Previously in Lorz...
Salí de Atocha un día
Camino de Barcelona
y en el camino encontré
un papel que así decía:
salí de Atocha un día...
Llegamos por fin a la historia que ZaraJota™ quería que contara, y sólo he tardado un mes. Estoy mejorando en esto de la periodicidad.
La madre de ZaraJota™ vive en Barcelona.
La comunión de la sobrina de ZaraJota™ era en Badalona y bien tempranito.
Para no tener que salir de casa de la madre de ZaraJota™ demasiado temprano y con prisas pensamos que lo mejor sería pasar una noche en un hotel de Badalona, amanecer allí, tener un baño para nosotros solos, ponernos bellos con calma...
Pasar una noche menos con la suegra no influyó para nada en nuestra decisión.
Casi.
Después de muchas consideraciones acabamos reservando en el Hostal Badaloní, que está en un sitio muy bueno y tiene un precio muy razonable que además, incluye espectáculo.
Cuando llegamos con el carrito, las maletas, Bebé-chan, la niña del espejo, cansados después de haber recorrido el metro de Barcelona jugando a Cube con los ascensores, empapados porque nos pilló un tormentazo digno de verse, nos encontramos el hostal cerrado a cal y canto y un cartel en la puerta.
"Para avisar a recepción llamar por teléfono".
-Se referirán al telefonillo, ¿no? -le pregunté a ZaraJota™ señalando al portero automático de la puerta.
-No sé, pone el teléfono y todo.
Estábamos discutiendo si llamar por teléfono o al telefonillo cuando a través de la puerta vimos pasar a la señora de la limpieza.
-¡EEEEEHHH! ¡EEEEHHHH!- gritamos ZaraJota™ y yo agitando los bracitos para llamar la atención.
La señora de la limpieza vino y abrió la puerta.
-¿Qué quieren?
-Eh... es que tenemos una reserva y tal...
La señora de la limpieza nos apartó de un manotazo y empezó a aporrear el telefonillo como una loca.
-¡Que hay gente aquí!-gritaba entre golpe y golpe-. Ya vienen.
Y se fue a limpiar.
Como no habíamos oído responder a nadie nos quedamos en el umbral de la puerta, mirando alternativamente a la señora y al telefonillo, sin saber si era mejor morir de frío fuera o a manos de una demente que oye voces dentro.
-Pasa tú -dijo ZaraJota™.
-No, pasa tú -le dije yo.
-Pasen, pasen -dijo la señora, y no nos quedó más remedio que entrar-, que ya viene el señor.
Pasamos y esperamos de pie delante del mostrador de recepción, mirando de reojillo la puerta por su había que salir corriendo por nuestras vida. Por suerte, nuestra espera se vio recompensada con la aparición del susodicho señor... que venía en bata.
Lo voy a repetir otra vez: el señor de la recepción estaba en bata.
No, no es suficiente, tengo que repetirlo una tercera vez.
¡EN BATA! ¡EL TÍO ESTABA EN BATA!
-Hola -le dije, porque con los desconocidos siempre soy muy simpática por si acaso.
-GRRRRR -contestó el señor, sin mirarme.
-Es que... eh... tenemos una reserva y tal...
-GRRRRR...
-Es... está a nombre de Lorzagirl... y... eh...
-GRRRRR...
-¿Pu... puedo pagar con tarjeta?
El señor en bata consiguió terminar el check-in sin decir ni una sola palabra y nos dio la llave.
ZaraJota™ llevaba un rato dándome tirones de la camiseta para que nos fuéramos, y la verdad, habría sido lo más sensato.
Por eso hice exactamente lo contrario.
-Una pregunta más -le dije al señor de la bata-. ¿Saben dónde puedo calentar un biberón para Bebé-chan?
-AQUÍ NO SERVIMOS COMIDAS.
-Ya lo sé, no quiero que lo preparen, sólo quiero calentarlo.
-NO SERVIMOS COMIDAS.
-Ya, ya, por eso pregunto, por si saben dónde...
-¡QUE NO SERVIMOS COMIDAS!
-Ya, si sólo...
-¡¡¡QUE NO!!!
ZaraJota™ yo cogimos los bártulos, a la niña y corrimos hasta que nos vimos a salvo en nuestra habitación, donde nos dio un ataque de risa floja hasta que Bebé-chan empezó a llorar.
-Creo que tiene hambre -dijo ZaraJota™.
-¿Sí? Bueno, no pasa nada.
-¿Queda agua en el termo?
-No, pero seguro que el amable señor de la bata nos puede decir dónde calentar un biberón.
------
Pd1: Somos gente de recursos: llenamos el lavabo de agua caliente, metimos el biberón dentro y, aunque tardó un poco, se acabó calentando.
-------
Pd2:
Ya me estoy viendo a mi tía.
-Lorz, estas cosas sólo te pasan a ti.
Pues va a ser que no.
25 junio 2013
17 junio 2013
El cuerpo hecho un cristo II
Previously in Lorz...
No lo sé. Primero Bebé-chan ha estado muy malita, ahora yo estoy muy malita...
Me encuentro muy mal.
Me duele la cabeza, me duele la garganta, me duelen los oídos. Estoy muy congestionada y no paro de oír un pitido espantoso. Lo peor es el pitido: empezó esta mañana exactamente a las seis y lo llevo oyendo todo el día a intervalos de cinco minutos y... ahora que lo pienso, puede que se me haya olvidado quitar la alarma del despertador.
Cuando Bebé-chan era más pequeña nos podíamos ir al pueblo con una maleta de fin de semana para las dos: su ropa era muy pequeña y por mucha que llevara siempre abultaba poco, dormía conmigo y yo llevaba la comida incorporada, por decirlo de alguna manera.
Ahora que es prácticamente una mujercita la ropa ya no es tan pequeña, y necesita muchísima porque se mancha arrastrándose por el suelo o jugando con la comida, y la comida también abulta mucho, y los pañales, y además el tiempo ha estado muy revuelto, y teníamos que llevar ropa de invierno, por si hacía frío, ropa de verano por si hacía calor, y ropa de fiesta porque íbamos a un evento muy importante y ropa de repuesto para todo por si Bebé-chan decidía hacer pedorretas con la papilla en el momento más inoportuno.
Y por si no lleváramos bastantes cosas, como me daba asquito que durmiera en la cuna del hotel llevábamos nuestra propia cuna.
Y un gorrito para el sol.
Y juguetes para que no se aburriera.
Y las medicinas, el termómetro y un botiquín.
Y...
Resumiendo: para tres días llevábamos todo esto:
Y el carro.
Y la niña.
Y al Conejo Mulder.
-¿Queréis que os lleve a la estación? -se ofreció mi padre, viendo el alentador panorama.
-Si tu maletero se llena sólo con el carrito.
-Pues yo me llevo a Bebé-chan en el coche y vosotros venís corriendo detrás.
Mi padre todo lo soluciona llevándose a Bebé-chan mientras nosotros corremos detrás. Debe ser su forma de fomentar el deporte.
-Da igual, si aquí vamos en autobús estupendamente. El problema es en Barcelona, que tenemos que coger el metro sí o sí y no hay ascensor.
-Anda ya -decía mi padre-, no me puedo que creer que el metro de Barcelona no tenga ascensor.
-Pues no hay.
-Sí que hay-terció ZaraJota™.
-¿Y por qué me obligas siempre a subir y bajar todos los tramos de escaleras a pinrel vivo?
-Es que los ascensores del metro de Barcelona son... diferentes.
-Hombre, tan diferentes no serán: tendrán el botón de parriba y el botón de pabajo.
-No, no.
-Vaaaale, el botonet de parribet y el botonet de pabajet, que es que hay que ver lo tontos que os ponéis con lo del idioma...
-Que no es eso, que son muy complicados.
-Bueno, por muy complicados que sean con el carrito, la maleta, la mochila, el bolso, el Conejo Mulder y la niña no estamos para andar subiendo y bajando escaleras en cada transbordo, que es que más complicado no lo podemos tener...
Pues sí podíamos porque, para empeorar las cosas, una vez que nos subimos al ave descubrimos que nos había seguido La Niña del Espejo.
La Niña del Espejo es la muy mejor amiga de Bebé-chan y la más fiel: siempre que se asoma a un espejo ahí está esperándola.
A Bebé-chan le da mucha alegría cuando la ve, y se ríe.
La Niña del Espejo se ríe.
Bebé-chan se ríe más.
La Niña del Espejo se ríe más.
Bebé-chan se ríe mucho más.
La Niña del Espejo se ríe mucho más.
Y así hasta que tenemos que separarlas por miedo a que Bebé-chan colapse de la risa.
-Lo que nos faltaba -le dije a ZaraJota™-: ahora vamos con el carrito, la maleta, la mochila, el bolso, el Conejo Mulder y dos niñas. Tú dirás lo que quieras, pero yo cojo el ascensor sí o sí.
ZaraJota™ no dijo nada.
Lorzconsejo: cuando ZaraJota™ no diga nada, desconfiad. Dado que por lo general habla poco, lo mejor es desconfiar siempre, por si acaso.
Cuando llegamos a Barcelona y conseguimos bajar del ave con toda la impedimenta y parentela ZaraJota™ me guió hasta un cartel en la pared.
-¿Qué es esto?-le pregunté.
-Es el manual de instrucciones para el ascensor.
-Vale, yo me voy por las escaleras y nos vemos en casa de tu madre.
Continuará...
Pd. Como seguro que hay alguien que lo dice, me adelanto y lo digo yo: este en concreto no es el cartel que hay en Sans, porque allí no estaba de humor para hacer la foto. Tampoco estaba de humor cuando llegamos a Trinitat Nova y nos encontramos un cartel similar. Francamente, no recuerdo dónde hice la foto, sólo que me dolían mucho los pies.
No lo sé. Primero Bebé-chan ha estado muy malita, ahora yo estoy muy malita...
Me encuentro muy mal.
Me duele la cabeza, me duele la garganta, me duelen los oídos. Estoy muy congestionada y no paro de oír un pitido espantoso. Lo peor es el pitido: empezó esta mañana exactamente a las seis y lo llevo oyendo todo el día a intervalos de cinco minutos y... ahora que lo pienso, puede que se me haya olvidado quitar la alarma del despertador.
Cuando Bebé-chan era más pequeña nos podíamos ir al pueblo con una maleta de fin de semana para las dos: su ropa era muy pequeña y por mucha que llevara siempre abultaba poco, dormía conmigo y yo llevaba la comida incorporada, por decirlo de alguna manera.
Ahora que es prácticamente una mujercita la ropa ya no es tan pequeña, y necesita muchísima porque se mancha arrastrándose por el suelo o jugando con la comida, y la comida también abulta mucho, y los pañales, y además el tiempo ha estado muy revuelto, y teníamos que llevar ropa de invierno, por si hacía frío, ropa de verano por si hacía calor, y ropa de fiesta porque íbamos a un evento muy importante y ropa de repuesto para todo por si Bebé-chan decidía hacer pedorretas con la papilla en el momento más inoportuno.
Y por si no lleváramos bastantes cosas, como me daba asquito que durmiera en la cuna del hotel llevábamos nuestra propia cuna.
Y un gorrito para el sol.
Y juguetes para que no se aburriera.
Y las medicinas, el termómetro y un botiquín.
Y...
Resumiendo: para tres días llevábamos todo esto:
Y el carro.
Y la niña.
Y al Conejo Mulder.
-¿Queréis que os lleve a la estación? -se ofreció mi padre, viendo el alentador panorama.
-Si tu maletero se llena sólo con el carrito.
-Pues yo me llevo a Bebé-chan en el coche y vosotros venís corriendo detrás.
Mi padre todo lo soluciona llevándose a Bebé-chan mientras nosotros corremos detrás. Debe ser su forma de fomentar el deporte.
-Da igual, si aquí vamos en autobús estupendamente. El problema es en Barcelona, que tenemos que coger el metro sí o sí y no hay ascensor.
-Anda ya -decía mi padre-, no me puedo que creer que el metro de Barcelona no tenga ascensor.
-Pues no hay.
-Sí que hay-terció ZaraJota™.
-¿Y por qué me obligas siempre a subir y bajar todos los tramos de escaleras a pinrel vivo?
-Es que los ascensores del metro de Barcelona son... diferentes.
-Hombre, tan diferentes no serán: tendrán el botón de parriba y el botón de pabajo.
-No, no.
-Vaaaale, el botonet de parribet y el botonet de pabajet, que es que hay que ver lo tontos que os ponéis con lo del idioma...
-Que no es eso, que son muy complicados.
-Bueno, por muy complicados que sean con el carrito, la maleta, la mochila, el bolso, el Conejo Mulder y la niña no estamos para andar subiendo y bajando escaleras en cada transbordo, que es que más complicado no lo podemos tener...
Pues sí podíamos porque, para empeorar las cosas, una vez que nos subimos al ave descubrimos que nos había seguido La Niña del Espejo.
La Niña del Espejo es la muy mejor amiga de Bebé-chan y la más fiel: siempre que se asoma a un espejo ahí está esperándola.
A Bebé-chan le da mucha alegría cuando la ve, y se ríe.
La Niña del Espejo se ríe.
Bebé-chan se ríe más.
La Niña del Espejo se ríe más.
Bebé-chan se ríe mucho más.
La Niña del Espejo se ríe mucho más.
Y así hasta que tenemos que separarlas por miedo a que Bebé-chan colapse de la risa.
-Lo que nos faltaba -le dije a ZaraJota™-: ahora vamos con el carrito, la maleta, la mochila, el bolso, el Conejo Mulder y dos niñas. Tú dirás lo que quieras, pero yo cojo el ascensor sí o sí.
ZaraJota™ no dijo nada.
Lorzconsejo: cuando ZaraJota™ no diga nada, desconfiad. Dado que por lo general habla poco, lo mejor es desconfiar siempre, por si acaso.
Cuando llegamos a Barcelona y conseguimos bajar del ave con toda la impedimenta y parentela ZaraJota™ me guió hasta un cartel en la pared.
-¿Qué es esto?-le pregunté.
-Es el manual de instrucciones para el ascensor.
-Vale, yo me voy por las escaleras y nos vemos en casa de tu madre.
Continuará...
Pd. Como seguro que hay alguien que lo dice, me adelanto y lo digo yo: este en concreto no es el cartel que hay en Sans, porque allí no estaba de humor para hacer la foto. Tampoco estaba de humor cuando llegamos a Trinitat Nova y nos encontramos un cartel similar. Francamente, no recuerdo dónde hice la foto, sólo que me dolían mucho los pies.
11 junio 2013
El cuerpo hecho un cristo I
Estas últimas semanas he estado experimentando problemas técnicos, que en klingon significa "duermo menos que un Bruce Wayne, que de día está sosteniendo el palo de la escoba que tiene metido por el c*l* y de noche se pone la bata de cola y lo saca de paseo".
Entre unas cosas y otras no he contado la historia del viaje a Barcelona, ni la de los exámenes, ni cuando llevamos a Bebé-chan al médico ya no me acuerdo de porqué, ni la de cómo he conseguido un trabajo indefinido, o, lo que es lo mismo, pendiente de definir si me echan hoy, mañana, pasado...
Pensaba saltarme todas esas historias y hacer borrón y cuenta nueva, pero ZaraJota™ está empeñado en que cuente la historia una historia en concreto. Y es una historia larga, que empieza hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana... Barcelona.
Enero.
-Que mi sobrina va a hacer la comunión -me dijo un día ZaraJota™.
-¡Bien! ¡Bien!
-Es en Barcelona.
-¡Bien! ¡Bien!
-Irá toda mi familia.
-¡Bien! ¡Bien!
-Sabes que tenemos que ir, ¿verdad?
-Uy, mira, me he muerto.
-No cuela.
-¿Y si estiro la patita?
-Sigue sin colar, y deja de hacer el tonto con la pierna que te vas a romper otra vez y en urgencias empiezan a mirarme mal.
Febrero.
La cuestión es que estar en la comunión de la sobrina me apetecía mucho, pero me daba mucha pereza ir hasta allí con Bebé-chan, el carrito, la cuna de viaje y media docena de maletas para tres días.
-¿Y si nos vamos toda la semana? -propuse.
-¿Con mi madre?
-Hombre, no pongas esa cara de terror, que es tu madre.
-Pues por eso.
-¿Y si pasamos la mitad de la semana con tu madre y la otra nos vamos a un hotel a la playa? Tú. Yo. Una habitación de hotel. Mucho atraso...
-¿Y Bebé-chan?
-A Bebé-chan la dejamos atada a una farola en la puerta del hotel.
-¡De eso nada!
-¡Jooo! ¡Nunca me dejas atar a Bebé-chan a una farola!
Marzo.
-Me parece que en mayo voy a tener algún examen -le dije a ZaraJota™.
-¿En serio?
-Sí, sí, pero no te preocupes, ya sería mala suerte que fuera justo en la semana que nos vamos a la playa.
Abril.
-El examen es la semana que nos vamos a la playa.
-¡NO ME PITUFES!
-No pasa nada, no pasa nada... Es el miércoles. Nos vamos sólo media semana y ya está.
Mayo.
-Estooo... ¿ZaraJota™?
-¿Te has vuelto a pillar la lengua con la puerta de la nevera?
-No, no...
-Estoy harto de decírtelo: que sirva para guardar helado no significa que sepa a helado.
-Que no, que es otra cosa. Jajaja, te vas a reír de lo que me ha pasado.
-Mira que lo dudo.
-Verás que despiste más tonto: resulta que no era un examen sino dos, jajaja, ¿a qué es gracioso?
-No.
-Ya, bueno, tenía que intentarlo.
-¿Y cuándo es el otro examen?
-Pues verás... exactamente... ¿qué día hace tu sobrina la comunión?
Continuará...
Entre unas cosas y otras no he contado la historia del viaje a Barcelona, ni la de los exámenes, ni cuando llevamos a Bebé-chan al médico ya no me acuerdo de porqué, ni la de cómo he conseguido un trabajo indefinido, o, lo que es lo mismo, pendiente de definir si me echan hoy, mañana, pasado...
Pensaba saltarme todas esas historias y hacer borrón y cuenta nueva, pero ZaraJota™ está empeñado en que cuente la historia una historia en concreto. Y es una historia larga, que empieza hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana... Barcelona.
Enero.
-Que mi sobrina va a hacer la comunión -me dijo un día ZaraJota™.
-¡Bien! ¡Bien!
-Es en Barcelona.
-¡Bien! ¡Bien!
-Irá toda mi familia.
-¡Bien! ¡Bien!
-Sabes que tenemos que ir, ¿verdad?
-Uy, mira, me he muerto.
-No cuela.
-¿Y si estiro la patita?
-Sigue sin colar, y deja de hacer el tonto con la pierna que te vas a romper otra vez y en urgencias empiezan a mirarme mal.
Febrero.
La cuestión es que estar en la comunión de la sobrina me apetecía mucho, pero me daba mucha pereza ir hasta allí con Bebé-chan, el carrito, la cuna de viaje y media docena de maletas para tres días.
-¿Y si nos vamos toda la semana? -propuse.
-¿Con mi madre?
-Hombre, no pongas esa cara de terror, que es tu madre.
-Pues por eso.
-¿Y si pasamos la mitad de la semana con tu madre y la otra nos vamos a un hotel a la playa? Tú. Yo. Una habitación de hotel. Mucho atraso...
-¿Y Bebé-chan?
-A Bebé-chan la dejamos atada a una farola en la puerta del hotel.
-¡De eso nada!
-¡Jooo! ¡Nunca me dejas atar a Bebé-chan a una farola!
Marzo.
-Me parece que en mayo voy a tener algún examen -le dije a ZaraJota™.
-¿En serio?
-Sí, sí, pero no te preocupes, ya sería mala suerte que fuera justo en la semana que nos vamos a la playa.
Abril.
-El examen es la semana que nos vamos a la playa.
-¡NO ME PITUFES!
-No pasa nada, no pasa nada... Es el miércoles. Nos vamos sólo media semana y ya está.
Mayo.
-Estooo... ¿ZaraJota™?
-¿Te has vuelto a pillar la lengua con la puerta de la nevera?
-No, no...
-Estoy harto de decírtelo: que sirva para guardar helado no significa que sepa a helado.
-Que no, que es otra cosa. Jajaja, te vas a reír de lo que me ha pasado.
-Mira que lo dudo.
-Verás que despiste más tonto: resulta que no era un examen sino dos, jajaja, ¿a qué es gracioso?
-No.
-Ya, bueno, tenía que intentarlo.
-¿Y cuándo es el otro examen?
-Pues verás... exactamente... ¿qué día hace tu sobrina la comunión?
Continuará...
02 junio 2013
Lorzconsejo
Es un hecho universalmente conocido que para dormir un bebé lo mejor es cantarle una canción.
Pero no una cualquiera, que luego pasa lo que pasa
Pero no una cualquiera, que luego pasa lo que pasa