10 diciembre 2012

Y yo con estos pelos II

Previously in Lorz...
Ni idea. Ha sido un puente muy intenso. Teníamos un millón de compromisos, ZaraJota™ acabó poniéndose enfermo, y Bebe-chan decidió que dormir de noche es de cobardes. Para rematar, fuimos a Cortilandia.


Hoy iba a contar una historia que no recuerdo. Por suerte el viernes me ocurrieron una serie de hilarantes anecdotillas.
Como la mañana estaba buena, Bebé-chan y yo salimos a hacer compras de navidad por el barrio, donde tenemos un montón de tiendecitas. Para mi sorpresa, en todas ellas habían colgado en la puerta un decálogo animando a los clientes a apoyar el pequeño comercio. Y yo lo apoyo, ¿eh? Creo que, una vez perdida la costumbre de sentarse a charlar en un banco, las tiendas de barrio son el único sitio donde se hace realmente vida de barrio, y que son muy importantes para la cohesión social y esas cosas que evitan que un barrio se convierta en una ciudad dormitorio.
Bien, pues en la primera tienda que entré iba a tiro hecho, porque lo que quería comprar estaba en el escaparate. No voy a decir qué era, porque es un regalo de navidad, así que para mantener su anonimato lo llamaré "pepino".
Me acerqué al mostrador, y le dije a la dependienta que quería el pepino que tenían en el escaparate.
-Es que sólo me quedan dos tallas.

Lorzconsejo:
Primero: Jamás entenderé la costumbre de las tiendas pequeñas de promocionar artículos de los que no tienen existencias. Es contraproducente, y un desperdicio del espacio del escaparate.
Segundo: No sabes que talla quiero. No sabes si coincide con las que tienes. "Es que" da imagen de reticencia y poca colaboración. De cara a la venta, es mucho más recomendable empezar con "¿de qué talla?", y, si no la tienes para ese modelo, ofrecer alternativas.

-¿Qué tallas son? -pregunté.
-A ti no te van a valer.

Lorzconsejo: Responde a las preguntas del cliente, sobre todo si van en tu beneficio. Si respondes con evasivas, que sean a favor de la venta, no en contra.

-No es para mí.
-Ah, pues tenemos pepinos de la 44 y la 50.
-¿Puedo ver el de 44?
-Claro -y sacó el pepino y me lo puso en las manos.
-Creo que es un poco grande... ¿si no le está lo puedo cambiar?
-No devolvemos el dinero.

Lorconsejo: Es un hecho universalmente conocido que en el pequeño comercio no devuelven el dinero ni aunque se lo hayas prestado tú. No hace falta que insistas en restregarme tus limitaciones, y menos cuando no es eso lo que he preguntado.

-¿Y cambiarlo por otra talla o modelo?
-Pues... ¿vas a tardar mucho?
-Hombre, es que es un regalo de navidad...
-¿Más de una semana?
-Digamos un mes. Aproximadamente hasta el 6 de enero o así. Por decir una fecha.
-Bueno, igual si te hago una nota y te pongo un sello en el ticket...

Lorzconsejo: Si tienes un cartel animando a los clientes a no esperar al último momento para hacer las compras navideñas, que no te extrañe si necesitan un plazo de más de cinco minutos para hacer los cambios.

-Vale, pues me llevo el pepino. ¿Puedo pagar con tarjeta?
-¿No tienes efectivo?

Lorzconsejo: Si no quieres que  te paguen con tarjeta, no pongas en la puerta la pegatina de VISA. Los clientes se confunden.

La siguiente parada fue una zapatería infantil. Mi familia se viste de gala para la cena de navidad, y quería comprarle a Bebé-chan unos zapatitos monísimos y diminutos zapatitos que había en el escaparate.
-Hola -le dije al señor de la tienda-. Quiero unos zapatitos de bebé.
-No tenemos.
-¿Y esos? -pregunté señalando a los del escaparate.
-No son "zapatitos". Son "botitas".

Lorzconsejo: No sé ni por donde empezar. Al parecer en esta tienda  sólo te venden cosas si las llamas por el nombre exacto. Es una suerte que sea una zapatería infantil, porque si llega a ser de zapatillas para la tercera edad se iban a morir de asco.

En la tercera tienda entré y aparqué el carrito de Bebé-chan en un lado.
-¿Le molesta aquí? -pregunté al dependiente.
-No, no, mientras no haga ruido...

Lorzonsejo:
Primero: me refería a si le molestaba el carrito, no la niña.
Segundo: si te molestan los niños, no sé, a lo mejor me equivoco, ¿eh? , pero en mi opinión quizá no deberías poner una tienda de chucherías.

Continuará...


18 comentarios:

Anónimo dijo...

Por desgracia es muy habitual pedir que los demás hagan un esfuerzo y luego no poner nada de tu parte. Ya que los pequeños comercios no se pueden permitir algunas cosas que los grandes almacenes hacen, por lo menos podrían poner más empeño en la atención directa al cliente, cosa en la que si ponen dedicación ningún gran almacén podrá superarlos. Da gusto entrar en algunas tiendas familiares, pero en otras... bueno, casi que saldrías corriendo hacia el zara más cercano. Todo es cuestión de investigar en tu barrio las que merecen la pena, que seguro que las habrá.

Centro Picasso Vilnius dijo...

Qué bien explicado todo y qué de acuerdo con el primer comentario. Yo creo que el problema del pequeño comercio es que son sus propios jefes y no tienen miedo de que nadie les despida, por eso te tratan como si te hicieran un favor.

Creo que la gente joven que está emprendiendo ahora tiene más claro cómo tratar al cliente, pero en algunas tiendas de estas de toda la vida dan un poco ganas de llorar y salir corriendo.

Bettie dijo...

De acuerdo con el primer comentario. No puedes ofrecer cosas que los grandes almacenes sí, pero el trato humano, amable y personalizado... por favor. Es lo mínimo, y podría ser su punto fuerte.

XEIA2410 dijo...

A-lu-ci-no!!! Jo, cómo está el patioooo!!!! Así dan ganas de ir a las "surficies"!!!!

Ana María dijo...

Luego dicen que si El Corte inglés, pero joder...

Preguntan si es para ti, luego la talla, y luego te dicen que pagues en cualquier moneda en curso legal (yo he visto pagar en dólares) y tienes equis días para devolverlo, o para cambiarlo por otra prenda.

Pero claaaaaaaaaaaro, qué malismo es El Corte Inglés ¬¬

Hija, que se mueran todos. Un pellizquito para Bebechán y un besazo para ti :)

Anónimo dijo...

Jajajaja. Me tengo que reir porque lo cuentas con mucha ironía pero la verdad es que no es de risa. En las tiendas de mi pueblo también pasa eso.

Tita dijo...

jajajajajaja ¡cambia de barrio!

En mi pueblo me encanta ir de tienda en tienda, claro, que no están llenas de cardos!!

Sólo dejé de ir a una floristería cuando, después de buscar donde encargar el ramo de novia, me enseñó el señor un catálogo con una catarata de flores horrororororororosa ¡lo más feo que había visto nunca!

Pero yo le dije que lo veía recargado para mí. El señor me señaló (sí, con el dedo) y se descojonó sin reirse diciendo:

-¿Vais vestidas de repollo y te importa si es recargado o no?

Todo ello con el tonito autosuficiente de "en realidad te hago un favor yo a ti si te lo vendo, tengo la tienda por pasar el rato"

Uf

Lo que pude contestarle y no hice...pero me fui, claro, y no volví!!

Pero las que más molan son las que no te dejan comprar en su propia tienda. Esas merecen un post aparte.

Anónimo dijo...

A ver, la ideología de la excelencia en la atención al cliente os tiene cegados. Lo suyo en las tiendas de barrio es que sean bordes, eso te da libertad para serlo tu también, es el rito del negocio en confianza e igualdad de condiciones. Aire fresco frente a la empalagosidad (o absoluto desinterés, no hay término medio)de los pobres impersonales empleados de las grandes superficies.

Yondas dijo...

Tengo un amigo que siempre dice en estos casos que "hay gente que le jode ganar dinero".
Cuanta razón.

Aloe dijo...

Me ha encantado el post!
es cierto q hay tiendas de barrio en las que son encantadores y superfamiliares, pero en otras no son más bordes por que no se entrenan!

pilarrubio dijo...

Quizá por eso el pequeño comercio esté en declive, y porque no suelen ser tiendas muy económicas precisamente.
Antiguamente sí que trataban con más educación a la clientela, ahora cualquiera cree que vale para estar de cara al público, y no es así. Un saludo Lorz!

pilarrubio dijo...

...Aunque la mala educación no es patrimonio exclusivo del pequeño comercio. En El Corte Inglés recuerdo a un dependiente al que pregunté dónde estaban los almohadones, que me replicó muy desagradable que no se llamaban así, que se decía cojines. Se me quitaron las ganas de comprar nada. Pensé que en cualquier sitio y por cualquiera puedes recibir inesperadamente clases de semántica.A mucha gente no le gusta su trabajo y lo pagan con quien tienen más a mano en ese momento.

Necio Hutopo dijo...

Pues creo recordar que estabas hablando de peluquerías... Sí... De eso hablabas...

Misaoshi dijo...

Ay madre, ¿¿pero qué le pasa a la gente??

Dirás que qué pelos tiene la gente.

dibujosdenube dijo...

Jajajajaja...... a mi también me ha pasado....jajaja....muy bueno....

Camaleona dijo...

Ja ja ja... si no hace ruido!!! lo raro es que bebé-chan en ese momento no se tirara un sonorísimo y claro pedorro... mis hijos suelen hacerlo. Pero claro, bebé-chan es una princesa y no hace esas cosas...

JuanRa Diablo dijo...

Pues podías dar una pista de ese regalo de Navidad, porque con lo del "pepino"... parece lo que no es.

pseudosocióloga dijo...

Pero tú, ¿en que barrio vives criatura?.
Madredelamorhermoso, así no hay quien colabore.