11 abril 2013

Gran Reserva VII

Previously in Lorz...
Estuve tres días en el pueblo y voy a tardar dos meses en contarlo. 
Creo que empiezo a chochear. A fin de cuentas, ser madre es el primer paso para ser abuela. 

Titapepi está hecha una pupa de arriba a abajo.
Literalmente.
Empezando por los pies (juanetes), pasando por la cadera (Robocop), los riñones (uno está en paro y el otro convocado a huelga), los ojos (ni torta), los oídos (ligera sordera) y además todo lo habitual cuando uno tiene más de setenta años: azúcar, colesterol, ácido úrico...
El estado de pupez es tal que si Terminator la mirara con su escáner ocular (que a pesar de su nombre está en el ojo, no en el culo), le saltarían todas las alarmas y en vez de dispararle le daría un par de palmaditas en la espalda y le diría "ea, ea".
Para mantener ese cuerpo puposo en funcionamiento Titapepi tiene que seguir una dieta estricta, baja en sal, baja en azúcar, baja en grasas... baja en todo lo bueno, vaya. La cosa es tan grave que si se hace una ensalada, no puede echarle tomate (ácido úrico), ni aceitunas (sal), ni maíz (azúcar). Así que se echa un poco de lechuga. Pero poca, ¿eh? Que la lechuga es muy indigesta y muy pesada.
Y así todo.
A pesar de la dificultad, Titapepi sigue su dieta a rajatabla. La idea es que si se porta bien todos los días, pero todos todos, en ocasiones especiales puede hacer un excesito, como chupar un grano de maíz o algo.
No creáis que los hace mucho. Normalmente se reserva para cuando tiene gente en casa.
Y claro, cuando estuvimos en su casa, tenía gente en casa.
Ha quedado claro, ¿no?
Que conste que ella planeaba portarse bien, y que fui yo la que provoqué.
-Niña, ¿tú que quieres cenar esta noche?
Eran las seis de la tarde, pero eso no importa. En mi familia sólo hay una cosa que nos guste más que comer: hablar de comida.
-Pues había pensado que podíamos pedir una pizza. Si no quieres, no, lo que tú digas.
No te vaya a dar un chungo, pensé, que las transaminasas son unas p*t*s traicioneras.
-No, mujer, si a mí me gusta la pizza, y por un día que coma no pasa nada.
-Pues nada, luego la pedimos.
Jo, pensé, pobre Titapepi, ella aquí haciendo esfuerzos heroicos para mantener los triglicéridos controlados y llegamos nosotros y se los descolocamos todos, desde luego... Me daba mucho apuro pensarlo, es que es muy fuerte... Que lo mismo a la pobre ni le apetece ni nada, y sólo se come la pizza por no hacernos el feo.

-Niña, ¿pedimos ya la pizza?-me preguntó más tarde.
-Eh... es que son las siete, igual es un poco pronto, ¿no?
-Sí, igual sí.

Y al rato...
-Niña, creo que voy a pedirla ya, que aquí se lo toman con calma.
-Espero que se lo tomen con mucha calma, porque son las siete y cinco.

Y al rato...
-Niña, ¿ tus padres dónde han ido?
-Creo que están de cañas.
-Tardan mucho, ¿no?
-No sé, se habrán encontrado a alguien.
-Oye, ¿no estarán cenando por ahí? ¡A ver si van a cenar y luego no quieren que pidamos la pizza!

Y al rato...
-Niña, yo he pedido ya la pizza. ¿Con cuatro tendremos bastante?
¡Halaaaaaa!
-Depende, ¿cuántos meses vamos a estar aislados por la nieve?

Y al rato...
-Niña, que la pizza ya está aquí. ¿Tus padres cuando vienen?
-Ni idea.
-¿Tanto se tarda en tomar una caña?
-No creo que se hayan tomado una caña...

Y al rato...
-Niña, que esto se va a enfriar. Yo voy a ir empezando.
Pero por no hacernos el feo, ¿eh? No os vayáis a creer.



Continuará (sólo uno más y ya)...

5 comentarios:

Genín dijo...

Claro, pobre Titapepi, para una vez que la pobre rompe la dieta...
Te aseguro que yo la comprendo muy bien y me solidarizo con ella... :)
Besos y salud

Anónimo dijo...

Me temo que el desenlace va a ser muy tierno. Me he acordado mucho de mi abuela que me decía de vez en cuando que fuera a su casa a comer y las viandas no tenían nada que envidiarle a las que come un adolescente con mucha pasta en un centro comercial.
@eatentucanes

Anónimo dijo...

¿Y terminó la pobre mujer indigestada? Le salían regüeldos de oréganos si le apretabas la tripita? Jo...

Necio Hutopo dijo...

Hombre, que para una vez que la mujer come pizza, no es cosa de dejar que se enfríe...

Sr.Pérez dijo...

No me ha quedado claro esto de que "cuando estuvimos en su casa, tenía gente en casa".
Es decir, que al ser vosotros gente, la gente que tenía en casa era la gente que representábais vosotros, ¿no? Es decir, que la gente en sí, como término, era la gente vuestra propia de vosotros, es decir: vosotros érais la gente. Eso, ¿no?

¿O es que había otra gente, al margen de la gente que ya hemos definido antes como "gente"? O sea... ¿había más gente a parte de la gente ya descrita con anterioridad?

Por favor, me gustaría que me aclarase ese punto. Estoy haciendo una redacción para el cole y no me acaba de quedar claro.

Muchas gracias.