25 febrero 2010

Viaje familiar 2

Previously in Lorz...
Primo M. se casa en Lanzarote.


En un primer momento ZaraJota™ y yo pensamos que no podíamos ir.
Después pensamos que sí podríamos, pero tendría que ser ir y volver en el día.
Por desgracia, mi padre no estaba de acuerdo.
-Lo mejor es ir tres días, de jueves a sábado.-Es que sólo podemos ir un día...
-Pues ya he comprado los billetes para ir todos juntos.
-...
-¡Y hemos alquilado una furgoneta de nueve plazas!
-¿Para qué?
-Para que quepamos todos.
-Si somos seis.
-Por si viene alguien más. ¿Qué te parece?
-Bien, bien. Así podemos ir todos juntos.
-¡De eso nada! Yo me voy con tu madre, y vosotros os apañáis.
Me veo corriendo detrás de la furgoneta.

22 febrero 2010

Viaje familiar I

Un día el primo M. anunció que se casaba.
Yo no estaba delante, así que no me queda más remedio que inventarme lo que pasó.
-Mamá, me caso.
-¡ARG!
-Dentro de dos meses.
-¡ARG!
-En Lanzarote.
-¡ARG!
-Y luego me voy a vivir a Ecuador.
-...
-¿Mamá?

La noticia cundió rápidamente; mi madre tardó algo así como 0,0000001 segundo en llamarme.
-¿Adivina qué?-¿Qué?
-M. se casa. En Lanzarote.-¿DÓNDE?
-En Lanzarote.
-¿En Canarias?
-Sí.
-Eso está al lado de Almería, ¿no?
-¿Almería? Claro que no, está en pleno Atlántico, pegando a África.
-Ah, pues me debo estar confundiendo con otra isla.
-Más bien.
-Pero entonces, ¿cómo se llaman las islas que hay al lado de Almería?
-No hay ninguna isla al lado de Almería, Lorz.
-Bueno, al lado, al lado, no. Están separadas por un cuadradito.

-Eso son las Canarias.
-¿Hay dos?
-No, sólo unas.
Se ve que son islas itinerantes o algo.

19 febrero 2010

Sobacos láser 4

El último sobre vello corporal, lo prometo.

Ya que tenía las axilas parcialmente calvas, decidí ocuparme del resto del vello.
Se llama vello a los pelos que nos salen en todas partes del cuerpo menos en la cabeza. Vello suena más bonito, pero no dejan de ser pelos.
Yo no tengo muchos en general, y en la cara apenas ninguno, pero los que salen salen donde no deben.
Concretamente, alrededor de las cejas.
Como soy incapaz de quitármelos yo solita, voy a la peluquería para que me los quiten.
Voy acojonada, claro, porque esto también duele, aunque mucho menos, dónde va a parar.
Llegué a la peluquería, me hicieron pasar a "la cabina de estética", y me tumbé en la camilla.
-Muy bien, Lorz, te quito el bigote, ¿verdad?
-¿Bigote?
-El vello que crece sobre el labio superior.
-Yo no tengo bigote.
-No, la verdad es que no.
-Entonces, ¿por qué dices que me lo vas a quitar?
-En la agenda pone que tienes cita para quitarte el bigote.
-¡Pero si no tengo!
-No, claro que no.
-A lo mejor tengo bigote y no me doy cuenta. Como las viej... ancianas.
-No tienes bigote, ha debido ser un error en la agenda.
-Seguro que todo el mundo lo ve menos yo. Y se ríen a mis espaldas, "mira la tía esa, que no se da cuenta del mostacho que tiene". Que vergüenza...
-Creo que le estás dando demasiada importancia, no es más que un error.
-Y que nadie me lo haya dicho, eso es lo peor. ¿Es que no le importo a nadie?
-Bueno, a ver, céntrate: si no venías a por el bigote, ¿qué quieres hacerte?
-Perfilarme las cejas.
-De acuerdo. Empezaremos por entrecejo.
-¿Entrecejo? ¿Tengo entrecejo?

17 febrero 2010

Sobacos láser 3

Después de aquello no quería volver.
Que duele mucho, jo.
Pero pasaron los días, y veía como me volvían a crecer los pelitos, sí, pero cada vez menos, más débiles y rechonchos, y me dije que ya quedaba poco, que era tontería dejarlo a sólo dos o tres sesiones más...
Y volví.
Es que nunca aprendo...
-No hay dolor, no hay dolor- me repetía a mí misma mientras la chica se preparaba para tortu...depilarme.
-¡ZUM! -hizo el láser.
-Sí que hay dolor, mucho dolor, cantidades increibles de dolor...
-Mujer, no pienses en ello.
-Es que ahora mismo no se me ocurre otra cosa en la que pensar.
-Piensa en lo guapa que vas a estar.
-Tanto como guapa... No es una cosa que se vea cuando te miras al espejo. A no ser que me mires al espejo con los brazos levantados, claro.
-¡ZUM!
-¡*&%@·!
-Un poquito más sólo...
-¡ZUM!
-¡J*d*r con el poquito!
-Ya verás cuando puedas ponerte camisetas de tirantes cuando quieras.
-¡ZUM!
-Creo que no me van a quedar ganas...
-Ya está.
-La leche... Oye, no habrá algo que me pueda poner para que duela menos, ¿verdad?
-Bueeeeeeeeeno... La verdad es que hay una crema, como una anestesia.
-¿Y con la crema no duele?
-Duele mucho menos, pero no te lo recomiendo.
-¿Porque para estar bella hay que sufrir?
-No, porque algunas personas son alérgicas.
- A lo que soy alérgica seguro es al dolor corporal.
A regañadientes la chica me dió el nombre de la crema. Todavía quedaba un mes para la siguiente sesión, pero salí corriendo a la farmacia a comprarla, por si acaso.
Cuando le pedí la crema a la farmaceútica se empezó a reir.
-¿Qué? ¿Una depilación dolorosa?
-No me vaciles tía que estoy muy nerviosa...
-Toma. Las instrucciones están dentro. Ten en cuenta que antes tienes que hacer una prueba.
-¿Escrita u oral?
-... Tienes que probar la crema. Un día que no te vayas a depilar te pones un poco en la axila, la envuelves en film transparente de cocina, y esperas a que haga efecto.
Y si no me hace efecto al menos ya estaré preparada para cuando nos invadan los extraterrestres.

11 febrero 2010

Sobacos láser 2

La tercera sesión con el láser me dolió tanto que pensé en dejarlo, pero a esas alturas ya tenía los sobaquillos medio calvos, y cuando uno se está quedando medio calvo lo mejor para que no se note es quitarse todo el pelo: es lo que hacen los presentadores de la tele.
También podría dejarme barba, pero debe ser muy incómodo para comer sopa.

Acudir a la cuarta sesión de depilación láser requirió todo mi valor.
-Tengo miedito -le dije a la chica.
-Mujer, que no te voy a comer.
-Es que la última vez me dolió mucho.
-Eso es porque a veces estamos más sensibles, ya verás como hoy no te duele.
-Vale.
-¡ZUM! -hizo el láser.
-¡M* C*G* *N T*S M**L*S, H*J* D* L* GR*N P*T*!
-¿Te duele?
-Sí. Perdona por el vocabulario...
-No te preocupes, esto no es nada... ¡Tendrías que ver las depilaciones de ingles!
Nota mental: no hacerme la depilación láser en las ingles.
-Pero yo creía que con las sesiones te ibas acostumbrando.
-Claro, por eso con cada sesión tenemos que subir la intensidad del láser.
-¿Que QUÉ?
-Venga, que no queda nada.
-¡ZUM!
-¡H*ST** P*T*! ¡T* M*DR* *R* *N P*T* *W*K * S* F*LL*B* * *SP*N*T*!
-¿Te sigue doliendo? ¿Quieres que te ponga un poco de hielo?
Nota mental: si algún día un trailer con ruedas claveteadas atropella seis veces a una depiladora láser, ofrecerle un poco de hielo para mitigar el dolor de sus miembros amputados.

08 febrero 2010

Sobacos láser 1

Aunque al final pude medio arreglarme los ojitos con las lentillas, se me había quedado la espinita del láser.
Jo.
Yo quiero ver un láser.
Por eso decidí hacerme la depilación láser en las axilas, que es como llaman las señoritas de la clínica a los sobacos.
Xisca intentó disuadirme:
-Imagina que viene un cataclismo nuclear y tenemos que vivir en una sociedad postapocalíptica en la que necesitamos el pelo de los sobacos para sobrevivir.
Pues tiene razón: lo tendría muy crudo.
A punto estuve de dejarlo; en una situación tan extrema toda ayuda es poca.
Pero lo del láser me hacía taaaaaaaaaanta ilusión que decidí seguir adelante de todas maneras.
El primer día, la chica de la clínica me advirtió:
-Esto va a doler.
Pero no dolió.
Supongo que se debe a que pocos días antes había tenido mi coliquillo nefrítico y me habían inyectado tanta Buscapina que me salía por las orejas.
Eso sí, durante un par de días los sobacos me olieron a churrasquito.

La segunda sesión tampoco dolió.
Supongo que se debe a que coincidió con la un-poco-más-y-te-quedas-sin-coxis y estaba tomando tantos calmantes que no sentía ni padecía.
Los sobacos me olieron a churrasquito igualmente.

La tercera sesión dolió mucho.
-¡JODER! -se me escapó.
-¿Te duele?
-No, apenas... Como si me estuvieras quemando los pelos del sobaco uno a uno.
-Es que eso es precisamente lo que estoy haciendo.
Mira por donde lo del láser ya no me hace tanta ilusión.

02 febrero 2010

¡Super irregular!

Aparte de decir anos, el médico también dijo una cosa muy interesante:
que tengo los ojitos sanos.
Jijiji, anos.
Y eso significa...
¡Que me puedo poner lentillas!
Jo, que ilusión.
Las lentillas no molan tanto como operarse los ojos, pero tienen otras ventajas:
- Puedes estrenar córnea cuando quieras.
- Te las puedes poner de colores.
- Se guardan en unos botecitos muy monos.
- Te dan un líquido que sabe saladito.
No es que haya intentado bebérmelo. No. Que va. Nunca.
El día que fui a la óptica estaba supernerviosa. ¿Y si también me decían que no? ¿Y si tengo que quedarme con las gafas para siempre?
Bueno, eso sí, pero para siempre-siempre, todo el día menos para dormir, ducharme y, ocasionalmente, intimar.
-Hola -le dije a la señora de la óptica-. Quiero ponerme lentillas.
-¿Las has llevado alguna vez?
-Sí, pero esperaba que me dieran unas nuevas.
-Eh... sí, claro. Dame tus gafas, voy a mirar la graduación.
-Vale, toma.
-Le estás hablando al extintor.
-Jo.
-Muy bien, he mirado tu graduación, y no te vas a poder llevar las lentillas.
Mierda, supermierda, requetemierda.
-¿Por qué? -le pregunté.
La verdad es que me daba igual: sólo preguntaba para ver de dónde venía el sonido, ubicar a la señora y darle de patadas.
-Porque no tenemos una muestra de tu graduación aquí. Tendríamos que pedirlas.
-Entonces, ¿sí puedo?
-Claro, pero van a tardar por lo menos un mes y medio, tirando a dos meses.
-¡UN MES Y MEDIO! Pe... pero, ¿de dónde las traen? ¿Del Tibet? ¿En mulas? ¿En mulas cojas con guías ciegos? ¿En mulas cojas con guías ciegos y sordos?
-Vienen de América.
-Pues vendrán nadando, porque Colón fue en barco y sólo tardó treinta y tres días. Y era un barco de mierda, ¿sabe? ¡No tenía ni conexión a internet!
-Ya... bueno, sólo se me ocurre otra solución.
-¿Sí?
-Que las pidamos de otra marca.
-Ah, vale. ¿Cuánto tardarían?
-Dos días.
Para mí que me está vacilando.






Pd.: ¡¡¡Ya llega Perdidos!!!