28 abril 2012
La hipoteca que surgió del frío 8
Previously in Lorz...
4 8 15 16 23 42
Al día siguiente de protestar en la compañía suministradora, el electricista llamó a mi telefonillo.
-¿Sí?
En el telefonillo siempre contesto “¿sí?” con la esperanza de que alguien me conteste alguna vez “¡NO!”. Pero no hay manera, no. La gente no tiene sentido del humor ni del ritmo narrativo.
-Soy el electricista.
-Estupendo, pues aquí estamos para lo que necesite.
-Ya, señora, yo también estoy aquí.
-Lo que quiero decir es que estamos esperándole aquí arriba, cuando quiera.
-Y yo estoy esperando aquí abajo.
Hombre, pensé, tanto como esperando... acaba de llamar. No le dije nada porque el señor parecía muy cabreado.
-¿Necesita que baje?
-No, señora, usted quédese ahí arriba cómodamente, que ya hago yo todo el trabajo.
-Ah, estupendo.
-Señora, o baja o me voy.
Ahí ya me empecé a mosquear.
No pasa nada, me dije, tú sólo tienes que seguirle un ratito la corriente. Jijiji. La corriente. Jijiji. Al electricista. Jijiji. ¿Lo pilláis?
Baje al descansillo y me encontré al electricista en el cuarto de contadores.
-Muy bien señora, ¿cual es su contador?
-Ah, pues ni idea.
-¿Cómo no lo va a saber?
-Como que no lo sé.
-Jodeeeeeeer con la peña...
Ahí ya estaba muy mosqueada.
-Vamos a ver, ¿cómo quiere que lo sepa si (1) me acabo de mudar, (2) no tengo suministro y (3) LA ÚNICA LLAVE QUE EXISTE DEL CUARTO DE CONTADORES LA TIENE USTED?
-Sí, claro, entonces lo tendré que buscar yo.
-Si me necesita, estaré en mi piso.
Y me fui muy dignamente. O, lo que es lo mismo, corriendo y agitando los bracitos porque tenía muchas ganas de potar.
Al rato, el electricista encontró el contador y empecé a tener suministro de luz.
Y hubo gran regocijo.
Esa misma tarde vino el pintor a terminar unas chapucillas.
Como el pobre hombre llevaba un mes pintando con linterna, lavándose con agua fría y haciendo pis a oscuras, le comuniqué la gran noticia en cuanto entró:
-¡Ya tenemos luz!
Aunque lo cierto es que no se lo podía demostrar porque seguíamos sin tener los casquillos de las lámparas, pero eso es un detalle sin importancia. Al menos nos funcionaban los enchufes, y se podía cargar el móvil.
-Anda, pues si lo llevo a saber me traigo la radial.
-¿No se ha traído la radial? ¿Y cómo piensa cortar las baldosas?
-...
-...
-Mañana vuelvo.
Continuará... (ya queda poco, lo prometo)
19 abril 2012
La hipoteca que surgió del frío 7
Previously in Lorz...
Personas desconocidas pintal mal el techo de la habitación.
Decíamos ayer que la anterior propietaria se llevó todo. Y cuando digo todo, digo que se llevó parte de las baldosas, los casquillos de las lámparas y (esto se me olvidó mencionarlo la vez anterior) el contador de la luz.
Por eso lo de los casquillos nos nos importó demasiado. Total, aunque los tuviéramos nos iba a dar lo mismo, ¿no?
-Pero no os preocupéis por eso -nos dijo la de la agencia-. La expropietaria ya ha dado la orden para que la vuelvan a poner.
Dos semanas después de firmar la hipoteca seguíamos sin luz.
-Pues no entiendo porqué, si yo he dado el parte ya -nos dijo la expropietaria por teléfono-. Hasta tengo el número de incidencia: 4.8.15.16.23.42
La señora me explicó además que estaba de vacaciones y no se podía ocupar personalmente de esto, pero que con el número de incidencia podía llamar yo misma a la compañía a reclamar.
Y claro, llamé a la compañía.
-Hola, estoy esperando que vengan a ponerme el contador y no viene nadie.
-¿Tiene el número de incidencia?
-Claro: 4.8.15.16.23.42
-Ese número de incidencia no es nuestro -me dijeron.
-¿Qué?
-Que no hay ninguna incidencia abierta.
-¿Y si busca por direccîón?
-No.
-¿DNI del titular?
-Señora, que no hay nada.
-Bien... eh... si no hay nada abierto, ¿podemos tramitar un alta nueva a mi nombre?
-Claro, señora.
Tramitamos el alta a mi nombre y me dijeron que alguien se pondría en contacto conmigo en 24 horas.
Tres días más tarde nadie se había puesto en contacto conmigo, así que llamé yo.
-Sí, hola, es que hace tres días llamé para dar un alta, y no se han puesto en contacto conmigo.
-Sí, ya, no se puede tramitar el alta.
-¿Y eso?
-Porque ya hay una incidencia abierta a nombre de otra persona.
-Espere, ¿no será la 4.8.15.16.23.42?
-Señora, si ya lo sabe, ¿para qué llama?
-Eh... ¿me puede decir el estado de la incidencia?
-Está bloqueada.
-¿Por qué?
-Porque usted ha intentado dar un alta nueva, claro. Eso no se puede hacer, ¿sabe?
-Está bien, está bien, ¿pueden anular la petición de alta nueva y reactivar la incidencia?
-Claro. En 24 horas la llaman.
Adivinad qué: no me llamaron. Y volví a llamar.
-Hola, tengo abierta la incidencia 4.8.15.16.23.42 y no me han llamado.
-Sí, ya, está bloqueada.
-¿Y ahora por qué?
-Le hemos enviado documentación por carta y no podemos continuar hasta que nos la devuelva firmada.
-Pero esa incidencia la abrió la expropietaria...
-Sí, bueno, pues se la hemos enviado a ella.
-Verá, es que esa señora va a estar en casa de su hija una temporada, no va a recibir el correo.
-Bueno, pues que nos la mande cuando regrese.
-¿No podrían mandarla a la dirección de su hija?
-No, no, no. Sólo a la dirección que nos especificó el titular para el envío de cartas.
-¿Y no pueden anular esta incidencia y hacer una alta nueva?
-Bueno, le tendría que mandar una solicitud de anulación de incidencia por correo, nos la tendría que devolver firmada y entonces...
-¡Pero entonces estaría en la misma situación!
-Sí, ya.
-¿Y no le parece un poco kafkiano?
-¿Le importaría repetir la pregunta?
-Bien, escúcheme: hace un mes me compré un piso. No tengo luz. Mi termo es eléctrico, así que tampoco tengo agua caliente. Mi cocina tiene vitrocerámica, así que tampoco puedo cocinar. Me han traido una nevera y una lavadora que no sé si funcionan porque no tengo luz. Me tienen que poner el suelo y no pueden porque se tienen que enchufar la radial en el culo y sorprendentemente no funciona. ¿Y sabe que es lo peor? ¡¡¡QUE TENGO P*T*S NAÚSEAS MATUTINAS TODO EL P*T* DÍA Y CADA VEZ QUE QUIERO POTAR TENGO QUE IR AL P*T* BAÑO CON UNA P*T* LINTERNA PARA QUE NO ACABE TODO EN EL P*T* SUELO!!!
-Lo lamento, pero la Ley de Protección de Datos no nos permite tramitar su solicitud.
-Entiendo. En cambio, la Ley de Protección de Datos sí permite dejar al propietario de la vivienda sin suministro durante un mes porque un tercero que no reside en la misma ha abierto una incidencia.
-Eh...
Al día siguiente me llamó el electricista para colocar el contador.
Adoro la Ley de Protección de Datos.
Pd.: Lo malo de que las compañías españolas se lleven sus plataformas de atención al cliente al tercer mundo para ahorrarse dinero pagando sueldos tercermundistas es que se consigue una atención al cliente tercermundista.
Continuará...
Personas desconocidas pintal mal el techo de la habitación.
Decíamos ayer que la anterior propietaria se llevó todo. Y cuando digo todo, digo que se llevó parte de las baldosas, los casquillos de las lámparas y (esto se me olvidó mencionarlo la vez anterior) el contador de la luz.
Por eso lo de los casquillos nos nos importó demasiado. Total, aunque los tuviéramos nos iba a dar lo mismo, ¿no?
-Pero no os preocupéis por eso -nos dijo la de la agencia-. La expropietaria ya ha dado la orden para que la vuelvan a poner.
Dos semanas después de firmar la hipoteca seguíamos sin luz.
-Pues no entiendo porqué, si yo he dado el parte ya -nos dijo la expropietaria por teléfono-. Hasta tengo el número de incidencia: 4.8.15.16.23.42
La señora me explicó además que estaba de vacaciones y no se podía ocupar personalmente de esto, pero que con el número de incidencia podía llamar yo misma a la compañía a reclamar.
Y claro, llamé a la compañía.
-Hola, estoy esperando que vengan a ponerme el contador y no viene nadie.
-¿Tiene el número de incidencia?
-Claro: 4.8.15.16.23.42
-Ese número de incidencia no es nuestro -me dijeron.
-¿Qué?
-Que no hay ninguna incidencia abierta.
-¿Y si busca por direccîón?
-No.
-¿DNI del titular?
-Señora, que no hay nada.
-Bien... eh... si no hay nada abierto, ¿podemos tramitar un alta nueva a mi nombre?
-Claro, señora.
Tramitamos el alta a mi nombre y me dijeron que alguien se pondría en contacto conmigo en 24 horas.
Tres días más tarde nadie se había puesto en contacto conmigo, así que llamé yo.
-Sí, hola, es que hace tres días llamé para dar un alta, y no se han puesto en contacto conmigo.
-Sí, ya, no se puede tramitar el alta.
-¿Y eso?
-Porque ya hay una incidencia abierta a nombre de otra persona.
-Espere, ¿no será la 4.8.15.16.23.42?
-Señora, si ya lo sabe, ¿para qué llama?
-Eh... ¿me puede decir el estado de la incidencia?
-Está bloqueada.
-¿Por qué?
-Porque usted ha intentado dar un alta nueva, claro. Eso no se puede hacer, ¿sabe?
-Está bien, está bien, ¿pueden anular la petición de alta nueva y reactivar la incidencia?
-Claro. En 24 horas la llaman.
Adivinad qué: no me llamaron. Y volví a llamar.
-Hola, tengo abierta la incidencia 4.8.15.16.23.42 y no me han llamado.
-Sí, ya, está bloqueada.
-¿Y ahora por qué?
-Le hemos enviado documentación por carta y no podemos continuar hasta que nos la devuelva firmada.
-Pero esa incidencia la abrió la expropietaria...
-Sí, bueno, pues se la hemos enviado a ella.
-Verá, es que esa señora va a estar en casa de su hija una temporada, no va a recibir el correo.
-Bueno, pues que nos la mande cuando regrese.
-¿No podrían mandarla a la dirección de su hija?
-No, no, no. Sólo a la dirección que nos especificó el titular para el envío de cartas.
-¿Y no pueden anular esta incidencia y hacer una alta nueva?
-Bueno, le tendría que mandar una solicitud de anulación de incidencia por correo, nos la tendría que devolver firmada y entonces...
-¡Pero entonces estaría en la misma situación!
-Sí, ya.
-¿Y no le parece un poco kafkiano?
-¿Le importaría repetir la pregunta?
-Bien, escúcheme: hace un mes me compré un piso. No tengo luz. Mi termo es eléctrico, así que tampoco tengo agua caliente. Mi cocina tiene vitrocerámica, así que tampoco puedo cocinar. Me han traido una nevera y una lavadora que no sé si funcionan porque no tengo luz. Me tienen que poner el suelo y no pueden porque se tienen que enchufar la radial en el culo y sorprendentemente no funciona. ¿Y sabe que es lo peor? ¡¡¡QUE TENGO P*T*S NAÚSEAS MATUTINAS TODO EL P*T* DÍA Y CADA VEZ QUE QUIERO POTAR TENGO QUE IR AL P*T* BAÑO CON UNA P*T* LINTERNA PARA QUE NO ACABE TODO EN EL P*T* SUELO!!!
-Lo lamento, pero la Ley de Protección de Datos no nos permite tramitar su solicitud.
-Entiendo. En cambio, la Ley de Protección de Datos sí permite dejar al propietario de la vivienda sin suministro durante un mes porque un tercero que no reside en la misma ha abierto una incidencia.
-Eh...
Al día siguiente me llamó el electricista para colocar el contador.
Adoro la Ley de Protección de Datos.
Pd.: Lo malo de que las compañías españolas se lleven sus plataformas de atención al cliente al tercer mundo para ahorrarse dinero pagando sueldos tercermundistas es que se consigue una atención al cliente tercermundista.
Continuará...
11 abril 2012
La hipoteca que surgió del frío 6
Previously in Lorz..
El grifo del baño gotea.
Ya teníamos el piso, o lo que quedaba de él.
Después de meditarlo cuidadosamente, decidimos que los primero que teníamos que hacer era echarnos a llorar.
Completado el primer paso con éxito, el segundo encontrar un pintor que arreglara parte del desaguisado.
Como no conocíamos a ninguno (jijiji) contactamos con una empresa se servicios que nos dijo que le pasaría el encargo a cinco pintores diferentes para que nos dieran prespuesto.
De esos presuntos cinco pintores sólo nos llamaron tres, que insistieron en que tenían que ver el piso.
-¿No me pueden dar el presupuesto con la descripción que les estoy dando? -pregunté.
-Sí, pero si lo que cuenta es verdad no nos lo queremos perder.
Para no liarla parda, cité a los pintores a diferentes horas para que vieran el piso.
Y se presentaron todos a la vez.
Fiestaaaaa...
Y se cabrearon.
Fiestaaaa...
Y no tuvieron ningún reparo en decírmelo.
Fiestaaaa...
Y uno de ellos, además, llamó a ZaraJota™ para quejarse.
-Que sepa usted -le dijo-, que no es ético llamar a más de un reparador para hacer el mismo trabajo.
-Hombre, si le pido presupuesto es para compararlo con otros presupuestos, ¿no?
Curiosamente, este señor pintor fue el que nos ofreció mejores condiciones.
-Me da igual -le dije a ZaraJota™-. Si nos grita sin tener el trabajo asegurado, ¿qué hará cuando empiece a pintar? Que no, que no, que este es el típico que empieza a encontrar faltas en todas partes y el final acabamos pagando el doble porque la junta de las canaletas no estaba bien hecha.
ZaraJota™ estuvo de acuerdo, y contratamos a otro señor que nos prometió que podía hacer el trabajo entre el jueves y el viernes de esa misma semana.
-Pero, ¿seguro que terminarán a tiempo? Que nos traen los muebles de cocina el sábado...
-Claro señora.
ZaraJota™ se pidió libre el jueves y el viernes para ayudar en lo que hiciera falta.
El jueves los trabajos avanzaron MUY despacio.
El viernes por la mañana los trabajos avanzaron MUY despacio.
El viernes a la hora de comer el pintor habló con ZaraJota™.
-Es una tontería que esté usted aquí perdiendo el tiempo con nosotros. ¿Qué le parece si nos deja llave, nosotros terminamos de pintar esta tarde, y le devolvemos las llaves cuando quedemos para que nos pague? Así puede irse a casa y descansar un poco.
ZaraJota™ les dejó las llaves.
El viernes por la tarde ZaraJota™ y yo, incapaces de descansar, fuimos a ver cómo avanzaba la cosa... y los pintores no estaban.
-Pero... me dijeron que se quedarían hasta tarde y que acabarían hoy... por eso les he dejado las llaves.
-Te han tangao.
-A lo mejor es que van a volver mañana. ¿No?
-Claro, claro, se han escaqueado un viernes por la tarde y van a venir un sábado.
-Pero...
-Asúmelo: te han tangao.
El sábado nos trajeron los muebles de la cocina, pero no los pudieron montar porque todavía estaba todo a medio pintar y con los arreos de los pintores de por medio.
El lunes, después del trabajo, fui al piso a ver si podía hacer algo útil, y allí estaban los pintores, como si no hubiera ocurrido nada.
-¿Creen que podrán terminar hoy?
-Claro, señora.
Un par de horas más tarde entré en el salón y ahí estaban los dos pintores con los pantalones bajados.
-¡QUÉ C*Ñ*! -grité.
Salí corriendo y me encerré en el baño. Un par de minutos más tarde llamaron a la puerta del baño.
-¡¡¡NO ME VIOLEN, QUE ESTOY MUY SENSIBLE!!!
-Señora, ya nos vamos.
-Vale. ¿Han acabado?
-No, mañana.
Ay...
Al día siguiente les estaba esperando con los brazos en jarras.
-¿Le hemos hecho esperar?
-No, no, si no me importa estar tres horas de pie en un piso vacío que huele a pintura. A fin de cuentas, no es como si estuviera embazaraza. Ah, que sí lo estoy. Embarazada y de los nervios. ¿Creen que podrán acabar hoy o qué?
-Claro, señora.
-Bien. Y si se van a cambiar de ropa, o cierran la puerta de la habitación o me avisan para que yo no entre, pero intenten no bajarse los pantalones delante mía sin previo aviso, que estoy muy sensible.
-Claro que no, señora, que cosas tiene...
El martes, por fin, terminaron de pintar.
El miércoles la pintura empezó a caerse.
El jueves conseguí que uno de los pintores viniera a casa, lo cogí de una oreja y le froté los morros contra la pintura descascarillada.
-¡PINTURA CACA! ¡PINTURA CACA!
-Señora, pare ya, que no soy un caniche...
-¡La pintura se está cayendo!
-Eso es porque alguien ha pintado encima de pintura plástica sin sanear antes.
Bien, bien, bien... ¿y quién cree usted que ha podido ser ese alguien?
Continuará...
El grifo del baño gotea.
Ya teníamos el piso, o lo que quedaba de él.
Después de meditarlo cuidadosamente, decidimos que los primero que teníamos que hacer era echarnos a llorar.
Completado el primer paso con éxito, el segundo encontrar un pintor que arreglara parte del desaguisado.
Como no conocíamos a ninguno (jijiji) contactamos con una empresa se servicios que nos dijo que le pasaría el encargo a cinco pintores diferentes para que nos dieran prespuesto.
De esos presuntos cinco pintores sólo nos llamaron tres, que insistieron en que tenían que ver el piso.
-¿No me pueden dar el presupuesto con la descripción que les estoy dando? -pregunté.
-Sí, pero si lo que cuenta es verdad no nos lo queremos perder.
Para no liarla parda, cité a los pintores a diferentes horas para que vieran el piso.
Y se presentaron todos a la vez.
Fiestaaaaa...
Y se cabrearon.
Fiestaaaa...
Y no tuvieron ningún reparo en decírmelo.
Fiestaaaa...
Y uno de ellos, además, llamó a ZaraJota™ para quejarse.
-Que sepa usted -le dijo-, que no es ético llamar a más de un reparador para hacer el mismo trabajo.
-Hombre, si le pido presupuesto es para compararlo con otros presupuestos, ¿no?
Curiosamente, este señor pintor fue el que nos ofreció mejores condiciones.
-Me da igual -le dije a ZaraJota™-. Si nos grita sin tener el trabajo asegurado, ¿qué hará cuando empiece a pintar? Que no, que no, que este es el típico que empieza a encontrar faltas en todas partes y el final acabamos pagando el doble porque la junta de las canaletas no estaba bien hecha.
ZaraJota™ estuvo de acuerdo, y contratamos a otro señor que nos prometió que podía hacer el trabajo entre el jueves y el viernes de esa misma semana.
-Pero, ¿seguro que terminarán a tiempo? Que nos traen los muebles de cocina el sábado...
-Claro señora.
ZaraJota™ se pidió libre el jueves y el viernes para ayudar en lo que hiciera falta.
El jueves los trabajos avanzaron MUY despacio.
El viernes por la mañana los trabajos avanzaron MUY despacio.
El viernes a la hora de comer el pintor habló con ZaraJota™.
-Es una tontería que esté usted aquí perdiendo el tiempo con nosotros. ¿Qué le parece si nos deja llave, nosotros terminamos de pintar esta tarde, y le devolvemos las llaves cuando quedemos para que nos pague? Así puede irse a casa y descansar un poco.
ZaraJota™ les dejó las llaves.
El viernes por la tarde ZaraJota™ y yo, incapaces de descansar, fuimos a ver cómo avanzaba la cosa... y los pintores no estaban.
-Pero... me dijeron que se quedarían hasta tarde y que acabarían hoy... por eso les he dejado las llaves.
-Te han tangao.
-A lo mejor es que van a volver mañana. ¿No?
-Claro, claro, se han escaqueado un viernes por la tarde y van a venir un sábado.
-Pero...
-Asúmelo: te han tangao.
El sábado nos trajeron los muebles de la cocina, pero no los pudieron montar porque todavía estaba todo a medio pintar y con los arreos de los pintores de por medio.
El lunes, después del trabajo, fui al piso a ver si podía hacer algo útil, y allí estaban los pintores, como si no hubiera ocurrido nada.
-¿Creen que podrán terminar hoy?
-Claro, señora.
Un par de horas más tarde entré en el salón y ahí estaban los dos pintores con los pantalones bajados.
-¡QUÉ C*Ñ*! -grité.
Salí corriendo y me encerré en el baño. Un par de minutos más tarde llamaron a la puerta del baño.
-¡¡¡NO ME VIOLEN, QUE ESTOY MUY SENSIBLE!!!
-Señora, ya nos vamos.
-Vale. ¿Han acabado?
-No, mañana.
Ay...
Al día siguiente les estaba esperando con los brazos en jarras.
-¿Le hemos hecho esperar?
-No, no, si no me importa estar tres horas de pie en un piso vacío que huele a pintura. A fin de cuentas, no es como si estuviera embazaraza. Ah, que sí lo estoy. Embarazada y de los nervios. ¿Creen que podrán acabar hoy o qué?
-Claro, señora.
-Bien. Y si se van a cambiar de ropa, o cierran la puerta de la habitación o me avisan para que yo no entre, pero intenten no bajarse los pantalones delante mía sin previo aviso, que estoy muy sensible.
-Claro que no, señora, que cosas tiene...
El martes, por fin, terminaron de pintar.
El miércoles la pintura empezó a caerse.
El jueves conseguí que uno de los pintores viniera a casa, lo cogí de una oreja y le froté los morros contra la pintura descascarillada.
-¡PINTURA CACA! ¡PINTURA CACA!
-Señora, pare ya, que no soy un caniche...
-¡La pintura se está cayendo!
-Eso es porque alguien ha pintado encima de pintura plástica sin sanear antes.
Bien, bien, bien... ¿y quién cree usted que ha podido ser ese alguien?
Continuará...
07 abril 2012
La hipoteca que surgió del frío 5
Previously in Lorz...
La vendedora me quiere tangar
y yo le sigo, le sigo la corriente
porque no quiero que diga la gente
que la vendedora me quiere tangar
Después de una semana de intenso sufrimiento, la chica de la agencia nos volvió a llamar.
-¿QUÉ C*Ñ* PASA AHORA?
-Nada, que la señora ha aceptado la oferta, ahora sólo nos queda ir al notario, ¡y el piso será vuestro!
-¡Por fin! ¿Cuándo podemos firmar? ¿Mañana? ¿Pasado?
-Bueno... es que ahora se ha roto una mano.
-Pues que firme con la otra.
-No, si ese no es el problema. Es que se ve que desde que visitamos el piso por última vez lo ha estado usando de trastero, ¿sabes? Está lleno de muebles y m**rd*s diversas.
-Pero se lo llevará, ¿no?
-Pues ahí está, que con la mano rota no puede, y su hija está de viaje y hasta que no vuelva no le puede ayudar.
-Ya.
-Y luego está el tema de la pintura.
-Sorpréndeme...
-Bueno, ella quiere que tengáis el piso bonito cuando entréis a vivir, y está pensando en dejarlo recién pintado, pero no puede porque su hija no está.
-Pero, ¿no pensaría hacer que su hija lo pintara?
-No, no, pero como es mayor tiene miedo de hablar con los pintores ella sola y que la engañen.
-Ya.
-Además está el tema de la cocina.
-¿Que le pasa a la cocina?
-Nada, nada... que no hay.
-¿QUÉ?
-Se la ha llevado. Ha desmontado los muebles de madera, y se los ha llevado.
-A ver si lo entiendo: ¿la frágil ancianita que tiene miedo de hablar con los pintores ha cogido un martillo pilón, ha desmontado los muebles de la cocina, se los ha echado a la espalda y se los ha llevado?
-Más o menos...
-Mira, me da igual.
Bueno, eso pensé en el momento. Lo único que quería era acabar con la tortura psicológica de una vez, y me daba igual que el piso estuviera en ruinas.
Una semana más tarde, después de mucho sufrimiento, la suegra vino desde Barcelona con cientos de documentos de diversa índole para avalarnos, perdimos una mañana de nuestras vidas esperando a que el notario se dignara a presentarse, firmamos millones de papeles y finalmente nos entregaron las llaves del piso.
Lo primero que hicimos al sair de la notaría fue bailar el bailecito de la victoria.
Después salimos corriendo a ver nuestro recién adquirido piso.
Antes de entrar, pensamos que sería buena idea advertir a la suegra.
-Los de la agencia nos han avisado que la expropietaria ha estado usando el piso de trastero durante las últimas semanas, y no sabemos qué nos podemos encontrar. Por favor, no te asustes. El piso es precioso, no te dejes engañar por las circunstancias.
La suegra asintió, y los tres entramos.
Bien, en honor a la verdad, tengo que admitir que la expropietaria se había llevado todos los trastos.
De paso se había llevado también todos los muebles de la cocina, salvo uno, aunque al principio no nos dimos cuenta porque estaba debajo de varios estratos de roña.
Y ya que estaba, se había llevado las lámparas.
Y las bombillas.
Y los casquillos.
En realidad, era como si no hubiera podido desmontar las lámparas y hubiera dedidido cortarlas de raiz, dejando un par de centímetros de cable que sobresalía del techo.
Las paredes estaban llenas de bultos, y, encima, unas estaban pintadas de morado, otras de granate, y una, sólo una, tenía aplicado gotelé, y el suelo... bien, en el suelo se podían plantar patatas, salvo en un trozo en el que alguien había arrancado varias baldosas sin motivo aparente.
Se me vino el mundo encima. En fin, yo sabía que podía hacer de aquello un lugar habitable, pero en aquel momento no vi cómo. De todas formas, lo que más me preocupaba era mi suegra. La pobre mujer había hipotecado su piso para que pudiéramos comprar... eso.
Por un momento pensé que se enfadaría, o que al menos nos diría algo, pero no dijo nada... entonces.
-Lorz, tengo que decirte algo sobre el piso nuevo -dijo horas más tarde, cuando estábamos intentando recuperarnos del shock.
Ya está, ahí viene...
-¿Qué ha pasado?
-No sé cómo decirte esto... en tu estado... no quisiera agobiarte.
-El piso no te ha gustado, ¿verdad? -pregunté.
-No, no es eso...
-Ya.
-Es que creo que no te has dado cuenta de que tiene un problemilla.
¿Un problemilla? ¿UN PROBLEMILLA? ¡El piso es zona catastrófica!
-¿Sí? ¿Cuál?
-Verás... por favor no te lo tomes a mal, ¿vale?... no es bueno alterarse en tu estado... es que sé que estás muy ilusionada con el piso y no quiero pincharte la burbuja... pero... la cuestión es... no sé si te has dado cuenta... el grifo del baño gotea.
Pues no, la verdad es que no me había dado cuenta.
Continuará...
La vendedora me quiere tangar
y yo le sigo, le sigo la corriente
porque no quiero que diga la gente
que la vendedora me quiere tangar
Después de una semana de intenso sufrimiento, la chica de la agencia nos volvió a llamar.
-¿QUÉ C*Ñ* PASA AHORA?
-Nada, que la señora ha aceptado la oferta, ahora sólo nos queda ir al notario, ¡y el piso será vuestro!
-¡Por fin! ¿Cuándo podemos firmar? ¿Mañana? ¿Pasado?
-Bueno... es que ahora se ha roto una mano.
-Pues que firme con la otra.
-No, si ese no es el problema. Es que se ve que desde que visitamos el piso por última vez lo ha estado usando de trastero, ¿sabes? Está lleno de muebles y m**rd*s diversas.
-Pero se lo llevará, ¿no?
-Pues ahí está, que con la mano rota no puede, y su hija está de viaje y hasta que no vuelva no le puede ayudar.
-Ya.
-Y luego está el tema de la pintura.
-Sorpréndeme...
-Bueno, ella quiere que tengáis el piso bonito cuando entréis a vivir, y está pensando en dejarlo recién pintado, pero no puede porque su hija no está.
-Pero, ¿no pensaría hacer que su hija lo pintara?
-No, no, pero como es mayor tiene miedo de hablar con los pintores ella sola y que la engañen.
-Ya.
-Además está el tema de la cocina.
-¿Que le pasa a la cocina?
-Nada, nada... que no hay.
-¿QUÉ?
-Se la ha llevado. Ha desmontado los muebles de madera, y se los ha llevado.
-A ver si lo entiendo: ¿la frágil ancianita que tiene miedo de hablar con los pintores ha cogido un martillo pilón, ha desmontado los muebles de la cocina, se los ha echado a la espalda y se los ha llevado?
-Más o menos...
-Mira, me da igual.
Bueno, eso pensé en el momento. Lo único que quería era acabar con la tortura psicológica de una vez, y me daba igual que el piso estuviera en ruinas.
Una semana más tarde, después de mucho sufrimiento, la suegra vino desde Barcelona con cientos de documentos de diversa índole para avalarnos, perdimos una mañana de nuestras vidas esperando a que el notario se dignara a presentarse, firmamos millones de papeles y finalmente nos entregaron las llaves del piso.
Lo primero que hicimos al sair de la notaría fue bailar el bailecito de la victoria.
Después salimos corriendo a ver nuestro recién adquirido piso.
Antes de entrar, pensamos que sería buena idea advertir a la suegra.
-Los de la agencia nos han avisado que la expropietaria ha estado usando el piso de trastero durante las últimas semanas, y no sabemos qué nos podemos encontrar. Por favor, no te asustes. El piso es precioso, no te dejes engañar por las circunstancias.
La suegra asintió, y los tres entramos.
Bien, en honor a la verdad, tengo que admitir que la expropietaria se había llevado todos los trastos.
De paso se había llevado también todos los muebles de la cocina, salvo uno, aunque al principio no nos dimos cuenta porque estaba debajo de varios estratos de roña.
Y ya que estaba, se había llevado las lámparas.
Y las bombillas.
Y los casquillos.
En realidad, era como si no hubiera podido desmontar las lámparas y hubiera dedidido cortarlas de raiz, dejando un par de centímetros de cable que sobresalía del techo.
Las paredes estaban llenas de bultos, y, encima, unas estaban pintadas de morado, otras de granate, y una, sólo una, tenía aplicado gotelé, y el suelo... bien, en el suelo se podían plantar patatas, salvo en un trozo en el que alguien había arrancado varias baldosas sin motivo aparente.
Se me vino el mundo encima. En fin, yo sabía que podía hacer de aquello un lugar habitable, pero en aquel momento no vi cómo. De todas formas, lo que más me preocupaba era mi suegra. La pobre mujer había hipotecado su piso para que pudiéramos comprar... eso.
Por un momento pensé que se enfadaría, o que al menos nos diría algo, pero no dijo nada... entonces.
-Lorz, tengo que decirte algo sobre el piso nuevo -dijo horas más tarde, cuando estábamos intentando recuperarnos del shock.
Ya está, ahí viene...
-¿Qué ha pasado?
-No sé cómo decirte esto... en tu estado... no quisiera agobiarte.
-El piso no te ha gustado, ¿verdad? -pregunté.
-No, no es eso...
-Ya.
-Es que creo que no te has dado cuenta de que tiene un problemilla.
¿Un problemilla? ¿UN PROBLEMILLA? ¡El piso es zona catastrófica!
-¿Sí? ¿Cuál?
-Verás... por favor no te lo tomes a mal, ¿vale?... no es bueno alterarse en tu estado... es que sé que estás muy ilusionada con el piso y no quiero pincharte la burbuja... pero... la cuestión es... no sé si te has dado cuenta... el grifo del baño gotea.
Pues no, la verdad es que no me había dado cuenta.
Continuará...