23 junio 2011

El pólipo que nunca fue (2 y ya)

Previously in Lorz...
El ginecólogo pretende meterse entre mis piernas así, de pronto, sin sacarme a cenar ni comprarme flores ni nada.

Después de un rápido examen el ginecólogo llegó a la misma conclusión a la que ya había llegado sin examinarme, por lo que me podía haber ahorrado el número.
-Es una ligera irritación que a veces aparece como efecto secundario de la píldora anticonceptiva. Deja de tomarla unos días hasta que desaparezca el sangrado.
-Pero, si dejo de tomarla, ¿no tendré la menstruación?
-Sí.
-Entonces, ¿cómo sabré si he dejado de sangrar o no?
-Eh... ¡lo hizo un mago!
-Ah. Vale.
-Y deberías plantearte tomar precauciones.
-Ya lo hago: siempre miro a izquierda y derecha antes de cruzar.
-Me refiero a durante el coito.
-...
-Cuando tengas relaciones.
-...
-¿Puedes decirle a tu marido que entre un momento?
-Como usted quiera, pero creo que pierde el tiempo: sospecho que no tiene vagina.
El resultado de aquella conversación es que tuve que dejar de tomar la píldora anticonceptiva.
Jo.
Me gustaba tomarla: es rosa.
Al día siguiente en el trabajo me preguntaron por mi visita al médico y les conté que había dejado de estar químicamente castrada.
-Pues dicen que un efecto secundario de dejar de tomar la píldora es que te pones caliente como una perra -me dijeron.
Esta es la cuestión: resumiendo y simplificando mucho, la píldora anticonceptiva impide que te quedes embarazada engañando a tu cuerpo para que piense que ya lo estás. Por eso la mayoría de los efectos secundarios de la píldora se parecen sospechosamente a los del embarazo.
El engaño se consigue a través de hormonas, cuidadosamente medidas y reguladas. Al interrumpir el tratamiento de pronto, el cuerpo se da cuenta de que no está embarazado, y tiene que reajustar el nivel de hormonas. Y hasta que lo consigue, el cuerpo está en una especie de montaña rusa emocional.
Durante unos días, ZaraJota™ estuvo conviviendo con esto:




Después empezamos con el bajón emocional:
-¡No puedo salir a la calle!-le decía.
-¿Por qué?
-¡Estoy muy GORDA!
-Sí, ya lo sé, no cambies de tema, ¿por qué dices que no puedes salir a la calle?
-¡Tú también piensas que estoy gorda!
-Mujer, no es cuestión de pensar, es cuestión de tener ojos.
-!YA NO ME QUIEREEEEEEEES!
Y más tarde mi estado mental empezó a caer en barrena.
-¿Qué haces?-le preguntaba a ZaraJota™.
-Contesto a un twit de Lironcillo.
-Últimamente hablas mucho con ella, ¿no?
-Es la primera vez que le contesto algo.
-¿Qué pasa, las estás contando?
-¿Te encuentas bien?
-Estaría bien si MI marido no fuera por ahí engatusando a otras chicas.
-¿Engatusar? ¿En 140 caracteres?
-Ya veo que has dedicado mucho tiempo a pensarlo...
-Lorz, creo que estás paranoica.
-¡No es eso, lo que pasa es que todo el mundo me odia!
-Mira, si me prometes calmarte y dejar de pensar tonterías bajo a comprarte un helado.
-Vale.
-Prométeme que escribirás ninguna tontería en twitter mientras estoy fuera.

M**rd*, ¿cómo habrá sabido lo que iba a hacer?

Pasados unos días me llamó mi madre.
-¿Cómo estás de lo tuyo?
-Ahora mejor, pero he pasado unos días un poco premenstrual.
-Pobre ZaraJota™.
-¿Pobre? ¡Lo que faltaba! ¡Con lo que le he tenido que aguantar!

19 junio 2011

El pólipo que nunca fue

Primero empecé a orinar sangre.
Después ya no hizo falta que orinara para que saliera sangre y empecé a preocuparme un poco.
Una semana más tarde, 100% segura de que no se trataba de una menstruación, pedí cita con el ginecólogo.
Ahí vamos.
Casi todo el mundo le tiene miedo al dentista. Yo no. Supongo que porque durante años he tenido un dentista argentino que te haaaaaabla y te haaaaaaaaabla y te sume en una especie de trance en el que no te enteras de nada y vuelves a casa medio flotando. Bien pensado, es posible que no tenga nada que ver con que hable sino con que es generoso con la anestesia.
En cambio odio, odio, odio ir al ginecólogo.
Casi todas las chicas le tienen manía al ginecólogo por una cuestión de pudor: tienes que quitarte la ropa, abrirte de piernas y dejar que un extraño te meta mano. A mí por lo general no me importa.
Espera… creo que ha sonado un poco mal.
Lo que quiero decir es que no tengo pudor.
No, eso también suena mal.
No considero al ginecólogo como a una persona.
Eh…
Para mí el ginecólogo no es una persona, sino un médico, y no tengo ningún problema es desnudarme. Lo que me preocupa es el Instrumental Grande y Frío.
Cuando entré en la consulta estaba acojonada.
-¿Qué te pasa? –preguntó el ginecólogo.
-Que estoy acojonada.
-Me refiero a por qué has venido.
-Ah, sí, tengo una pequeña hemorragia.
-¿Cómo de pequeña?
-Pueeeeeeeees… ¿sabes el chiste de la dinosauria que inventa los tampones poniéndose una oveja?
-Ya veo. ¿Tomas anticonceptivos?
Solo que yo no oí eso. Lo que yo oí fue:
-¿Tomas anticongestivos?
-No, no, tengo un poco de alergia pero no lo bastante como para tomar nada.
-¿Qué?
- No tomo anticongestivos.
-¿Anticongestivos?
-¿No es eso lo que ha preguntado?
-No, he preguntado por los anticonceptivos.
-Ah… no le había oído bien.
-Mujer, qué tendrá que ver la nariz con los genitales.
Bueno, ambos son orificios, ambos tienen mucosa, y en ambos se pueden meter otras partes del cuerpo, pensé, pero no dije nada para que no pensara que soy rara.
Una vez aclarada la cuestión de los anticonceptivos, el diagnóstico fue claro.
-Lo que te pasa es por la píldora, deja de tomarla unos días y volverás a estar bien.
-Imposible: hace unos años me pasó lo mismo, y era por un pólipo, sea lo que sea eso.
-¿Y no se te ha ocurrido pensar que podía ser por la píldora, y casualmente se encontraron un pólipo que no tenía nada que ver?
-Jo, pues pobre pólipo, que no había hecho nada malo y se ha estado llevando las culpas todo este tiempo.
-De todas formas, para que te quedes tranquila, te voy a hacer una exploración.
-¡FUE POR LA PÍLDORA! ¡NO HAY NINGUNA DUDA! ¡EL PÓLIPO FUE UN CHIVO EXPIATORIO!
-Anda, súbete a la camilla.
Ja. “Camilla”, dice. “Silla del horror” lo llamo yo.
Con las rodillas temblando me subí a la silla del horror, abrí las patitas y puse un pie en cada estribo.
-Eh… Lorz, quizá deberías quitarte las braguitas antes de subirte a la camilla.
Mierda, se ha dado cuenta.

16 junio 2011

Con mucho arte

El último examen de arte fue un rollo repollo: todo lo que cayó era normal y aburrido. No merece la pena contarlo. En cambio, voy a poneros lo que me hubiera gustado que cayera.



Tipo con el torso semidesnudo se pone a bailar sevillanas en mitad del campo ante la mirada estupefacta que una señora que pasaba por ahí.




Goku superguerrero sin pantalones.



Señora pierde una lentilla en una fiesta. Los asistentes tienen que quedarse todos quietosparaos para no pisar la lentilla mientras la señora la busca, al mismo tiempo que intentan darle consejos del tipo "has mirado en...".



Niña feísima jugando al piedra-papel-tijeras con un señor más feo todavía. Los demás no sé que pintan, debe ser para rellenar hueco.


Señora con casco metida en una bolsa de cadáveres, niño en caja y vaca (?) dentro de un queso de tetilla al que rodean un montón de figuritas. La teoría más probable es que el autor había comido setas ese día, sí, pero de las alucinógenas.



Bragas de cuello vuelto con un estampado horroroso.



Tipo en pelota picá secuestra a un Papá Noel aparentemente borracho.


Para esta se me ocurren unas cuantas explicaciones, pero no las voy a decir que hay niños mirando.




Pd: ¿Alguien se atreve a adivinar los títulos (erróneos, por supuesto) que se han dado a estas obras?














12 junio 2011

Pasea por Ikea

Hoy hemos ido a Ikea con el firme propósito de comprar un mueble de cocina que al final no hemos comprado, porque no había.
En cambio hemos vuelto a casa con un millón de chorradas que no pensábamos comprar, pero que eran bonitas y brillantes y no nos ha quedado más remedio que comprarlas. Entre ellas, otra concubina para Arale-Chan. Esta es gris, que es un color más sufridito.
En nuestra misión nos han acompañado Sheena, Towsend y el bebé de ambos (presuntamente), cuyo objetivo era comprar un sofá, y que se han vuelto sin sofá, pero con una millón de chorradas que no pensaban comprar.
Después de deambular durante horas entre muebles de diseño sueco con nombre de flema conseguimos salir.
-Necesito. Cafeína. Ahora -le dije a ZaraJota™.
-Vamos a la cafetería-le dijo ZaraJota™ a Towsend.
-Pues quédate con la niña, que nosotros vamos a entrar a la tienda de alimentación.
-Vale.
Y así fue como me hice con los mandos del carro.
-Holaaaa bebeeeeeee... Soy Looooooorz... Voy a ser tu nueva mamá porque Sheena ya no te quiere.
De primeras, a la cría le hizo mucha gracia la broma y empezó a reírse y a hacer ruiditos.
Cuando me puse en marcha, se puso seria.
"Muy graciosa, ja,ja, ya nos hemos reído todos, ahora devuélveme con mi mamá", parecía decir.
Cuando sus padres se convirtieron en dos bultos pequeñitos en la lejanía, arrugó el entrecejo.
"En serio, esto ya no tiene gracia, llévame con mi mamá".
Y cuando nos paramos, lejos lejos lejos de su mamá, empezó a berrear como una loca.
Es curioso, cuando llevas un bebé que llora, notas como TODO el mundo te mira. Y no solo te mira: TE JUZGA. "Mira esa madre. A saber qué le habrá hecho a la niña. ¿Es que no la va a coger? Lo que pasa es que tiene hambre. ¿No vez que tiene frío? Desde luego, hay madres que son de lo que no hay".
Miré a la niña, que berreaba, miré alrededor, y supe lo que todos estaban pensando:
ERES UNA MALA MADRE.
Jo. Que presión.
Intenté calmar a la niña como pude. Le hice cucamonas, intenté cantarle una canción, le di una patata frita*...
Pero nada.
La gente seguía mirando, y al final no pude más.
-¡No soy una mala madre! -le grité al aire-. ¡La niña ni siquiera es mía, me la he llevado mientras su mamá estaba comprando!
No sé por qué, pero la gente me empezó a mirar peor.








*No le di una patata frita. No soy idiota. Sé que los bebés no comen patatas fritas si no llevan ketchup.

08 junio 2011

Mis mejores amigos

Ya he acabado los examenes.
¡Bieeeeeeen!
Bueno, hasta septiembre, porque me he dejado dos.
¡No tan bieeeeeeen!
Y ahora, por petición popular, una anecdotilla que me pasó hace unas semanas y que no he tenido tiempo de contar.

Hace unas semanas me empezó a doler mucho mucho la cabeza. Me dolía tanto que estaba medio mareada y tenía la tripa revuelta y NO, no estaba embarazada.
Que os veo venir.
Me fui al médico de urgencias, y me pidió que hiciera pis en un frasco.
Con lo fácil que es hacerlo en baño, de verdad, los médicos son tan raros...
Hice pis en el frasco de inmediato (nunca cabrees a un tío que puede ponerte una inyección cuando quiera) y me dieron los resultados en menos de cinco minutos.
-Lorz, estás meando sangre.
-Ah, eso es bueno, ¿no? Así no hay que sacarme sangre, con el análisis de orina hacemos un dos por uno.
-No es bueno. Tienes una infección de caballo.
Quise decirle que era imposible, porque no he estado cerca de un caballo en mi vida, pero me callé (nunca cabrees a un tío que puede mandarte a revisión ginecológica cuando quiera).
-Te voy a mandar unas pastillas.
-Será mejor que me lo apunte, porque seguramente no me voy a acordar.
Y me lo apuntó. Ponía:
pirula 1 + pirula 2 + pirula 3 en cada comida y cada dos días doblar la dosis
Empecé a empirularme esa misma tarde.

El primer día me sentí mejor.

El segundo día me sentí mucho mejor.

El tercer día los anuncios de compresas cobraron sentido para mí. Comprendía perfectamente a qué huelen las nubes, a qué sabe el arcoiris, cómo suena el árbol que cae en mitad del bosque cuando no hay nadie para oirlo y el camino secreto al Mágico Reino de la Piruleta.

A mitad de la jornada laboral mi jefa vino a hablar conmigo.
-¿Te encuentras bien? -me preguntó.
-Eresh mi mejor amiiiiigo...
-Llevas una hora abrazada a la columna.
-La columna esh mi mejor amiiiiigo...
-Creo que deberías ir al médico.
-El médico esh mi mejor amiiiiigo...
-Y a ser posible, ve en taxi.
-El tashi esh mi mejor amiiiiigo...
Bueno, puede que no ocurriera así; lo cierto es que no recuerdo casi nada. Lo que sí es seguro es que me fui derecha al médico. Bueno, puede que no muy derecha. Puede que fuera haciendo eses y que me detuviera de vez en cuando para abrazar una farola para decirle que era mi mejor amiga. Lo que sí es seguro es que fui al médico, porque lo siguierte que recuerdo es que estaba con mi médico de cabecera.
-Eresh mi mejor amiiiiigo -le dije. Estaba claro que aquel día no me iban a dar el Oscar a mejor guión.
-Bien. Suéltame. Deja de frotarte... Para... ¡Para! Mejor. Señorquecruz. Dime, ¿qué te has tomado?
Por suerte soy un desastre y todavía llevaba el papelito con las instrucciones en el bolso y se lo di para que viera que había sido una niña buena y había seguido las instrucciones al pie de la letra. Por una vez y sin que sirva de precedente.
-Creo que el médico de urgencias se ha equivocado.
-El médico de urgenciash esh mi mejor amiiiiigo...
-Esto no puede ser, esto son demasiadas pastillas.
-No shon para mí, shon para un amiiiiigo...
-El tratamiento tiene que ser "pirula 1 O EN SU DEFECTO pirula 2 O EN SU DEFECTO pirula 3 en cada comida y cada dos días DIVIDIR la dosis por la mitad". No me extraña que estés así.
-...
-Que estás colgada. Drogada. Persiguiendo al dragón. Buscando a las hadas.
-Las hadash shon mis mejores amiiiiigassh...
-Mira, olvídate de todo esto. Te voy a recetar una pastilla, sólo una, y te la tomas cada ocho horas hasta que se te acabe la caja.
-¿Sholo una?
-Una. Y suavecita.
Creo que el médico de urgencias me cae mejor.