Los zapatos se me empezaban a quedar pegados al suelo y pensé que era hora de hacer limpieza en casa.
-A ver -les dije a mis hermanos-: hay que limpiar. Este es el plan: yo friego, y vosotros molestais lo menos posible.
Debo ser una oradora cojonuda, porque no han opuesto la menor resistencia; todo lo contrario, se han ido al cine felices como perdices mientras yo me quedaba en casa limpi...
Oh, mierda.
Bueno.
Para no equivocarme decidí seguir uno por uno los pasos de mi madre.
Número uno: poner Kiss fm a toda leche.
Número dos: abrir todas las ventanas de par en par.
Número tres: emprenderla con todo.
Algo falló en la táctica.
Para empezar, hacía un frío horroroso y un aire aún más horroroso, y entre el vaho y las pelusas que revoloteaban por todas partes como en una película de Ang Lee no veía nada.
Luego recibí la colaboración del gato. Estaba toda feliz barriendo la terraza cuando el gato llegó, se aposentó sobre el cajón de arena y empezó su ritual de rasca-huele-escarba-defeca-escarba-disimula. Volví a barrer. Repitió la operación. Volví a barrer. Repitió...
No, pensé, si se me va a deshidratar, y verás mi madre cuando vuelva.
-Tú ganas -le dije.
En cuanto abandoné la escoba la diarrea del gato cesó por completo.
Estaba acabando con el baño y creía que ya lo tenía todo resuelto cuando sonó el teléfono. Abrí la puerta de golpe sin apartar la cabeza de enmedio, me di la leche de mi vida, y al caerme hacia atrás derramé el cubo de la fregona que estaba hasta arriba de agua fría porque no tenía previsto ducharme con ella.
Menos mal que no lo ha visto nadie, pensé, justo antes de encontrarme a gato en el pasillo, vigilando.
Nadie me creerá, pero el muy malvado sonreía.
Pues eso no es todo. Cuando terminé de fregar, limpiar, y me duché, y mis hermanos volvieron del cine quejándose de que la peli era una chufla (encima eso) surgió un último problema.
-Hoy no puedo comerme los macarrones -dijo Hermano Pequeño.
-¿Por qué? ¿Están fríos?
-No. Es por el socarrat.
Mierda, pensé. Me ha pillado.
-¿Qué le pasa?
-Que ha crecido.
-Bueno, si no te gusta, lo apartas.
-Lo he intentado, pero el pitufo de dentro se ha defendido.
continuará...
era el pitufo macarra?
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