28 abril 2012

La hipoteca que surgió del frío 8


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Al día siguiente de protestar en la compañía suministradora, el electricista llamó a mi telefonillo.
-¿Sí?
En el telefonillo siempre contesto “¿sí?” con la esperanza de que alguien me conteste alguna vez “¡NO!”. Pero no hay manera, no. La gente no tiene sentido del humor ni del ritmo narrativo.
-Soy el electricista.
-Estupendo, pues aquí estamos para lo que necesite.
-Ya, señora, yo también estoy aquí.
-Lo que quiero decir es que estamos esperándole aquí arriba, cuando quiera.
-Y yo estoy esperando aquí abajo.
Hombre, pensé, tanto como esperando... acaba de llamar. No le dije nada porque el señor parecía muy cabreado.
-¿Necesita que baje?
-No, señora, usted quédese ahí arriba cómodamente, que ya hago yo todo el trabajo.
-Ah, estupendo.
-Señora, o baja o me voy.
Ahí ya me empecé a mosquear.
No pasa nada, me dije, tú sólo tienes que seguirle un ratito la corriente. Jijiji. La corriente. Jijiji. Al electricista. Jijiji. ¿Lo pilláis?
Baje al descansillo y me encontré al electricista en el cuarto de contadores.
-Muy bien señora, ¿cual es su contador?
-Ah, pues ni idea.
-¿Cómo no lo va a saber?
-Como que no lo sé.
-Jodeeeeeeer con la peña...
Ahí ya estaba muy mosqueada.
-Vamos a ver, ¿cómo quiere que lo sepa si (1) me acabo de mudar, (2) no tengo suministro y (3) LA ÚNICA LLAVE QUE EXISTE DEL CUARTO DE CONTADORES LA TIENE USTED?
-Sí, claro, entonces lo tendré que buscar yo.
-Si me necesita, estaré en mi piso.
Y me fui muy dignamente. O, lo que es lo mismo, corriendo y agitando los bracitos porque tenía muchas ganas de potar.
Al rato, el electricista encontró el contador y empecé a tener suministro de luz.
Y hubo gran regocijo.
Esa misma tarde vino el pintor a terminar unas chapucillas.
Como el pobre hombre llevaba un mes pintando con linterna, lavándose con agua fría y haciendo pis a oscuras, le comuniqué la gran noticia en cuanto entró:
-¡Ya tenemos luz!
Aunque lo cierto es que no se lo podía demostrar porque seguíamos sin tener los casquillos de las lámparas, pero eso es un detalle sin importancia. Al menos nos funcionaban los enchufes, y se podía cargar el móvil.
-Anda, pues si lo llevo a saber me traigo la radial.
-¿No se ha traído la radial? ¿Y cómo piensa cortar las baldosas?
-...
-...
-Mañana vuelvo.

Continuará... (ya queda poco, lo prometo)

5 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

El hombre pensaba cortar las baldosas a pura fuerza bruta, pero al verte tan descreída se le ha ido el ánimo al suelo y pues no, así no hay quien trabaje... Si al final todo es tu culpa, mujer.

sp31416 dijo...

Madre mia parace la version renovada d Esta casa es una ruina, ya ha sido declarada zona catastrófica???? Es coña, mucho ánimo. Bss

JuanRa Diablo dijo...

¿Te acuerdas de Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio?
Parece que estés escribiendo su vida y obras xDD

Asynjur dijo...

Lo que no te pase a tí... ¿que les haras a los de Atención al Publico? siempre te terminas con conversaciones de besugos y dandote la razon...

Aloe dijo...

Jeje, oye has pensado publicar esta vivencia por entregas (igual que ha hecho "como no ser una drama mamá"), poco más o menos esto nos ha pasado a todos los que hemos cambiado de piso, pero encima tu lo cuentas con gracia!
Ánimo