27 agosto 2010

Vacaciones en el Puerto, 4 y ya

Previously in Lorz....
de vacaciones en el Puerto de Santa María, Lorz consigue llegar ella solita sin ayuda de nadie a la playa de La Puntilla.


Tumbada en la arena, con el ruido de las olas de fondo... Un momento, me estoy clavando algo, debe haber una piedra debajo de la toalla.

Olvídalo.
La temperatura supera los 30ºC, llevo dos horas al sol y empiezo a tener calor.
Creo que voy a darme un bañito...
Mientras estoy quitándome las gafas se acerca una señora gritando y agitando los brazos.
-¡Er borzo, er borzo! ¡Me han quitao er borzo!
-¿Qué?
-¡Me he ío ar agua, y cuando he vuerto no ehtaba mi borzo! ¡Que ze lo han llevao!
Que raro, me ha parecido entender que le han robado el bolso. Será mejor que no deje mis cosas aquí solitas, que como me roben las gafas voy a tener que volver a casa aparpando.
-Disculpe -le digo al señor de la toalla de al lado- ¿le importa echarle un vistazo a mis cosas mientras me doy un baño?
-Claro shiquilla -contesta. Luego se queda mirándome fijamente-. Oye, ¿tu tah eshao crema?
Estupendo: sigo sin enterarme de nada. No pasa nada, esto es como el inglés: basta con entender una palabra y deducir el resto por el contexto.
-Sí, me gusta mucho. Mejor que la nata, que además te dicen que es nata y luego es chantillí de ese.
El señor pone cara de desconcierto.
-Eh que te vah a ashisharrá, con lo blanca que ereh y la que ehtá cayendo.
Eso no lo he entendido. No importa, le sigo la corriente.
-Ajá.
-Shiquilla, que con los mishelineh que tieneh te vah a quedar roja y blanca como un shupashup.
Eso sí lo he entendido, mira tú por donde.
-Sí, también me gustan mucho los chupachups -contesto, y me señalo la boca.
-¡En la ehparda! ¡En la boca no!
¿En la boca no? ¿Y como se come los chupachups esta gente?


Pd. 1 : No le habían quitado "er borzo"; cuando subió la marea una viej...anciana lo movió para que no se mojara. La señora encontró su bolso un poco más arriba, pero con el contenido intacto. Final feliz.


Pd. 2: Alguien me podía hacer avisado de que me echara crema en toda la espalda, me eché sólo donde me llegaban las manos y este fue el resultado:

25 agosto 2010

Vacaciones en el Puerto 3

Previously in Lorz...
Hace dos semanas estaba de vacaciones en el Puerto con mi tía. Hoy estoy en Madrid cumpliendo treinta. Las vueltas que da la vida.


Mi tía no tenía vacaciones, pero antes de irse al trabajo me explicó detalladamente cómo tenía que hacer para ir a la playa yo solita sin la ayuda de nadie.
Para cuando terminé de cargar el bolso, ponerme crema y controlar mi pelo ya no me acordaba de nada, pero como soy una mujer de recursos no me arredré.
Espera, ¿esa palabra existe? Sí, existir existe, pero ¿significa lo que yo creo? Va, da igual, si es agosto y esto no lo lee nadie...
Fui a la parada de autobús muy cercana, y le pregunté a una viej...anciana:
-Perdone señora, ¿este autobús va a la Puntilla?
-¿Er doh? Pa mí que... ehpera... que caloh... ehte a la Puntilla... a los Madrileñoh va.
-Eh, gracias.
Mierda: no me he enterado de nada. Claro, como llevo cinco años sin venir, se me ha olvidado lo poco que sabía del idioma local.
Decicí esperar, a fin de cuentas sólo estábamos a 35º con una humedad relativa del 90%, lo mejor para el confort humano.
Cuando llegó el autobús le pregunté al busero.
-¿Este va a la Puntilla?
-Ehte te deha en la mihmita playa.
-...
-Sí.
-Ah, bien, ¿cuanto es el billete?
-Shentizincoo.
-...
Me daba corte preguntar otra vez, así que le di 5 € pensando que ya lo averiguaría cuando me diera el cambio.
-¿No tieneh na máh shico?
-Eh... ¿mi no hablar su idiomo?
El autobús iba vacío y encontré asiento, pero en la siguiente parada se subió una viej... anciana, pero no una corriente: la más anciana de las viej... ancianas. Era como una pasa con dos patitas y un moño. Ya no quedaban asientos libres, y acordándome de la legendaria ira de las viej... ancianas madrileñas en tales casos decidí cederle el asiento.
-Siéntese usted, señora -le dije.
La señora abrió la boca y los ojos como se le hubieran subido el precio del café con churros, se sentó y empezó a gritarle a una conocida, que iba tres asientos más adelante (y que en ningún momento se había planteado levantarse, todo hay que decirlo).
-¡Mariiiiiii! ¡Mariiiii! ¡Mira ehta! ¡Po' no me dise "siéntese usted señora"!
Estuvo riéndose el resto del camino, y me parece que se reía de mí, pero no lo puedo asegurar.
Por fin en la playa.

Molaaaaaaaaaaa...
Lo primero es lo primero: todos los madrileños, nada más pisar la arena, tenemos la obligación moral de llamar a todos nuestros contactos para decirles "¿estás trabajando? pues yo estoy en la playa". Si no lo hiciéramos sería el fin del universo. Yo tenía poca batería, así que llamé a mi madre.
-Estoy en la playa -le dije.
-Eres una petarda -y colgó.
Ahora que había cumplido, aunque sólo parcialmente, con mis obligaciones, podía concentrarme en la arena (bien!), el agua fresquita (bien!), el brillo de las conchas (bien!), los niños jugando (bien!)... Excepto porque los niños no estaban jugando: estaban agachados en las rocas con un cubo de plástico.
Decidida a practicar el idioma todo lo posible, me acerqué a ellos.
-¿Qué cogéis? -pregunté.
-Naa...
Bien, creo que voy mejorando, empiezo a entender las cosas:
"naa..."="medio kilo de cangrejos vivos y de aspecto amenazador".

23 agosto 2010

Vacaciones en el puerto 2

Hola,
Soy Luna.

Y este es Curro, un colega.
Lorz ha venido a pasar unos días a MI casa.
A pesar de que antes de autoinvitarse ni ME ha pedido permiso ni nada, he hecho todo lo posible para que su estancia fuera confortable.

He hecho limpieza...


Le he pedido a Curro que podara las plantas...

He preparado toallas limpias...

He intalado la conexión a internet...
Incluso le ayudé a deshacer el equipaje.
Tengo que confesarlo: esto de ser anfitriona es agotador.

20 agosto 2010

Vacaciones en el Puerto 1

Estas vacaciones me he ido con tita Angela al Puerto de Santa María.
Iba yo solita, porque ZaraJota™ tenía que trabajar.
Que le pique un pollo.

Para no perder ni una sola hora de sol y playa decidí irme de noche en autobús.
En mi favor tengo que decir que lo he hecho millones de veces, y que lo normal es que me quede sobada nada más subirme al autobús y no vuelva a abrir los ojos hasta que el busero grita que ya hemos llegado.
En mi contra tengo que decir que la última vez que hice el trayecto fue hace cinco años, era cinco años más joven, cinco años más loca, y todavía no me había roto el culo patinando y el tobillo bajando un escalón.
El viaje fue mal desde el principio: nada más sentarme vino una chica que dijo que ese era su asiento.
-Yo tengo el cinco -dijo ella.
-Yo también -dije yo.
-¿Y vas a San Sebastián?
-Pues claro que no -le contesté, ebria de triunfo.
-...
-Este va al Puerto, ¿verdad?
-No.
Mierda.
Me bajé del autobús, le di amablemente las gracias al conductor por haber revisado mi billete, y me subí al autobús que sí era.
Conseguí sentarme en mi sitio (¡ventanilla!) y el autobús arrancó.
Planeaba dormirme, pero no encontraba la posturita, y además pusieron una película y me enganché, porque salían Antonio Banderas y Enma Thompson haciendo de pareja y pensé, jo, seguro que es una comedia romántica.
Que bien.
Y se llama Imagining Argentina, ¡seguro que de esas de realismo mágico y tal!
Pues no lo era.
Hora y media de dramón más tarde la película se acabó y yo me quedé acunándome a mí misma en posición fetal y con los ojos muy abiertos.
Cuatro horas más tarde hicimos una parada para cambiar de conductor.
Quise aprovechar la parada para estirar un poco las piernas y ver si el aire fresco me relajaba un poco, pero no pude, porque alguien había echado no uno, ni dos, sino hasta tres chiches al suelo del autobús, concretamente en el punto en el que yo había situado mi pie izquierdo. Asquito grande.
Muchas caras de asco más tarde, el autobús se puso de nuevo en marcha. El estilo al volante del nuevo conductor se puede describir como... eh... peculiar. Diferente. Único en su especie.
Era como si estuviera jugando al Grand Thief Autobús mientras nuestros cuerpecitos rebotaban de un lado al otro. Fue más o menos en ese punto cuando me planteé que quizá mi lesión de coxis todavía no esté totalmente curada.
Aún así no estaba preocupada. Bueno, al menos, no mucho.
Llevábamos algo así como una hora jugando al pinball con nuestras cabezas cuando una viej... anciana se levantó, se acercó al busero y le preguntó:
-Perdone, ¿está usted mirando las señales de límite de velocidad?
Bien, ahora sí que estoy preocupada.

17 agosto 2010

My name is Karl 6

Previously in Lorz...
¡A Hermano Pequeño le meten cosas por el c*l*! ¡Y no había dicho cinco ni nada!


Después de varios días en el hospital, a Hermano Pequeño le operaron y le quitaron el bulto de la cabeza.
La operación fue bien y Hermano Pequeño quedó bien como antes.
Visto el resultado, mi madre, la tita del Puerto y yo decidimos tomarnos una tarde libre de hospital y nos fuimos a hace recadillos y a que mi madre se relajara un poco.
El problema es que mi madre no se relajaba ni un poco, ni mucho, ni nada.
En cuanto salimos del hospital empezó a preguntarnos.
-¿Crees que estará bien?
-Claro.
-No teníamos que haberle dejado solo.
-No está solo, está con ZaraJota™.
-¿ZaraJota™ sabrá lo que hay que hacer?
-Ha recibido instrucción militar. Estoy segura de que puede aguantar dos horas mirando como Hermano Pequeño duerme el feliz sueño de las drogas.
-¿Tú le has explicado lo que hay que hacer?
-Sí.
-¿El qué?
-Controlar que no haya más de dos visitas cada vez, que no hagan ruido, que no molesten al compañero de habitación, ayudar a Hermano Pequeño si necesita algo y avisar a la enfermera si se encuentra mal.
-¿Crees que podrá?
-Madre, esto empieza a ser un poco ofensivo.
-... ¿Y si pasa algo nos llamará?
-No. Enterrará el cadáver y nos dirá que se ha ido a por tabaco.
-¿De verdad?
-¡Pues claro que no!
Pasado el rato a mi madre se le pasó un poco.
Muy poco.
Poquísimo.
Lo justo para que además de entrar en un par de tiendas nos sentáramos en una terraza a tomar un refresco y unas patatas bravas.
Cuando volvimos al hospital Hermano Pequeño le pidió a mi madre que se sentara y le explicó que en su maternal ausencia se le había dormido un poco la cara, habían avisado a la enfermera, la enfermera al médico y el médico le había dicho que era normal.
La cara de Hermano Pequeño había vuelto a su estado habitual (o sea, dura), pero la noticia no le sentó a mi madre nada bien.
Dicen que la cara es el espejo del alma.
En el caso de mi madre no tiene un espejo, tiene un teleprompter.
"No me tenía que haber ido", decía el caraprompter de mi madre. "Mi hijo aquí, al borde de la muerte, y yo tomándome una cerveza con patatas bravas. Tenía que salir a hacer recados, eso era inevitable, pero las bravas... ojalá no me hubiera tomado las patatas bravas...".
-Madre -le dije-, ¿estás pensando que la culpa es de las patatas bravas?
-Sí.
-¡Mamá, por favor!
-¿Qué pasa? ¡Es normal que una madre piense esas cosas!
Ya se sabe, las preocupaciones habituales: que le atropelle un autobús, que se ponga enfermo, que le asesinen unas patatas bravas...


Y aquí acaba la saga de Karl.
Hermano Pequeño ha salido del hospital y está feliz como una perdiz. Los médicos dicen que apenas le va a quedar cicatriz; Hermano Mediano se ha visto muy decepcionado ya que esperaba que le hicieran una cicatriz molona, como la de Cable o algo así.
Madre se ha recuperado del susto. Eso dice. Yo la veo un poco tensa, pero prefiero no profundizar en el tema que no me apetece que me encolleje.
Una vez que todo el drama acabó empecé a verle la gracia al asunto, escribí unos cuantos post y se los mandé a Hermano Pequeño para que les diera el visto bueno.
-Puedes publicarlos -me dijo-, aunque tienen un fallo.
-¿Sólo uno?
-No has explicado lo de Karl.
-Queda claro por el contexto, ¿no? Karl el Cavernoma.
-No queda claro.
-¡Tu opinión no cuenta, te han extirpado medio cerebro!
Y ahí acabó la discusión.

16 agosto 2010

My name is Karl, 5

Previously in Lorz...
Hermano Pequeño quiere hacer porquerías también en el hospital. Es que no tiene medida.


Madrid, Día del Orgullo Gay 2010

Hermano Pequeño hace cola en la ducha comunitaria del hospital cuando se le acercan dos enfermeros.
-Hola, venimos a rasurarte la espalda.
-Es la peor excusa para meterse conmigo en la ducha que he oído jamás.
-Um... no parece que tenga mucho pelo.
-Soy un joven efebo imberbe, ¿saben?
-A ver, quítate la camiseta para que te veamos.
-¡Oiga!
-Parece que no va a hacer falta rasurar la espalda.
-¡Claro que no! ¿Para qué va a hacer falta?
-Para la operación.
-¡Pero si es en la frente!
-Es por si acaso.

Hermano Pequeño consigue ducharse (a solas) y vuelve a la habitación, donde le espera una enfermera.
-Tienes que ponerte estas medias.
-Anda ya.
-Sí, son para que circule la sangre bien durante la operación.
-Está bien.
Hermano Pequeño se pone las medias con érótico resultado.



Unas horas más tarde aparece otra enfermera.
-Hola, vengo a ponerte un enema.
-¿Un enema? ¿Qué es, una inyección?
-No, es un tubo que se mete por el culo.
-Mi familia os está pagando para que hagáis esto, ¿verdad?

Continuará...

12 agosto 2010

My name es Karl, 4

Previously in Lorz...
Hermano Pequeño se salva de ser abandonado en una gasolinera por un día.



Una vez en el nuevo hospital, a Hermano Pequeño le hicieron un montón de pruebas, y los médicos rápidamente dieron con el problema.
-Tienes un bulto en el cerebro.
-Glups... ¿Un tumor?
-No, no. Es una sonda rectal introducida por los extraterrestes.
-No puede ser.
-Sí, sí, nos pasa mucho, los extraterrestres cogen al sujeto por la noche, lo sedan y le introducen la sonda rectal por el cul...
-¡Si está en el cerebro!
-Imagínese cuánto tuvieron que empujar, pobrecillos.
-Eh... bueno, ¿y ahora qué?
-Vamos a quitártela. Es una operación sencilla, pero tendrás que quedarte aquí algunos días.
-¿Cuántos días?
-No sé, no sé... unos días... unas semanas... meeeeeeeeses...
-¿Podré tener sexo?
-Claro, claro. Una vez te recuperes podrás hacer vida totalmente normal: tener sexo, montar en bici, traficar con drogas... todo lo que hace la gente de tu edad.
-No, me refiero a si podré tener sexo mientras esté aquí.
-Eh... creo que te operaremos mañana mismo.

Continuará...

10 agosto 2010

Mi name is Karl, 3

Previously in Lorz...
Hermano Pequeño acaba en el hospital por no ver el fútbol.



Después de hacerle todas las pruebas posibles, en el hospital decidieron que aquello era muy complicado y lo mandaron a otro hospital en ambulancia.
-Has tenido mucha suerte -le dijo la ambulancionista.
-¿Sí?
-Mañana los ambulancioneros estamos de huelga.
-Anda, ¿por qué?
-Por nada en especial, estábamos un día de cañas y de pronto nos dimos cuenta de que somos el único gremio que todavía no se ha sublevado contra la Espe, y claro, no lo podíamos permitir. ¡Nuestro honor estaba en juego!
-Ah, claro. Entonces, ¿mañana no hacéis traslados de enfermos?
-Claro que sí, tenemos servicios mínimos, no se puede dejar a los pacientes desatendidos.
-Menos mal.
-Lo único es que si nos dicen que hay que trasladar a un paciente con urgencia, y luego vemos que no es tan urgente, digamos que a lo mejor es posible que en el trayecto se nos pinche una rueda.
Estupendo.

Continuará...

05 agosto 2010

Mi name is Karl, 2

No he estado presente en la mayoría de los acontecimientos de esta saga, y como nadie me los quiere contar para que no los escriba no me queda más remedio que inventármelos todos.

Un día Hermano Pequeño y Eowyn estaban haciendo guarrerías, seguro, cuando Hermano Pequeño dijo:
-Cuando eda pequeño no podía pdonunciad la edde... anda, si ahora tampoco puedo pdonunciad la edde...
-Anda ya.
-En sedio, que no puedo, mida: edde con edde guitadda, edde con edde baddid... eh... creo que tampoco me sade la ede de Dugo... Que dado, es como si se me hubiera dodmido la dengua, jijiji...
-No puede ser... A ver, sonríeme.

Y sin motivo aparente Eowyn decidió que lo mejor era ir al hospital.

El primer médico que se ocupó de Hermano Pequeño lo miró por todos lados.
-¿Estabas viendo el partido cuando te pasó? -preguntó.
-¿Partido?
-La selección.
-...
-¿España-Chile?
-...
-¿Suráfrica?
-...
-Sabes que existe un deporte llamado fútbol, ¿verdad?
-Ah, eso. No, no lo estaba viendo.
-Lástima.
-¿Por qué? ¿Tiene algo que ver?
-No, quería saber cómo iban.

Continuará...

03 agosto 2010

My name is Karl, 1

Hace unas semanas Hermano Pequeño se encontró mal, fue al médico y después de hacerle varias pruebas le dijeron que tenía un bulto en la cabeza.
"Será el cerebro", dijimos, ilusionados, pero no era el cerebro.
Ni un piojo.
Ni un hipnosapo.
Ni un sombrerito.
Ni un... bueno, resumiendo, que no era nada que molara. Más bien al contrario.
Y había que quitarlo.
Los médicos contemplaron varias opciones, desde pedirle que se fuera hasta gasearlo, pero al final optaron por extirpar.
La operación ha ido bien. Eso dicen. Al menos lo han dejado como antes, pero claro, es la seguridad social: si hubiera sido el privado a lo mejor hubiéramos podido pedir que, ya que estaban toqueteándole, nos lo mejoraran.
En fin, lo importante es que todo ha ido bien y que nos lo han devuelto sano, salvo, y considerablemente más rellenito.
No pensaba hablar aquí de esto, porque en general toda la situación me parecía una mierda, pero Hermano Pequeño me hizo cambiar de opinión desde el primer día.
-¿Vas a escribir sobre esto?-fue lo primero que me preguntó cuando me colé en boxes para verle.
-No.
-¿Por qué?
-Pues porque ahora mismo no le veo la puta gracia al asunto.
-¿Por qué?
-Porque no, y si se la viera tu madre me mataría.
-Ah. Bueno, si al final escribes algún post, que sea bueno, que los que escribes sobre mí siempre son muy sosos.
Ahora encima nos va a salir con exigencias.

Continuará...