27 febrero 2016

...y cebolla

Se ve que los gripazos de la leche (nunca mejor dicho) no se curan simplemente bebiendo agua.
Sorpresón.
Por el contrario, en vez de irse se atascan en la garganta y se convierten en una tosesilla.
Volví a la farmacia y me dieron un licor de hierbas con alcohol, eucalipto, alcohol, miel, alcohol, limón... Ahora que lo pienso, creo que también llevaba alcohol. Me lo empecé a tomar y bueno... La tos no se me iba, pero no veas lo contenta que estaba.
Con los días la tosesilla se convirtió en tos, y la tos en tos del carajo, y luego en súper-mega-leche-de-tos.
Volví al médico, pero no al mismo.
-Que es que tengo mucha tos.
-Pues tómate algo mujer.
Ah, que idea más buena, no se me había ocurrido a mí.
-Es que estoy lactando.
-Jodeeeer... -y empezó a darse cabezazos contra la mesa. La gente es que hace muchas tonterías para alisarse el flequillo-. Bueno, hay una cosa que va muy bien: coges una cebolla, la picas, le echas tres cucharadas de azúcar moreno, la dejas macerar y luego te bebes el caldito.
-Suena delicioso -delicioso en plan #no.
-Está muy bueno.
-Ya.
Si hay algo que sé de la vida es que cuando un médico dice "sabe muy bien", "no te va a doler" o "venga, sólo un empujoncito más, que ya le veo la cabeza" estás más jodido que un calamar en un bocata.
-Bueno, también puedo mirar si hay algo compatible en e-lactancia.org.
No. Me. J*d*s.
El médico dio con un jarabe compatetible, me apuntó en nombre en un papelito, y me fui corriendo a la farmacia.
Bueno, corriendo. Es un decir. No paraba de toser.
La farmaceútica miró el papelito.
-¿Esto te vas a tomar?
-Mayormente.
-Es que tengo otra cosa que es mucho mejor.
-No me lo diga: cebolla con azúcar.
Un remedio que no te quita la tos: la hace huir de espanto.
-No, es un remedio homeopático.
-Prefiero lo que me ha mandado el médico.
-¿Qué pasa, no crees en la homeopatía?
-Yo creo lo que me diga el médico.
Que digo yo que de algo le habrá servido estudiar medicina.
-Es que lo que yo te digo es buenísimo, mira.
-¡Si es el licor de hierbas que llevo tomando una semana!
-¿Y no te ha quitado la tos?
-No, y además me da resaca.
-Bueno, que no te haya hecho efecto no significa que no funcione.
Juraría que "no hacer efecto" es la pura definición de "no funcionar", pero vaya, tampoco vamos a discutir con la farmaceútica, que también habrá estudiado lo suyo, digo yo.
-Yo solo quiero mis drogas...
La farmacéutica me dio el jarabe y me lo tomé y el efecto se notó muy rápido y despareció igual de rápido también.
-Me... ahogo...
Volví al médico a todo meter. Bueno, ya sabéis.
-Es el problema de los medicamentos compatibles con la lactancia, que siempre son más suaves que los demás...
-¿Y qué hago?
-Bueno... creo que lo mejor es que estés sin hablar hasta que dejes de toser.
Si lo llego a saber me quedo con la cebolla.






Epílogo.
-Mamá, ¿me cuentas un cuento?
Miro a ZaraJota con ojitos de cordero degollado para que intervenga.
-Mamá no puede hablar.
-Vale. Mamá, ¿me cuentas un cuento?
-No puede hablar, Nena-chan.
-Vale, no quero que hable: quero que me cuente un cuento.
Esto va a ser más duro de lo que me pensaba.

19 febrero 2016

Ajo y agua

Cuando estás embarazada o lactando la mayoría de los médicos solo te recomiendan un tratamiento:
Que bebas mucha agua.
¿Resfriada? 
Bebe agua.
¿Dolor de cabeza? 
Bebe agua.
¿Crujimiento de espalda?
Bebe agua.
¿Decapitación?
Bebe agua. Con pajita, que lo vas a poner todo perdido.
-Hija -me decía mi madre-, la maternidad es ajo y agua: a joerse y aguantarse. 
Así me gusta, animando. 
Mucha gente me recomienda la página e-lactancia.org, que informa sobre los medicamentos compatibles, pero cada vez que se lo comento a mi médico me dice lo mismo: 
-¿Te vas a fiar de internet más que de mí?
-Hombre, claro. 
-Pues que te haga internet la receta. 
Hasta ahora he tenido suerte y no he pillado nada grave, sólo un resfriado tremendo: así es como descubrí que amamantar al niño en un banco del parque cuando estamos a -5° igual no es la mejor de las ideas. 
Estaba tan acatarrada que dormía abrazada a un rollo de papel higiénico para que absorbiera los mocos según fueran chorreando para abajo, y era un rollo (¿lo pillais? rollo) porque el papel de higiénico húmedo hace como unas pelotillas blancas que se meten por todas partes y resulta incomodísimo.
Estaba ya harta, y me fui a la farmacia. 
-Hola -le dije a la señora farmaceútica-. ¿Me puede dar algo para el resfriado que sea compatible con la lactancia? 
-Por supuesto que sí, mujer.
-¿De verdad? -se me saltaron las lágrimas y todo, de la emoción. Bueno, y del trancazo.
-Claro. Toma: un paquete de pañuelos de papel. Te lo regalo.
-Eh... gracias.
Sí, gracias por jugar con mis ilusiones, so [suprimido por taco CF RS adC VCC q].
-¡Y recuerda beber mucha agua!
Encima eso. 
Un par de días más tarde mi catarro y yo nos fuimos a una charla sobre lactancia. Masoquismo, lo llaman. Al final de la charla hubo ronda de preguntas y levanté la mano.
-Hola, me llamo Lorz y vengo de Madrid.
-Lorz, esto es un cursillo, no el Ahora Caigo. 
-Ah... Bueno, quería preguntar por qué cuando tengo el periodo tengo menos leche, y cómo lo arreglo. 
-Bueno, Lorz, me temo que es por la alteración hormonal, y que no tiene remedio.
-¿Ni siquiera bebiendo mucha agua?
-No, no, el agua no sirve para nada -¡JA! ¡LO SABÍA!-. Pero podrías probar a comer mucho ajo.
Estáis todos confabulados contra mí, ¿verdad? 

13 febrero 2016

Japón. Qué lejos que está Japón.

Hermano Mediano se ha ido de vacaciones a Japón.
También.
Últimamente, toda la gente de mi entorno se va a Japón. En serio. ¿Qué os pasa? ¿Regalan billetes de avión con los phoskitos o qué?
ZaraJota, de hecho, tiene una teoría:
-Es lo más lejos de ti que se pueden ir.
-No es cierto. Nueva Zelanda está más lejos.
-Y por eso sería el primer lugar en el que mirarías.
Anda, pues es verdad.
El cabrón de Hermano Mediano así se le atragante el sushi estaba muy contento con su viaje porque es un egoísta de mierda y le da igual que YO lo necesite aquí para enseñarme a usar snapchat.
Es una historia muy larga, ya os la cuento otro día si eso.
Yo estaba menos contenta con el muy capullo, pero como además de egoísta es muy listo rápidamente urdió una treta para manipularme y ponerme a su favor.
-Bueno -me dijo-, ¿qué quieres que te traiga de Japón?
Ahí, atacando mi punto débil.
-Pues no sé, algo que mole.
Hermano Mediano se lo pensó.
-Pues te voy a traer un rollo de plástico de cocina, que me han dicho que allí venden uno buenísimo.
Anda, vete.
Y más te vale que la estancia sea larga.

05 febrero 2016

La bandera de nuestros hijos

Me gusta MUCHO disfrazarme, y a ZaraJota no. Es por lo de ser un sieso y tal. Durante todos estos años he sufrido en silencio... bueno, en silencio no, pero sí que he sufrido mucho, porque claro, yo sola no me iba a disfrazar. 
Que queda raro.
Así que pensé en una forma de arreglarlo.
-Pues nada, voy a tener hijos y ya está.
-¿Y si tampoco les gusta disfrazarse, qué? -preguntó ZaraJota, que además de sieso es un poco agonías-. ¿Les vas a obligar?
-¿Yo? ¡Por supuesto que no! Para eso está el colegio. 
Yo ya me veía rodeada de metros y metros de tela para hacer disfraces de extraterrestre, princhesa, jedi, o las tres cosas a la vez.
Lamentablemente, el colegio tiene sus propias ideas, y más lamentablemente aún, estas ideas son de la peor especie: de las sensatas. 
Jo. 
Efectivamente, la semana pasada recibimos la correspondiente circular, junto con las instrucciones y los materiales para hacer el disfraz; entre ellos, una bolsa de basura. Nada más verla me acordé del disfraz de bolsa de basura de Drama Mamá y me entró la risa floja.
-La niña va a ir saladísima -le dije a ZaraJota.
-Pues será del sudor, porque como la tengan toda la mañana metida en la bolsa de basura y con estos calores ya me dirás.
La ejecución del disfraz era sencillísima, pero nos llevó toda la tarde ajustarlo porque la bolsa de basura venía en talla única para todo el colegio: en concreto, la única lo bastante grande para meter dentro a un niño de doce años. A Nena-chan (tres años, un metro de alto, quince kilos de peso) le quedaba, por decirlo suavemente, ancho de sisa. Nada que dos o tres rollos de celo no arreglen. 
-Mamá, ¿qué haces? -preguntaba Nena-chan desde el interior de la bolsa de basura. 
-Acordarme de tu colegio, de su madre, de la madre de su madre, de la madre de la madre de su madre...
-¿Y por qué jugas con la bolsa?
-Eso mismo digo yo. Las bolsas no son juguetes, Nena-chan, las bolsas no son juguetes, ¿te enteras?
-Sí.
-¡¡¡PUES TU COLE SE VA A ENTERAR TAMBIÉN!!!
Más difícil de arreglar era el tema de la bandera. El disfraz requería pintar la bandera de un país, y se sugería que podía ser la de nuestro país de origen.
Es que son ganas de provocar.
-Pues yo no la mando con la bandera española -le dije a ZaraJota.
Que luego la que tiene que aguantar a la familia catalana soy yo.
-Pues yo no la mando con la bandera catalana -dijo ZaraJota-, que no quiero perder días de vacaciones yendo a tutorías.
Al final optamos por la vía cobarde:
Dibujamos dos líneas como si hubiéramos querido hacer la bandera española, pero luego le dijimos a la niña que la coloreara con los colores que ella quisiera.
Pensamos que elegiría colores al azar, y bueno, supongo que eso hizo...

Preveo una tutoría en breve.