charco de agua.
-Creo que mi teléfono ya no controla los esfínteres -le expliqué a ZaraJota™.
ZaraJota™ tenía otra teoría.
-Creo que el termo pierde agua.
Revisamos el termo milímetro y milímetro y descubrimos que sí, debía tener un porito abierto en alguna parte, y de vez en cuando se escapaba una gotita.
-No pasa nada -dijimos-, le ponemos un cubo debajo y ya está.
Al día siguiente el termo supuraba por todas las junturas.
Caía agua a chorros por el termostato.
Caía agua a chorros por los mandos.
Caía agua a chorros por los remaches.
Caía agua a chorros... os ahorraré los detalles. Caía mucha agua. Por doquier.
-Creo que vamos a tener que comprar otro termo -dijo ZaraJota™. Es que es así, le encanta regodearse en lo obvio.
En la tienda nos dijeron que éramos muy afortunados porque habíamos elegido un modelo del que todavía estaba en existencia.
-Tardará solo dos semanas -nos anunciaron.
-¿Dos semanas? ¡Mierda! ¡Teníamos que haber elegido que no existiera!
Mientras llegaba el nuevo termo seguimos usando el antiguo. Lo teníamos apagado todo el día, y cuando llegábamos a casa poníamos debajo un cubo y lo encendíamos lo justo para ducharnos, y lo apagábamos justo después.
Por desgracia, tanto ZaraJota™ como yo tenemos trazas de trastorno obsesivo compulsivo, así que todos los días, según nos montábamos en el metro, empezábamos a mandarnos mensajes.
"Mierda, mierda, mierda, creo que me he dejado el termo encendido, mierda", decía ZaraJota™.
"No te preocupes, lo he apagado yo"
"¿Estás segura, Lorz? ¿Estás del todo segura?"
"Mierda, no. Voy a volver a comprobarlo"
Por supuesto, cuando llegaba a casa el termo estaba perfectamente apagado, y llegaba tarde a trabajar, que no es que a nadie le importe, pero aún así.
Mañana, me prometía a mí misma, lo comprobaré tres veces antes de salir.
Y eso hacía, pero de todas formas en cuanto llegaba al metro empezaba a pensar si de verdad lo había comprobado correctamente, y qué pasaba si no, y si no debería volver y comprobarlo una cuarta...
Hasta que un día me planté.
"Mierda, mierda, mierda, creo que me he dejado el termo encendido, mierda", dijo ZaraJota™.
"No te preocupes, lo he apagado yo"
"¿Estás segura, Lorz? ¿Estás del todo segura?"
"No, no lo estoy. Pero esto no puede seguir así. Si hoy lo compruebo cuatro veces, mañana querré comprobarlo cinco, pasado seis, y antes de que me dé cuenta estaré llamando tres veces a la puerta antes de entrar y desinfectándome las manos cada vez que alguien me toque. Así que no, no estoy segura, pero voy a confiar en mí misma, voy a confiar en que lo he hecho bien, y aunque me pase el día pensando que no lo he apagado, voy a decirme a mí misma que sí. Y cuando volvamos a casa esta tarde, no habrá pasado nada, porque estas dudas son solo estrategias de nuestro cerebro psicótico intentando tomar el control".
Por supuesto, cuando volvimos a casa se nos había inundado el salón.
Mierda...
-Bueno, no parece que haya salido mucha agua, ¿no? -le dije a ZaraJota™, justo antes de descubrir que
1- sí había salido más agua
2- estaba toda dentro de los muebles de la cocina
3- necesitaba un cubo, con urgencia
Las dos semanas de espera se nos hicieron larguísimas...
El final, una mañana, vino el técnico a instalarnos el termo nuevo.
Primero, con gran satisfacción por nuestra parte, desmontó el antiguo.
-¿Y esto para qué lo tienen? -nos preguntó, sosteniendo una pieza en la mano.
-Es una válvula reductora de presión -explicó ZaraJota™-. Tuvimos que instalarla porque el agua entra con mucha fuerza y hacía saltar el antiguo termo continuamente.
-¡Tonterías! ¡Esto no sirve para nada!
Y la desmontó.Luego colocó el termo nuevo.
-¿Ves? ¡Perfecto!
-Eh... está perdiendo agua por ahí.
ZaraJota™ es que es así: siempre se centra en los detalles sin importancia.
-Hombre, es muy poco... Lo único que tienes que hacer es poner un cubo.
No sé por qué, pero me da la impresión de que no hemos avanzado nada.
28 septiembre 2014
21 septiembre 2014
Vacaciones 7 y ya
Previously...
Me duele la cabeza, ¿y a ti?
Cuando Bebé-chan tenía un año y medio o así empezó a hartarse de llevar "EL CACAS" (el pañal, en klingon) y a interesarse por cómo hacían pipí los mayores.
En concreto, cada vez que nos metíamos en el baño se ponía a aporrear la puerta gritando "MAMÁ CACA, MAMÁ CACA" hasta que no te quedaba más remedio que abrir, y luego se te quedaba mirando mientras hacías tus cosas, que no sé a vosotros, pero a mí me corta el rollo mogollón.
Después de estudiarnos durante una temporada, Bebé-chan puso en marcha su propia versión del proceso: ella seguía haciendo sus cosas en el pañal, y luego iba al baño, arrancaba trozos de papel higiénico que esparcía, convertidos en confeti, por toda la casa, y finalmente volvía al baño y tiraba de la cisterna.
Vaya, que más o menos entendía cómo funcionaba el asunto, pero no acababa de entender los detalles.
Le compramos un orinal de Ikea y lo pusimos con todos sus juguetes para que, bueno, para que jugara con él. A veces se sentaba, totalmente vestida, y hacía sus cosas. Como llevaba pañal no le lucía mucho, pero en estos casos la intención es lo que cuenta.
Un día, en la guarde, vio a otro nene hacer pipí en el orinal, le dijo a la seño que ella también quería, la despelotaron, se sentó e hizo su pipí.
Cuando me lo dijeron me entró un ataque de pánico.
-Pero esto es bueno, ¿no? -decía Zarajota.
-¡NOOOOO!
-No entiendo nada.
-¡Cuando no lleve pañal podrá hacerse sus cosas ENCIMA! ¡CUANDO MENOS NOS LOS ESPEREMOS! ¡EN CUALQUIER SITIO!
-Venga, Lorz, no será tan grave...
-¿Alguna vez has ido andando por la calle y has visto a una señora metida en el hueco entre dos coches, sosteniendo a un niño con el culo en pompa?
-Sí, claro.
-Cuando Bebé-chan no lleve pañal, ESA SEÑORA PODRÍAS SER TÚ.
Zarajota y yo decidimos que era mejor esperar un poco para quitarle el pañal. Por el bien de la niña. Por supuesto.
Pero el último día de curso, la seño se puso muy seria.
-Esta niña ya está preparada para quitarse el pañal. Para cuando vuelva de las vacaciones tiene que ir sola al baño perfectamente. Es el momento de dejarse de tonterías y empezar a madurar.
-Mujer, tanto como madurar... Tiene solo dos años.
-Lo digo por ti.
-Ah.
Después de esa sutil indirecta no nos quedó más remedio que empezar el potty training. Durante todas las vacaciones, mientras estábamos en casa, teníamos a la niña en pelota picá, para que cuando tuviera ganas pudiera ir corriendo al orinal y hacer sus cosas.
Y la niña iba y las hacía, no os vayáis a creer.
-¡Esa Bebé-chan, como mola, hace caca ella sola! -le cantábamos. Y Bebé-chan daba una vuelta triunfal alrededor del orinal.
Pero luego nos fuimos a Barcelona, y había demasiada gente y cosas que hacer, y luego a Blanes, y allí estábamos más tranquilos, pero el orinal no era el mismo que teníamos en casa y Bebé-chan se negó a usarlo en redondo, en cuadrado y en triángulo, y porque son las únicas formas geométricas que conoce, que si no se habría negado a más.
Cuando llegaron mi madre y mi tía me puse seria:
-Tu misión, si decides aceptarla -le dije a mi madre-, es conseguir que esta niña se siente en el orinal.
Mi madre se puso a ello con todo su empeño.
-Mira, Bebé-chan, ¡qué orinal más bonito!
-NO.
-¿Nos sentamos un poquito?
-NO.
-Venga, va, siéntate un poquito...
-NO. A PINTAR.
-Vale, vamos a hacer una cosa: tú te sientas en el orinal, haces un pipí, y la abuela te dibuja lo que tú quieras.
-NO. A PINTAR. TÚ.
-Sí, tú te sientas, y la abuela te pinta lo que tú quieras.
-¿GÜELA CACA PINTAR?
-Sí, eso es. La abuela te pinta lo que tú quieras.
Bebé-chan se sentó en el orinal e hizo un pipí.
-¡Qué bien! ¡Has hecho un pipí!
-ARA TÚ. A PINTAR.
-Claro, la abuela te pinta lo que tú quieras. ¿Qué quieres?
-FUEGUTOTUTE.
-Eh... ¿qué?
-FUEGUTOTUTE. ARA TÚ. FUEGUTOTUTE. PINTAR. GÜELA. FUEGUTOTUTE.
-Eh... Lorz, Bebé-chan quiere que le pinte un FUEGUTOTUTE y no sé lo que es.
-Yo tampoco.
-Eh... Es que le he prometido que le pintaría lo que ella quisiera.
-¿Y por qué le prometes cosas que no puedes cumplir?
-¡Porque no sabía que me iba a pedir un FUEGUTOTUTE!
Ya estamos con las excusitas.
Pd: Hoy Bebé-chan cumple dos años, y solo usa pañal para dormir. Y eso mola.
Fin...
Me duele la cabeza, ¿y a ti?
Cuando Bebé-chan tenía un año y medio o así empezó a hartarse de llevar "EL CACAS" (el pañal, en klingon) y a interesarse por cómo hacían pipí los mayores.
En concreto, cada vez que nos metíamos en el baño se ponía a aporrear la puerta gritando "MAMÁ CACA, MAMÁ CACA" hasta que no te quedaba más remedio que abrir, y luego se te quedaba mirando mientras hacías tus cosas, que no sé a vosotros, pero a mí me corta el rollo mogollón.
Después de estudiarnos durante una temporada, Bebé-chan puso en marcha su propia versión del proceso: ella seguía haciendo sus cosas en el pañal, y luego iba al baño, arrancaba trozos de papel higiénico que esparcía, convertidos en confeti, por toda la casa, y finalmente volvía al baño y tiraba de la cisterna.
Vaya, que más o menos entendía cómo funcionaba el asunto, pero no acababa de entender los detalles.
Le compramos un orinal de Ikea y lo pusimos con todos sus juguetes para que, bueno, para que jugara con él. A veces se sentaba, totalmente vestida, y hacía sus cosas. Como llevaba pañal no le lucía mucho, pero en estos casos la intención es lo que cuenta.
Un día, en la guarde, vio a otro nene hacer pipí en el orinal, le dijo a la seño que ella también quería, la despelotaron, se sentó e hizo su pipí.
Cuando me lo dijeron me entró un ataque de pánico.
-Pero esto es bueno, ¿no? -decía Zarajota.
-¡NOOOOO!
-No entiendo nada.
-¡Cuando no lleve pañal podrá hacerse sus cosas ENCIMA! ¡CUANDO MENOS NOS LOS ESPEREMOS! ¡EN CUALQUIER SITIO!
-Venga, Lorz, no será tan grave...
-¿Alguna vez has ido andando por la calle y has visto a una señora metida en el hueco entre dos coches, sosteniendo a un niño con el culo en pompa?
-Sí, claro.
-Cuando Bebé-chan no lleve pañal, ESA SEÑORA PODRÍAS SER TÚ.
Zarajota y yo decidimos que era mejor esperar un poco para quitarle el pañal. Por el bien de la niña. Por supuesto.
Pero el último día de curso, la seño se puso muy seria.
-Esta niña ya está preparada para quitarse el pañal. Para cuando vuelva de las vacaciones tiene que ir sola al baño perfectamente. Es el momento de dejarse de tonterías y empezar a madurar.
-Mujer, tanto como madurar... Tiene solo dos años.
-Lo digo por ti.
-Ah.
Después de esa sutil indirecta no nos quedó más remedio que empezar el potty training. Durante todas las vacaciones, mientras estábamos en casa, teníamos a la niña en pelota picá, para que cuando tuviera ganas pudiera ir corriendo al orinal y hacer sus cosas.
Y la niña iba y las hacía, no os vayáis a creer.
-¡Esa Bebé-chan, como mola, hace caca ella sola! -le cantábamos. Y Bebé-chan daba una vuelta triunfal alrededor del orinal.
Pero luego nos fuimos a Barcelona, y había demasiada gente y cosas que hacer, y luego a Blanes, y allí estábamos más tranquilos, pero el orinal no era el mismo que teníamos en casa y Bebé-chan se negó a usarlo en redondo, en cuadrado y en triángulo, y porque son las únicas formas geométricas que conoce, que si no se habría negado a más.
Cuando llegaron mi madre y mi tía me puse seria:
-Tu misión, si decides aceptarla -le dije a mi madre-, es conseguir que esta niña se siente en el orinal.
Mi madre se puso a ello con todo su empeño.
-Mira, Bebé-chan, ¡qué orinal más bonito!
-NO.
-¿Nos sentamos un poquito?
-NO.
-Venga, va, siéntate un poquito...
-NO. A PINTAR.
-Vale, vamos a hacer una cosa: tú te sientas en el orinal, haces un pipí, y la abuela te dibuja lo que tú quieras.
-NO. A PINTAR. TÚ.
-Sí, tú te sientas, y la abuela te pinta lo que tú quieras.
-¿GÜELA CACA PINTAR?
-Sí, eso es. La abuela te pinta lo que tú quieras.
Bebé-chan se sentó en el orinal e hizo un pipí.
-¡Qué bien! ¡Has hecho un pipí!
-ARA TÚ. A PINTAR.
-Claro, la abuela te pinta lo que tú quieras. ¿Qué quieres?
-FUEGUTOTUTE.
-Eh... ¿qué?
-FUEGUTOTUTE. ARA TÚ. FUEGUTOTUTE. PINTAR. GÜELA. FUEGUTOTUTE.
-Eh... Lorz, Bebé-chan quiere que le pinte un FUEGUTOTUTE y no sé lo que es.
-Yo tampoco.
-Eh... Es que le he prometido que le pintaría lo que ella quisiera.
-¿Y por qué le prometes cosas que no puedes cumplir?
-¡Porque no sabía que me iba a pedir un FUEGUTOTUTE!
Ya estamos con las excusitas.
Pd: Hoy Bebé-chan cumple dos años, y solo usa pañal para dormir. Y eso mola.
Fin...
17 septiembre 2014
Vacaciones 6
Previously in Lorz...
Ben y Holly, que son unos guarretes.
Después de cuatro días de absoluta felicidad, Zarajota, de pronto y sin el menor aviso, hizo las maletas.
-Me voy -anunció.
-¡Nos abandonas!
-Lorz, no empecemos.
-¡Abandonas a tu mujer y a tu hija!
-Mañana tengo que trabajar.
-¡En una tierra extraña!
-Es la casa de tu tío.
-¡Solas!
-Tu madre y tu tía llegarán esta tarde.
-¡PEOR ME LO PONES!
Pero como es un ser sin sentimientos, Zarajota se fue, y poco después llegaron mi madre y mi tía.
Os pongo en antecedentes:
Mi madre tiene tres hermanas, que se refieren a sí mismas como "las hermanas" o, peor, un "nosotras" indefinido que da muchísimo miedo. Cuando están juntas, es como ver a un dragón de cuatro cabezas que no paran de hablar, no se escuchan las unas a las otras y, por tanto, están condenadas a repetir la misma conversación una y otra vez.
La conversación tipo de las hermanas tiene varias etapas, a saber:
Fase 1: la pregunta
-¿Te vas a comer la última croqueta?
Una pregunta fácil, sencilla, directa y cerrada, que cualquier ser humano podría responder con un sí o un no.
Fase 2: el debate
-Yo no quiero la croqueta. ¿Y tú?
-¿Yoooo? ¿Y por qué me tengo que comer yo la croqueta?
-No, por si la quieres, que te la comas.
-Yo no, ¿y tú?
-No, no, ¿tú la vas a a comer?
-No. ¿No la quieres tú?
Esta fase tiene una duración que varía entre el cuarto de hora, en el mejor de los casos, y varios días, en el peor.
Fase 3: la conclusión
-Nosotras™ es que no somos de comer mucho.
Y tú, que las ves cada día desayunar el cafecito y las tostaditas, comerse el cruasancito a media mañana, el aperitivito antes de comer, el almuercito, unas uvitas a media tarde, un bocadillito para merendar, unas patatillas un ratito antes de cenar, la cenita, un colacaíto y unas galletitas después y muchas pipas entre medias, te las quedas mirando con un mal disimulado estupor.
Fase 4: el rebote.
-Pues no la vamos a tirar. ¿La compartimos?
-Vale.
Y se zampan la croqueta en toda tu cara, justo cuando ya estabas pensando que te la ibas a poner comer tú, que el único consuelo que te queda es que con lo que han tardado seguro que está caducada y les sienta mal, aunque tampoco tienes mucha esperanza, porque además, se la zampan A MEDIAS. Que en este caso solo había dos, pero si llegan a estar las cuatro hermanas, a medias que se la comen también.
Pues así es todo.
Con el tiempo te acostumbras, y empiezas a oírlas de fondo como quien oye el ruido del mar.
-¿Te vas a arreglar para salir?
-Yo no, ¿y tú?
-No, no, yo no, ¿y tú?
Pero de vez en cuando se dirigen directamente a ti, y no te queda más remedio que escuchar, por ejemplo:
-Lorz, ¿sabes cómo se enciende la tele?
La tele del Tito solo tiene una entrada para euroconector, como la nuestra. Para poner el TDT o al DVD hay que andar poniendo y quitando cables.
-Zarajota la dejó preparada para que solo tuviéramos que darle el botón de encender.
-Pues le estoy dando y no se enciende.
-A ver -me levanto, miro los cables, toqueteo, y nada-. Pues yo no sé cómo va.
Y me vuelvo a sentar a leer, que total, si no veo la tele en casa no voy a irme a setecientos kilómetros para verla. Pero claro, el dragón de dos cabezas tenía otras ideas.
-¿No funciona?
-Lorz dice que sí, pero no puedo.
-¿No puedes?
-No puedo.
-Yo tampoco puedo. Mira tú.
-No, yo tampoco puedo, dile a Lorz.
-No, Lorz no ha podido, mira tú a ver si...
-No, si yo ya he probado y no puedo.
Y así durante un par de horas, hasta que...
-Las verdad es que nosotras™ no somos mucho de ver la tele.
-No, la verdad es que no.
-Yo no veo nada de tele.
-Ni yo. ¿Tú ves la tele?
-No, no, nada.
-Nada, nada.
-Pero claro, la novelita después de comer...
Atentos a la sutileza del argumento: ver la novelita de después de comer NO es VER LA TELE.
¿Sabéis por qué?
Porque se duermen antes de que empiece.
Por eso.
-Yo es que necesito mi novelita.
-Yo también.
-Que luego ni le hago caso ni nada.
-No, no.
-Y si por lo que sea no la veo tampoco pasa nada, porque nosotras™ no somos mucho de ver tele.
-No, no.
-Pero claro, la novelita...
-Es lo que nos gusta a nosotras™, sentarnos cinco minutitos a ver la novelita...
-Pero es que Lorz no puede ponerlo...
Obsérvese como de pronto era culpa mía.
-¿No puede?
-No, no puede. ¿Has probado tú?
-Yo no...
Cuando llevábamos aproximadamente seis o siete horas así, tirando por lo bajo, no pude más.
-¿Queréis que llame a Zarajota y le pregunte cómo se pone la tele?
-No, no le molestes.
-Pobrecito.
-Además, estará trabajando.
-No le vas a molestar en el trabajo.
-No, no, pobre.
-¿A qué hora sale?
-Eso, ¿a qué hora sale?
-A las tres, pero no podremos hablar con él hasta las cuatro y media -suspiré.
-Bueno, no pasa nada.
-Si nos da igual.
-Era por la novelita.
-Nosotras™ no somos mucho de ver tele.
-No, no. Era por la novelita.
-Nos gusta la novelita, pero no pasa nada.
-A nosotras™ la tele, ni fu ni fa.
-Vamos, que si hay tele la vemos, pero no la necesitamos.
-No, no.
-¿A qué hora has dicho que sale Zarajota?
Viendo que no iban a parar, le mandé un mensaje a Zarajota:
"La tele no funciona y mi madre y mi tía quieren ver la novelita. ¿Qué hago?"
La respuesta no se hizo esperar.
"Tómate un ibuprofeno"
Continuará (solo uno más, lo prometo)...
Ben y Holly, que son unos guarretes.
Después de cuatro días de absoluta felicidad, Zarajota, de pronto y sin el menor aviso, hizo las maletas.
-Me voy -anunció.
-¡Nos abandonas!
-Lorz, no empecemos.
-¡Abandonas a tu mujer y a tu hija!
-Mañana tengo que trabajar.
-¡En una tierra extraña!
-Es la casa de tu tío.
-¡Solas!
-Tu madre y tu tía llegarán esta tarde.
-¡PEOR ME LO PONES!
Pero como es un ser sin sentimientos, Zarajota se fue, y poco después llegaron mi madre y mi tía.
Os pongo en antecedentes:
Mi madre tiene tres hermanas, que se refieren a sí mismas como "las hermanas" o, peor, un "nosotras" indefinido que da muchísimo miedo. Cuando están juntas, es como ver a un dragón de cuatro cabezas que no paran de hablar, no se escuchan las unas a las otras y, por tanto, están condenadas a repetir la misma conversación una y otra vez.
La conversación tipo de las hermanas tiene varias etapas, a saber:
Fase 1: la pregunta
-¿Te vas a comer la última croqueta?
Una pregunta fácil, sencilla, directa y cerrada, que cualquier ser humano podría responder con un sí o un no.
Fase 2: el debate
-Yo no quiero la croqueta. ¿Y tú?
-¿Yoooo? ¿Y por qué me tengo que comer yo la croqueta?
-No, por si la quieres, que te la comas.
-Yo no, ¿y tú?
-No, no, ¿tú la vas a a comer?
-No. ¿No la quieres tú?
Esta fase tiene una duración que varía entre el cuarto de hora, en el mejor de los casos, y varios días, en el peor.
Fase 3: la conclusión
-Nosotras™ es que no somos de comer mucho.
Y tú, que las ves cada día desayunar el cafecito y las tostaditas, comerse el cruasancito a media mañana, el aperitivito antes de comer, el almuercito, unas uvitas a media tarde, un bocadillito para merendar, unas patatillas un ratito antes de cenar, la cenita, un colacaíto y unas galletitas después y muchas pipas entre medias, te las quedas mirando con un mal disimulado estupor.
Fase 4: el rebote.
-Pues no la vamos a tirar. ¿La compartimos?
-Vale.
Y se zampan la croqueta en toda tu cara, justo cuando ya estabas pensando que te la ibas a poner comer tú, que el único consuelo que te queda es que con lo que han tardado seguro que está caducada y les sienta mal, aunque tampoco tienes mucha esperanza, porque además, se la zampan A MEDIAS. Que en este caso solo había dos, pero si llegan a estar las cuatro hermanas, a medias que se la comen también.
Pues así es todo.
Con el tiempo te acostumbras, y empiezas a oírlas de fondo como quien oye el ruido del mar.
-¿Te vas a arreglar para salir?
-Yo no, ¿y tú?
-No, no, yo no, ¿y tú?
Pero de vez en cuando se dirigen directamente a ti, y no te queda más remedio que escuchar, por ejemplo:
-Lorz, ¿sabes cómo se enciende la tele?
La tele del Tito solo tiene una entrada para euroconector, como la nuestra. Para poner el TDT o al DVD hay que andar poniendo y quitando cables.
-Zarajota la dejó preparada para que solo tuviéramos que darle el botón de encender.
-Pues le estoy dando y no se enciende.
-A ver -me levanto, miro los cables, toqueteo, y nada-. Pues yo no sé cómo va.
Y me vuelvo a sentar a leer, que total, si no veo la tele en casa no voy a irme a setecientos kilómetros para verla. Pero claro, el dragón de dos cabezas tenía otras ideas.
-¿No funciona?
-Lorz dice que sí, pero no puedo.
-¿No puedes?
-No puedo.
-Yo tampoco puedo. Mira tú.
-No, yo tampoco puedo, dile a Lorz.
-No, Lorz no ha podido, mira tú a ver si...
-No, si yo ya he probado y no puedo.
Y así durante un par de horas, hasta que...
-Las verdad es que nosotras™ no somos mucho de ver la tele.
-No, la verdad es que no.
-Yo no veo nada de tele.
-Ni yo. ¿Tú ves la tele?
-No, no, nada.
-Nada, nada.
-Pero claro, la novelita después de comer...
Atentos a la sutileza del argumento: ver la novelita de después de comer NO es VER LA TELE.
¿Sabéis por qué?
Porque se duermen antes de que empiece.
Por eso.
-Yo es que necesito mi novelita.
-Yo también.
-Que luego ni le hago caso ni nada.
-No, no.
-Y si por lo que sea no la veo tampoco pasa nada, porque nosotras™ no somos mucho de ver tele.
-No, no.
-Pero claro, la novelita...
-Es lo que nos gusta a nosotras™, sentarnos cinco minutitos a ver la novelita...
-Pero es que Lorz no puede ponerlo...
Obsérvese como de pronto era culpa mía.
-¿No puede?
-No, no puede. ¿Has probado tú?
-Yo no...
Cuando llevábamos aproximadamente seis o siete horas así, tirando por lo bajo, no pude más.
-¿Queréis que llame a Zarajota y le pregunte cómo se pone la tele?
-No, no le molestes.
-Pobrecito.
-Además, estará trabajando.
-No le vas a molestar en el trabajo.
-No, no, pobre.
-¿A qué hora sale?
-Eso, ¿a qué hora sale?
-A las tres, pero no podremos hablar con él hasta las cuatro y media -suspiré.
-Bueno, no pasa nada.
-Si nos da igual.
-Era por la novelita.
-Nosotras™ no somos mucho de ver tele.
-No, no. Era por la novelita.
-Nos gusta la novelita, pero no pasa nada.
-A nosotras™ la tele, ni fu ni fa.
-Vamos, que si hay tele la vemos, pero no la necesitamos.
-No, no.
-¿A qué hora has dicho que sale Zarajota?
Viendo que no iban a parar, le mandé un mensaje a Zarajota:
"La tele no funciona y mi madre y mi tía quieren ver la novelita. ¿Qué hago?"
La respuesta no se hizo esperar.
"Tómate un ibuprofeno"
Continuará (solo uno más, lo prometo)...
12 septiembre 2014
Vacaciones 5
Previously in Lorz...
Juraría que las vacaciones fueron mucho más breves que su crónica.
La casa del Tito no solo está en lo más alto de la más alta montaña, sino que además está construida sobre una superficie muy pequeña, y para ganar espacio hubo que hacerla hacia arriba. Muy hacia arriba.En plan torre.
Y claro, la casa es toda recovecos de escaleras estrechitas con escalones diminutos en los que apenas cabe un pie.
A Bebe-chan le encantó.
-¿Uno-dos-tres? -preguntaba, señalando las escaleras porque, debido a mi manía de contar en voz alta los escalones que subo y bajo con el carrito a cuestas, Bebé-chan ha llegado a la conclusión de que las escaleras se llaman "el uno", y subir y bajar se dice "uno-dos-tres".
Cada vez que nos despistábamos se ponía a uno-dos-tres, y el problema era que nos temíamos que acabara en uno-dos-tres-PUM, sobretodo porque la niña es un poco sonámbula y a veces le da por correr cuando estamos dormidos, y así no se puede.
-Va a tener que dormir con nosotros -le dije a Zarajota.
Y así fue como Bebé-chan acabó durmiendo en un colchón en el suelo al lado de nuestra cama, habiendo dos habitaciones vacías, una de ellas con dos camas y un sofá.
El problema es, por decirlo finamente, que Zarajota y yo queríamos sexo. El uno con el otro, que ya os veo venir. Teníamos muchísima fe en la capacidad de la playa para agotar a Bebechan y habíamos llevado la friolera de cuatro preservativos (4) para nuestra estancia de cuatro días (4).
Nuestro error fue que no contamos con la capacidad de la playa para agotarnos a nosotros también.
En fin, los comienzos fueron poco prometedores.
Y los finales.
Y los medios.
La verdad es que es sorprendente lo mucho que puede llegar a cansar levantarse a las ocho, ordenar un poco, bajar a la playa, subir para comer, ir de excursión, subir para cenar, bajar un par de horas más al parque y volver a subir y todo sin parar de pasártelo en grande.
Al fin, uno de los días Bebé-chan se quedó dormida después de comer y, lo que es más importante, en su colchón y, más importante aún, de cara a la pared.
Por si acaso.
Zarajota y yo comprobamos todas sus constantes vitales para asegurarnos de que estaba total, absoluta y profundamente dormida.
Y lo estaba.
¡JijijijijijijijooooooJOMUAJAJA!
En fin.
Esa misma tarde, ya con los deberes conyugales cumplidos, estábamos haciendo el vago en el sofá mientras Bebé-chan jugaba con sus muñequitos de Ben y Holly.
-¿Juegas con Ben y Holly? -le pregunté.
-TI -contestó educadamente la nena, en vez de mandarme al peo por preguntar obviedades-. MUAC.
-¡Ohhh! ¿Se quieren mucho, verdad?
-¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC!
-Cuántos besos! Se nota que son muy amigos.
Y que tienen la cabeza de plástico y no les duelen los cabezazos que les estás dando, eso también.
-¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC!
-Muy muy amig...
No pude terminar la frase porque Ben y Holly habían abandonado la posición vertical. Ahora Ben estaba encima de Holly...
-¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC!
Y así fue como los otros tres preservativos (3) se quedaron sin usar.
¿Continuará?
¿En serio?
Pero, ¿cuánto va a durar estoooo?
Juraría que las vacaciones fueron mucho más breves que su crónica.
La casa del Tito no solo está en lo más alto de la más alta montaña, sino que además está construida sobre una superficie muy pequeña, y para ganar espacio hubo que hacerla hacia arriba. Muy hacia arriba.En plan torre.
Y claro, la casa es toda recovecos de escaleras estrechitas con escalones diminutos en los que apenas cabe un pie.
A Bebe-chan le encantó.
-¿Uno-dos-tres? -preguntaba, señalando las escaleras porque, debido a mi manía de contar en voz alta los escalones que subo y bajo con el carrito a cuestas, Bebé-chan ha llegado a la conclusión de que las escaleras se llaman "el uno", y subir y bajar se dice "uno-dos-tres".
Cada vez que nos despistábamos se ponía a uno-dos-tres, y el problema era que nos temíamos que acabara en uno-dos-tres-PUM, sobretodo porque la niña es un poco sonámbula y a veces le da por correr cuando estamos dormidos, y así no se puede.
-Va a tener que dormir con nosotros -le dije a Zarajota.
Y así fue como Bebé-chan acabó durmiendo en un colchón en el suelo al lado de nuestra cama, habiendo dos habitaciones vacías, una de ellas con dos camas y un sofá.
El problema es, por decirlo finamente, que Zarajota y yo queríamos sexo. El uno con el otro, que ya os veo venir. Teníamos muchísima fe en la capacidad de la playa para agotar a Bebechan y habíamos llevado la friolera de cuatro preservativos (4) para nuestra estancia de cuatro días (4).
Nuestro error fue que no contamos con la capacidad de la playa para agotarnos a nosotros también.
En fin, los comienzos fueron poco prometedores.
Y los finales.
Y los medios.
La verdad es que es sorprendente lo mucho que puede llegar a cansar levantarse a las ocho, ordenar un poco, bajar a la playa, subir para comer, ir de excursión, subir para cenar, bajar un par de horas más al parque y volver a subir y todo sin parar de pasártelo en grande.
Al fin, uno de los días Bebé-chan se quedó dormida después de comer y, lo que es más importante, en su colchón y, más importante aún, de cara a la pared.
Por si acaso.
Zarajota y yo comprobamos todas sus constantes vitales para asegurarnos de que estaba total, absoluta y profundamente dormida.
Y lo estaba.
¡JijijijijijijijooooooJOMUAJAJA!
En fin.
Esa misma tarde, ya con los deberes conyugales cumplidos, estábamos haciendo el vago en el sofá mientras Bebé-chan jugaba con sus muñequitos de Ben y Holly.
-¿Juegas con Ben y Holly? -le pregunté.
-TI -contestó educadamente la nena, en vez de mandarme al peo por preguntar obviedades-. MUAC.
-¡Ohhh! ¿Se quieren mucho, verdad?
-¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC!
-Cuántos besos! Se nota que son muy amigos.
Y que tienen la cabeza de plástico y no les duelen los cabezazos que les estás dando, eso también.
-¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC!
-Muy muy amig...
No pude terminar la frase porque Ben y Holly habían abandonado la posición vertical. Ahora Ben estaba encima de Holly...
-¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC! ¡MUAC!
Y así fue como los otros tres preservativos (3) se quedaron sin usar.
¿Continuará?
¿En serio?
Pero, ¿cuánto va a durar estoooo?
04 septiembre 2014
Vacaciones 4
Previously in Lorz...
¿Yo me fui de vacaciones? ¿Cuándo? ¿Y por qué volví?
Cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia.
Estuvimos dos días en casa de mi suegra, luego cargamos con toooooodo el equipaje hasta la casa del hermano de ZaraJota™, donde queríamos pasar el día para que Bebé-chan estuviera un poco con sus dos únicas primas a las que solo ha visto cuatro veces en la vida, y siempre con demasiada gente, demasiado ruido y demasiadas prisas.
Bebé-chan aceptó a sus primas de inmediato. En concreto aceptó sus juguetes, aceptó su piscina y, sobre todo, aceptó su guitarra (las sobrinas de ZaraJota™ tienen mucho talento musical, especialmente en comparación con él).
Y después volvimos a cargar con todo el equipaje y nos fuimos a Blanes, que es un pueblo muy bonito que ya estáis tardando en visitar.
Parte de mi familia vive allí, aunque ellos lo ocultan (que son mi familia, no que vivan allí), y el tito nos había ofrecido su casa voluntariamente y sin recibir apenas presión externa y/o amenazas.
Le dijimos que llegaríamos a la hora de comer, y que le invitábamos a un sitio bonito.
-No, mejor que no -dijo.
-Bueno, pues a uno feo.
-Que no.
Jo.
-Es que es muy independiente -le expliqué a ZaraJota™.
-Es que no quiere que le vean en público contigo, que ya tendrías que estar acostumbrada porque le pasa a todo el mundo.
Jo.
Así que fuimos hasta Blanes en cercanías, y luego cogimos un autobús hasta el centro, lo cual, visto en retrospectiva, fue una estupidez, porque Blanes es muy grande, la casa del tito está en una punta, la que nos iba a prestar, en otra, y el centro está, como su propio nombre indica, en el medio.
Nos bajamos del autobús y ZaraJota™ se me quedó mirando.
-Sigo siendo sexi, ¿eh? -le dije.
-Ay... No sé dónde tenemos que ir ahora, Lorz.
-Ah, pues tenemos que ir a que el tito nos dé la llave del piso.
Obviamente.
-¿Y dónde está?
-Pues estará en su casa.
Obviamente.
-¿En la que nos va a prestar o en la otra?
Mierda...
-Anda, mándale un whatsapp...
-Eh...
El tito no tiene móvil. Solo tiene teléfono fijo, y cuando llamé al fijo no contestó.
Mi cerebro me decía que el tito no nos dejaría tirados de esa manera. Por desgracia mi cerebro habla muy, muy bajito.Además llevábamos cuatro días cargando maletas de casa en casa, eran las dos de la tarde, hacía muchísimo calor y Bebé-chan estaba empezando a ponerse nerviosa (léase "levantaba una ceja y me miraba, juzgándome"), y en lugar de pararme a escuchar la voz de mi cerebro me dejé llevar por La Voz Interior Que Toda Madre Oye, y La Voz Interior Que Toda Madre Oye estaba histérica y no paraba de pensar en que el tito corre maratones, y que lo mismo se había ido a uno, y le había llevado más tiempo del que esperaba, y que lo mismo no volvía hasta la noche o hasta mañana o hasta la semana que viene o dios sabe cuando y nosotros estábamos allí con todas las maletas y una niña y yo me hacía pipí y oh dios mío dios mío vamos a morir aquí y esto es muy bonito pero no como para llegar y morirse, por lo menos me gustaría que me diera el sol un poco antes de morirme, que luego la familia viene al entierro y con lo blanca que estoy voy a parecer un cadáver.
Entonces se me ocurrió llamar a Hermano Mediano, que había estado de visita la semana anterior, y que quizá podría darnos algún consejo de utilidad.
-Sí: pulsa siempre "retirar dispositivo de forma segura" antes de quitar un pendrive.
-¡Me refiero a la situación actual!
-Ah, eso. La tita tiene llave.
La tita vive justo al lado de la casa que nos iban a prestar.
-Vamos para allá a ver si está y nos puede dejar la llave.
-Vale. Total, si no está, tampoco perdemos nada -dijo ZaraJota™.
Lo que ZaraJota™ no sabía, porque yo se lo había ocultado hábilmente, es que la casa está en lo más alto de la más alta y empinada cuesta. Tan empinada que puedes subirla a gatas sin doblar la espalda, y bajar dando santos sobre el culete sin sentarte. Arriba del todo. Le llega una brisita estupenda, oye.
Y nosotros llevábamos dos maletas, un macuto, una mochila y a Bebé-chan.
Para cuando llegamos arriba del todo, ZaraJota™ estaba un poco tenso.
-Si tuviera aliento te escupiría -declaró.
-No te preocupes, le pedimos la llave a la tita y descansamos un poco.
Pero la tita no estaba.
En serio, ¿qué le pasa a esta familia?
Teníamos tres posibilidades:
1-Esperar a que volviera la tita.
Por suerte no lo hicimos, porque luego nos enteramos que se había ido fuera unos días.
2-Echar la puerta abajo.
ZaraJota™ se negó.
-Es que igual los vecinos nos ven y llaman a la policía, y además no me siento las piernas desde hace un rato.
3- Rendirnos y dejarnos morir allí mismo.
Pero ZaraJota™, que se cree muy listo, tenía otras ideas.
-Eh... Lorz, también puedes probar a llamar otra vez al tito, a ver si está.
-Vale, pero que sepas que no va a servir de nada, porque seguro que no va a estar, que se ha ido a correr la maratón de Gotinga, que no sé ni qué es ni dónde está, pero siempre he querido escribir una frase en la que salga.
Pero cuando llamé el tito contestó a la primera, lo que demuestra que en esta familia con tal de llevar la contraria somos capaces hasta de no ir a la maratón de Gotinga, donde quiera que esté eso.
-¿Dónde estáis?
-En la casa, pero no tenemos llave y no podemos entrar.
-¿Y por qué no habéis venido para aquí?
Y yo que sé...
Continuará...
¿Yo me fui de vacaciones? ¿Cuándo? ¿Y por qué volví?
Cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia.
Estuvimos dos días en casa de mi suegra, luego cargamos con toooooodo el equipaje hasta la casa del hermano de ZaraJota™, donde queríamos pasar el día para que Bebé-chan estuviera un poco con sus dos únicas primas a las que solo ha visto cuatro veces en la vida, y siempre con demasiada gente, demasiado ruido y demasiadas prisas.
Bebé-chan aceptó a sus primas de inmediato. En concreto aceptó sus juguetes, aceptó su piscina y, sobre todo, aceptó su guitarra (las sobrinas de ZaraJota™ tienen mucho talento musical, especialmente en comparación con él).
Y después volvimos a cargar con todo el equipaje y nos fuimos a Blanes, que es un pueblo muy bonito que ya estáis tardando en visitar.
Parte de mi familia vive allí, aunque ellos lo ocultan (que son mi familia, no que vivan allí), y el tito nos había ofrecido su casa voluntariamente y sin recibir apenas presión externa y/o amenazas.
Le dijimos que llegaríamos a la hora de comer, y que le invitábamos a un sitio bonito.
-No, mejor que no -dijo.
-Bueno, pues a uno feo.
-Que no.
Jo.
-Es que es muy independiente -le expliqué a ZaraJota™.
-Es que no quiere que le vean en público contigo, que ya tendrías que estar acostumbrada porque le pasa a todo el mundo.
Jo.
Así que fuimos hasta Blanes en cercanías, y luego cogimos un autobús hasta el centro, lo cual, visto en retrospectiva, fue una estupidez, porque Blanes es muy grande, la casa del tito está en una punta, la que nos iba a prestar, en otra, y el centro está, como su propio nombre indica, en el medio.
Nos bajamos del autobús y ZaraJota™ se me quedó mirando.
-Sigo siendo sexi, ¿eh? -le dije.
-Ay... No sé dónde tenemos que ir ahora, Lorz.
-Ah, pues tenemos que ir a que el tito nos dé la llave del piso.
Obviamente.
-¿Y dónde está?
-Pues estará en su casa.
Obviamente.
-¿En la que nos va a prestar o en la otra?
Mierda...
-Anda, mándale un whatsapp...
-Eh...
El tito no tiene móvil. Solo tiene teléfono fijo, y cuando llamé al fijo no contestó.
Mi cerebro me decía que el tito no nos dejaría tirados de esa manera. Por desgracia mi cerebro habla muy, muy bajito.Además llevábamos cuatro días cargando maletas de casa en casa, eran las dos de la tarde, hacía muchísimo calor y Bebé-chan estaba empezando a ponerse nerviosa (léase "levantaba una ceja y me miraba, juzgándome"), y en lugar de pararme a escuchar la voz de mi cerebro me dejé llevar por La Voz Interior Que Toda Madre Oye, y La Voz Interior Que Toda Madre Oye estaba histérica y no paraba de pensar en que el tito corre maratones, y que lo mismo se había ido a uno, y le había llevado más tiempo del que esperaba, y que lo mismo no volvía hasta la noche o hasta mañana o hasta la semana que viene o dios sabe cuando y nosotros estábamos allí con todas las maletas y una niña y yo me hacía pipí y oh dios mío dios mío vamos a morir aquí y esto es muy bonito pero no como para llegar y morirse, por lo menos me gustaría que me diera el sol un poco antes de morirme, que luego la familia viene al entierro y con lo blanca que estoy voy a parecer un cadáver.
Entonces se me ocurrió llamar a Hermano Mediano, que había estado de visita la semana anterior, y que quizá podría darnos algún consejo de utilidad.
-Sí: pulsa siempre "retirar dispositivo de forma segura" antes de quitar un pendrive.
-¡Me refiero a la situación actual!
-Ah, eso. La tita tiene llave.
La tita vive justo al lado de la casa que nos iban a prestar.
-Vamos para allá a ver si está y nos puede dejar la llave.
-Vale. Total, si no está, tampoco perdemos nada -dijo ZaraJota™.
Lo que ZaraJota™ no sabía, porque yo se lo había ocultado hábilmente, es que la casa está en lo más alto de la más alta y empinada cuesta. Tan empinada que puedes subirla a gatas sin doblar la espalda, y bajar dando santos sobre el culete sin sentarte. Arriba del todo. Le llega una brisita estupenda, oye.
Y nosotros llevábamos dos maletas, un macuto, una mochila y a Bebé-chan.
Para cuando llegamos arriba del todo, ZaraJota™ estaba un poco tenso.
-Si tuviera aliento te escupiría -declaró.
-No te preocupes, le pedimos la llave a la tita y descansamos un poco.
Pero la tita no estaba.
En serio, ¿qué le pasa a esta familia?
Teníamos tres posibilidades:
1-Esperar a que volviera la tita.
Por suerte no lo hicimos, porque luego nos enteramos que se había ido fuera unos días.
2-Echar la puerta abajo.
ZaraJota™ se negó.
-Es que igual los vecinos nos ven y llaman a la policía, y además no me siento las piernas desde hace un rato.
3- Rendirnos y dejarnos morir allí mismo.
Pero ZaraJota™, que se cree muy listo, tenía otras ideas.
-Eh... Lorz, también puedes probar a llamar otra vez al tito, a ver si está.
-Vale, pero que sepas que no va a servir de nada, porque seguro que no va a estar, que se ha ido a correr la maratón de Gotinga, que no sé ni qué es ni dónde está, pero siempre he querido escribir una frase en la que salga.
Pero cuando llamé el tito contestó a la primera, lo que demuestra que en esta familia con tal de llevar la contraria somos capaces hasta de no ir a la maratón de Gotinga, donde quiera que esté eso.
-¿Dónde estáis?
-En la casa, pero no tenemos llave y no podemos entrar.
-¿Y por qué no habéis venido para aquí?
Y yo que sé...
Continuará...