29 diciembre 2013

Yantanquí los Reyes Majos

El año 2013 ha sido un año de extremos: me han pasado cosas extremadamente buenas y extremadamente malas. Como no quiero alardear de las cosas buenas, porque es gafe, y no quiero regodearme en las cosas malas, porque es deprimente, este año no hay balance y vamos directos al turrón. 



A mi casa vienen los Reyes Majos. No Papá Noel, ni Santa Claus, ni nada porque mi madre, que se ha apuntado rápidamente a la moda de Halloween, de las fajitas, de la cebolla frita de Ikea, y que tiene una bandera republicana en casa (para cuando va de manifestación) insiste en que los Reyes Majos son "más españoles" que Santa Claus. 
Y tanto: son tres para hacer el trabajo de uno, lo hacen dos semanas más tarde, y encima hay que darles de comer. ¡Más español no se puede ser! 
Cuando éramos pequeños y vivíamos en el pueblo los Reyes Majos venían el día 5 de enero. 
Nos mandaban a todos los niños a la cabalgata con instrucciones de reunirnos después en casa de los abuelos. Y cuando llegábamos a casa de los abuelos maternos, que tiene un portal muy bonito, nos encontrábamos todos los regalos amontonados en la escalera, y los adultos histéricos: 
-¡Que han venido los Reyes! ¡Que han venido los Reyes! 
Molaba mil. 
Un año decidieron gastarnos una broma: en lugar de poner los regalos en las escaleras los escondieron detrás de las cortinas del salón, donde hay unos ventanales muy grandes. Por desgracia se les olvidó cerrar las contraventanas, y al pasar por la calle vimos todos los regalos allí apelotonados contra los cristales. Cuando entramos nos encontramos a los adultos de moco caído.
-Que no han venido los Reyes... Que no han venido los Reyes...
A los niños, que habíamos visto los regalos a través del cristal y los bultos a través de la cortina, se nos quedó una cara de pasmo que para qué.
¿Qué pasa? ¿Son tontos o se lo hacen? 
Incapaces de decidir cuál de las posibilidades era más turbadora optamos por seguirles la corriente, por si eran peligrosos o algo. 
-¿No han venido los Reyes?
GUIÑO-GUIÑO, CODAZO-CODAZO
-No...
-Vaya...
-¡Que sí, que los Reyes están detrás de la cortina!
SORPRESÓN.
-¡Jajaja, la cara que se os ha quedado, jajaja! ¡Pensabais que no había regalos, jajaja!
La historia les hizo tanta gracia que lo volvieron a repetir año tras año. 
-¡Jajaja, la cara que se os ha quedado, jajaja! ¡Pensabais que no había regalos, jajaja! -repetían cada vez. 
A ver que me explique. 
Primero: incluso si el primer año te hubiera pillado de sorpresa, a partir del quinto año ya como que te lo hueles. 
Segundo: algunos de los "niños" ya teníamos pelos en el piticlín. 
Tercero: si vais a insistir con la broma año tras año al menos cerrad las p*t*s contraventanas, c*ñ*, que no es tan difícil. 
Cuando nos mudamos a Madrid los Reyes Majos empezaron a venir a casa de los abuelos paternos. Se ve que el padrón les vende los datos, o que les informan de las actualizaciones o yo qué sé. 
Pero en casa de los abuelos paternos había un problema: mi tía estaba separada
Lo escribo así porque así es como lo decía mi abuela en esa época, "mi hija es que está... separada". Mi abuela también dice que los vecinos son de fuera o que alguien es de la otra acera. Esta forma de hablar tiene mucho mérito, sobre todo porque mi abuela es capaz de decirlo así, y a la vez a gritos.  
Bien, pues como mi tía estaba separada mis primos tenían que dividir las vacaciones entre su padre y su madre, y no sabemos cómo lo hacían que siempre les tocaba pasar los reyes con su padre. 
Entonces empezamos a dar los reyes en nochebuena. Pero entonces no sé por qué, mis primos empezaron a pasar la nochebuena con su padre también. Les gustaría más su pavo, digo yo. 
Solo nos quedó la nochevieja, y como mis abuelos eran fieles a la política "aquí los Reyes Majos vienen cuando estemos todos o no vienen", y los Reyes Majos no se atrevían a desafiar a mi abuelo (menudo era) empezaron a venir en nochevieja, después de las uvas. 
Bueno, a venir no, porque se ve que por convenio los Reyes Majos no trabajan en nochevieja, así que nos traían los regalos antes, con el nombre del destinatario en una pegatina, y los repartíamos nosotros mismos. 
Como además daba la casualidad que el 1 de enero era el cumpleaños de mi abuelo todo quedaba como muy festivo. 
Desde entonces los Reyes Majos han seguido no viniendo en nochevieja; se ve que la última reforma laboral no les afecta.Y este año me he plantado. 
Todo empezó porque le pregunté a una compañera venezolana cuándo se daban los regalos en su casa. 
-El 24 de diciembre, ¿y en la tuya?
-El 31 de diciembre. 
-¿Y eso? ¿Es una costumbre española?
-Bueno... Si consideras "no hacer nunca nada todos a la vez" como una costumbre española...
Entonces fue cuando me di cuenta de que lo que estábamos haciendo era absurdo porque para empezar mis primos hace años que son mayores de edad y pasan las fiestas donde les sale del piticlín, y para terminar uno de ellos ni siquiera vive en Madrid, y mi abuelo murió hace años, y todos, lo que se dice todos, no estamos nunca. 
Así que fui a mi madre: 
-Madre, esto no puede seguir así, que Bebé-chan empieza a darse cuenta de las cosas y esto es muy confuso para un niño. 
Y para un adulto. Y para cualquiera. 
-Ya hija, pero es que yo no tengo la culpa de que tengamos este gobierno...
-Los Reyes Majos, mamá, me refiero a los Reyes Majos.
-Ah. ¿Cuándo los damos? ¿En nochevieja? 
-Hombre, lo suyo sería que vinieran el día de Reyes. 
-¡Pero es que en Reyes no estamos todos!
-¿No estáis?
-Anda, pues sí. 
-Pues los damos en Reyes.
-Es que... ya hemos dicho que en nochevieja... y además...
-Que ya los tenéis y padre no es capaz de aguantar para darlos, ¿eh?
-Más o menos...
-Jo, es que me hacía ilusión que para Bebé-chan los Reyes vengan en reyes...
-Bueno, lo que podemos hacer es darlos en nochevieja, ¿vale? Lo que pasa es que los escondemos, y después de cenar decimos que han venido los Reyes y los sacamos. Pero en vez de repartirlos nosotros como estos años los escondemos, y cuando terminemos de cenar decimos que han venido los Reyes y los sacamos. 
-Bueeeeno... ¿y dónde los escondemos?
-Pues no sé... ¡detrás de la cortina del salón! 
Lo sabía. 


22 diciembre 2013

El mal de ojo

Navidah, navidah en canar sul,
navidah, navidah en canar sul,
nuehtra navidah...



Cuando éramos pequeños mi madre ponía un belén  muy grande.
Teníamos unas figuritas horrorosas, de plasticorro, pintadas a mano. Y sabíamos a ciencia cierta que eran pintadas a mano porque ni una tenía el ojo pintado en su sitio, oye, ni una.
Además teníamos un montón porque cuando veníamos a Madrid a ver a mis abuelos siempre comprábamos alguna nueva en los puestos de la plaza Mayor. Teníamos todo el reparto:
El san José con cara de mustio y un ojo más grande que el otro.
La virgen de rodillas, que es lo más normal después de soltar un niño de la mitad de su tamaño, y un ojo más grande que el otro.
El niño Jesús en pelota picá en mitad de diciembre y un ojo más grande que el otro.
La mula y el buey, mirándose con arrobo y un ojo más grande que el otro.
El ángel, que no se sostenía de pie y tenía un ojo más grande que el otro.
Y una población aproximada de unas cien figuritas más, todas ellas con un ojo más grande que el otro.
El casting incluía una rica fauna, formada por animales que tenían un ojo más grande que el otro y de dudosa escala: el gallo era mucho más grande que las ovejas, aunque lo mismo daba, porque las ovejas tenían unas patillas esmirriadas (y un ojo más grande que el otro) y siempre se estaban cayendo, que a veces más que un rebaño parecía una masacre.
La adquisición más celebrada fue la de las luces. Era una ristra verde con luces de colores que parpadeaban... Para que os hagáis una idea, eran exactamente como las de ahora. Se ve que el campo de las luces de navidad alcanzó su cima en los años 90 y desde entonces no han evolucionado una m**rd*.
Mi madre, que es muy del rigor histórico, siempre insistía en que en el portal teníamos que poner una hoguerita, "para calentar al niño". Que digo yo que si a su propia madre no le importaba un pimiento tener al niño en paños menores en pleno diciembre por qué nos teníamos que complicar la vida nosotros. Y es que la hoguerita consistía en cuatro palitos y una lucecita de navidad debajo, y mi madre insistía en que esa, precisamente esa, tenía que ser roja.
Todos los años pasaba lo mismo: el enchufe en un lado, el portal en el otro, y en medio la lucecita roja, que no llegaba. Y cuando llegaba teníamos otro problema, porque el número de lucecitas rojas era limitado. Poníamos una en el portal, otra con los pastores (los pastores tenían que tener otra hoguera también, los pesaos) y antes de que nos diéramos cuenta sólo quedaban luces rosas y verdes. Así es como la castañera acababa siempre asando castañas a la luz de un fuego verde (de probable origen extraterrestre) y la posada acababa iluminada por una luz rosa intermitente.
-Parece un puticlub -decía mi madre.
Y es que lo parecía. Tanto que con el paso de los años la pobre casita de corcho acabó siendo conocida por todos como "el puticlub", y le adjudicábamos la luz rosa aunque hubiera otra libre.
Nos los currábamos mucho. Íbamos a la carpintería a pedir serrín (hace un par de meses me he enterado de que la carpintería estaba en la casa que se jugó mi abuelo a las cartas, así que todo quedaba en familia), y un año que no conseguimos serrín usamos arena de gato. Limpia, ¿eh? Al menos estaba limpia cuando la pusimos. Luego la encontró el gato, y ya se sabe que los gatos son animales de costumbres: el nuestro se había acostumbrado a la arena y, bueno, el sitio le pareció un poco incómodo, pero claro, si la arena estaba allí sería por algo, ¿no?
Poníamos arena, poníamos el consabido río hecho con papel de plata con los patos gigantes de color amarillo fosforescente... y poníamos musgo.
El musgo requería de una expedición al campo. Mi madre cogía su coche, un Dyane 6 de decimosexta mano, metía en el asiento de atrás a todos los niños que se encontrara rondando por casa, y nos íbamos en busca de musgo, que a ver si os pensáis que encontrar musgo en Córdoba es tan fácil.
En mi tierra el campo está ocupado por olivos. Hay olivos hasta en lo más empinado. Hay olivos incluso en sitios donde la maquinaria no puede acceder y tienen que arar con una mula. Todo está lleno de olivos.
¿Todo? ¡No! Porque en mitad de las tierras de la familia hay una colina tan llena de meños y tan inclinada que ni las cabras pueden subir, y en ese peñascal vertical y lleno de zarzas nos metía mi madre para buscar musgo, ramitas, piedrecitas y cualquier cosa que sirviera para el belén.
Para darle más emoción en diciembre todavía es temporada de caza y, ¿adivinad qué? ¡El meño aquel era coto de caza!
Pero no pasaba nada, porque mi madre tenía un plan.
-Vamos a cantar algo para que si los cazadores ven movimiento sepan que somos personas y no nos disparen.
Y oye, a nosotros nos parecía de lo más razonable y cantábamos como posesos hasta que se nos acababa el repertorio.
-¿Y ahora qué hacemos?
-Pues cantamos otra.
-Es que ya no nos sabemos más.
-Pues nos la inventamos.
Y mi madre se inventó una bonita canción que decía así:

Vamos de excursión
todos a mogollón
y si encontramos culebras
les tiraremos una piedra
y si encontramos un bicho
le pegaremos con un pincho...

La canción seguía hasta completar todo el repertorio animal de la agreste campiña cordobesa, pasando por los saltamontes, los murciélagos y los topos. Era como el Pollito Pío en rústico, y repartiendo leña a todos, porque al que no le pegábamos con un pincho le dábamos de collejas (había uno al que solo le gritábamos "fuera, fuera", pero no me acuerdo de cuál era el afortunado). Que ahora lo pienso, y entre que por una parte estábamos arrasando con la flora y que por otra amenazábamos con maltratar a la fauna no sé yo cómo no intervenían los de Montes.
La canción acabó siendo la Banda Sonora Oficial Para Ir A Jugarnos La Vida Recogiendo Musgo Para El Belén™ y la cantábamos cada año, hasta que nos mudamos a Madrid y el belén empezó a ser más reducido y sin musgo. Como hace ya casi veinte años lo lógico sería que la canción se me hubiera olvidado del todo (por eso de borrar los recuerdos traumáticos y tal), pero hace un par de días estaba adornando el árbol de navidad y se me vino a la cabeza.
Y claro, le pregunté a mi madre.
-¿Te acuerdas de la canción que te inventaste cuando fuimos a por musgo al campo?
-No.
-Sí, la del bicho que le pegábamos con un pincho.
-Hija, no me suena de nada.
Ahora me pregunto si además de musgo recogíamos también setas.





Pd: Y lo bien que nos lo pasábamos.


13 diciembre 2013

De como Lorçagirl fue a la Biblioteca Nacional, de las muy fabulosas cosas que allí acontecieron, y grandes y prolijas enseñanças sobre por qué no puede volver

Tenía que hablar del puente de la Inmaculada Constitución, y de los extraños y diversos sucesos que acontecieron, pero recientemente he sufrido una experiencia traumática que necesito compartir.

Esta semana he tenido que ir a la Biblioteca Nacional.
El primer día iba toda de novatilla y me pillaron de marrón porque entrar a la Biblioteca Nacional no es tan fácil como parece: para empezar hay que subir un montón de escaleras y una ya no está para estos trotes.
Luego hay que pasar un primer control, donde enseñas el carnet, te ponen una pegatina según lo que vayas a hacer, y te preguntan si llevas un ordenador.
Después pasas por otro control donde enseñas el carnet, pasas el bolso por un escáner y el cuerpo humano por un arco detector de metales y te preguntan si llevas un ordenador.
Después pasas por el guardarropa, donde te vuelven a preguntar si llevas un ordenador.
-Tienes que dejar aquí el abrigo y el bolso.
-¡Pero si llevo mil cosas!
-Lo que necesites...
-¡Todo!
-...puedes meterlo en esta bolsa.
La señorita del guardarropa me dio una bolsa transparente de estilo carcelario y metí mis cosas a toda prisa dentro... sin saber que en el cuarto control (porque hay un cuarto control) tienes que volver a sacarlas de la bolsa para que las inspeccionen.
El señor de seguridad inspeccionó primero todos mis papeles. Uno a uno.
-Este no vale.
-¿Ese? ¿Por qué?
-Motivos de seguridad.
Luego me pidió que sacara el ipad de la funda y lo inspeccionó por todos lados.
Después inspeccionó los seis paquetes de pañuelos de papel con los que voy a todas partes desde que Bebé-chan empezó a ir a la guardería y a pegarme todos los virus que se encuentra tirados por ahí.
Y por último llegó a mi bolsita íntima.
  -¿Esto que es?
-Son artículos de higiene femenina.
-...
-Compresas, ¿vale? Compresas.
El señor de seguridad esparció mis compresas por el mostrador para revisarlas. Viendo que me estaba poniendo colorada como un tomate, se apiadó de mí.
-Es que nos ha pasado de todo, ¿sabe?
No me preguntó si llevaba un ordenador. La verdad es que me quedé con las ganas.
El sexto paso, si no tienes carnet, es ir a información a que te informen. De ahí te mandan a otro mostrador a que te hagan el carnet (séptima parada...), y te lo hacen en el momento.
Una vez que tienes tu carnet en la mano vas a otro mostrador a que te asignen un pupitre (¡ocho!), y te vuelven a preguntar si llevas un ordenador (en serio, ¿es que han perdido el suyo o qué?).
Y cuando tienes tu pupitre, si los libros que quieres consultar no están en sala, vas a otro mostrador para pedirlos.
El primer día tardé una hora en hacer todo el recorrido.
La novatada y eso.

El segundo día me preparé para que no me volviera a pasar.
Antes de salir de casa saqué el ipad de la funda y lo metí en la bolsa transparente con todas las cosas que iba a necesitar, salvo los artículos de higiene íntima, que me guardé en un bolsillo.
M**rd*, no tenía que haberlo dicho, la próxima vez me mirarán los bolsillos también...
Cuando llegué a la Biblioteca subí las escaleras, pasé el primer control ("no llevo ordenador"), pasé el segundo ("no llevo ordenador"), llegué al guardarropa ("no llevo ordenador")...
-Tienes que dejar aquí el abrigo y el bolso, solo puedes pasar las cosas que necesites...
-En una bolsa transparente -exclamé triunfal-. Lo sé, la tengo preparada.
Abrí el bolso para sacar la bolsa (que raro queda así escrito) y algo brilló en el fondo.
-¿Llevas comida ahí dentro?
-No.
-Parece que llevas algo.
M**rd************... ¡El p*t* turrolate!
El turrolate es un dulce típico de mi tierra que me encanta. En Madrid no lo venden, y por eso siempre que vamos al pueblo hago acopio. En la última visita, Hermano Pequeño compró para mí y se me olvidó pagárselo me regaló un paquete.Yo lo eché al bolso, se me olvidó que estaba ahí y lo paseé durante varios días sin darme cuenta.
-Es una... chocolatina -le dije a la señorita del guardarropa.
Cuando dices "turrolate" la gente te mira raro, y no hay otra palabra en castellano que defina al turrolate salvo, quizá, turrolate.
Si llevas comida tienes que dejar el bolso en consigna, ahí enfrente.
-¡Si ayer lo dejé en el guardarropa sin problemas!
-¡Porque nos ocultaste que llevabas comida!
-Está bien.
Me fui a consigna. La consigna funcionaba con monedas de un euro y yo llevaba en total 80 céntimos y un billete de 10 euros.
Volví al guardarropa a ver si me cambiaban el billete.
No tenían cambio.
-Creo que será mejor que tire el... la chocolatina.
-No la tires, mujer.
-Pues como no me la coma...
-...
-Está bien, me la como.
-Pero aquí no, tienes que salir fuera.
Entonces consideré mis opciones:
Por una parte, si salía tenía que volver a pasar todos los controles otra vez, probablemente agitando los bracitos y gritando "¡no llevo ordenador! ¡no llevo ordenador!".
Por otra, el turrolate no es algo que te puedas comer así como así. Para que os hagáis una idea,el turrolate es como si mezclas un polvorón con mantequilla de cacahuete, haces una masilla, le das forma de mojoncito y la envuelves en celofán. Por mucho que te guste (y a mí me gusta mucho), para comértelo te tiene que apetecer. En ese momento no me apetecía nada, y mucho menos si implicaba salir a comérmelo bajo cero a la calle y volver a pasar media hora de mostrador en mostrador.
-Pues lo tiro.
Y con gran dolor lo tiré a la papelera.
Ese día, como ya tenía hecho el carnet, tardé solo media hora en pasar todos los controles.

El tercer día estaba decidida a batir todos los récords.
¡Hoy voy a tardar menos de media hora en entrar!, me dije.
Lo preparé todo muy bien en la bolsa carcelaria, revisé el bolso en busca de comida que no recordara llevar, separé las hojas de papel presuntamente peligrosas de las presuntamente inocuas... Cuando me aseguré de que todo estaba en perfecto estado de revista me empecé a vestir, con tan mala suerte que a mitad de proceso Bebé-chan se despertó, y de muy mal humor además. Acabé de prepararlo todo con la nena en brazos y a toda prisa, salí corriendo, dejé a la nena en la guarde, cogí el metro, cogí el cercanías, llegué a la Biblioteca, subí las escaleras, pasé el primer control ("no llevo ordenador"), pasé el segundo ("no llevo ordenador"), llegué al guardarropa ("no llevo ordenador")...
-Tienes que dejar aquí el abrigo y el bolso.
-Sí, sí.
Y cuando me estaba desabrochando el abrigo me di cuenta de que con las prisas no había cogido el jersey y que debajo del abrigo sólo llevaba una camiseta interior térmica.
Ejem...

El cuarto día no volví.

05 diciembre 2013

La Inmaculada Constitución

Mañana es el día de la Constitución Española, que como todo el mundo sabe
ni es Constitución (porque es una Carta Magna),
ni es Española (porque a estas alturas todavía estamos discutiendo qué es España),
ni es un día (porque son tres).
Y había pensado que para celebrarlo podía leérmela y analizarla.

¡Bieeeeeen!

Pero luego he visto que es muy larga, no tiene dibujitos, y está llena de palabros raros y he pensado que ya si eso otro día.
Ejem.
No pasa nada.
Porque con el paso del tiempo la Constitución y la Transición se han acabado identificando con una canción, Libertad sin ira, que resume su el espíritu y nos explica claramente en qué estaban pensando los españoles que votaron "sí" a la Constitución.




Claramente, no estaban pensando en las pintas que me llevaban.
Y para meternos en sus mentes no hay más que analizar la letra de la canción.
Allá vamos:

Dicen los viejos
Bonita forma de dirigirse a las personas mayores.

que en este país
Pase lo que pase no digas "España", que la gente se pone a gritar "¡UNAGRANDELIBRE!" y la cagamos.

hubo una guerra
Si el problema no fue la guerra, y menos con la tecnología punta en armamento que llevaban en el frente. El problema fue lo que pasó detrás de las líneas del frente, y después de la guerra.

y hay dos Españas
Es una, lo que pasa es que se mueve mucho.

que guardan aún el rencor de viejas deudas.
Sólo para aclararlo: las viejas deudas no son "te dejé cinco duros y no me los has devuelto". Son más del tipo "tu padre quemó a mi madre, mató mi casa y violó a mi pobre conejito". Y la gente esas cosas tiende a tomárselas mal.

Dicen los viejos
Y los viejos, ya se sabe, CHOCHEAN.

que este país
Muy bien, sigue así.

necesita
Dos puntos:

palo largo
¡UN PALO! ¡UN PALO!

y mano dura 
para evitar lo peor.
El Apocalipsis Zombi.

Pero yo sólo he visto gente
Bien, de momento hemos esquivado el Apocalipsis Zombi.

que sufre y calla 
dolor y miedo.
P*t*s hemorroides.

Gente que sólo desea 
su pan, su hembra
¿Que QUÉ?
Estoy hay que mirarlo despacito:
"La gente desea pan". Hasta ahí bien. Está demostrado que el pan no engorda, lo que engorda es rellenarlo de panceta.
"La gente desea hembra".
¿Hembra?
Esto significa:
Primero, que esa gente de la que nos están hablando son sólo los hombres.
Los hombres heterosexuales, claro.
Los hombres homosexuales, como su propio nombre indica, no desean hembra.
Las mujeres homosexuales, por lo general, tampoco desean hembra: tienden más a desear a otras mujeres. Son así de raras: les gusta que las consideren personas, no instrumentos para procrear.
Pues ea, por tiquismiquis, tampoco son gente.

y la fiesta en paz.
No, claro, después de lo que acabas de soltar te habrás quedado a gusto, majete.

Libertad, libertad, sin ira libertad
Este es el estribillo. Bonito, ¿eh?

guárdate tu miedo y tu ira
Si mi padre quemó a tu madre, mató tu casa y violó a tu pobre conejito, te aguantas, que este no es momento de andar discutiendo por pequeñeces.
So rencoroso.

Porque hay libertad, sin ira libertad
¿Te das cuenta de que si tienes que repetirlo tanto es porque a lo mejor no hay tanta como dices?

y si no la hay sin duda la habrá
Tienes respuesta para todo, ¿no?

Dicen los viejos
Y nosotros no somos viejos. Somos jóvenes. Somos enrollaos. Somos progres.

Que hacemos lo que nos da la gana
Si el hacer no es problema. El problema es el pensar.

Y no es posible que así pueda haber
gobierno que gobierne nada
Ya. Yo también veo la tele.

Dicen los viejos
Y no queremos ser como los viejos, ¿verdad?

Que no se nos dé 
rienda suelta
que todos aquí llevamos
la violencia a flor de piel
Es por las videoconsolas y los juegos de rol.

Pero yo sólo he visto gente
Léase "hombres heterosexuales no zombis que creen que el sexo es para la procreación".

muy obediente hasta en la cama.
A ver si os pensáis que con esto de la libertad, la revolución sexual y el destape vamos a empezar con la vida salvaje y el desenfreno. No os preocupéis, que por mucha libertad que haya seguiremos con el misionero, tapaditos hasta el cuello y a oscuras, no vaya a ser que por casualidad nos encontremos un clítoris de esos y a ver qué hacemos.

Gente que sólo pide
Y pide. Y pide. Y pide. Un no parar.

vivir su vida, sin más mentiras
Porque los políticos de las democracias no dicen mentiras. Y pueden curar a la gente con tocarla y sus pedos huelen a colonia de bebés.

y en paz.
Sí, anda, que te estás luciendo.

Libertad, libertad, sin ira libertad,
guárdate tu miedo y tu ira
porque hay libertad, sin ira libertad
y si no la hay sin duda la habrá.
Así que a callar y aguantarse, que estamos trabajando en ello.

30 noviembre 2013

De la paz a la gamba

Ayer ZaraJota™ y yo estuvimos en el Museo Thyssen en la presentación del libro 1914. De la paz a la guerra, que va de nunca-adivinaréis-qué. Pero no creáis que íbamos a divertirnos: ZaraJota™ y yo teníamos una misión: atiborrarnos de canapés conseguir que la autora nos firmara un ejemplar para mi padre.
En teoría era tan fácil como entrar allí y pedírselo, pero había ciertos... impedimentos.
-Es mejor que yo no me acerque a ella -le dije a ZaraJota™.
-Ni a nadie.
Esa no era la primera vez que me había cruzado con la autora. De hecho, habíamos incluso hablado en una ocasión.
En inglés y todo.
Más o menos.
Porque cuando me vio luchar con las palabras, me preguntó, muy educadamente, si estaba acostumbrada a hablar en inglés.
A dios pongo por testigo que lo que quise contestar era "sí, pero normalmente hablo inglés con frikis como yo, no con una historiadora brillante a la que admiro mogollón".
Por desgracia, lo que salió de mi boca fue:
-Sí, pero normalmente es con gente joven.
Después de eso no me quedó más remedio que esconderme en posición fetal detrás de un ficus y todavía no he salido. Es un poco duro ir a todas partes sujetando la maceta, pero peor sería salir y dar la cara, digo yo.
Total, que le dije a ZaraJota™ que tendría que ir él, porque solo me faltaba acercarme con el ficus y sacarle el ojo a alguien con una ramita.
ZaraJota™ es un hombre valiente: me ve cocinar todos los días y ni se altera. Cogió nuestro ejemplar de 1914 y salió a la caza y captura de una firma.
Al rato volvió, colorado como un tomate.
-Jopé que mal, jopé que mal... -decía
-¿Qué ha pasado?
-Pues nada, que he ido a que me firmara y se estaba tomando un cóctel, y me ha dicho que se lo sujetara mientras me firmaba, y cuando se lo estaba sujetando...
-¿Qué? ¿QUÉ?
-¡Pues que le he tirao una gamba!
Vamos a necesitar otro ficus por aquí...

22 noviembre 2013

50 aniversario Doctor Who

Mañana se emite (por fin) el capítulo especial que conmemora el 50 aniversario de Doctor Who y como siempre ya tenemos EN EXCLUSIVA las primeras imágenes:

 

O quizá no.

16 noviembre 2013

Maldita semántica!

Vosotros no lo sabéis, porque no me gusta mucho hablar del tema, pero el caso es que el año pasado tuve una Bebé-chan. 
Mejor dicho, me la tuvieron, porque fue cesárea y lo único que tuve que hacer es tumbarme en una camilla y evitar quedarme dormida.
Y creo que tampoco lo he contado para no regodearme en el tema, pero por un error de las enfermeras se olvidaron de rasurarme (que en klingon significa "afeitar el piticlín") y cuando fui a quitarme los puntos padecí un dolor insoportable (que en klingon significa "me afeitaron el piticlín de un tirón").
Mientras lloraba en posición fetal debajo de la camilla, el médico me dijo:
-Y no olvides volver dentro de tres meses para que te hagamos una revisión. 
Bien. 
Las revisiones ginecológicas son muy importantes, por eso apenas un año más tarde conseguí reunir el valor suficiente para volver. 
-Hola, vengo a mi revisión. 
-¿Cuál? ¿La de la menopausia? ¡Te dije tres meses!
-Es que he estado ocupada y tal...
Viéndome crecer el pelo del piticlín, básicamente. 
El ginecólogo me hizo una citología, que en klingon significa "rascar el interior del piticlín con un palo".  
-Te vas a hacer unos análisis de sangre DE INMEDIATO, ¿me oyes?
Las revisiones ginecológicas son muy importantes, por eso apenas dos meses más tarde conseguí reunir el valor suficiente para hacerme los análisis y volver. 
-¡¡¡TE DIJE DE INMEDIATO!!!
-Es que tenía que hacer una cosa...
-¿QUÉ COSA?
-Esconderme...
-Ay... Bueno, Lorz, he estado mirando tu citología y está muy bien. 
-Me alegro por ella. 
-De hecho estás en un momento estupendo para ir a por el segundo. 
-Que bien. ¿El segundo qué?
-Embarazo.
-...
Mi abuela tuvo gemelos.
Una de mis primas se quedó embarazada de gemelos el año pasado.
Otra de mis primas se ha quedado embarazada de gemelos este año.
Si creen que yo también voy a jugar a la primera señora Von Trapp van listos.
-Bueno Lorz, vamos a ver esos análisis de sangre... uf... no me gustan nada tus tiroides.
-Pues bien bonitas que son. 
-Están altísimas. 
-Mejor. Así alcanzan los vasos del estante más alto. 
-¿No has notado nada? ¿Estás más cansada últimamente?
-Sí.
-¿Desde cuando?
-Desde que me abrió usted en canal y me sacó un Bebé-chan de dentro.Aunque reconozco que ha ido a peor desde que trabajo a jornada completa, y a mucho peor desde que Bebé-chan ha aprendido a andar. ¿Es por las tiroides?
-Creo que eso es por ser madre trabajadora. 
-Que cosas...
-Bueno, la cuestión es que mientras estén las tiroides así no puedes quedarte embarazada.
-¡YUJÚ! Quiero decir... que mal, ¿no?
-Vamos a hacerte más análisis. ¿Qué anticonceptivo vas a usar?
-Las tiroides esas, ¿no? Lo acaba de decir usted. 
Que parece tonto...
-¿Yo? No. 
-Me ha dicho que mientras tenga las tiroides así no puedo quedarme embarazada.
-Me refería a que no debes quedarte embarazada. 
Ya está la m**rd* de la semántica dando por c*l* como siempre. 

09 noviembre 2013

Love and marriage

El otoño ya llegó
Ya llegó, ya llegó.
Y la lluvia comenzó
Comenzó, comenzó

Toda la semana dándole vueltas a esta tontería para que hoy amanezca soleado y sin una p*t* nube a la vista...
Cuando era pequeña me gustaba mucho la lluvia, probablemente porque vivía en un pueblo donde si llovía tres veces al año teníamos suerte.
Bueno, suerte, lo que se dice suerte, no, porque llovía tres puñeteras veces al año y las tres puñeteras veces se nos inundaba todo el puñetero pueblo.
En serio.
Cada puñetero año.
Cualquiera podría pensar que ya se lo tendrían que ver venir, ¿no?
Pues nada, cada año lo mismo, un no parar.
Al final hace unos años encauzaron el puñetero río y ahora en vez del puñetero pueblo se inundan las puñeteras tierras de mi madre y de vez en cuando la riada se lleva un puñetero olivo y mi madre va al campo, mira el agujero que han dejado las raíces del olivo y dice:
-Es sorprendente la fuerza que llega a tener el agua.
Impresionante. Increíble. Apabullante. Lo que quieras, madre, pero a estas alturas sorprendente ya no.
¡Si pasa cada puñetero año!
Desde que vivo en Madrid la lluvia me gusta menos.
A ver, que la lluvia no tiene nada de malo, lo que pasa es que en Madrid la lluvia acarrea tres catastróficas consecuencias:
- A la gente se le olvida cómo conducir.
- El metro funciona peor. Sí, PEOR.
- Dejo de recibir wifi y me quedo sin internet.
Repito:
ME QUEDO SIN INTERNET. 
Además en Madrid todo está lejos, no es como en el pueblo, que si empieza a llover vas a casa en un momento y coges el paraguas. Aquí como se ponga a llover y vayas desparaguado te empapas y punto.
Por eso en cuanto empieza la temporada de lluvias echo un paraguas al bolso y lo llevo encima siempre, siempre, siempre.
ZaraJota™ nunca lleva paraguas.
Nunca, nunca, nunca.
Y rara vez se abriga, pero esa ya es otra guerra.
ZaraJota™ nunca lleva paraguas, lo que me lleva a preguntarme para qué tiene la aplicación del tiempo en el móvil, si total le va a dar lo mismo.
Cuando salimos y empieza a llover siempre hace igual.
-Anda, está lloviendo -dice.
-Lleva tres días lloviendo. Tu aplicación te ha avisado de que está lloviendo. Te has asomado a la ventana y has visto que estaba lloviendo. Exactamente, ¿qué esperabas que pasara cuando saliéramos a la calle?
-Que no estuviera lloviendo.
-...
-Pues no llevo paraguas.
-No pasa nada, yo llevo uno en el bolso.
Y saco mi paraguas.
-¡Pero este paraguas es muy pequeño!
-Es mejor que nada.
-Deberías llevar uno más grande.
-Si fuera más grande no cabría en el bolso, no lo llevaría siempre encima y ahora no tendríamos ninguno.
-¡Pero es que este es muy pequeño! ¡Me voy a mojar por todos lados!
-¿Quieres que lo guarde y además te mojas por encima?
-Nooo...
-Pues a callar.
Hace unas semanas ZaraJota™ salió de paseo con Bebé-chan y a mitad de camino les sorprendió una tormenta. Cuando volvieron ZaraJota™ empuñaba triunfalmente el paraguas más grande que he visto en mi vida: puesto de pie me llega hasta el sobaco. Y es verdad que yo soy bajita, pero soy de sobacos altos así que si algo me llega a los sobacos es porque es muy alto.
-Lo he comprado en un todoacién -anunció ZaraJota™-: un paraguas de verdad, y no como la birria que llevas siempre en el bolso.
-¡Por eso lo llevo en el bolso, porque es PEQUEÑO!
Hace unos días volvió a llover. Seguro que os disteis cuenta: salió en las noticias y todo, en una sección que se llama "El Tiempo".
Yo no me enteré porque Bebé-chan tenía uno de esos días. Salí de casa corriendo, con el bolso en una mano, la mochila de la guardería en la otra, Bebé-chan en la boca como un cachorrillo, y me encontré el Diluvio Universal ™. Me puse a rebuscar en el bolso con la única mano que tenía libre, que era NINGUNA. El paraguas no aparecía por ninguna parte. Solté a la niña y la mochila en el portal y vacié todo el contenido del bolso en el suelo.
Nada.
Volví a recogerlo todo y subí a casa.
Solté a la niña y la mochila en el felpudo y vacié todo el contenido del bolso en el suelo porque ahora lo que no aparecían eran las llaves.
Encontré las llaves, abrí la puerta, volví a recogerlo todo y entré en casa.
Busqué por todos lados, pero lo único que encontré fue el paraguas de ZaraJota™, y claro, me llevé ese.
Cuando ya estaba en el metro le mandé un mensaje a ZaraJota™.
"Creo que he perdido mi paraguas, me he tenido que llevar el tuyo".
"No lo has perdido, lo he cogido yo"
"¿Y porqué no has cogido el tuyo?"
"Es que es muy grande y no cabe en la mochila"
No me digas...









Pd: Y a esto, niños y niñas, se le llama "estar casado"

30 octubre 2013

Halloween 2013

La bruja ha vuelto a mirar la bola de cristal y sigue viendo lo mismo que la última vez, y encima peor porque cuando llueve la wifi le va fatal.
Está mosqueadísima.
¿Qué le pasa a la gente del futuro? ¿Es tonta o qué? ¿No se dan cuenta de que así no van a ningún lado?
La vieja y malvada bruja ha metido la bola en el cajón de los calcetines disparejos y los tangas que se clavan, lo ha cerrado con llave y luego se la ha tragado.
Estaba correosa, pero se dejaba comer.
La vieja y malvada bruja ha decidido olvidarse de la gente del futuro y deleitarse en los recuerdos del pasado.
Aquí van...


La vieja y malvada bruja
siente algo en su interior,
como un vacío que crece,
como un molesto picor.

Presa de terrible angustia
la bruja sale a buscar
un remedio que sus males
sea capaz de curar.

Busca por llanos y montes,
por desiertos y ciudades,
busca por reinos remotos,
también por las vecindades.

Llegada a un claro del bosque
la bruja no puede más:
"No encontraré mi remedio,
estoy destinada a penar"

La lágrima de la bruja
cae sobre una flor,
un rayo de luna la toca,
empieza a oírse un tambor.

Son los cascos de un caballo
que se acerca a paso presto:
"Soy un unicornio", dice,
mostrando su cuerno enhiesto.

"He oído tus lamentos,
tu tristeza y tu penar,
vengo a concederte un deseo
que te los pueda aliviar"

La bruja mira al caballo,
mira su brillante cuerno,
piensa en su angustia que crece,
y dice...





"...caramba".

26 octubre 2013

Esto es jalogüin! Esto es jalogüin! Jalogüin! Jalogüin! JA-LO-GÜIN!

Se acerca Halloween, y todos sabemos lo que eso significa: un montón de gente quejándose de que eso es una americanada.
Todos los años lo mismo.
Y no entiendo por qué: la patata, el tomate, el maíz, el chocolate y los pantalones vaqueros también son americanadas, y oigo a nadie quejarse hasta que se le quedan pequeños y tiene que dar saltitos para que entren y poder abrocharse el botón.
Que no lo digo por mí, lo digo por una amiga que le ha pasado...
Halloween.
Esta año la cosa está muy chunga, pero para disfrazarse y hacer el tonto no hace falta mucho dinero: con aproximadamente tres euros vamos que zumbamos.
Y como os conozco y a la primera de cambio me salís con excusitas, esta vez ni siquiera hay que coser.
Estoy que me salgo.

Necesitamos:

Una víctima propiciatoria hija dispuesta a disfrazarse con lo que le vayas a hacer. La hija tiene que ser los bastante mayor como para tenerse en pie, pero no lo bastante como para darse cuenta de que le estás tangando con un disfraz casero cuando ella lo que quiere es uno de princesa de los que se compran.

Tul. El tul es esa tela que parece rejillita.

El tul tiene dos ventajas: es barato (1,55 € el metro me costó a mí) y no hay que coger dobladillos. La cantidad depende del tamaño de la víctima hija, yo solo he necesitado un metro. 

Cinta elástica; no me acuerdo de cuanto me ha costado pero en los todoacién hay. La cantidad depende de la cintura de la víctima hija.

Tijeras

Dos alfileres.

Lo primero es saber el largo de la falda; para eso lo más fácil es medir el largo de otra falda.
Ese largo, al que llamaremos Pepito, lo multiplicamos por dos y le sumamos cinco: al resultado lo llamaremos Manolito.
Está clarísimo.
¿no?
Da igual.
No tiene que ser exacto.
Ahora tenemos que doblar la tela sobre sí misma hasta dejarla en unos cinco centímetros de ancho y Manolito de largo, y la sujetamos con unos alfileres.

Si sois de esas personas que no tienen costurero en casa, os compadezco podéis usar una pinza de las de tender la ropa.
Si tampoco tenéis pinzas para tender la ropa, por favor, enviadme el nombre y el teléfono de vuestra madre a lorzagirl@gmail.com, que le tengo que decir un par de cosas sobre la educación que os ha dado.
Lo siguiente es meter la tijera por todos lados como si no hubiera un mañana.

No hace falta que quede perfecto: al contrario, cuanto más imperfecto más rizadito queda luego.

Tampoco os paséis, ¿eh? Que estamos haciendo una falda, no un nido para un hámster.
Ha llegado el momento de coger a nuestra víctima hija, o, en este caso, anónimo voluntario y rodear su esbelta figura con la cinta elástica.

Si la víctima hija se deja se le puede dar un beso en el ombligo. Aprovechad para dar besos en el ombligo mientras podáis, que el tiempo pasa volando y antes de que os deis cuenta os está gritando

"¡¡¡J*D*R MAMÁ QUÉ HACES QUE ESTOY EN UNA ENTREVISTA DE TRABAJO Y NO ES MOMENTO!!!". 

Hijas... ¿Quién las entiende?
Marcamos y cortamos.
Como os prometí que no hacía falta coser, hacemos un nudo.

(Aunque queda más mono si cosemos...)

Esto no es obligatorio, pero os será mucho más cómodo seguir si estiráis la cinta elástica... esto es una de esas cosas de uso misterioso que vienen en la caja cuando compras un microondas.

Cogemos una de nuestras tiritas de tela, la doblamos por la mitad, y la atamos sobre la cinta elástica así:



No se ve una m**rd*, ¿no?
Bueno, atadla como buenamente podáis, que os lo tengo que explicar todo.
Apretamos.

Repetimos.
Repetimos.

Repetimos...
Unos cien "repetimos" más tarde, el resultado es este:
Esta faldita, dependiendo del largo, el color y los complementos, sirve para disfrazarse de todo: princesa, hada, bruja, sol, animalito o bichito de cualquier tipo... os pongo un ejemplo con el único fin de humillar a nuestro voluntario.

Antes de que alguien me diga "esto lo has sacado de...": hay un millón de tutoriales con variantes de este disfraz: intentar encontrar el origen es como buscar al creador de la tarta de galletas. Yo en concreto saqué la idea de este vestido; y más concretamente de su precio.
 -¿40 eurazos? -me dije-. ¡Si esto lo hago yo en dos patás!
Y así supe que mi transformación en madre había sido completa.

16 octubre 2013

La plancha y el planchazo

 Recientemente he cambiado de trabajo.
A mejor, creo.
Eso espero.
Ohdiosmíoquéhehechoquéhehechoquéhehecho...
El cambio de trabajo ha supuesto un cambio de horarios, el cambio de horarios un cambio de rutinas y el cambio de rutinas nos ha llevado al total y absoluto caos doméstico durante un par de semanas.
A la tercera semana me rendí.
-ZaraJota™ -le dije- yo no puedo seguir así.
-Pues baja la pierna izquierda, que ya te dije que ir a la pata coja a todas partes era una estupidez.
-¡Eso no! ¡La casa!
-¿Qué le pasa?
ZaraJota™ se perdió algunos capítulos de Barrio Sésamo y es incapaz de distinguir los conceptos limpio/sucio, ordenado/desordenado y planchado/arrugado.
A lo largo de los años he ido elaborando algunos trucos memotécnicos* como

si al suelo te quedas pegado
necesita un buen fregado

también

si no puedes caminar
las cosas hay que ordenar

y mi favorito

¿ES QUE ERES TONTO O QUÉ?**

-Es que llego tarde a casa y no me cunde.
-Ya, a mí tampoco.
-Tenemos que buscar a alguien que nos limpie -dije.
-¿Aquí? ¿En casa?
-No, en casa de otro. ¡Pues claro que en casa!
-Es que me da cosa que venga una extraña a limpiar a casa mientras no estamos.
-Pues que venga cuando estamos.
-Es que también me da cosa.
-Pues nada, ¿eh? Ya lo hago yo todo si eso.
-Vale.
-¡DE VALE NADA! Mira, si no quieres que venga nadie a limpiar nos apañamos nosotros, pero necesito ayuda con algo. Con lo que sea -y entonces se me ocurrió la genial idea-. ¿Qué te parece si buscamos a alguien que nos planche? Le llevamos la ropa a su casa, la recogemos allí, y nos ahorramos un montón de tiempo.
Para mí fue una decisión muy dolorosa porque me encanta planchar. Eso de tener algo arrugado y dejarlo todo lisito y dobladito... pero lo cierto es que desde que Bebé-chan se ha vuelto móvil planchar no sólo es más difícil (le gusta tirar del cable de la plancha) sino que además no sirve de nada (le gusta subirse a los montones de ropa recién planchada y, estooo, reinventarla).
Una vez que nos pusimos de acuerdo, el siguiente paso fue encontrar quien nos planchara. Para eso pedimos informes a la Vecina Redonda, a la que llamamos así porque:
a) es más ancha que alta
b) somos incapaces de recordar cómo se llama
La Vecina Redonda nos recomendó a la Vecina del Pelo Rizado a la que llamamos así porque:
a) tiene el pelo rizado
b) somos incapaces de recordar cómo se llama
-Se acaba de quedar en paro, la pobre, con un niño que tiene -nos dijo-, le hemos dado varios trabajillos para que limpie aquí y allí, porque toda la ayuda que le podamos dar es poca.
Y así fue como una tarde acabé llamando a la puerta de la Vecina del Pelo Rizado.
-Hola -le dije-, soy Lorz, del 4º.
-¿La que ha inundado todos los pisos de la otra escalera?
-¡No han sido todos, sólo los pares!
-...
-Bueno, que vengo a preguntarte si te viene bien plancharme un poco.
-¿Cómo? ¿A h*st**s?
-Eh... no, te traigo la ropa y... bueno, tú la planchas y... esteeeeee... claro... bueno, eh... yo te pagaría y...
-¿Pero tú te crees que yo estoy para plancharle a nadie?
-Eh... bueno... es que me han dicho que estabas en paro y...
-¿QUE TE HAN DICHO QUÉ?
-... que estabas en paro... 
-¿Quién te ha dicho eso?
¡La Vecina Redonda! M**rd*, no puedo decirle eso.
-Nadie.
-Pues dile a quien haya sido que yo tengo trabajo, y más del que necesito. Menuda la gracia, por una vez que le limpio a las vecinas por hacerles el favor y ahora me salen con estas. ¡En paro! ¡Yo no estoy en paro! ¿Te ha quedado claro?
No del todo: ¿me vas a planchar o no?




*"Memotécnico" significa "técnicas para memos" en klingon.
** ¡O qué! ¡O qué!

06 octubre 2013

La pelandrusca

Sicilia, 1957. Una joven de enormes pechos...
No, espera, eso no era.

Este fin de semana la familia se ha reunido en Madrid para celebrar el cumpleaños de Primo Buena Persona. Era una fiesta sorpresa, porque en mi familia es costumbre hacerte una cuando cumples 40 años. Eso de ser tradición las convierte en las fiestas sorpresa menos sorpresa de la historia: el año que te toca estás desde el uno de enero con la mosca detrás de la oreja, sabiendo que tu familia puede estar agazapada detrás de cualquier arbusto con una tarta. Sorprender al sorprendido empieza a ser un poco difícil: a este ritmo tendremos que dejar de llamarlo fiesta sorpresa y empezar a llamarlo emboscada.
Pues nada, hace unos días estaba hablando con la Tita del Puerto por teléfono y me dijo que ella no podría venir.
-Es que últimamente no paro, tengo la agenda como un ministro...
-Sí, sí.
Mientras hablaba Bebé-chan estaba intentando quitarme el teléfono, así que a durante un buen rato estuve diciendo "sí, si" sin tener ni idea a qué.
-Pero bueno, parece que ya vamos saliendo...
-Sí, sí..
-La vida es así, son rachas. Hay rachas buenas, hay rachas malas... Y, ¿sabes qué? Que al final de todo se sale.
-Sí, sí.
-Mira la abuela, por ejemplo. Anda que no lo pasó mal.
-Sí, sí.
-Ella, que estaba acostumbrada a tener su criada.
-Sí, sí.
-Y la casa, lo bonita que era...
-Sí, sí.
-Pero claro, como el abuelo se la jugó a las cartas.
-Sí, s... ¿el abuelo hizo QUÉ?
-Se jugó la casa a las cartas.
-¿EL ABUELO SE JUGÓ LA CASA A LAS CARTAS?
-Claro, ¿por qué creías que nos fuimos a vivir a Gerona?
-Creía que el abuelo se había fugado con una peladrusca.
-¡No digas tonterías! ¿Cómo se va a fugar con una pelandrusca?
Hace unos años alguien me dijo que mi abuelo se había tenido que ir del pueblo porque era un golfo. Como no me quisieron dar más detalles llegué a la conclusión de que había una pelandrusca de por medio, cuando al parecer lo más lógico hubiera sido pensar que se había jugado la casa a las cartas.
-No sé...
-Pues eso hizo. Y luego hizo la maleta y se fue, camino a Francia, sin dejar ni una nota... Desapareció, se pensaban que se había suicidado, y empezaron a mirar por todos los pozos...
-¡Anda ya!
¿Es que no se les ocurrió llamarlo al móvil? Que gente más torpe.
-Pero luego llegó a Gerona, encontró trabajo, y cuando estuvo asentado mandó una carta a la abuela, pidiéndole perdón y que se reuniera con él. Y la abuela podía haberse quedado en casa de la bisabuela, con todos los lujos y las criadas, pero no quiso...
-Normal.
Sobre todo, conociendo a la bisabuela.
-Se fue a Gerona, ella sola en el tren con las niñas, que cuando llegamos allí no teníamos ni uniforme para ir al colegio.
Mi tía sin nada que ponerse. eso sí que es un drama y lo demás son tonterías.
-Que mal, tita...
-Pero, ¿ves?, al final salieron adelante.
-Claro, claro.
Mi tía no tenía ni idea de la bomba que había soltado.
Vale, sí, no es que fueran exactamente noticias de última hora, pero, ¿no os ha pasado nunca que creéis que conocéis a una persona, y de pronto hace o dice algo y os dais cuenta de que no lo conocéis en absoluto?
Pues así estaba yo con mi abuelo.
En cuanto mi tía colgó el teléfono me metí en el grupo de WhatsApp que tengo con mis padres y mis hermanos y les conté lo que me había dicho.
Mis hermanos no tenían ni idea y fliparon tanto como yo.
Mi madre flipó porque no sabía que no teníamos ni idea.
Mi padre flipó porque mi madre flipara porque no teníamos ni idea.
Resumiendo: durante un rato estuvimos todos mirando el móvil y flipando.
-Pero a ver -decía mi madre-, ¿por qué creías que nos fuimos a Gerona?
-Creía que el abuelo se había fugado con una pelandrusca.
-¡Que pelandrusca ni que pelandrusca!
-Pues la pelandrusca. La pelandrusca del abuelo.
-¡No había pelandrusca!
-Pues es una pena, porque la historia sería mucho más interesante -intervino Hermano Mediano.
-¡Me da igual!
-Lo estoy viendo: un corazón frío y lleno de ambición, un cuerpo hecho para el pecado...
-¡Que no había pelandrusca!
-Que tú sepas. La gente te sorprende a veces. Mírame a mí: hasta hace cinco minutos no sabía que mi abuelo se había escapado con una pelandrusca -intervino Hermano Pequeño.
-¡Porque no lo hizo!
-Claro que sí. Yo lo vi claramente a medida que me lo iba inventando.
-¡QUE HE DICHO QUE NO HABÍA PELANDRUSCA Y NO HABÍA Y PUNTO YA!
-Vaaaale, vaaaaale.
Unos días más tarde volví a hablar con mi madre por WhatsApp.
-Madre, ¿te importa si cuento la historia del abuelo en el blog?
-No sé... Depende de lo que vayas a contar.
Pues que el abuelo se fugó con una pelandrusca, por supuesto.

29 septiembre 2013

La madre viene de la patata

Muchos de vosotros ya habéis seguido esta dramática cadena de acontecimientos por twitter.


Bebé-chan todavía no habla o, mejor dicho, Bebé-chan habla sin parar, lo que pasa es que no se le entiende nada de lo que dice.
La mayor parte del tiempo recurre a los gestos, por ejemplo:
Si dice "cocó" y tira toda la vajilla al suelo significa "madre, he terminado de comer, ¿serías tan amable de retirar el plato?".
Si dice "cocó" y levanta las manos como si se rindiera significa "madre, haga el favor de limpiarme" (hace poco ha aprendido a coger una toallita y limpiar la mesa, pero al parecer limpiarse las manos es demasiado complicado).
Si dice "cocó", te coge la mano y la lleva hasta su pie significa "madre, hazme cosquillas por favor".
Si dice "cocó", levanta los bracitos y se aupa significa "madre, cógeme en brazos".
Si dice "cocó", gatea hacia ti y se te agarra a la pierna con desesperación, y empiezas a notar como un tufillo significa "me he hecho caca, haz tu magia, nena".
Y la más reciente, si dice "cocó", va a la puerta y nos dice adiós con la mano significa "quiero salir a pasear con mi triciclo nuevo".
Recumiendo: la mayor parte de lo que Bebé-chan dice es "cocó" y "engue-e" ocupa el segundo puesto.
Para ser justos, Bebé-chan dice más cosas. Desde que era muy pequeña (creo que fue a los seis meses o así) dice "papá": cuando llegamos a casa, señala la puerta y dice "papá". Cuando vamos por la calle le dice "papá" a la gente que se cruza. Cuando suena el teléfono dice "papá" y a veces coge el mando a distancia de la tele, se lo pone en la oreja muy bien puesto y dice muy seria "¿papá?"...
También dice "tata". Tata es, claramente, la seño de la guarde. Bebé-chan quiere mucho a su seño y el sentimiento es mutuo y a mí no me importa de verdad que no si tanto se quieren allá ellas a mí plin.
La semana pasada, por su cumpleaños, los amigüitos de la guarde le regalaron una tiara, y Bebé-chan aprendió a decir "apa", guapa, y lo usa mucho cuando la peinamos y vestimos, para referirse a ella, y cuando nos acaricia la cara y el pelo, para referirse a los demás.
Lo que casi no dice es "mamá". Cuando Bebé-chan llega al "mamá" suele estar muy muy muy cabreada. Por ejemplo, dice mamá cuando se cae, en mitad del llanto, "¡MA-A-MA-A-A!". También cuando le duelen los dientes: se lleva las manos a la boca y dice "¡MA-A-MA-A-A!". Cuando tiene hambre y me retraso un poco con la comida, suena más bien como "¡Ma-MÁ!". Yo me consuelo pensando que si no me llama es porque no lo necesita, porque siempre estoy ahí. Para ser sinceros, me consuelo poco.
Por qué c*j*n*s no puede decir mamá, ¿eh? ¡Si repite (a su manera) casi cada sonido que oye! ¡Incluso se ha aprendido el estribillo de una canción¡ ¡Lo canta dormida!
La situación llegó a su punto crítico esta semana, cuando al despertar me miró, me sonrió y, con gran felicidad me dijo:
-¿Pa-paaa?
-No, soy mamá.
A ver, ya deberías distinguirnos, bonita, que no nos parecemos en nada.
-¿Pa-ta-taaa?
-No, mamá.
-¡Pa-ta-taaa!
-Oye tú, un respeto a una madre...

El patateo siguió mientras le daba de desayunar...
-¡Pa-ta-taaa!

La vestía...
-¡Pa-ta-taaa!

De camino a la guarde...
-¡PA-TA-TAAA!

Esperando turno en la guarde...
-¡PA-TA-TAAA! ¡PA-TA-TAAA! ¡PA-TA-TAAA! ¡PA-TA-TAAA!

Cuando me despedí de ella.
-Hasta luego, Bebé-chan.
-Pa-ta-ta.

Cuando volví a recogerla:
-Hola, Bebé-chan.
-¡PA-TA-TAAA!

Para cuando llegó la noche estaba bastante harta del patateo y empecé a tomar medidas. Lo intenté todo:

Insistencia:
-Di "mamá".
-Patata.
-Mamá.
-Patata.
-Mamá.
-Patata.
-¡MAMÁ!.
-¡PATATA!

Distracción:
-Mamá.
-Patata.
-Papá.
-Papá.
-Seño.
-Tata.
-Mamá.
-¡PATATAAAA!

Violencia verbal:
-¿Patata?
-Sí, patata. ¡Y SU TOPOTA MADRE CON SUS SIETE TOPOTITOS!

Argumentos:
-¡MAMÁ NO ES PATATA, MAMÁ ES FUERTECITA!

Ponerme a su nivel:
-Patataaa patataaa patataaa patataaa patataaa patataaa patataaa...
-¡BONIATOOOO!
-...
-¡Jajaja! ¡Te he ganado!
-¡PATATAAAAAA!

Y al final me rendí.
-¿Patata?
-Snif... sí, patata.
-¿Mamá?
-¡Eso! ¡Mamá!
-Mamá... ¿patata?
Sí, venga, va, lo que sea.




Y ahora unos minutos musicales:

21 septiembre 2013

¡Feliz cumpleaños!

Me gusta como te ríes cuando te despiertas por las mañanas y te encuentras en la cama rodeada por papá y mamá.

Me gustan los cinco minutos que dedicas a estirar todos los musculitos.

Me gusta como te abrazas al biberón para sostenerlo, porque es demasiado grande para tus manitas.

Me gusta como nos miras de reojo como si pensaras que te lo vamos a quitar.

Me gusta la cara que pones cuando haces popó. De hecho me gusta tanto que la he grabado en vídeo y en tu decimosexto cumpleaños planeo subirla a youtube y mandarle el enlace a todos tus compañeros de instituto. Ya verás que sorpresón te llevas, te va a encantar.

Me gusta cuando vienes a buscarme para que te cambie el pañal, como te acercas gateando y me tiras del pantalón.

Me gusta que no pares quieta en la cambiador y que vestirte se haya convertido en un juego de estrategia, acción y aventura por plataformas.

Me gusta como intentas ponerte los zapatos y los calcetines frotándolos contra la planta de los pies y tu carita de frustración cuando no lo consigues.

Me gusta cuando te pongo un vestido y estiras la falda para ver bien el dibujo.

Me gusta peinarte aunque estés más calva que Mortadelo, porque es como acariciarte la cabeza con un cepillo.

Me gusta que no quieras ayuda para comer. Me gusta tu dedicación al uso de la cuchara, aunque a veces la uses del revés y tardes una hora en comerte la papilla porque con el mango no cunde mucho.

Me gusta tu entusiasmo comiendo. "Entusiasmo" en klingon significa "conseguir que llegue papilla a sitios nunca antes explorados por el hombre. Y al pelo de mamá".

Me gusta que te moleste una manchita de papilla en la mano, pero no te importe en absoluto mancharte el pelo, la cara, el cuerpo, toda la ropa, la trona, el suelo, las paredes y a cualquier persona que se acerque a menos de cinco metros.

Me gusta tu pasión por el yogur, sea del sabor que sea.

Me gusta que seas capaz de comerte cualquier galleta, incluso las Hacendado "integrales sin sal sin azúcar sin nada por favor matadnos no merece la pena vivir así" que compra el abuelo, pero que te den asco las magdalenas.

Me gusta que cuando has terminado de comer lo comuniques tirando toda tu vajilla al suelo. Por si no me he enterado, que es que soy un poco torpe y si no no me doy cuenta.

Me gusta cuando acabas de comer y levantas las manos como en una película del oeste para que te limpie.

Me gusta cuando muerdes los globos. Me hace muchísima gracia. Sospecho que un día de estos vas a morder con más fuerza de la conveniente y me la va a dejar de hacer.

Me gusta que dejes de lado tus juguetes y prefieras mirar tus libros. Me gusta como coges la esquinita de las páginas con la punta de los dedos, como si fueran lo más frágil y delicado del mundo, y luego las zarandeas alegremente como si te diera igual.

Me gusta tu cara de sorpresa cuando pasas la página de un libro y el dibujo es diferente en la siguiente. ¡Que fuerte! ¡Es como MAGIA!

Me gusta que tengas a tu disposición miles de juguetes y prefieras jugar con un tupper de plástico relleno con garbanzos.

Me gusta cuando aporreas el teclado del ordenador de papá. Es mucho más divertido que aporrear el teclado del ordenador de mamá, ¿eh? ¿eh? ¿EH?

Me gusta lo que le haces al móvil de mamá. Me gusta especialmente llegar justo a tiempo de rechazar el mensaje "¿desea borrar todos los elementos seleccionados?". Estoy intentando acostumbrarme a todas las aplicaciones que me has instalado/reconfigurado/cambiado el idioma. A que programes alarmas a horas aleatorias no creo que me acabe de acostumbrar. (La última sonó durante una reunión con mi jefa. El tono que habías elegido para la alarma era una dramatización de "Tigre, tigre" que grabaron hace años mis hermanos. Mi jefa me recomendó que te venda a un circo).


Me gusta cuando la gente me pregunta por qué te he rapado. Puedo cerrar los ojos y soñar con que en algún momento tuviste suficiente pelo que rapar.

Me gusta que llames "papá" a todos los señores que nos cruzamos por la calle. Me hace muchísima gracia. A los señores también les hace muchísima gracia. A las señoras de los señores, ya menos.

Me gusta que digan que eres un niño guapísimo. Muy pocas personas pueden permitirse ser una niña guapísima y un niño guapísimo a la vez.

Me gusta cómo dices "papá" y "tata" (la seño) con toda claridad y continuamente, mientras que sólo dices "mamá" cuando estás muy enfadada. De verdad me gusta. Me encanta. No te guardo ningún rencor por ello. Ni a papá. Ni a la seño. Especialmente no a la seño. La seño no va a tener un accidente en breve y si lo tiene yo no estaré relacionada con el mismo en absoluto y no podréis demostrar nada porque no dejaré pruebas.

Me gusta que hables todo el día, aunque el 50% de lo que dices sea "cocó".

Me gusta la cara de velocidad que pones cuando andas.

Me gusta que apenas seas capaz de caminar sola y ya quieras correr.

Me gustan tus seis dientes.

Me gusta tu sonrisa de Bob Esponja.

Me gusta que te aplaudas tu sola cada vez que haces algo que te parece difícil.

Me gusta cuando cantas y cuando bailas.

Me gusta tu negativa a hacer los cinco lobitos así, por principios. ¿Qué se creen, que pueden amaestrarte como a un mono o qué?

Me gusta lo que haces cuando te bañamos. Creo que se llama "inundación".

Me gusta que nos lavemos juntos los dientes. Las cosas como son: muy limpios no quedan. Ahora, lo que nos reímos no tiene precio.

Me gusta que cuando duermes en la cuna te hagas una bolita, mientras que cuando duermes en la cama de papá y mamá te estires hasta ocupar toda la cama y tengamos que dormir agarrados al travesaño para no caernos.

Me gusta lo que haces. Me gustas tú.

¡Feliz primer cumpleaños, Bebé-chan!



08 septiembre 2013

Vamos a la playa calienta el sol, 6

Previously in Lorz...
He tenido un par de semanas infernales y las vacaciones empiezan a ser un recuerdo difuso. 



Cuando tenía un año mis padres me llevaron al Jardín Botánico de Blanes y me hicieron esta foto.


32 años más tarde, y ya que estábamos en Blanes, a mis padres se les ocurrió que podíamos hacerle la misma foto a Bebé-chan, lo que, en teoría, era una idea estupenda.
En teoría.
La aplicación práctica resultó un poco más complicada.
Me explico.
El Jardín Botánico de Blanes no está exactamente en Blanes, porque exactamente, lo que se dice exactamente, está aquí:

Encaramado a un meño cual aguilucho al acecho.
El recorrido, hace años, consistía en una sucesión de tramos de escaleras, caminos de cabra y pedregales, pero en la actualidad están renovando sus instalaciones y casi todo el parque es accesible para carritos, sillas de ruedas y señoras en tacones, porque se ve que celebran bodas y si las señoras se accidentan le quitan protagonismo a la novia y eso no puede ser.
Para mi desgracia, una de las pocas partes que quedan sin minusvalizar es la dichosa fuente donde mis padres querían hacer la foto. Para llegar ahí había que subir por una escalera, pero nosotros habíamos ido allí a hacer nuestra foto y no nos íbamos a rendir ante la primera dificultad.
-Nosotros te ayudamos a subir el carrito -anunció mi madre.
-Ah, bueno, si me van a ayudar LumbalgiaWoman, CervicalesLady y ArtritisenlasRodillasMan pues nada, todo arreglado. ¿Cómo lo hacemos? ¿Llamo a la ambulancia ya o espero que lleguéis arriba?
A mi madre no le gustó nada aquello. No sé, era como si pensara que estaba dudando de su capacidad o algo.
-Mira bonita, que cuando vinimos contigo te subimos a pulso y ni protestamos tanto ni hicimos tanto aspaviento.
-Ejem... -terció mi padre-, es que de eso hace treinta años y por entonces teníamos veinte.
-¿Qué insinúas? ¿Que estoy vieja? Pues que sepas que todo el mundo me dice que parezco mucho más joven, y además hace casi un mes que no me da lumbago, y yo no me tengo que andar midiendo el azúcar como otros y...
En ese momento, aprovechando que estaban distraídos rezongándose mutuamente, empecé a subir las escaleras con el carrito a rastras.
Yo soy muy canija, y los brazos no me dan para levantar el carro en vilo como las madres molonas, así que lo que hago es subir "al plomplom", que consiste en ir tirando escalón por escalón, así:

escalón
PLOM
escalón
PLOM
escalón
PLOM
escalón
PLOM

Y así unas trescientas veces, hasta llegar arriba.

Cuando llegamos arriba, entre el sol, el calor y los plomploms Bebé-chan estaba en coma plácidamente dormida, pero nosotros habíamos ido allí a hacer nuestra foto y no nos íbamos a rendir ante la primera dificultad.
-Nos esperamos a que se despierte -dijo mi madre.
Así que nos esperamos.
Cuando Bebé-chan despertó el sol daba de lleno en la fuente, pero nosotros habíamos ido allí a hacer nuestra foto y no nos íbamos a rendir ante ante la primera dificultad.
-Ponle el gorrito y ya está, que va a ser sólo un momento.
Le puse el gorrito.
-Ponla en el borde de pie, como tú estabas.
-Madre, es que Bebé-chan todavía no se tiene sola de pie.
Pero nosotros habíamos ido allí a hacer nuestra foto y no nos íbamos a rendir ante la primera dificultad.
-Pues ponla en el suelo y que se apoye en el borde.
Obedientemente puse a la niña en el suelo e intenté que se agarrara al borde, pero cada vez que la pobre apoyaba las manitas en el borde lloraba.
-¿Qué le pasa?
-Las baldosas, que están muy calientes.
En las baldosas se podía freir huevos. A falta de huevos, las manitas de Bebé-chan parecían una buena opción.
-Mujer, si es sólo un momento...
-¡Que momento ni que momento! ¡Que no ha hecho más que apoyarlas y ya huele a churruscadito!
Pero nosotros habíamos ido allí a hacer nuestra foto y no nos íbamos a rendir ante la primera dificultad.
-Bueno, pues la sostienes tú y ya está.
Vencidas todas las dificultades, mi madre hizo por fin la tan ansiada foto.
-Ha quedado estupenda -declaró.
-¿Me la enseñas?
-Sí, mira:

Vale, sí, nos teníamos que haber rendido a la primera dificultad.

¿Continuará?

27 agosto 2013

Vamos a la playa calienta el sol, 5

Previously in Lorz...
Me he dado a mí misma un día para regodearme en mi sufrimiento.
Ahora toca olvidarlo y seguir adelante.
¿Por dónde íbamos? 


Yo fui una niña de veranos felices.
Todos los años pasaba un mes a remojo en la piscina de los abuelos maternos, y otro mes a remojo en la playa con los abuelos paternos, que tenían una casita en Blanes. Y digo tenían porque un día mi abuelo tuvo una crisis pitopausica y la vendió.
A decir verdad, antes nos preguntó.
-¿Qué os parece si vendo la casa en la playa y me compro una casa en semiruinas en medio de un matojal?
-Es tu casa y puedes hacer lo que quieras -le dije-, pero no puedes comprarte un descapotable y liarte con la secretaria como hacen los demás?
El abuelo se compró la casa en semiruinas, la arregló y quedó muy bonita.
El pueblo era muy bonito, también.
Y más aburrido que hacerle el censo a los puntos del gotelé de tu habitación.
A mis padres les gusta mucho ir cuando están estresados: dicen que se pasan el día durmiendo y vuelven relajadísimos.
Ahora que lo pienso, lo que dicen es que se han pasado el fin de semana sin salir de la cama.
Enhorabuena, abuelo: has vendido el piso de la playa y te has montado un picadero en Villamatojo. El resultado es que cuando nos queremos ir a la playa tenemos que pedirle al tito que nos preste la casa.
Bueno, más que pedir-pedir lo que hacemos es decir "oyetú que vamos", y el tito responde "pues regarme las plantas".
Por mucho que el tito nos deje su casa de buen grado, tenemos que admitir que, al menos por mi parte, es un poco doloroso ir de prestado habiendo tenido allí un sitio familiar, una casita que nos ha visto crecer y jugar a todos los primos juntos. La cuestión es más punzante si cabe porque la casa del tito están en la misma finca, tiene el mismo acceso e incluso vistas al patio.
Así, como con recochineo.
-Que pesa estar aquí tan cerca y no poder entrar -le dije a mi madre un día-. ¿Sabemos quién lo ha comprado?
-Sí, pero ahora está alquilado.
-¡Que bien! Igual si les pregunto me dejan entrar.
-No creo, me parece que son rumanos.
De pronto me alegré de que hubiéramos incinerado a mi abuelo, porque con lo fachilla que era se entera de que hay rumanos viviendo en su casa y vuelve de la tumba.
-¿Una familia?
-Jijijiji, que va, esa es la mejor parte: son unas chicas que trabajan en un "club nocturno".
Creo que deberíamos incinerar también a mi abuela. Está todavía viva, pero por prevenir.
-Unas pilinguis... en casa de los abuelos... haciendo negocio... ¡y sin que la abuela saque beneficio de ello!
-No sabemos que sean pilinguis, sólo que trabajan en un club nocturno. Pueden ser cualquier cosa: camareras, limpiadoras, gerentes...
-Claro que sí: depende de lo que se disfracen para hacer el estriptis.
-¡Lorz!
-Joooo, es que me gustaría mucho enseñarle a Bebé-chan donde dormía yo cuando era pequeña...
-Bueno, ¿por qué no vas y preguntas?
-¿El qué? ¿Si son putas?
-¡No, Lorz, si puedes entrar!
-Ah, eso. Bueno, puedo matar dos pájaros de un tiro: les pido permiso para entrar y así como quién no quiere la cosa intento sonsacarles a qué se dedican.
-Vale, pero sé sutil, ¿eh?

Cinco minutos más tarde...
-Hola, soy Lorz, es que mi familia vivía aquí cuando yo era pequeña y quería preguntarle...
-¿Sí?
-¿Vosotras sois putas o qué?

No me dejaron entrar.
Lo tomaré como un sí.


Continuará...


15 agosto 2013

Vamos a la playa calienta el sol, 4

Previously in Lorz... 
Si un tren sale de A en dirección a B a 300 km/h, 
y un coche sale de A en dirección a B a 120 km/h, 
y otro tren sale de A en dirección a B a 300 km/h, 
¿quién es el primero es darse cuenta de lo absurdo de la situación? 


 Toda mujer, desde que entra en edad de merecer (que en mi pueblo es a partir de las 24 horas de vida o así), debe asumir que en cada reunión familiar, en cada celebración, incluso en cada entierro le van a hacer la misma pregunta:

-Niña, ¿ya tienes novio?

Que conste que la pregunta en sí no tiene nada de malo: el problema viene dado por la repetición.
Que incordio con la preguntita. Ni que fuera asunto suyo. Además, ¿qué pasa? ¿que si digo que no me vas a vender por tres cabras o qué? ¡Pues al menos que sean bonitas!
Pues un día dices que sí, que venga, que tienes novio, y crees que te has librado de las preguntitas.
Pues no.

-Niña, ¿y cuándo os casáis?

Cada navidad. Cada cumpleaños. Cada p*t* comida familiar lo mismo. Un día, por fin, anuncias la feliz noticia: te casas. Y llega el feliz día, y sales de la iglesia/registro/pérgola jedi sonriendo de oreja a oreja. ¿Porque es el día más feliz de tu vida?
NO: ¡porque sabes que nunca más te harán la preguntita de las narices!
...te harán otra.

 -Niña, ¿y los niños cuando?

A mí me daban ganas de contestar "pues cuando papá ponga la semillita en mamá... ¡Y LA EMPUJE CON LA P*LL*!". Pero no lo decía, ¿eh?
Bueno, casi nunca.
Bueno, a veces.
Bueno,  la mayoría de las veces.
Vale, sí, lo decía siempre, ¿qué pasa?

Entonces te quedas embarazada y piensas "j*d*r, j*d*r que mal rollo que ahora todo el mundo se va a imaginar a ZaraJota™ empujando la semillita". Así que lo ocultas hasta que ya no puedes más y un día alguien te dice:

 -Niña, ¿y los niños cuando?
Y tú contestas:
-EL PLAZO ESTIMADO DE ENTREGA ES 19/09/2012. GRACIAS POR REALIZAR SUS COMPRAS EN NUESTRA WEB.

Y gracias por dejar las preguntitas... al menos hasta que se les ocurre la siguiente:

-¿Tú prefieres niño o niña?
¿Cómo que qué prefiero? ¿Es que se puede elegir? ¿Y si elijo y me sale lo otro y el bebé piensa que me ha decepcionado*? ¿No es mejor dejar que la máquina elija por mí?

Entonces tienes a tu bebé. Cuyo sexo, por cierto, NO has podido elegir.
Y durante unos meses vives en paz....
Hasta que un día de pronto la gente se da cuenta de que tus tetas han mermado y deducen que ya no estás lactando y por tanto estás preparada para...

-Niña, ¿y el segundo cuando?

¿El segundo?
¿Esperan que tenga más de uno?
¿Por qué?
¿No he hecho bien el primero y lo tengo que repetir?
A ver, que a mí me gustaría tener dos o tres (o cuatro o cinco) si nuestras circunstancias fueras buenas, pero tener niños así porque sí, como si fueran coleccionables, no me acaba de convencer.
No le veo la lógica. O no se la veía, porque recientemente he empezado a vérsela.
Fue en Barcelona, durante una conversación con una persona cuyo nombre no voy a decir porque luego me dicen que me meto con mi suegra.
-Lorz, ¿vais a tener más?
-No lo creo, suegra, tal y como están las cosas...
-Ya, ya, es lo más sensato... aunque a mí tener sólo uno no me parece bien.
-Si, se lo pasan mejor si tienen hermanitos de su edad.
Lo digo por experiencia: varios hermanitos de edades cercanas=mola.
-Sí, bueno, y que si tienes uno y le pasa algo, ¿qué haces?
Entonces por fin comprendí por qué la gente tiene más hijos: para tener repuesto.
Imagina que te llaman del hospital:
-Oiga, que su hijo se ha muerto.
-No pasa nada, tengo otro. No le tengo tanto cariño como al primero, pero bueno, nos tendremos que apañar.
Unos días más tarde le estaba contando la historia a GordiPe.
-Ahora que ya sé para qué tiene la gente dos hijos -le dije-, lo que no me queda claro es por qué algunos tienen un tercero.
Por suerte GordiPe sí lo sabía.
-Mujer, para reserva de órganos.
Bien pensado creo que sí voy a tener los cinco o seis y a venderlos por piezas.




Continuará...

*Creo que ya lo he contado antes. 
Mis reservas a expresar preferencia por el sexo del bebé tienen origen en la famosa frase de mi abuela:

"Cuando nació tu padre me decepcioné mucho porque yo quería una niña.
Cuando nació tu tía me decepcioné mucho porque yo quería una niña guapa"

Nota del *: Por motivos que no alcanzamos a comprender, mi tía tiene complejo de fea. 

Nota a la nota del *: Digo complejo porque ella es la única que piensa que es fea. Incluso mi abuela ha admitido recientemente que mi tía es muy guapa ahora.

Nota a la nota de la nota del *: Sólo para dejarlo claro y garantizar mi integridad física, no creo que mi tía sea fea, ni conozco a nadie que lo crea.  

06 agosto 2013

Vamos a la playa calienta el sol 3

Previously in Lorz...
A los abuelos siempre les toca sacrificarse.

Como íbamos diciendo, el plan original era que mis padres se fueran en coche a Blanes.

Después pensaron que sería buena idea llevarse a Bebé-chan.
 Por desgracia, Bebé-chan venía con efectos secundarios.
 Más o menos por entonces La Tita del Puerto dijo que ella también venía.
Primero dijo que iría en tren hasta Blanes.


Luego se lo pensó mejor: cogería el tren hasta Madrid, y luego seguiría en coche con nosotros hasta Blanes.


Entonces pensé que siete horas encerrada con mis padres y mi tía iban a ser una tortura insoportable en el coche iba a ser demasiado para Bebé-chan, y que era mejor que nos fuéramos en tren, que sólo son tres horas y además se puede pasear.

Entonces La Tita del Puerto pensó que era una idea estupenda, y que ella también se venía en tren, porque en el coche se agobia mucho.
 

Entonces mi padre dijo que para que no cogiéramos el cercanías ellos vendrían a buscarnos. 
Primero irían a Blanes a recoger las llaves de la casa y dejar las maletas, luego vendrían a Barcelona, nos recogerían y nos llevarían a Blanes en coche. 
Pero entonces yo le dije que no, porque había quedado a comer con la hermana de ZaraJota™, y no sabía cuando iba a terminar, así que mejor me iba en cercanías cuando acabara. 
Entonces mi tía dijo que ella no pintaba nada levantándose a las cinco de la mañana para ver a la familia de ZaraJota™, y que mejor cogía el tren de las diez, ya si eso.

Esto fue lo que hicimos al final.
Bebé-chan y yo conseguimos llegar a Barcelona y nos fuimos a ver a la hermana de ZaraJota™.
-Anda, ¿venís solas?
-Sí.
-Creí que también venían tus padres y tu tía.
-Sí, sí, bueno, mis padres van directos a Blanes.
-¿Y tu tía?
-No, viene aquí, es que su tren llega más tarde.
-Claro, porque viene de El Puerto, ¿no?
-No, viene de Madrid.
-¿Y tus padres?
-De Madrid también.
-¿Todos venís de Madrid?
-Sí.
-¿Y todos venís hoy?
-Sí.
-¿Y por qué no habéis venido todos juntos?
Y yo que sé...


Continuará...


Los dibujitos, como siempre, de Planearium.