navidah, navidah en canar sul,
nuehtra navidah...
Cuando éramos pequeños mi madre ponía un belén muy grande.
Teníamos unas figuritas horrorosas, de plasticorro, pintadas a mano. Y sabíamos a ciencia cierta que eran pintadas a mano porque ni una tenía el ojo pintado en su sitio, oye, ni una.
Además teníamos un montón porque cuando veníamos a Madrid a ver a mis abuelos siempre comprábamos alguna nueva en los puestos de la plaza Mayor. Teníamos todo el reparto:
El san José con cara de mustio y un ojo más grande que el otro.
La virgen de rodillas, que es lo más normal después de soltar un niño de la mitad de su tamaño, y un ojo más grande que el otro.
El niño Jesús en pelota picá en mitad de diciembre y un ojo más grande que el otro.
La mula y el buey, mirándose con arrobo y un ojo más grande que el otro.
El ángel, que no se sostenía de pie y tenía un ojo más grande que el otro.
Y una población aproximada de unas cien figuritas más, todas ellas con un ojo más grande que el otro.
El casting incluía una rica fauna, formada por animales que tenían un ojo más grande que el otro y de dudosa escala: el gallo era mucho más grande que las ovejas, aunque lo mismo daba, porque las ovejas tenían unas patillas esmirriadas (y un ojo más grande que el otro) y siempre se estaban cayendo, que a veces más que un rebaño parecía una masacre.
La adquisición más celebrada fue la de las luces. Era una ristra verde con luces de colores que parpadeaban... Para que os hagáis una idea, eran exactamente como las de ahora. Se ve que el campo de las luces de navidad alcanzó su cima en los años 90 y desde entonces no han evolucionado una m**rd*.
Mi madre, que es muy del rigor histórico, siempre insistía en que en el portal teníamos que poner una hoguerita, "para calentar al niño". Que digo yo que si a su propia madre no le importaba un pimiento tener al niño en paños menores en pleno diciembre por qué nos teníamos que complicar la vida nosotros. Y es que la hoguerita consistía en cuatro palitos y una lucecita de navidad debajo, y mi madre insistía en que esa, precisamente esa, tenía que ser roja.
Todos los años pasaba lo mismo: el enchufe en un lado, el portal en el otro, y en medio la lucecita roja, que no llegaba. Y cuando llegaba teníamos otro problema, porque el número de lucecitas rojas era limitado. Poníamos una en el portal, otra con los pastores (los pastores tenían que tener otra hoguera también, los pesaos) y antes de que nos diéramos cuenta sólo quedaban luces rosas y verdes. Así es como la castañera acababa siempre asando castañas a la luz de un fuego verde (de probable origen extraterrestre) y la posada acababa iluminada por una luz rosa intermitente.
-Parece un puticlub -decía mi madre.
Y es que lo parecía. Tanto que con el paso de los años la pobre casita de corcho acabó siendo conocida por todos como "el puticlub", y le adjudicábamos la luz rosa aunque hubiera otra libre.
Nos los currábamos mucho. Íbamos a la carpintería a pedir serrín (hace un par de meses me he enterado de que la carpintería estaba en la casa que se jugó mi abuelo a las cartas, así que todo quedaba en familia), y un año que no conseguimos serrín usamos arena de gato. Limpia, ¿eh? Al menos estaba limpia cuando la pusimos. Luego la encontró el gato, y ya se sabe que los gatos son animales de costumbres: el nuestro se había acostumbrado a la arena y, bueno, el sitio le pareció un poco incómodo, pero claro, si la arena estaba allí sería por algo, ¿no?
Poníamos arena, poníamos el consabido río hecho con papel de plata con los patos gigantes de color amarillo fosforescente... y poníamos musgo.
El musgo requería de una expedición al campo. Mi madre cogía su coche, un Dyane 6 de decimosexta mano, metía en el asiento de atrás a todos los niños que se encontrara rondando por casa, y nos íbamos en busca de musgo, que a ver si os pensáis que encontrar musgo en Córdoba es tan fácil.
En mi tierra el campo está ocupado por olivos. Hay olivos hasta en lo más empinado. Hay olivos incluso en sitios donde la maquinaria no puede acceder y tienen que arar con una mula. Todo está lleno de olivos.
¿Todo? ¡No! Porque en mitad de las tierras de la familia hay una colina tan llena de meños y tan inclinada que ni las cabras pueden subir, y en ese peñascal vertical y lleno de zarzas nos metía mi madre para buscar musgo, ramitas, piedrecitas y cualquier cosa que sirviera para el belén.
Para darle más emoción en diciembre todavía es temporada de caza y, ¿adivinad qué? ¡El meño aquel era coto de caza!
Pero no pasaba nada, porque mi madre tenía un plan.
-Vamos a cantar algo para que si los cazadores ven movimiento sepan que somos personas y no nos disparen.
Y oye, a nosotros nos parecía de lo más razonable y cantábamos como posesos hasta que se nos acababa el repertorio.
-¿Y ahora qué hacemos?
-Pues cantamos otra.
-Es que ya no nos sabemos más.
-Pues nos la inventamos.
Y mi madre se inventó una bonita canción que decía así:
Vamos de excursión
todos a mogollón
y si encontramos culebras
les tiraremos una piedra
y si encontramos un bicho
le pegaremos con un pincho...
La canción seguía hasta completar todo el repertorio animal de la agreste campiña cordobesa, pasando por los saltamontes, los murciélagos y los topos. Era como el Pollito Pío en rústico, y repartiendo leña a todos, porque al que no le pegábamos con un pincho le dábamos de collejas (había uno al que solo le gritábamos "fuera, fuera", pero no me acuerdo de cuál era el afortunado). Que ahora lo pienso, y entre que por una parte estábamos arrasando con la flora y que por otra amenazábamos con maltratar a la fauna no sé yo cómo no intervenían los de Montes.
La canción acabó siendo la Banda Sonora Oficial Para Ir A Jugarnos La Vida Recogiendo Musgo Para El Belén™ y la cantábamos cada año, hasta que nos mudamos a Madrid y el belén empezó a ser más reducido y sin musgo. Como hace ya casi veinte años lo lógico sería que la canción se me hubiera olvidado del todo (por eso de borrar los recuerdos traumáticos y tal), pero hace un par de días estaba adornando el árbol de navidad y se me vino a la cabeza.
Y claro, le pregunté a mi madre.
-¿Te acuerdas de la canción que te inventaste cuando fuimos a por musgo al campo?
-No.
-Sí, la del bicho que le pegábamos con un pincho.
-Hija, no me suena de nada.
Ahora me pregunto si además de musgo recogíamos también setas.
Pd: Y lo bien que nos lo pasábamos.
No me puedo reír más...eres genial¡¡¡¡A mi esa canción me mola¡¡
ResponderEliminarEn mi época lo de las luces era una odisea, porque no había manera de que durasen una navidad entera sin fundirse.
Jajajajaaja! Genial como siempre! Yo ponía el Belén de mis abuelos con cosas parecidas, también me llevaban a coger musgo y cortezas de árbol. La hoguerita de los pastores era con la luz naranja y las ovejas se caían, por supuesto. :)
ResponderEliminarUn beso y felices fiestas!!
Soy el primero, pero voy a añadir dos detalles:
ResponderEliminarPrimero.- Antes del Dyane 6 hubo un magnifico Seat-850, claro que para coger las curvas haciendo "el tu madre" ni punto de comparación.
Segundo:
Madre además os explicaba que encima del cerro había restos de lo que quedaba de un acueducto romano que llevaba agua a
Ucubi(Espejo, Córdoba).
Tercero:
Setas no recuerdo, pero de bellotas nos poníamos moraos en el Peñón.
Si que nos lo pasábamos bien, ¡yo la primera!. Pero mi sentido artístico no coincidía con el de Lorz y sus hermanos a la hora de poner el belén, a la que me descuidaba me lo encontraba lleno de figuras de Master del Universo o algún dinosaurio con el pobre Niño Jesús en la boca.
ResponderEliminarJajaja!
ResponderEliminarlo de la luz roja bajo la hoguerita es genial, ocurría lo mismo en mi casa, pero era yo la q no descansaba tranquila hasta que esa bombillita roja estaba en su sitio!
Qué recuerdos de cuando se ponía el belén, con su nieve de polvos de talco, la estrella que no había forma de q se mantuviera en su sitio, los patos del río más grandes que el puente...
Mira que en esa época todos los belenes debían ser iguales, porque el nuestro se parecía bastante xD
ResponderEliminarNosotros teníamos hasta cura, sí, sí, con su alzacuellos y todo, y eso que todavía no se habían inventado.
Los cazadores debieron jurar hasta en hebreo con todos vosotros cantando a pleno pulmón y espantando la caza...jajaja
ResponderEliminar¡FELICES FIESTAS!
Besos y salud
Jo, mi belén era una cutrez comparado con el vuestro.
ResponderEliminarNosotros teníamos a la familia, la burra y el buey dentro de una calabaza vinera con una lucecita roja colgando, los reyes magos y sus pajes y un par de pastorcillos con cara de pena. Ni musgo ni cosas de esas tan guays que teníais los demás.
Los reyes magos se ponían lo más lejos posible del belén, y cada día avanzaban un pasito, hasta que "su día" se desmontaban del camello y se ponían postrados delante del portal. Y luego a guardarlos.
Me encanta! Mi belén era muy parecido, pero además poníamos también a la virgen y san José en la huida a egipto que eso era como un salto en el tiempo dentro del belén! Y a Herodes que era mas grande que el castillo y no se sujetaba nunca!
ResponderEliminarQue buen rato me has hecho pasar. Lo de ir acercando los Reyes y los tamaños disparatados de las figuras, son un clásico, por no hablar de las presencia de animales que uno no sabe muy bien que pintaban allí.
ResponderEliminarHombre, pues si la castañera tiene el color verde es claramente porque asa las castañas con los meteoritos de la serie Smallville, el Superman adolescente jajajaja.
ResponderEliminar¡FELICES FIESTAS!
Yo también tuve tantas figuras así 0_o que cuando tuve hijo me puse chula y compraba LAS QUE TUVIERAN LOS OJOS EN SU SITIO!!!
ResponderEliminarincréible, pero me las repasaba todas hasta encontrar una buena. Si no, no compraba.
¡Ese es el verdadero espíritu de la navidad! ¡Jugarse la vida para recoger musgo!
ResponderEliminarLorz, tú y tu familia sí que sabéis :P
Es la primera vez que te comento.
ResponderEliminarGenial post!
Qué recuerdos... Bueno, concretamente de la semana pasada.
Aunque ya vivimos independientes, mi hermana y yo seguimos poniendo el belén en casa de mi madre. Este año mi hermana está estudiando para el MIR y lo he puesto con mi sobrino.
Nuestras figuras son de barro. Y los Reyes Magos van con el camello pegado al culo, así que la noche del día 5 se quedan plantados delante del portal, muy dignos.
FELIZ NAVIDAD LORZAGIRL Y FAMILIA!!!
Y bueno, si iban a recoger musgo a un coto de caza, lo lógico era que cantarán de cómo se encargarían de las potenciales presas, ¿no?
ResponderEliminarNosotros poníamos musgo hasta que un año vino con bicho.
ResponderEliminarDe lo que no nos libramos es de las figuritas que hicimos en el cole. Toda la vida exponiendo los perros-cerdos-cosas que hicimos con arcilla. ¡Qué vergüenza!
Yo creo que al que le gritabais "fuera, fuera" debía de ser simplemente "una fiera", porque no se me ocurre nada más que rime.
ResponderEliminarGenial la historia, como todas :)
Recuerdo también lo felices que nos hacía poner el Belén. Es el mismo que aún pone mi padre. Ahora se llevan otras cosas, a los belenes se les da menos importancia, pero los recuerdos que nos dejaron aquellas costumbres ya no nos los quita nadie. Un abrazo Lorz...
ResponderEliminarHola! me encanta tu blog, he llegado "rebotando" y como en cualquier momento vendrá mi jefe y tendré que cerrar de golpe, te dejo este comentario para presentarme y no perder la dirección de este divertidísimo blog
ResponderEliminarSeguimiento...jijiji
ResponderEliminarSeguimiento...jijiji
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