24 febrero 2014

Vuelve a casa vuelve... por febrero III

Previously in Lorz...
Potas everywhere.

Toda mi vida pasó ante mis ojos.
Bueno, no.
En realidad lo único que pasó ante mis ojos fue el puto autobús.
Allí estábamos, en mitad de la calle, un sábado a las 7 de la mañana, a -2ºC, oliendo a vómito, con un Bebé-chan, un montón de maletas y cara de pasmo.
-Creo que está empezando a llover -dijo ZaraJota™, que es de esas personas que siempre ven el lado positivo de las cosas.
-¿Qué hacemos?
-Vamos a llamar a un taxi.
-Oooooooh podemos volvernos a casa y meternos en la cama.
-Ahora que lo dices, puedes que Bebé-chan se haya estado limpiando la cara en las sábanas después de potar.
-¡Taxi! ¡TAXIIII!
En menos de un minuto estábamos subidos a un taxi, ZaraJota™, Bebé-chan, las maletas, nuestro olor a vómito y yo. Como sabéis, los niños tienen que usar unas sillas especiales cuando viajan en coche, pero al parecer en los taxis no son obligatorias y pueden ir simplemente en brazos de un adulto.
-Pues no lo entiendo -le dije a ZaraJota™-; el peligro es el mismo en un taxi que en un coche privado, ¿no? Además, si yo la llevo bien agarradita, ¿qué puede pasar?
Entonces el taxista frenó y Bebé-chan se me cayó al suelo del coche.Después de eso ya no me quedaron ganas de seguir opinando sobre el asunto.
Al final llegamos a tiempo y conseguimos subir al ave.
-A ver si ahora Bebé-chan se duerme un rato y nos podemos echar una cabezadita también -nos dijimos.
Pues no.
Se ve que si despierta a un bebé a las seis de la mañana, devuelve, sales corriendo de casa, lo montas en un taxi, se da un golpe en la cabeza y luego vuelves a salir corriendo otra vez luego le cuesta relajarse.
Así de tiquismiquis son.
Bebé-chan estaba bastante de los nervios.
Durante un rato se entretuvo gritando porque no quería sentarse, ni estar de pie, ni que la cogiéramos en brazos, y a mí ya solo se me ocurría que intentáramos colgarla boca abajo con una cuerda, pero ZaraJota™ no me dejó porque decía que nos iban a mirar raro.
Cuando conseguimos que se sentara se entretuvo dando patadas al respaldo del asiento de delante, que hacía un ruidito muy gracioso. La señora que estaba ahí también hacía ruiditos. No tan graciosos. De hecho, parecía bastante cabreada. Por suerte para entonces ya habíamos conseguido sacar los juguetes y entretener a Bebé-chan apilando pollitos.


-Ahora que está entretenida -dijo ZaraJota™-, voy a ir a la cafetería a por algo de desayunar.
Y se fue.
Cuando llevaba un rato Bebé-chan se cansó de apilar pollitos y decidió desapilarlos:
Cogió el primero y se lo lanzó a la señora del asiento de delante.
-¡PATATA!
Cogió el segundo y se lo lanzó a la señora del asiento de delante.
-¡PATATA!
Cogió el tercero...
-¡Bebé-chan! ¡No le tires pollos a la señora!
-Si no me importa -contestó la señora, por alusiones.
-¡PATATA!
Después del quinto pollazo la señora no volvió a decir nada más.
Cuando Bebé-chan se quedó sin pollos se echó a llorar, y ese fue justo el momento en el que volvió ZaraJota™.
-¿Qué le pasa? -preguntó.
-Nada, que se ha liado a pollazos con la señora de delante.
-Ya, y se los has quitado para que no siga tirándoselos.
-Eh... más o menos.
-Los pollos no se tiran, Bebé-chan.
-¡PATATAAAAAA!
-No, patata no. ¿Tu ves que papá y mamá vayan por ahí tirando pollos? No, ¿verdad? Pues tú tampoco.
-¡PATATAAAAAA!
-Los pollos no se tiran. ¿Entendido? Muy bien. ¿Quieres que juguemos al Angry Birds?
ZaraJota™!
-¿Qué?
-¡Que luego la niña coge ideas!
-Vale, vale.
De todas formas Bebé-chan no parecía muy interesada en jugar. En cambio encontró una forma de entretenerse a sí misma: el gritito inesperado intermitente. Cuando llevábamos una media hora de berrido rítmico-musical, la señora del asiento de delante se dignó a dirigirnos la palabra de nuevo.
-En mi móvil tengo canciones para niños. Las llevo siempre para mi nieto.
-Ah, que bien.
-Os lo presto para que la niña se entretenga.
-No hace falta, gracias.
-De verdad, toma -insistió la señora.
-En serio, no hace falta. Estamos bien -insistí yo.
-¡PERO YO NO!
Desde luego hay que ver la gente lo tiquismiquis que es.

Continuará...


13 comentarios:

Silvia RM dijo...

Lo de los pollos ha sido mortaaaaaal xDDDD PATATAAAAAAAA!!!

Naar dijo...

Fíjate, el significado de dar pollazos acaba de cambiar para mí. Me he quedado totalmente... patata. Sí, eso es lo que mejor lo define. PATATA.

Unknown dijo...

Grande el momento en que Bebe Chan se lía a pollazos!!!

Genín dijo...

Me temo que algo va a pasar con el móvil... :)
Besos y salud

Ausländerina dijo...

yo cada vez que me subo a un avión y avisto niños/bebés me pongo a llorar ya de manera automática

Borraja dijo...

Jo, espero no coincidir con Bebe-Chan en un tren y que la emprenda a pollazos conmigo... ;)

Necio Hutopo dijo...

Sólo por preguntar ¿la señora del asiento de adelante parecía un cerdo verde?

Mi Álter Ego dijo...

Jajajaja. Me pongo en la piel de la señora y me da un mal... Y yo ni siquiera llevo canciones infantiles en el móvil. Tendré que agenciarme unas cuantas para la próxima vez que coja el AVE, por si acaso... Un besote!!!

Maribel dijo...

En serio, esto es ya para hacer una película.....
Besos !

Tita dijo...

Jo, es que a ver quien se queda bien si no le dan más pollazos...

Anónimo dijo...

Muy divertido diálogo.

exseminarista ye-ye dijo...

Lo confieso, no llevo canciones en el móvil pero de haber ido delante les habría matado, si las miradas mataran. Sí, vale, lo sé, soy un intolerable, intolerante, intransigente, algo de eso, pero hija, no sé, no tengo nada en contra de que los niños viajen y se diviertan pero a ver cuando sacan de una vez los vagones/aviones/tranvías/guaguas/cualquier medio de transporte niños free, sin acritud, actitud, eso.

Vamos, que entiendo y compadezco a la señora. Pero desde la distancia que me da leerte me río, eso también XD

Salud y tal.

pseudosocióloga dijo...

Criaturas.....cambiar de asiento....iros a la zona de carros de bebés(o minusválidos) que allí todo son padres en apuros.