En capítulos anteriores...
Mi novio quiere más a mi rata que a mí.
ZaraJota™ y yo llevábamos bastantes días sin coincidir en un mismo plano espacio-temporal, y en un momento de desesperación habíamos decidido que, pasara lo que pasara, ese fin de semana lo dedicaríamos a estar solitos, juntitos y darnos mimitos mutuamente, así que me costó bastante convencerle de que me acompañara al pueblo a pasar el fin de semana moviendo muebles y limpiando con mis padres.
Por suerte contaba con mis increibles técnicas de manipulación mental:
-Porfi, porfi, porfi, porfi, porfi, porfiiiiiiii...
-Acepto si cierras la boca.
-¡Vale!
-Para siempre.-¡mmmmmmmmmf!
Un día antes de salir para el pueblo mi madre volvió a llamarme.
Eso me pasa por darle mi número de teléfono.
-Hola hija.
-Hola pedorra, ¿qué pasa?
-Nos han llamado unos amigos del pueblo para invitarnos a una barbacoa, ya que vamos a estar allí.-Que bien.
-No, si no vamos a ir.-¿Y eso?
-No os vamos a dejar solos.-Eso suena un poco amenazante, ¿sabes?
-Mujer, es que es un poco feo haceros ir a Córdoba y teneros trabajando todo el día para luego decir "bueno, ahí os quedáis, que nosotros nos vamos de barbacoa".-Eh... lo feo es hacernos ir a Córdoba a trabajar. Lo de dejarnos solos es un alivio.
-¿Seguro que no os importa?-Que no.
-Pero... ¿qué váis a hacer solos en una casa vacía?
-Ch*ng*r, madre, ch*ng*r.
Que hay que explicarlo todo.
Pd: Al final a nosotros también nos invitaron a la barbacoa, lo que demuestra que los amigos de mis padres son malos para mi vida sexual, pero buenos para mis lorzas.
30 junio 2009
25 junio 2009
Retorno a la tierra 2
En capítulos anteriores...
Mi madre quiere más a mi novio que a mí.
Después de recoger mi autoestima del suelo me enfrenté a la terrible misión de convencer a ZaraJota™.
-Ha llamado mi madre -dije.
-Ajá.-Se van al pueblo este fin de semana.
-Que bien.
-Tienen que hacer cosas... mover algunos muebles...
-Vale.
-Lo que pasa es que ellos solos no van a poder. Ya sabes, como están rotos por varias partes...
-Debería ayudarles alguien.
-Sería lo mejor, pero es que no tienen a nadie.
-¿Nadie?
-Nadie [suspiro].
-Lorz, no soy idiota.
-¿No?
-Sé lo que intentas decirme. No te preocupes, me parece bien.
-¿De verdad no te importa?
-Claro que no.
-¡¡¡Bieeeeeeeeeeeen!!!
-Tú vete con ellos, que yo me quedaré aquí cuidando a Rata-Chan.
Me pregunto qué ha podido salir mal.
continuará...
Mi madre quiere más a mi novio que a mí.
Después de recoger mi autoestima del suelo me enfrenté a la terrible misión de convencer a ZaraJota™.
-Ha llamado mi madre -dije.
-Ajá.-Se van al pueblo este fin de semana.
-Que bien.
-Tienen que hacer cosas... mover algunos muebles...
-Vale.
-Lo que pasa es que ellos solos no van a poder. Ya sabes, como están rotos por varias partes...
-Debería ayudarles alguien.
-Sería lo mejor, pero es que no tienen a nadie.
-¿Nadie?
-Nadie [suspiro].
-Lorz, no soy idiota.
-¿No?
-Sé lo que intentas decirme. No te preocupes, me parece bien.
-¿De verdad no te importa?
-Claro que no.
-¡¡¡Bieeeeeeeeeeeen!!!
-Tú vete con ellos, que yo me quedaré aquí cuidando a Rata-Chan.
Me pregunto qué ha podido salir mal.
continuará...
23 junio 2009
Retorno a la tierra 1
Hace mucho tiempo que mi madre no me da de collejas, y voy a solucionarlo ahora mismo.
Como ya he dicho alguna vez, a pesar de lo que puede parecer por mi glamur innato, saber estar y don de gentes, no nací en una cosmopolita capital europea (jijiji, he dicho pea) sino en un pequeño pueblo de la campiña cordobesa, concretamente en el punto en el que la campiña deja de ser campiña y se convierte en las estribaciones de la Subbética.
O sea, en un terronal.
Mis padres tienen todavía allí una casa que está evolucionando a media casa, y aproximadamente tres olivos.
Cuatro, si prospera la aceituna que se cayó al suelo ayer.
Mis padres suelen ir fin de semana sí, fin de semana también, pero mis hermanos y yo sólo vamos cuando hay eventos familiares.
Que allí sólo hay un ordenador para todos, jo.
Hace unos días mi madre me llamó por teléfono así, como quién no quiere la cosa.
-Hola hija, ¿que tal todo?
-Como siempre.
-¿Todos bien? -Creo que la rata tiene gases, pero los demás bien. ¿Y vosotros?
-Bien... Bueno, este fin de semana padre y yo nos vamos al pueblo [suspiro]. -¿Y eso?
-Hay que hacer cosas en la casa. Mover muebles y eso. -Ah.
-La verdad es que no sé cómo lo vamos a hacer [suspiro], son muchos y pesan un montón.
-Imagino.
-Y tu padre con la rodilla mal... -Ya.
-Y yo, con mi espalda... no sé cómo lo vamos a hacer [suspiro]. Seguro que nos hacemos daño.
-Ir con cuidado.
-A lo mejor nos ayudan... supongo que podemos pedir a alguien que socorra a unos pobres lisiados [suspiro].
-Alguien habrá.
-Pero claro, también tenemos que limpiar, y eso no se lo podemos pedir a nadie [suspiro].
-Bueno madre, entre los dos no será tanto.
-Claro. Tu padre tiene la rodilla mal, y yo tengo la espalda rota por tres partes, pero seguro que entre los dos podemos limpiar esa casa tan grande [suspiro].
-¿Quieres que vaya a echar una mano?
-Bueno, si te empeñas...
-Claro.
-Aunque en realidad quien queremos que venga es ZaraJota™.
A la mierda mi autoestima.
continuará...
Como ya he dicho alguna vez, a pesar de lo que puede parecer por mi glamur innato, saber estar y don de gentes, no nací en una cosmopolita capital europea (jijiji, he dicho pea) sino en un pequeño pueblo de la campiña cordobesa, concretamente en el punto en el que la campiña deja de ser campiña y se convierte en las estribaciones de la Subbética.
O sea, en un terronal.
Mis padres tienen todavía allí una casa que está evolucionando a media casa, y aproximadamente tres olivos.
Cuatro, si prospera la aceituna que se cayó al suelo ayer.
Mis padres suelen ir fin de semana sí, fin de semana también, pero mis hermanos y yo sólo vamos cuando hay eventos familiares.
Que allí sólo hay un ordenador para todos, jo.
Hace unos días mi madre me llamó por teléfono así, como quién no quiere la cosa.
-Hola hija, ¿que tal todo?
-Como siempre.
-¿Todos bien? -Creo que la rata tiene gases, pero los demás bien. ¿Y vosotros?
-Bien... Bueno, este fin de semana padre y yo nos vamos al pueblo [suspiro]. -¿Y eso?
-Hay que hacer cosas en la casa. Mover muebles y eso. -Ah.
-La verdad es que no sé cómo lo vamos a hacer [suspiro], son muchos y pesan un montón.
-Imagino.
-Y tu padre con la rodilla mal... -Ya.
-Y yo, con mi espalda... no sé cómo lo vamos a hacer [suspiro]. Seguro que nos hacemos daño.
-Ir con cuidado.
-A lo mejor nos ayudan... supongo que podemos pedir a alguien que socorra a unos pobres lisiados [suspiro].
-Alguien habrá.
-Pero claro, también tenemos que limpiar, y eso no se lo podemos pedir a nadie [suspiro].
-Bueno madre, entre los dos no será tanto.
-Claro. Tu padre tiene la rodilla mal, y yo tengo la espalda rota por tres partes, pero seguro que entre los dos podemos limpiar esa casa tan grande [suspiro].
-¿Quieres que vaya a echar una mano?
-Bueno, si te empeñas...
-Claro.
-Aunque en realidad quien queremos que venga es ZaraJota™.
A la mierda mi autoestima.
continuará...
12 junio 2009
Reconocimiento
Todos los años en el trabajo nos hacen un reconocimiento médico.
Debe ser que el médico se olvida de nuestras caras, o algo.
El reconocimiento médico consiste en que te levantas a una hora vergonzosamente temprana, haces pis en un tubito, cruzas todo Madrid en ayunas llevando un tubo de pis en el bolso, te sacan sangre y te desmayas.
Bueno, al menos yo me desmayo, que he oido historias en las que la gente sale de la sala de extracciones por su propio pie.
Después de desmayarme lo normal es que alguien me de un terrón de azúcar y me puedo ir a casa a agonizar, pero esta vez no.
-Tenemos que hacerte más pruebas.
-Pe...pero es que tengo que irme a casa a quedarme inconsciente.
-Luego, ahora tenemos que hacerte más pruebas.
-Jo.
Así que perdí toda una mañana mientras me auscultaban, pesaban, medían, palpaban, comprobaban vista, mucosas y oídos, recogían muestras de la purulencia de mi ombligo, y me hacían preguntas sobre mi familia y mis hábitos (en esta parte me tuve que inventar las respuestas, porque nunca he llevado hábito y no tengo ninguno).
Y encima los muy ladrones, se quedaron con mi pis.
Después de aquello yo esperaba que los resultados de los análisis fueran espectaculares, algo así como diez tomos encuadernados en cuero y con el título "Lorz, un análisis interno" escrito en letras doradas en la portada.
La verdad es que me decepcionó mucho recibir sólo un sobre, pero al menos era un sobre muy gordo, con un montón de papeles dentro.
Pues se ve que los papeles eran sólo para rellenar, porque estaban escritos de arriba a abajo con palabras que estoy segura que no existen, como hematíes, y un montón de numeritos y porcentajes extraños.
Al final, lo único que valía era el último papel, que traía las conclusiones.
Jo.
Que emoción.
"Conclusiones", decía, "tiene usted sobrepeso".
Quiero que me devuelvan mi pis.
Debe ser que el médico se olvida de nuestras caras, o algo.
El reconocimiento médico consiste en que te levantas a una hora vergonzosamente temprana, haces pis en un tubito, cruzas todo Madrid en ayunas llevando un tubo de pis en el bolso, te sacan sangre y te desmayas.
Bueno, al menos yo me desmayo, que he oido historias en las que la gente sale de la sala de extracciones por su propio pie.
Después de desmayarme lo normal es que alguien me de un terrón de azúcar y me puedo ir a casa a agonizar, pero esta vez no.
-Tenemos que hacerte más pruebas.
-Pe...pero es que tengo que irme a casa a quedarme inconsciente.
-Luego, ahora tenemos que hacerte más pruebas.
-Jo.
Así que perdí toda una mañana mientras me auscultaban, pesaban, medían, palpaban, comprobaban vista, mucosas y oídos, recogían muestras de la purulencia de mi ombligo, y me hacían preguntas sobre mi familia y mis hábitos (en esta parte me tuve que inventar las respuestas, porque nunca he llevado hábito y no tengo ninguno).
Y encima los muy ladrones, se quedaron con mi pis.
Después de aquello yo esperaba que los resultados de los análisis fueran espectaculares, algo así como diez tomos encuadernados en cuero y con el título "Lorz, un análisis interno" escrito en letras doradas en la portada.
La verdad es que me decepcionó mucho recibir sólo un sobre, pero al menos era un sobre muy gordo, con un montón de papeles dentro.
Pues se ve que los papeles eran sólo para rellenar, porque estaban escritos de arriba a abajo con palabras que estoy segura que no existen, como hematíes, y un montón de numeritos y porcentajes extraños.
Al final, lo único que valía era el último papel, que traía las conclusiones.
Jo.
Que emoción.
"Conclusiones", decía, "tiene usted sobrepeso".
Quiero que me devuelvan mi pis.
09 junio 2009
Agresividad
Después de varios intentos conseguí decirle al profesor de la autoescuela que estaba un poco hasta los mismísimos y que quería, no, necesitaba presentarme al examen ya.
-Todavía no estás preparada.
-¿Qué? Llevo ocho meses, casi sesenta clases. He aparcado en todas las posturas posibles, he hecho millones de rotondas, he cambiado de marcha en todas las situaciones imaginables.
-Ya lo sé, Lorz, pero todavía tienes que pulir algunas cosas. Por ejemplo, tienes que quitarte la costumbre de ir a 20 por la M-30.
-Claro. Hay que ir a 30, ¿no?
-¡Pues claro que no! ¡Hay que ir más rápido!*
-¿Por qué?
-Por que si vas tan despacio nos darán por detrás.
-Ah, no, de eso nada. Tú puedes hacer lo que te apetezca con tu vida, pero yo soy una mujer comprometida y no puedo dejar que me vaya dando por detrás cualquier desconocido**.
-Y luego está lo de los ceda el paso. Entiendo que quieres ser educada, pero no tienes que dejar pasar siempre a los demás: sólo cuando haya señal.
-¿En serio? ¿Hay una señal para ESO?
-Así que te entiendo, pero no puedo dejar que te presentes hasta que no seas un poco más agresiva al volante.
-Agresiva.
-Exacto.
-Vale.
Así que me subí el coche, ajusté el asiento para que me llegaran las patitas a los pedales, me abroché el cinturón, quité el freno de mano, arranqué y...
-¡¡¡QUITA DE EN MEDIO, PEATÓN DE M**RD*!!! ¿TE CREES QUE POR SER OCTOGENARIO TIENES DERECHO A IR TAN DESPACIO? ¡¡¡FUERA DE MI CARRIL, TAXISTA DE LOS C*J*N*S!!! Ese municipal, ¿ME ESTÁ PITANDO A MÍ? Aquí no hay nadie más, ¡¡¡ASÍ QUE ME ESTÁ PITANDO A MÍ!!! ¡¡¡MÉTETE EL SILBATO POR EL C*L*, M*R*C*N DE CABALLOS!!!
-Lorz...
-¿Lo estoy haciendo bien?
-No.
Desde luego, la cosa es criticar.
*No lo entiendo, entonces ¿por qué c*j*n*s se llama M-30?
**Ni conocido, que ya os veo venir.
-Todavía no estás preparada.
-¿Qué? Llevo ocho meses, casi sesenta clases. He aparcado en todas las posturas posibles, he hecho millones de rotondas, he cambiado de marcha en todas las situaciones imaginables.
-Ya lo sé, Lorz, pero todavía tienes que pulir algunas cosas. Por ejemplo, tienes que quitarte la costumbre de ir a 20 por la M-30.
-Claro. Hay que ir a 30, ¿no?
-¡Pues claro que no! ¡Hay que ir más rápido!*
-¿Por qué?
-Por que si vas tan despacio nos darán por detrás.
-Ah, no, de eso nada. Tú puedes hacer lo que te apetezca con tu vida, pero yo soy una mujer comprometida y no puedo dejar que me vaya dando por detrás cualquier desconocido**.
-Y luego está lo de los ceda el paso. Entiendo que quieres ser educada, pero no tienes que dejar pasar siempre a los demás: sólo cuando haya señal.
-¿En serio? ¿Hay una señal para ESO?
-Así que te entiendo, pero no puedo dejar que te presentes hasta que no seas un poco más agresiva al volante.
-Agresiva.
-Exacto.
-Vale.
Así que me subí el coche, ajusté el asiento para que me llegaran las patitas a los pedales, me abroché el cinturón, quité el freno de mano, arranqué y...
-¡¡¡QUITA DE EN MEDIO, PEATÓN DE M**RD*!!! ¿TE CREES QUE POR SER OCTOGENARIO TIENES DERECHO A IR TAN DESPACIO? ¡¡¡FUERA DE MI CARRIL, TAXISTA DE LOS C*J*N*S!!! Ese municipal, ¿ME ESTÁ PITANDO A MÍ? Aquí no hay nadie más, ¡¡¡ASÍ QUE ME ESTÁ PITANDO A MÍ!!! ¡¡¡MÉTETE EL SILBATO POR EL C*L*, M*R*C*N DE CABALLOS!!!
-Lorz...
-¿Lo estoy haciendo bien?
-No.
Desde luego, la cosa es criticar.
*No lo entiendo, entonces ¿por qué c*j*n*s se llama M-30?
**Ni conocido, que ya os veo venir.