-Nena-chan, ¿quieres que le demos una sorpresa a papá?
-No especialmente, pero bueno, vale.
-Pues te voy a enseñar una canción y se la cantas, ¿vale?
-Vale.
-Dice: Vamos con afán.
-...
-Venga, repite conmigo: vamos con afán...
-Vamos corasón.
-Todos a la vez...
-Toros otra ves.
-A buscar con ahínco...
-A buscar con ahínco.
-¿En serio? ¿Justo esa la dices bien? Bueno: La bola dragón.
-La abuela tragó.
-¡Genial! Ahora la repetimos hasta que te la aprendas.
Media hora más tarde...
-¡Estupendo, Nena-chan! ¡Ya te la sabes muy bien! Ahora, del tirón.
-Vale: Pinpón es un muñeeeeco
de trapo y de cartón
¡de cartón!
se lava la cariiiiiiita...
-Pero... ¡esa no es la que hemos ensayado!
-Ya, pero esta me la sé del tirón.
Visto así, adelante.
30 noviembre 2016
25 noviembre 2016
Atención...
noticias breves
aquí viene
mister quitanieves...
No, espera, no era eso.
Dada la creciente demanda, estamos pensando en imprimir más libros del #Lorzfunding.
Si alguien está interesado en conseguir uno que se ponga en contacto con lorzagirl@gmail.com
Gracias por vuestra colaboración.
Editado 26/11/2016
A ver, a ver, que estoy recibiendo mensajes muy raros.
Lo que vamos a imprimir es EL MISMO libro del #Lorzfunding, a.k.a. 'Vayamos por partes, primera parte'.
La segunda parte no está lista todavía.
aquí viene
mister quitanieves...
No, espera, no era eso.
Dada la creciente demanda, estamos pensando en imprimir más libros del #Lorzfunding.
Si alguien está interesado en conseguir uno que se ponga en contacto con lorzagirl@gmail.com
Gracias por vuestra colaboración.
Editado 26/11/2016
A ver, a ver, que estoy recibiendo mensajes muy raros.
Lo que vamos a imprimir es EL MISMO libro del #Lorzfunding, a.k.a. 'Vayamos por partes, primera parte'.
La segunda parte no está lista todavía.
23 noviembre 2016
El copipeis
Esto lo publiqué originalmente en facebook, porque pensé que era demasiado serio para un aquí, y después descubrí que hay gente que no tiene/no usa facebook (¡el fin de la civilización occidental tal y cómo la conocemos!) y que querían leerlo también (¿por qué? ¿POR QUÉ?).
Además esta semana estoy bastante saturada de actividades y me viene fenomenal hacer un copipeis, para qué nos vamos a engañar.
Hola, soy Lorz y vengo aquí a indignarme.
[Adelante, Lorz. Para eso están las redes sociales, Lorz, ¿no lo sabías?]
Debido a Lo Que Le Pasa a #Bebekun, o, mejor dicho, debido a Que No Tenemos Ni Puta Idea De Lo Que Le Pasa a #Bebekun, estoy leyendo todo lo que cae en mis manos sobre pediatría, pedagogía, psicología y zombis (por variar) y de vez en cuando me estoy encontrando con artículos de presuntos expertos que recomiendan a las mamás, nunca a los papás, que dediquen menos tiempo a las labores domésticas y más tiempo a estar con los niños.
Ajá.
Menos mal que nos lo dicen, porque a mí solita jamás se me hubiera ocurrido pensar que el problema de los niños actuales es que a las mujeres nos gusta mucho fregar. Pues nada, soltamos la fregona y solucionado, ¿no?
Por desgracia los expertos se olvidan de algún detalle sin importancia como que los niños necesitan MUCHO estar con sus padres, sí, pero también necesitan otras cosas.
Necesitan, por ejemplo, comer sano. Para tener siempre en casa frutas y verduras frescas hay que ir a la compra al menos un par de veces por semana. Para convertirlas en una cena saludable se necesita tiempo. Después hay que recoger la mesa y fregar los platos, manías tontas que tiene una.
Los niños también, al menos cuando salen a la calle, necesitan ropa relativamente limpia. Como mínimo, que no tenga costras de vómito seco (ni húmedo). Sorprendentemente la ropa no se mete sola en la lavadora, no se tiende sola ni se dobla o plancha sola.
Por último, los niños necesitan un entorno mínimamente higiénico. No hablo de asepsia total; es bien sabido que un poco de mierda es buenísima para el sistema inmunológico. Pero un poco. De vez en cuando, aunque solo sea porque los vecinos se quejan del olor, hay que barrer, fregar y sacar la basura.
Y aunque en mi casa todas las labores domésticas se hacen en familia, los expertos no consideran que esto sea "tiempo de calidad", y por tanto no cuenta.
Vayaaaa...
Hay otra cosa que los expertos parecen olvidar: muchas mujeres dedican una parte considerable de su tiempo a trabajar fuera de casa. Bastante más tiempo, incluso, del que dedican a las dichosas tareas domésticas.
Sorprendente pero cierto.
Y lo hacen, en muchos casos, porque hay una cosa que los niños también necesitan en cantidades industriales: dinero.
No porque vivamos en una sociedad consumista en la que primemos los objetos materiales sobre las relaciones personales, y hay que ver los niños de hoy que tienen de todo y no aprecian nada, no como en mis tiempos que no teníamos nada y éramos mucho más felices (¿en serio? ¿de verdad los niños eran más felices en una época en la que estaba bien visto pegarles?). No estoy hablando de juguetes, videojuegos o ropa de marca. Me refiero a cosas que los niños necesitan DE VERDAD como un techo sobre sus cabezas, calefacción en invierno, frutas y verduras frescas, gafas, visitas al dentista, medicamentos o libros. Si además tienes un niño con necesidades especiales puede que tengas que cubrirlas: me refiero a cosas tan triviales como las mil extraescolares de los niños con TDAH, los productos de higiene específicos para pieles atópicas, los productos sin gluten para celíacos... por no meterme en casos más dramáticos.
A los presuntos expertos les costará creerlo, pero las mamás somos capaces de tener en cuenta TODAS las necesidades de nuestros hijos CONTINUAMENTE y A LA VEZ, y priorizar la más urgente en cada momento. A veces eso significa que nos pasamos toda la tarde jugando y luego cenamos cualquier porquería precocinada, pero eso no siempre es posible, y al día siguiente tocará ir al mercado, comprar verduras y hacer algo decente para cenar.
Las mamás somos generales en campaña: estamos en guerra contra el tiempo. No necesitamos que ningún experto de a treinta euros la columna nos diga que tenemos que estar más con nuestros hijos: lo sabemos. Si no lo hacemos es porque humanamente no podemos, y ya nos sentimos lo bastante culpables sin su ayuda, gracias.
Señores expertos, háganle un favor a la raza humana: en vez de dedicar sus revistas, webs, boletines y blogs para regodearse en su superioridad moral y decirnos a las madres que lo estamos haciendo mal, úsenlos para pedir a los gobiernos políticas de conciliación; que la seguridad social cubra gafas, dentista o cremas; que se subvencionen los libros de texto; o que se cubran las necesidades especiales de todos los niños, porque todos las tienen, en mayor o menor medida.
Esto SÍ sería una gran ayuda.
Para sentirnos culpables, se lo aseguro, no necesitamos ninguna.
15 noviembre 2016
Space Invaders, III
Previously in Lorz...
Los piojos han llegado a la cabeza de Nena-chan por generación espontánea.
Como dijo alguien en los comentarios, lo difícil no es erradicar los piojos de la cabeza, sino evitar que vuelvan.
Lavamos a 60° cualquier cosa que hubiera estado en contacto con nuestras cabezas, incluyendo:
-Almohadas, cojines, fundas de sofás y butacas, nuestra única alfombra, sábanas y toallas.
-Todos los peluches, las marionetas y la ropa de los muñecos de plástico.
-Los disfraces, los gorros y todos mis pañuelos y bufandas, porque habíamos estado jugando a disfrazarnos justo ese fin de semana (también es mala suerte...).
Y, por supuesto, toda la ropa.
Lo que no se podía lavar lo congelamos, lo que no se podía congelar lo metimos en bolsas de basura quince días (la niña nos preguntaba continuamente por qué su habitación estaba llena de basura) y los peines y accesorios del pelo los tiramos directamente.
Nos despiojábamos todos, todos los días. Cada mañana mandaba a una Nena-chan totalmente piojo-free al colegio y cada tarde le sacaba nuevos inquilinos. Se debían autoengendrar espontáneamente, porque si algo me ha quedado claro del capítulo anterior es que Nena-chan era la única niña del universo con piojos.
Volvía a lavar la ropa, el abrigo y la mochila.
Cada día.
Durante dos semanas.
La lavadora no daba abasto, nuestro tendedero es pequeño y no paraba de llover. Teníamos bolsas de basura con ropa sucia por toda la casa, así que de vez en cuando ZaraJota se iba a una lavandería con un saco y un montón de monedas.
¿Os vais haciendo cargo de la situación?
Pues cuando pensábamos que ya no podíamos más, un día salió el sol y la ropa empezó a secarse y de pronto ZaraJota y yo nos encontramos solos en casa, solos sin niños solos y sin necesidad de lavar, tender, planchar u ordenar durante aproximadamente una hora.
Nos miramos.
-Oye -me dijo ZaraJota-, ¿cuánto tiempo hace que no... mantenemos una conversación?
-Un mes, dos semanas, tres días y seis horas, pero ¿quién los cuenta?
-Quizá podamos conversar ahora. Si es rapidito y no divagamos demasiado...
-Claro, claro, nada de divagar.
Voy a hacer un inciso para aclarar que, lamentablemente, esto ocurrió exactamente así. Ya me gustaría a mí estar inventándomelo.
Iniciamos la conversación a un ritmo estupendo y antes de darnos cuenta se convirtió en un debate animadísimo, réplica va, contrarréplica viene, y en una de estas de pronto VI UN PIOJO CORRETEANDO POR EL PECHO MUSCULOSO Y PELUDO DE ZARAJOTA.
LO VI CLARAMENTE A PESAR DE QUE TENGO SEIS P*T*S DIOPTRÍAS Y EN ESE MOMENTO NO LLEVABA GAFAS. ASÍ DE GRANDE ERA EL P*T* PIOJO.
Pero, jo, ¡llevábamos tanto tiempo sin conversar! ¡Y estaba resultando una conversación MUY interesante! ZaraJota, desde luego, parecía estar, digamos, disfrutando del intercambio de opiniones, y no me parecía educado interrumpir. Además, no había forma de saber cuándo podríamos hablar otra vez. Y estábamos REALMENTE necesitados de conversación.
Por eso en vez de avisar a ZaraJota agarré el piojo entre el pulgar y el índice, lo crují a conciencia y seguí como si no hubiera pasado nada.
El problema era que sí había pasado. Ahora tenía un piojo (fenecido) en la mano y no sabía qué hacer con él. Mantuve la mano en alto mientras pensaba a la desesperada. ¿Lo dejo caer? De eso nada, que acabamos de barrer el suelo. ¿Lo pego en la almohada? Total, vamos a tener que lavarla otra vez de todas formas. Pero, ¿y si sigue vivo y vuelve mientras acabamos la conversación? ¡Son muy rápidos estos bichos! Será mejor que lo deje en la mano... la mantendré en alto por si acaso... que ZaraJota no sospeche nada, no vaya a perder la concentración...
-Lorz...
...quizá si canto unas sevillanas...
-Lorz...
...no le parezca tan raro que esté con el brazo en alto mientras hablamos...
-¡LORZ!
-¿Qué?
-¿Qué te pasa? Pareces distraída.
-Nada, que tengo un piojo en la mano, pero no te preocupes, podemos seguir charlando.
-Pe-pero... ¡Yo no puedo concentrarme si estás pensando en el piojo!
Claaaro, ahora será culpa del piojo.
Epílogo.
Estábamos haciendo balance de la situación y sintiéndonos bastante miserables cuando me acordé de lo que me había contado otra mamá del cole.
-Podía ser peor -le dije a ZaraJota para animarlo-. A esta mamá se le ha estropeado la lavadora y lleva una semana sin.
-Ahora que lo dices, ¿has notado que la lavadora está haciendo un ruido muy raro?
Mierdaaaaaa...
(Gracias Mamá en Bulgaria por acuñar el término "piojus interruptus", que se adapta perfectamente a nuestra situación)
Los piojos han llegado a la cabeza de Nena-chan por generación espontánea.
Como dijo alguien en los comentarios, lo difícil no es erradicar los piojos de la cabeza, sino evitar que vuelvan.
Lavamos a 60° cualquier cosa que hubiera estado en contacto con nuestras cabezas, incluyendo:
-Almohadas, cojines, fundas de sofás y butacas, nuestra única alfombra, sábanas y toallas.
-Todos los peluches, las marionetas y la ropa de los muñecos de plástico.
-Los disfraces, los gorros y todos mis pañuelos y bufandas, porque habíamos estado jugando a disfrazarnos justo ese fin de semana (también es mala suerte...).
Y, por supuesto, toda la ropa.
Lo que no se podía lavar lo congelamos, lo que no se podía congelar lo metimos en bolsas de basura quince días (la niña nos preguntaba continuamente por qué su habitación estaba llena de basura) y los peines y accesorios del pelo los tiramos directamente.
Nos despiojábamos todos, todos los días. Cada mañana mandaba a una Nena-chan totalmente piojo-free al colegio y cada tarde le sacaba nuevos inquilinos. Se debían autoengendrar espontáneamente, porque si algo me ha quedado claro del capítulo anterior es que Nena-chan era la única niña del universo con piojos.
Volvía a lavar la ropa, el abrigo y la mochila.
Cada día.
Durante dos semanas.
La lavadora no daba abasto, nuestro tendedero es pequeño y no paraba de llover. Teníamos bolsas de basura con ropa sucia por toda la casa, así que de vez en cuando ZaraJota se iba a una lavandería con un saco y un montón de monedas.
¿Os vais haciendo cargo de la situación?
Pues cuando pensábamos que ya no podíamos más, un día salió el sol y la ropa empezó a secarse y de pronto ZaraJota y yo nos encontramos solos en casa, solos sin niños solos y sin necesidad de lavar, tender, planchar u ordenar durante aproximadamente una hora.
Nos miramos.
-Oye -me dijo ZaraJota-, ¿cuánto tiempo hace que no... mantenemos una conversación?
-Un mes, dos semanas, tres días y seis horas, pero ¿quién los cuenta?
-Quizá podamos conversar ahora. Si es rapidito y no divagamos demasiado...
-Claro, claro, nada de divagar.
Voy a hacer un inciso para aclarar que, lamentablemente, esto ocurrió exactamente así. Ya me gustaría a mí estar inventándomelo.
Iniciamos la conversación a un ritmo estupendo y antes de darnos cuenta se convirtió en un debate animadísimo, réplica va, contrarréplica viene, y en una de estas de pronto VI UN PIOJO CORRETEANDO POR EL PECHO MUSCULOSO Y PELUDO DE ZARAJOTA.
LO VI CLARAMENTE A PESAR DE QUE TENGO SEIS P*T*S DIOPTRÍAS Y EN ESE MOMENTO NO LLEVABA GAFAS. ASÍ DE GRANDE ERA EL P*T* PIOJO.
Pero, jo, ¡llevábamos tanto tiempo sin conversar! ¡Y estaba resultando una conversación MUY interesante! ZaraJota, desde luego, parecía estar, digamos, disfrutando del intercambio de opiniones, y no me parecía educado interrumpir. Además, no había forma de saber cuándo podríamos hablar otra vez. Y estábamos REALMENTE necesitados de conversación.
Por eso en vez de avisar a ZaraJota agarré el piojo entre el pulgar y el índice, lo crují a conciencia y seguí como si no hubiera pasado nada.
El problema era que sí había pasado. Ahora tenía un piojo (fenecido) en la mano y no sabía qué hacer con él. Mantuve la mano en alto mientras pensaba a la desesperada. ¿Lo dejo caer? De eso nada, que acabamos de barrer el suelo. ¿Lo pego en la almohada? Total, vamos a tener que lavarla otra vez de todas formas. Pero, ¿y si sigue vivo y vuelve mientras acabamos la conversación? ¡Son muy rápidos estos bichos! Será mejor que lo deje en la mano... la mantendré en alto por si acaso... que ZaraJota no sospeche nada, no vaya a perder la concentración...
-Lorz...
...quizá si canto unas sevillanas...
-Lorz...
...no le parezca tan raro que esté con el brazo en alto mientras hablamos...
-¡LORZ!
-¿Qué?
-¿Qué te pasa? Pareces distraída.
-Nada, que tengo un piojo en la mano, pero no te preocupes, podemos seguir charlando.
-Pe-pero... ¡Yo no puedo concentrarme si estás pensando en el piojo!
Claaaro, ahora será culpa del piojo.
Epílogo.
Estábamos haciendo balance de la situación y sintiéndonos bastante miserables cuando me acordé de lo que me había contado otra mamá del cole.
-Podía ser peor -le dije a ZaraJota para animarlo-. A esta mamá se le ha estropeado la lavadora y lleva una semana sin.
-Ahora que lo dices, ¿has notado que la lavadora está haciendo un ruido muy raro?
Mierdaaaaaa...
(Gracias Mamá en Bulgaria por acuñar el término "piojus interruptus", que se adapta perfectamente a nuestra situación)
12 noviembre 2016
Space Invaders,II
Previously in Lorz...
Piojos everywhere.
Una vez estuvimos todos convenientemente desparasitados y/o rapados al cero apliqué el protocolo habitual en cualquier tipo de epidemia: avisé a todas las personas que habían tenido contacto con nosotros en los últimos quince días, informando debidamente de la gravedad de la situación pero sin caer en alarmismos.
"¡TENEMOS PIOJOOOOOOOS!
¡TENEMOS PIOJOOOOOOOOOS!
¡TÚ PUEDES SER EL SIGUIENTEEEEEE! ¡CONFIESA TUS PECADOS Y PREPÁRATE PARA MORIIIIIIR!", le envié a todos mis contactos de whatsapp.
Y luego, para que no cundiera el pánico,
Piojos everywhere.
Una vez estuvimos todos convenientemente desparasitados y/o rapados al cero apliqué el protocolo habitual en cualquier tipo de epidemia: avisé a todas las personas que habían tenido contacto con nosotros en los últimos quince días, informando debidamente de la gravedad de la situación pero sin caer en alarmismos.
"¡TENEMOS PIOJOOOOOOOS!
¡TENEMOS PIOJOOOOOOOOOS!
¡TÚ PUEDES SER EL SIGUIENTEEEEEE! ¡CONFIESA TUS PECADOS Y PREPÁRATE PARA MORIIIIIIR!", le envié a todos mis contactos de whatsapp.
Y luego, para que no cundiera el pánico,
Pero, aunque resulte difícil creer, no tengo un grupo de whatsapp de madres, así que a la mañana siguiente, cuando fui a llevar a Nena-chan al colegio, aproveché para avisar a las otras mamás de que se había producido un... avistamiento.
La respuesta fue unánime y clamorosa:
-Mi hija no tiene piojos.
Suspiré.
-No digo que tu hija tenga piojos, digo que Nena-chan ha tenido piojos.
-Pues mi hija no se los ha pegado.
-No digo que tu hija se los haya pegado. Digo que Nena-chan ha tenido pijos y se los ha podido pegar A TU HIJA.
-Mi hija no tiene.
-No digo que tenga, digo que la mires, por si acaso.
-Mira tú a la tuya, que es la que tiene.
-Nena-chan ya no tiene, la hemos llevado a una clínica y...
-Sí, sí, mucha clínica, mucha clínica pero bien que tiene piojos. ¿Es que no la miras o qué?
Llegado a ese punto, y ante la posibilidad de iniciar una matanza en la puerta del colegio, me di la vuelta y me fui.
La madre que las parió a todas.
Pero como en el fondo soy digna hija de mi madre, o sea, una optimista de la vida, enseguida le vi el lado positivo, por ejemplo, por fin entendía qué pasó en los 80:
-Oye tron, que tengo sida.
-Pues yo no te lo he pegado.
-No digo que me lo hayas pegado, te digo que lo mismo te lo he pegado yo a ti.
-Yo no tengo sida.
-No digo que tengas, digo que te mires por si acaso.
-Mírate tú, que eres el que tiene.
-¡Ya lo sé que tengo! ¡Por eso te lo digo! ¡Porque llevamos seis meses dándole sin preservativo!
-¿Y por qué voy a ponerme yo preservativo? ¡Póntelo tú, que eres el que tiene sida!
En fin, al menos yo había hecho todo lo que hay que hacer en estos casos: aislar al paciente, proceder a la descontaminación, comunicarlo a todas las personas que hubieran estado en contacto...
Solo me quedaba un último paso...
Continuará...
05 noviembre 2016
Space Invaders I
Las autoridades sanitarias advierten que está entrada puede provocar picores.
-Mamá, ¿me cuentas un cuento de autobús?
-Claro, Nena-chan, pero espera un momento que tienes una cosita en el pelo... uy, otra... debe ser de los árboles del parque, está todo lleno de porquería en suspensión... otro... qué raro, parece que se mueve... ¿esto no estará vivo? Parecen bichitos... sí, son bichitos, Nena-chan, tienes un montón de bichitos en la cabeza... qué cosa más rara, bichit... JODER, JODER, JODER, ¿ESTO NO SERÁN PIOJOS?
Nada más pronunciar la palabra "piojos" el resto de los viajeros dio un paso atrás y se hizo un vacío a nuestro alrededor. Qué considerados, pensé, nos dejan intimidad.
-Mamá, ¿me cuentas el cuento o no?
-Espera un momento, amorcilla, que mamá está traumándose.
Bien, me dije, la niña está plagada de piojos.
Mantengamos la calma.
¿Qué puedo hacer?
Hacerme la loca y llevar a la niña al colegio de todas formas. Total, seguramente los cogió allí. Además, ya debe llevar días yendo con piojos sin que yo me diera cuenta.
PERO ES QUE YA ME HE DADO CUENTA.
Bueno, nadie tiene por qué saberlo.
PERO ES LE CORREN POR LA PUTA FRENTE SEGÚN HABLO.
No estás hablando, es un monólogo interior.
¿Y POR QUÉ NOS MIRA TODO EL MUNDO?
Porque ellos también ven a los piojos correr.
A QUE LLORO.
Vale, la niña no podía ir al colegio.
Llamé a la casa de mis padres.
-Hola, ¿os podéis quedar con la nena hoy?
-¡Claro!
-¡Genial! Es que tiene piojos.
-ESTÁ USTED HABLANDO CON EL CONTESTADOR AUTOMÁTICO DE TUS PADRES. NOS HEMOS IDO PARA NO VOLVER. NO NOS BUSQUES, JAMÁS NOS ENCONTRARÁS...
Jo, me parece súper mal que se hayan ido justo ahora, en mitad de la conversación, pero bueno, supongo que también tienen derecho a hacer sus propios planes. Casi mejor, así no corremos el riesgo de que se los pegue, con la costumbre que tiene de dormirse en la cama de la abuela, qué mal, si en casa ya no colecha, bueno, es verdad que a veces sí, según le da, por ejemplo ESTA NOCHE HA DORMIDO EN MI CAMA.
Joderjoderjoderjoderjoder....
Hay cuatro experiencias que convierten una vida pssseeee en una vida plena:
1. Plantar un árbol (hecho)
2. Escribir un libro (hecho)
3. Tener un hijo (hecho x 2)
4. Llamar a la oficina y decir que hoy no puedes ir a trabajar porque tienes piojos (matadme)
Y si yo tenía...
Cogí el teléfono otra vez.
- Hola, soy la mamá de Bebé-kun. Acabo de descubrir que su hermana tiene piojos. ¿Podéis mirar si el nene también tiene?
-A veeeeer... ¡AAAAAAARGH! ¡Tiene, tiene!
Joderjoderjoderjoderjoder...
Le prometí a la seño que iría a buscar al niño lo antes posible y colgué.
Tenía que hacer una última llamada.
-Hola, ZaraJota... estooo... ¿tú has notado que últimamente te pique la cabeza?
-Pues ahora que lo dices sí, ¿por qué?
-...
-MIERDA.
No, hombre, precisamente mierda no.
-Mamá, ¿me cuentas un cuento de autobús?
-Claro, Nena-chan, pero espera un momento que tienes una cosita en el pelo... uy, otra... debe ser de los árboles del parque, está todo lleno de porquería en suspensión... otro... qué raro, parece que se mueve... ¿esto no estará vivo? Parecen bichitos... sí, son bichitos, Nena-chan, tienes un montón de bichitos en la cabeza... qué cosa más rara, bichit... JODER, JODER, JODER, ¿ESTO NO SERÁN PIOJOS?
Nada más pronunciar la palabra "piojos" el resto de los viajeros dio un paso atrás y se hizo un vacío a nuestro alrededor. Qué considerados, pensé, nos dejan intimidad.
-Mamá, ¿me cuentas el cuento o no?
-Espera un momento, amorcilla, que mamá está traumándose.
Bien, me dije, la niña está plagada de piojos.
Mantengamos la calma.
¿Qué puedo hacer?
Hacerme la loca y llevar a la niña al colegio de todas formas. Total, seguramente los cogió allí. Además, ya debe llevar días yendo con piojos sin que yo me diera cuenta.
PERO ES QUE YA ME HE DADO CUENTA.
Bueno, nadie tiene por qué saberlo.
PERO ES LE CORREN POR LA PUTA FRENTE SEGÚN HABLO.
No estás hablando, es un monólogo interior.
¿Y POR QUÉ NOS MIRA TODO EL MUNDO?
Porque ellos también ven a los piojos correr.
A QUE LLORO.
Vale, la niña no podía ir al colegio.
Llamé a la casa de mis padres.
-Hola, ¿os podéis quedar con la nena hoy?
-¡Claro!
-¡Genial! Es que tiene piojos.
-ESTÁ USTED HABLANDO CON EL CONTESTADOR AUTOMÁTICO DE TUS PADRES. NOS HEMOS IDO PARA NO VOLVER. NO NOS BUSQUES, JAMÁS NOS ENCONTRARÁS...
Jo, me parece súper mal que se hayan ido justo ahora, en mitad de la conversación, pero bueno, supongo que también tienen derecho a hacer sus propios planes. Casi mejor, así no corremos el riesgo de que se los pegue, con la costumbre que tiene de dormirse en la cama de la abuela, qué mal, si en casa ya no colecha, bueno, es verdad que a veces sí, según le da, por ejemplo ESTA NOCHE HA DORMIDO EN MI CAMA.
Joderjoderjoderjoderjoder....
Hay cuatro experiencias que convierten una vida pssseeee en una vida plena:
1. Plantar un árbol (hecho)
2. Escribir un libro (hecho)
3. Tener un hijo (hecho x 2)
4. Llamar a la oficina y decir que hoy no puedes ir a trabajar porque tienes piojos (matadme)
Y si yo tenía...
Cogí el teléfono otra vez.
- Hola, soy la mamá de Bebé-kun. Acabo de descubrir que su hermana tiene piojos. ¿Podéis mirar si el nene también tiene?
-A veeeeer... ¡AAAAAAARGH! ¡Tiene, tiene!
Joderjoderjoderjoderjoder...
Le prometí a la seño que iría a buscar al niño lo antes posible y colgué.
Tenía que hacer una última llamada.
-Hola, ZaraJota... estooo... ¿tú has notado que últimamente te pique la cabeza?
-Pues ahora que lo dices sí, ¿por qué?
-...
-MIERDA.
No, hombre, precisamente mierda no.