Érase una vez que se era una bruja muy muy malvada que vivía en la cabaña más destartalada de lo más profundo del bosque, rodeada de arañas, serpientes y números atrasados de Muy Interesante. Un anochecer la bruja se despertó y, rascándose el trasero, se acercó al hogar para hacerse el desayuno. Encendió el fuego, que de inmediato empezó a desprender un humo verde y maloliente, llenó el caldero de ojos de rana, alas de cuervo y pez y alargó la mano de largas uñas negras para coger el cucharón.
Y el cucharón no estaba.
Su viejo cucharón de hierro, rojo de óxido y encostrado de mugre, su amado cucharón con el que había removido tantos potajes de murciélago, sopas de babosa y gachas amargas, el mismo cucharón con el que acogotaba a las alimañas que se colaban en el armario para roer sus ropas, el viejo y familiar cucharón, simplemente, había desaparecido.
De nada sirvió mirar bajo los muebles, los dos, entre las sábanas amarillas, y bajo el colchón de pelo de rata lleno de bultos, algunos de los cuales, bien orgullosa estaba de ello, aún se movían. El cucharón no aparecía en ninguna parte, ni siquiera en sus bolsillos, ni en las profundidades de su bolso de telaraña, ni en la maraña gris y sucia que era su pelo.
La vieja y malvada bruja se echó a llorar. ¿Qué iba a hacer sin su cucharón? Sin un cucharón no podía remover su caldero, y una bruja, sin su caldero, no es nada, bien lo saben tantas brujas sin puchero que acabaron sus días vencidas por asquerosos niños repelentes de cabellos sonrosados y mejillas rubias. O al revés; la bruja, afortunada ella, no había visto nunca a uno de esos monstruos, y se le ponían los pelos de la verruga de punta sólo de pensar en encontrarse con uno.
Pero si quería seguir removiendo su caldero iba a tener que ir a la aldea más cercana a comprar un cucharón, y la vieja bruja creía recordar que en las aldeas (tocó madera para alejar el miedo) había niños.
Si no fuera por el cucharón...
Decidida a todo la bruja se envolvió en su negra capa picuda y partió rumbo a la aldea. Tardó varias horas, porque tuvo que dar unos cuantos rodeos para esquivar a algunos conejitos esponjosos y cervatillos de dulces ojos, que le daban un asco tremendo. Para cuando llegó a la aldea era casi medianoche, y en las calles reinaba la oscuridad y el silencio.
La vieja y malvada bruja tragó saliva, se acercó a la primera puerta y llamó con sus nudillos huesudos. La puerta se abrió apenas unos centímetros, y volvió a cerrarse bruscamente.
-¡Una bruja! ¡Es una bruja! -se oyó a través de la madera, y luego el ruido de pesados muebles que eran arrastrados y amontonados detrás de la puerta, por si acaso. La bruja se quedó de pasta boniato. No sabía si eso era normal.
-Sólo quiero comprar un cucharón -gimoteó, pero no obtuvo respuesta.
Un poco asustada llamó a la siguiente puerta, pero volvió a ocurrir lo mismo, y también en la siguiente, y la siguiente.
La vieja y malvada bruja empezó a temer que no podría comprar un cucharón, pero no estaba dispuesta a rendirse. En la siguente casa no llamó a la puerta: musitó un conjuro y la echó abajo. El ruido, en la aldea dormida, sonó como un cañonazo, y pronto la bruja oyó el sonido de los pies descalzos bajando a la carrera por la escalera.
-¡Una bruja! -exclamó el primero en llegar, un hombre que sostenía una vela en la mano.
-¡Una bruja! -exclamó una mujer, que le seguía de cerca.
-¡Una bruja! -exclamó, por último, un niño, que corrió a abrazarse a su madre.
-Sólo quiero comprar un cucharón -explicó la bruja muy despacio, para que la comprendieran-. Tengo dinero.
Y para demostrarlo metió la mano derecha en el bolsillo, en busca del dinero.
-¡Tiene un arma! -gritó la mujer. En este tipo de situaciones siempre hay alguien que grita "tiene un arma", es obligatorio.
-¡Sólo quiero un cuch... -empezó la bruja, pero no acabó; el aldeano cogió un taburete y se lo partió a la bruja en la cabeza.
La bruja cayó al suelo. No le dolía, porque el pelo había amortiguado el golpe, pero se sentía tan triste que empezó a llorar, tapándose la cara con la falda remendada, y lloró y lloró hasta que sintió que le tironeaban de la manga. Soltó la falda y miró a su izquierda. Había un niño, y la estaba tocando. La bruja miró espantada los sedosos rizos dorados, las mejillas sonrosadas y los hoyuelos, y se estremeció. Esperaba que no fuera un huerfanito de esos: por lo que había oído, eran los más peligrosos. El niño, además, sonreía espantosamente mientras le tendía un cucharón, nuevo y brillante.
La vieja y malvada bruja miró al niño y al cucharón. Dudaba; batallaba contra sus instintos. Al fin, cogió el cucharón y sonrió al niño. El niño empezó a reir, entrecerrando los ojos... Era lo que la bruja esperaba. Con un golpe certero la vieja y malvada bruja le arreó un cucharonazo al niño en la cabeza, que le dejó inconsciente de inmediato. Lo cogió en brazos y, antes de que los padres reaccionaran, echó a correr.
Aquella noche la vieja y malvada bruja comió rosbif de niño para celebrar que volvía a tener un cucharón.
Moraleja: si no puedes vencer tus miedos, cómetelos.
¡¡¡Terrible Halloween para todos!!!
31 octubre 2005
26 octubre 2005
La quedada
Debería rendirme.
Cuando estábamos todos en la universidad era más fácil, porque todos teníamos más o menos el mismo horario. Alguien decía "¿quedamos el viernes?" y quedábamos.
Ahora las cosas son más complejas. Unos trabajan por la mañana, otros por la tarde, otros los fines de semana o en días alternos, unos viven en Madrid y otros no, unos tienen coche y otros se mueven en metro... Vaya, que para recordar cuando está disponible cada uno se necesita al profesor Nash en un día bueno.
Y luego, en el hipotético caso de que consigas llegar a un acuerdo, y descubras, por ejemplo, que los lunes a las 3 de la mañana todos están libres, siempre hay alguien que protesta por el plan.
Esto es lo que sufro por e-mail, móvil y cara a cara:
"Yo sólo veo películas en versión original."
Hay que joderse. Y con las películas en español, ¿qué hace? ¿Se va a Gibraltar y las ve dobladas?
"Es que ahí no hay quien aparque."
Como en todo Madrid...
"¿Esa mierda de película quereis ver?"
Hermano Mediano, no falla. Para él, todas las películas son una mierda. Habría sido un gran crítico si no fuera porque cree que la crítica de cine es una mierda.
"¿Y no podemos ir a otro sitio?"
En una vida anterior fui Hitler, y este es mi castigo, lo sé.
"Si vienes tú, paso."
Es recíproco.
"Uf, no sé, porque por la mañana trabajo, y por la tarde quiero hacer albóndigas."
Mi madre. No, no, es broma. No es mi madre, es... la madre de alguien que conozco. Sí, eso es. Y yo no soy yo.
Je, je-je-je, je.
En fin.
Será mejor que me vaya inscribiendo en el Programa de Protección de Testigos.
"Jennifer López me cae mal."
¿De verdad crees que nos la vamos a encontrar?
"No como queso."
Hermano Mediano, otra vez.
"Jo, tía, no sé (suspiro)... Mi vida es tan complicada (meneo de melena), tengo tantos compromisos con gente que no me comprende (gran suspiro)... No sé, tía (gesto indefinido con la mano)... Rellena una solicitud y, con un poco de suerte, quizá la tenga en cuenta."
Hermano Pequeño.
Cargante, ¿verdad? En las películas nunca pasa. El Concilio de Elrond, por ejemplo.
-¿Quién llevará el anillo? -dice Elrond, todo serio.
-Pfff... No sé, yo es que ya he quedado.
-Conmigo no conteis hasta enero del 2015.
-¿Que tal se aparca en Mordor?
-Esas lembas no llevarán queso...
-Nadie me comprende, tía.
-Estoy muy ocupado con mi máquina de escribir invisible.
-Pues anda que yo, que tengo que liar albóndigas...
Cuando estábamos todos en la universidad era más fácil, porque todos teníamos más o menos el mismo horario. Alguien decía "¿quedamos el viernes?" y quedábamos.
Ahora las cosas son más complejas. Unos trabajan por la mañana, otros por la tarde, otros los fines de semana o en días alternos, unos viven en Madrid y otros no, unos tienen coche y otros se mueven en metro... Vaya, que para recordar cuando está disponible cada uno se necesita al profesor Nash en un día bueno.
Y luego, en el hipotético caso de que consigas llegar a un acuerdo, y descubras, por ejemplo, que los lunes a las 3 de la mañana todos están libres, siempre hay alguien que protesta por el plan.
Esto es lo que sufro por e-mail, móvil y cara a cara:
"Yo sólo veo películas en versión original."
Hay que joderse. Y con las películas en español, ¿qué hace? ¿Se va a Gibraltar y las ve dobladas?
"Es que ahí no hay quien aparque."
Como en todo Madrid...
"¿Esa mierda de película quereis ver?"
Hermano Mediano, no falla. Para él, todas las películas son una mierda. Habría sido un gran crítico si no fuera porque cree que la crítica de cine es una mierda.
"¿Y no podemos ir a otro sitio?"
En una vida anterior fui Hitler, y este es mi castigo, lo sé.
"Si vienes tú, paso."
Es recíproco.
"Uf, no sé, porque por la mañana trabajo, y por la tarde quiero hacer albóndigas."
Mi madre. No, no, es broma. No es mi madre, es... la madre de alguien que conozco. Sí, eso es. Y yo no soy yo.
Je, je-je-je, je.
En fin.
Será mejor que me vaya inscribiendo en el Programa de Protección de Testigos.
"Jennifer López me cae mal."
¿De verdad crees que nos la vamos a encontrar?
"No como queso."
Hermano Mediano, otra vez.
"Jo, tía, no sé (suspiro)
Hermano Pequeño.
Cargante, ¿verdad? En las películas nunca pasa. El Concilio de Elrond, por ejemplo.
-¿Quién llevará el anillo? -dice Elrond, todo serio.
-Pfff... No sé, yo es que ya he quedado.
-Conmigo no conteis hasta enero del 2015.
-¿Que tal se aparca en Mordor?
-Esas lembas no llevarán queso...
-Nadie me comprende, tía.
-Estoy muy ocupado con mi máquina de escribir invisible.
-Pues anda que yo, que tengo que liar albóndigas...
25 octubre 2005
PG Potter y el Cáliz Sexualmente Insinuante
Harry Potter y el Cáliz de Fuego ha sido calificada como PG-13 (parents strongly cautioned) debido a que incluye:
"Arañas espeluznantes que se arrastran sobre alumnos, dragones que respiran fuego, sirenas monstruosas y un personaje próximo al colapso por el vino. La película también contiene blasfemia suave, insinuación sexual y la muerte de un personaje principal", según informa Usa Today.
Jo.
Caramba.
La franquicia Potter cada vez se parece más a los clásicos de Disney.
"Arañas espeluznantes que se arrastran sobre alumnos, dragones que respiran fuego, sirenas monstruosas y un personaje próximo al colapso por el vino. La película también contiene blasfemia suave, insinuación sexual y la muerte de un personaje principal", según informa Usa Today.
Jo.
Caramba.
La franquicia Potter cada vez se parece más a los clásicos de Disney.
23 octubre 2005
The O-Files
Estudiar para las oposiciones es un rollo y tengo pruebas que lo demuestran:
1.- Hay que estudiar toooodos los días. Jo. Eso no es normal. Sí, ya sé que en el colegio, el instituto y la universidad los profesores te machacan con que hay que estudiar todos los días y tal, pero eso es como leer el Quijote: realmente no lo ha hecho nadie jamás.
2.- Todo el mundo te pregunta cómo lo llevas. Tal cual. Te miran con compasión y lo sueltan. "¿Cómo lo llevas?". Pues a ver: tengo que estudiar todos los días y estoy aquí de charla, tú me dirás.
3.- Te duele el culo. Te duele la espalda, también, pero eso todo el mundo lo comprende. En cambio no puedes ir por ahí diciendo que te duele el culo. Si mi novio, que se supone que me quiere, se burla cada vez que lo digo, no sé qué harán los demás.
4.- Pierdes la noción del tiempo. No sabes si es lunes o sábado, porque el plan es el mismo: levantarte y ponerte a estudiar. Eso sí, siempre sabes que hora es: hora de estudiar.
5.- Te salen callos en las manos porque, en tu afán por reducir la materia, te pones a subrayar como una loca. Yo no sé lo que pasa en las familias normales, pero sí sé lo que va a decir la mía en cuanto alguien descubra el callo que tengo en el dedo índice de la mano izquierda. Sobre todo si mi novio les cuenta que, además, me duele el culo.
6.- Te obsesionas. Te pones a ver una peli, y, al acabar, haces un esquema, un resumen y un comentario crítico en el que señalas sus aplicaciones didácticas. ¿A alguien le interesan las aplicaciones didácticas de Glitter? Sospecho que no.
7.- Descubres que tu novio confía ciegamente en tí. La leche. Este tío no es normal. La parte buena es que eso demuestra que estamos hechos el uno para el otro.
8.- Al final, no estudias nada. Estás demasiado ocupada quejándote de lo mucho que tienes que estudiar.
1.- Hay que estudiar toooodos los días. Jo. Eso no es normal. Sí, ya sé que en el colegio, el instituto y la universidad los profesores te machacan con que hay que estudiar todos los días y tal, pero eso es como leer el Quijote: realmente no lo ha hecho nadie jamás.
2.- Todo el mundo te pregunta cómo lo llevas. Tal cual. Te miran con compasión y lo sueltan. "¿Cómo lo llevas?". Pues a ver: tengo que estudiar todos los días y estoy aquí de charla, tú me dirás.
3.- Te duele el culo. Te duele la espalda, también, pero eso todo el mundo lo comprende. En cambio no puedes ir por ahí diciendo que te duele el culo. Si mi novio, que se supone que me quiere, se burla cada vez que lo digo, no sé qué harán los demás.
4.- Pierdes la noción del tiempo. No sabes si es lunes o sábado, porque el plan es el mismo: levantarte y ponerte a estudiar. Eso sí, siempre sabes que hora es: hora de estudiar.
5.- Te salen callos en las manos porque, en tu afán por reducir la materia, te pones a subrayar como una loca. Yo no sé lo que pasa en las familias normales, pero sí sé lo que va a decir la mía en cuanto alguien descubra el callo que tengo en el dedo índice de la mano izquierda. Sobre todo si mi novio les cuenta que, además, me duele el culo.
6.- Te obsesionas. Te pones a ver una peli, y, al acabar, haces un esquema, un resumen y un comentario crítico en el que señalas sus aplicaciones didácticas. ¿A alguien le interesan las aplicaciones didácticas de Glitter? Sospecho que no.
7.- Descubres que tu novio confía ciegamente en tí. La leche. Este tío no es normal. La parte buena es que eso demuestra que estamos hechos el uno para el otro.
8.- Al final, no estudias nada. Estás demasiado ocupada quejándote de lo mucho que tienes que estudiar.
18 octubre 2005
Huelga de transportistas
10:00
-Señorita, ¿que pasa con los transportistas?
Pasmo total. No sé si es una adivinanza, un chiste o, peor, una pregunta.
-¿Perdón?
-Que si les afecta.
Bueno, teniendo en cuenta que no tengo ni idea de lo que me habla, supongo yo que no.
-No.
Espero.
10:05
-Señorita, ¿ya se nota lo de los transportistas?
-¿Eh?
-Que si se nota.
-¿En qué?
-No sé, en algo.
-No, de momento no estamos notando nada.
Yo, desde luego, lo único que noto es que me están tocando las narices.
10:07
-Señorita, ¿cuanto va a durar lo de los transportistas?
Suspiro. Esto tiene que ser una broma, seguro. ¿Dónde está la cámara oculta?
-Espero que no mucho -le digo, con total sinceridad.
-Pero, de momento, con ustedes siguen.
¿Siguen qué? ¡Por favor, que alguien me explique qué está pasando!
-Sí, sí, claaaaro...
10:08
-Señorita, no hay lechugas. ¿Será por los transportistas?
Está bien. He sido yo. Confieso. ¡Pero por lo que más quieran, dejen de torturarme!
-¿No quedan lechugas?
-No.
-Pues se habrán acabado.
-¿No están teniendo problemas con los transportistas?
-Francamente, yo empiezo a tenerlos.
-La entiendo perfectamente, señorita.
Lo dudo.
10:08 y medio.
-Señorita, ¿cuanto va a durar lo de los transportistas?
Matadme. Acabad con mi sufrimiento.
-¿Perdón?
-Hay huelga de transportistas -me sopla un señor por lo bajo, probablemente porque se da cuenta de que estoy a punto de suicidarme con el boli.
-Ah, sí, esperamos que se llegue a un acuerdo en breve.
Yo desde luego lo deseo del todo.
10:09
-Señorita, ¿están teniendo problemas con el suministro?
-Con el suministro, no.
Pero al primer transportista que me cruce, lo escamocho.
-Señorita, ¿que pasa con los transportistas?
Pasmo total. No sé si es una adivinanza, un chiste o, peor, una pregunta.
-¿Perdón?
-Que si les afecta.
Bueno, teniendo en cuenta que no tengo ni idea de lo que me habla, supongo yo que no.
-No.
Espero.
10:05
-Señorita, ¿ya se nota lo de los transportistas?
-¿Eh?
-Que si se nota.
-¿En qué?
-No sé, en algo.
-No, de momento no estamos notando nada.
Yo, desde luego, lo único que noto es que me están tocando las narices.
10:07
-Señorita, ¿cuanto va a durar lo de los transportistas?
Suspiro. Esto tiene que ser una broma, seguro. ¿Dónde está la cámara oculta?
-Espero que no mucho -le digo, con total sinceridad.
-Pero, de momento, con ustedes siguen.
¿Siguen qué? ¡Por favor, que alguien me explique qué está pasando!
-Sí, sí, claaaaro...
10:08
-Señorita, no hay lechugas. ¿Será por los transportistas?
Está bien. He sido yo. Confieso. ¡Pero por lo que más quieran, dejen de torturarme!
-¿No quedan lechugas?
-No.
-Pues se habrán acabado.
-¿No están teniendo problemas con los transportistas?
-Francamente, yo empiezo a tenerlos.
-La entiendo perfectamente, señorita.
Lo dudo.
10:08 y medio.
-Señorita, ¿cuanto va a durar lo de los transportistas?
Matadme. Acabad con mi sufrimiento.
-¿Perdón?
-Hay huelga de transportistas -me sopla un señor por lo bajo, probablemente porque se da cuenta de que estoy a punto de suicidarme con el boli.
-Ah, sí, esperamos que se llegue a un acuerdo en breve.
Yo desde luego lo deseo del todo.
10:09
-Señorita, ¿están teniendo problemas con el suministro?
-Con el suministro, no.
Pero al primer transportista que me cruce, lo escamocho.
16 octubre 2005
Frikifans anónimos
-Me llamo Lorza Girl y soy... soy...
Me atraganto. No puedo.
-¡Venga, Lorza Girl! -me animan.
-Soy... soy una frikifan idhunita.
-¡Bien, bien!
Hay aplausos. El primer paso, admitirlo, es el más difícil. Luego superarlo... eso ya es otra historia.
Al final mi novio no fue a comprar Tríada a las doce de la noche.
Esperó hasta las diez de la mañana.
Luego tuvo que irse a trabajar, y aunque no lo leyó en el trabajo, las malas lenguas aseguran que de vez en cuando lo sacaba de la bolsa y lo abrazaba. Eso lo aprendió de mí; de vez en cuando todavía abrazo a mi Half-Blood Prince. Es decir, al libro, no al auténtico Half-Blood Prince, aunque la verdad es que tendría su morbo. No soy tan bocas como para decir quién es, pero creedme: tendría un buen montón de morbo.
Ji-ji, ji-ji...
Céntrate, Lorza Girl, que eres una mujer comprometida...
El caso es que mi novio se pasó toooooooda la noche leyendo. Sí, el tío friki se pasó toda la noche leyendo. No es que lea despacio, es que Tríada tiene aproximadamente el mismo calibre que La orden del Fénix; algo así como leerse la trilogía de El señor de los anillos del tirón.
Luego tuvimos la siguiente conversación:
-Me muero. He leído toda la noche.
-¡Friki!
-Es que es taaaaan bonito...
-¡Friki!
-No podía parar...
-¡Friki! ¡Friki! ¡Friki! ¡Friki! ¡Friki!
-¡A que no te lo dejo!
-Sabes que te quiero, ¿verdad?
Eso es lo mejor que soy capaz de hacer en lo que a chantaje psicológico se refiere. Nunca cuela. La segunda opción es "pues no pillas", y él responde "pues tú tampoco". Se las sabe todas, el tío.
Supongo que al final le dí lastima, porque me lo prestó.
Y estuve leyendo hasta las seis de la mañana.
Jo. Como me duele el cuerpo, los músculos y los huesos.
Tríada es un libro de Laura Gallego.
Me atraganto. No puedo.
-¡Venga, Lorza Girl! -me animan.
-Soy... soy una frikifan idhunita.
-¡Bien, bien!
Hay aplausos. El primer paso, admitirlo, es el más difícil. Luego superarlo... eso ya es otra historia.
Al final mi novio no fue a comprar Tríada a las doce de la noche.
Esperó hasta las diez de la mañana.
Luego tuvo que irse a trabajar, y aunque no lo leyó en el trabajo, las malas lenguas aseguran que de vez en cuando lo sacaba de la bolsa y lo abrazaba. Eso lo aprendió de mí; de vez en cuando todavía abrazo a mi Half-Blood Prince. Es decir, al libro, no al auténtico Half-Blood Prince, aunque la verdad es que tendría su morbo. No soy tan bocas como para decir quién es, pero creedme: tendría un buen montón de morbo.
Ji-ji, ji-ji...
Céntrate, Lorza Girl, que eres una mujer comprometida...
El caso es que mi novio se pasó toooooooda la noche leyendo. Sí, el tío friki se pasó toda la noche leyendo. No es que lea despacio, es que Tríada tiene aproximadamente el mismo calibre que La orden del Fénix; algo así como leerse la trilogía de El señor de los anillos del tirón.
Luego tuvimos la siguiente conversación:
-Me muero. He leído toda la noche.
-¡Friki!
-Es que es taaaaan bonito...
-¡Friki!
-No podía parar...
-¡Friki! ¡Friki! ¡Friki! ¡Friki! ¡Friki!
-¡A que no te lo dejo!
-Sabes que te quiero, ¿verdad?
Eso es lo mejor que soy capaz de hacer en lo que a chantaje psicológico se refiere. Nunca cuela. La segunda opción es "pues no pillas", y él responde "pues tú tampoco". Se las sabe todas, el tío.
Supongo que al final le dí lastima, porque me lo prestó.
Y estuve leyendo hasta las seis de la mañana.
Jo. Como me duele el cuerpo, los músculos y los huesos.
Tríada es un libro de Laura Gallego.
13 octubre 2005
Mi novio es un friki
Hace seis años, seis meses y diez días mi novio era un chico normal.
Le gustaban los coches, las motos, las bufas y las novelas de John Grisham (pobrecito).
Luego empezó a cambiar, al principio tan despacio que apenas era perceptible.
Sé que es culpa mía; debí darme cuenta, debí evitarlo...
Nunca debí llevarle a ver El señor de los anillos, y menos a ver la primera sesión, que había tantos frikis por metro cuadrado que daba miedo.
Nunca debí dejar que se acercara a menos de 10 metros de mis hermanos y de la fabulosa frikoteca que han ido acumulando en su diminuto cuchitril. Qué coño, debí decirle que no tengo hermanos, que es lo que hago con todo el mundo.
Nunca debí dejar que leyera manga, sobre todo Inuyasha, Kimagure y, por supuesto, Ranma 1/2. Sobre todo Ranma. Y lo mismo se aplica al comic. Sin City, X-Men, Lobezno, Astro City, Lobo Solitario, Akira y una larga lista que ni siquiera yo he he sido capaz de leer completa.
Nunca debimos ver Rocky Horror Picture Show.
Y nunca, nunca, nunca debí recomendarle Misfile ni A-L-P, cuya lectura sin duda ha acabado de achicharrarle la materia gris, ya de por sí escasita, para qué nos vamos a engañar.
Empecé a sospechar que algo iba mal cuando vimos El verano de Kikujiro empezada y en versión original y le gustó... Pero no le di importancia.
Luego hizo de Serious Black. Fue una interpretación memorable que debió quitarme la venda de los ojos, pero no. Yo tampoco es que sea muy lista.
Fue mucho tiempo después, al verle arrancar el primer ejemplar de Harry Potter and the Half-Blood Prince de las frías manos mortecinas de una niña inocente, cuando me di cuenta al fin de que había creado un monstruo (detalles aquí).
Ahora no hay marcha atrás.
En estos momentos mi novio culmina su transformación en friki de tomo y lomo.
Mañana día 14 sale a la venta el último libro de Laura Gallego, Tríada.
¿Adivinais quién va a estar esta noche a las doce en el Vips para comprarlo?
Exacto.
PD: En cuanto mi novio lea esto mi vida sexual estará condenada. ¡AAADA!
Le gustaban los coches, las motos, las bufas y las novelas de John Grisham (pobrecito).
Luego empezó a cambiar, al principio tan despacio que apenas era perceptible.
Sé que es culpa mía; debí darme cuenta, debí evitarlo...
Nunca debí llevarle a ver El señor de los anillos, y menos a ver la primera sesión, que había tantos frikis por metro cuadrado que daba miedo.
Nunca debí dejar que se acercara a menos de 10 metros de mis hermanos y de la fabulosa frikoteca que han ido acumulando en su diminuto cuchitril. Qué coño, debí decirle que no tengo hermanos, que es lo que hago con todo el mundo.
Nunca debí dejar que leyera manga, sobre todo Inuyasha, Kimagure y, por supuesto, Ranma 1/2. Sobre todo Ranma. Y lo mismo se aplica al comic. Sin City, X-Men, Lobezno, Astro City, Lobo Solitario, Akira y una larga lista que ni siquiera yo he he sido capaz de leer completa.
Nunca debimos ver Rocky Horror Picture Show.
Y nunca, nunca, nunca debí recomendarle Misfile ni A-L-P, cuya lectura sin duda ha acabado de achicharrarle la materia gris, ya de por sí escasita, para qué nos vamos a engañar.
Empecé a sospechar que algo iba mal cuando vimos El verano de Kikujiro empezada y en versión original y le gustó... Pero no le di importancia.
Luego hizo de Serious Black. Fue una interpretación memorable que debió quitarme la venda de los ojos, pero no. Yo tampoco es que sea muy lista.
Fue mucho tiempo después, al verle arrancar el primer ejemplar de Harry Potter and the Half-Blood Prince de las frías manos mortecinas de una niña inocente, cuando me di cuenta al fin de que había creado un monstruo (detalles aquí).
Ahora no hay marcha atrás.
En estos momentos mi novio culmina su transformación en friki de tomo y lomo.
Mañana día 14 sale a la venta el último libro de Laura Gallego, Tríada.
¿Adivinais quién va a estar esta noche a las doce en el Vips para comprarlo?
Exacto.
PD: En cuanto mi novio lea esto mi vida sexual estará condenada. ¡AAADA!
12 octubre 2005
12 octubre, día de la hispanidad
Nación: conjunto de habitantes de un país regido por el mismo gobierno.
País: nación, región, provincia o territorio.
Curiosamente, si hacemos caso de la Real Academia de la Lengua Española, Cataluña es un país y una nación.
¿Significa eso que la RAE está en contra de la unidad de España (unagrandelibre)?
¿O sólo que los defensores de la unidad de España (unagrandelibre) no saben lo que es un diccionario?
País: nación, región, provincia o territorio.
Curiosamente, si hacemos caso de la Real Academia de la Lengua Española, Cataluña es un país y una nación.
¿Significa eso que la RAE está en contra de la unidad de España (unagrandelibre)?
¿O sólo que los defensores de la unidad de España (unagrandelibre) no saben lo que es un diccionario?
09 octubre 2005
Trailer
No sé cuantas veces he visto el trailer de El cáliz de fuego.
En inglés, en mexicano, subtitulado, sin subtitular, con calidad de imagen óptima y penosa, a veces con la pantalla en negro, a veces sepia, con grumitos, a toda velocidad, avanzando a saltos, fotograma a fotograma, en quicktime, windows media, real player, en pantalla enorme, gigante y tamaño sello, con y sin música, con Hermano Pequeño entusiasmado, con Hermano Mediano refunfuñando (vaya mierda, seguro que apesta, estoy deseando que la estrenen para votar en Rotten Tomatoes, sin verla, claro, para qué...), sola, con el gato paseándose por todas las teclas, con mi novio protestando porque, joder, cuantas veces tengo que decirte que no me gusta ver trailers, que eso es de frikis...
Y cada vez que lo he visto he llegado a la misma conclusión.
Qué bueno está Stanislav Ianevski.
Y con bueno, mi querido pero susceptible novio, me refiero a que es muy... que tiene un... que parece bastante...
Que está como un queso, el chaval.
Por suerte es mayor de edad, aunque, ejem... sigue siendo más joven que Hermano Pequeño.
Jo.
Bueno.
Por lo menos a mí no me gusta Emma Watson.
So pervertidos.
En inglés, en mexicano, subtitulado, sin subtitular, con calidad de imagen óptima y penosa, a veces con la pantalla en negro, a veces sepia, con grumitos, a toda velocidad, avanzando a saltos, fotograma a fotograma, en quicktime, windows media, real player, en pantalla enorme, gigante y tamaño sello, con y sin música, con Hermano Pequeño entusiasmado, con Hermano Mediano refunfuñando (vaya mierda, seguro que apesta, estoy deseando que la estrenen para votar en Rotten Tomatoes, sin verla, claro, para qué...), sola, con el gato paseándose por todas las teclas, con mi novio protestando porque, joder, cuantas veces tengo que decirte que no me gusta ver trailers, que eso es de frikis...
Y cada vez que lo he visto he llegado a la misma conclusión.
Qué bueno está Stanislav Ianevski.
Y con bueno, mi querido pero susceptible novio, me refiero a que es muy... que tiene un... que parece bastante...
Que está como un queso, el chaval.
Por suerte es mayor de edad, aunque, ejem... sigue siendo más joven que Hermano Pequeño.
Jo.
Bueno.
Por lo menos a mí no me gusta Emma Watson.
So pervertidos.
05 octubre 2005
Pupita
He vuelto al gimnasio después de una larga ausencia (exámenes, trabajo, familia, vagancia) y ahora empiezo a comprender como se sentía Anakin después de que Obi-Wan le diera una paliza, le cortara las piernas, le arrojara a la lava y matara a su conejito.
Mucha pupita.
Es un gimnasio estupendo, solo para chicas, y especializado en... ejem... lorzas. Concretamente en la eliminación de las lorzas. La verdad es que por fuera más que un gimnasio parece la sede de una secta, porque está llena de rótulos: "entrena con nosotras", "sé tu misma", "haremos que te sientas satisfecha con tu cuerpo".
No estoy muy segura de ser yo misma, pero lo otro es verdad. Es decir, cuando llevas un cuarto de hora arrastrándote sobre el step empiezas a pensar que la verdad es que tu cuerpo tampoco está tan mal, y que para qué vas a esforzarte en cambiarlo. Sobre todo después de descubrir que además de resistencia, careces de ritmo, habilidad, flexibilidad, capacidad pulmonar y, en breve, de conciencia.
Además todo el mundo sabe que el gimnasio sólo se va a ligar y, si no hay suerte, mirar los bíceps de los tíos, y en este sólo veo un montón de chicas resoplando y escupiendo sangre. Yo entre ellas. Hay un espejo enooooooorme que cubre toda una pared. Cuando estás trotando o haciendo flexiones o abdominales o pesas o fingiendo que te has muerto para que el trainer te deje en paz miras al frente y piensas, jo, esa tía está como una foca... lleva el mismo chandal que yo, pero le queda de pena... mira como le asoman las bragas cuando se agacha... jo, si también son como las mías... y encima no para de mirarme, la gorda copiona...
Andá, que soy yo...
Total, que me duele tó, y estoy pensando en rendirme y dejarlo.
Pero me da pereza.
Mucha pupita.
Es un gimnasio estupendo, solo para chicas, y especializado en... ejem... lorzas. Concretamente en la eliminación de las lorzas. La verdad es que por fuera más que un gimnasio parece la sede de una secta, porque está llena de rótulos: "entrena con nosotras", "sé tu misma", "haremos que te sientas satisfecha con tu cuerpo".
No estoy muy segura de ser yo misma, pero lo otro es verdad. Es decir, cuando llevas un cuarto de hora arrastrándote sobre el step empiezas a pensar que la verdad es que tu cuerpo tampoco está tan mal, y que para qué vas a esforzarte en cambiarlo. Sobre todo después de descubrir que además de resistencia, careces de ritmo, habilidad, flexibilidad, capacidad pulmonar y, en breve, de conciencia.
Además todo el mundo sabe que el gimnasio sólo se va a ligar y, si no hay suerte, mirar los bíceps de los tíos, y en este sólo veo un montón de chicas resoplando y escupiendo sangre. Yo entre ellas. Hay un espejo enooooooorme que cubre toda una pared. Cuando estás trotando o haciendo flexiones o abdominales o pesas o fingiendo que te has muerto para que el trainer te deje en paz miras al frente y piensas, jo, esa tía está como una foca... lleva el mismo chandal que yo, pero le queda de pena... mira como le asoman las bragas cuando se agacha... jo, si también son como las mías... y encima no para de mirarme, la gorda copiona...
Andá, que soy yo...
Total, que me duele tó, y estoy pensando en rendirme y dejarlo.
Pero me da pereza.
03 octubre 2005
La fiesta
Cuando una cajera termina su jornada laboral pone una cadenita para que los clientes no pasen y ella se pueda ir a casa.
Yo ya tenía puesta mi cadenita, pero el cliente no pilló la indirecta.
-¿Por aquí tampoco se puede pasar?
Ese tampoco debió ponerme sobre aviso, pero yo ni flores.
-No, lo siento.
-Hay que joderse...
No, que luego me critican porque digo muchos tacos.
-Hay que <practicar el coito>... la hija de <mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero>... este supermercado es una <excremento>... Con la prisa que tengo, <parte externa del aparato reproductor femenino>...
Yo me concentré en dejar ordenadas mi cosas mientras el tipo se iba a la siguiente caja, todavía rezongando. Entonces se me acerca una compañera.
-Porfi, cobrame esto...
Y yo, que soy tonta, se lo cobro, a pesar de que ya me tenía que haber ido. El tipo, que por lo visto no me había quitado ojo de encima, no se lo tomó muy bien, que digamos.
-¡Hija de la gran <mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero>! ¡<Cabra grande>! ¡Me ha dicho que ya no cobraba, y mira, está cobrando! ¡So <mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero>! ¡Como te pille te voy a inflar a <hoja redonda y delgada de pan ázimo que el sacerdote consagra en la misa>!
Jo, aquello era como ver a Terrence y Philip haciendo la compra.
La chica que le estaba atendiendo seguía imperturbable, super profesional... Yo en cambio decidí que había algo sumamente interesante en el suelo.
Mala idea.
-¡Lo digo por tí, so <mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero>! Si, tú, la de las gafas -siempre he sospechado que las gafas eran las causantes de todos mis males, y ya ves-. Hay que <practicar el coito>, la muy <hembra del perro>...
¿No tenía tanta prisa? Parecía que no se iba a largar nunca y yo no me podía ir, porque tenía la compra de mi compañera allí mismo. La compañera en cuestión no estaba: se había escondido, con otras dos, que ya conocían al elemento de una performance anterior y no querían ver la segunda parte.
En fin, al final el tipo se largó.
En cuanto salió por la puerta vinieron los prosegures.
-¿Que pasa? Hemos oído gritos...
Por un momento pensé que iban a añadir "pero no queríamos interrumpir la fiesta".
Yo ya tenía puesta mi cadenita, pero el cliente no pilló la indirecta.
-¿Por aquí tampoco se puede pasar?
Ese tampoco debió ponerme sobre aviso, pero yo ni flores.
-No, lo siento.
-Hay que joderse...
No, que luego me critican porque digo muchos tacos.
-Hay que <practicar el coito>... la hija de <mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero>... este supermercado es una <excremento>... Con la prisa que tengo, <parte externa del aparato reproductor femenino>...
Yo me concentré en dejar ordenadas mi cosas mientras el tipo se iba a la siguiente caja, todavía rezongando. Entonces se me acerca una compañera.
-Porfi, cobrame esto...
Y yo, que soy tonta, se lo cobro, a pesar de que ya me tenía que haber ido. El tipo, que por lo visto no me había quitado ojo de encima, no se lo tomó muy bien, que digamos.
-¡Hija de la gran <mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero>! ¡<Cabra grande>! ¡Me ha dicho que ya no cobraba, y mira, está cobrando! ¡So <mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero>! ¡Como te pille te voy a inflar a <hoja redonda y delgada de pan ázimo que el sacerdote consagra en la misa>!
Jo, aquello era como ver a Terrence y Philip haciendo la compra.
La chica que le estaba atendiendo seguía imperturbable, super profesional... Yo en cambio decidí que había algo sumamente interesante en el suelo.
Mala idea.
-¡Lo digo por tí, so <mujer que mantiene relaciones sexuales con hombres a cambio de dinero>! Si, tú, la de las gafas -siempre he sospechado que las gafas eran las causantes de todos mis males, y ya ves-. Hay que <practicar el coito>, la muy <hembra del perro>...
¿No tenía tanta prisa? Parecía que no se iba a largar nunca y yo no me podía ir, porque tenía la compra de mi compañera allí mismo. La compañera en cuestión no estaba: se había escondido, con otras dos, que ya conocían al elemento de una performance anterior y no querían ver la segunda parte.
En fin, al final el tipo se largó.
En cuanto salió por la puerta vinieron los prosegures.
-¿Que pasa? Hemos oído gritos...
Por un momento pensé que iban a añadir "pero no queríamos interrumpir la fiesta".