27 noviembre 2008

Hotel California

Este fin de semana se celebra Expocómic, un lugar tan bueno como cualquier otro para empezar a hacer la lista a los Reyes Majos.
Si esta no os parece razón suficiente para ir, os recuerdo que el joven de la camisa hawaiana que hay en el stand de
Dolmen sigue disponible.

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Me gustan los hoteles.
No tengo que hacer la cama, ni fregar el baño, ni hacerme el desayuno, y todo el mundo te sonríe y te llama "señora Lorz", y te dan caramelos.
Y además como siempre lo contrato todo antes por internet sólo tengo que llegar y firmar... casi siempre.
En el último hotel en el que estuve me pidieron mi tarjeta de crédito.
Eso me mosqueó mucho porque desde que me la dieron en el banco no la he sacado de su envoltorio original con la esperanza de venderla dentro de treinta años como objeto de coleccionista.
-¿Por qué? -pregunté muy sonriente, que una cosa es estar mosqueada yo y otra diferente es mosquear a la recepcionista y que me escupan en los cereales del desayuno.
-Es política del hotel.
-Pero ya lo hice todo por internet.
-Sí, no se preocupe. No le vamos a hacer ningún cargo. Simplemente anotamos el número.
-¿Por si me levanto un día creyendo que soy una estrella de rock y destrozo la habitación?
-Ja, ja, ja, que graciosa... Ja, ja. Sí, por eso.
No sé que clase de gente se suele alojar aquí, pero creo echaré todos los cerrojos, por si acaso.

25 noviembre 2008

Vacaciones de noviembre para mí 4 y ya

En capítulos anteriores...
Como pille al cacho carne que inventó las montañas rusas le voy a encollejar vivo.

La visita al parque temático fue muy edificante porque me ayudó a descubrir cosas sobre mí misma que desconocía:

- Cuántos perritos calientes puedo comer de una sentada.

- El tiempo que tarda mi ropa interior en secarse después de quedar empapada en los rápidos.

- La cantidad de ampollas que pueden salirme en un mismo dedito del pie.

- El efecto de la fuerza centrífuga sobre mi vóm...

En fin, ese tipo de cosas edificantes.

El descubrimiento más importante sobre mí misma es que odio a la gente.
Al menos a la gente que había en el parque temático.
Y la odio mucho.

Los niños corrían, empujaban , gritaban y lloraban. No es que me importe mucho: los niños son niños. El problema es que los padres pasaban de ellos totalmente, hasta que uno de los niños empujaba a alguien, o se caía, o derramaba el refresco, y entonces uno de los progenitores se acercaba y le daba de collejas, y yo tenía que morderme los puñitos para gritarle al susodicho progenitor que la culpa no era del niño, sino suya. Que los niños son niños, y tienen padres para algo.
Jo, quiero un bebé...

Los adolescentes iban con el móvil en la mano y la música del mp3 puesta a todo trapo. No entiendo en absoluto el objetivo. Es decir, para oir música no hace falta llevar el móvil en la mano. He oído que hay unos artefactos llamados "auriculares" que se enchufan por un lado en el teléfono y por el otro en las orejas, y que permiten oir musica sólo a la persona que le interesa. Por otro lado, si lo que pretenden es presumir de móvil lo llevan claro: si de verdad el móvil molara tanto vendría con auriculares, ¿no?
Bien pensado no quiero un bebé, que luego se convierten en esto.

Pero los que no tienen perdón son los adultos.
Se quejan por todo y continuamente: por el precio de la entrada, por las colas, por las atracciones, porque hay que traer la comida de casa, porque si la compras en el parque hay que pagarla, porque los niños están hoy insoportables, porque no me dejan fumar en las atraciones infantiles....
A veces daba la impresión de que les hubieran obligado a ir.
Tenía ganas de decirles que eran libres de irse, es más, que nos hicieran un favor y se largaran.
Que había gente en la cola que estaba de vacaciones, disfrutando de un día de noviembre con tiempo de primavera, pasándolo bien con las persona a la que más quieren en el mundo y que tener al lado a un señor de mediana edad quejándose de todo a voz en grito estropea bastante el efecto.
Que hay cosas más graves que tener que hacer cola para ver un espectáculo de magia, y que incluso esas cosas tienen su gracia, en cierto modo.
Jo.
Si no fuera porque la sangre me marea me habría hecho asesina en serie.
Podrían hacer un telefilm sobre mí y todo.
Pero, como no puede ser, he decidido autorizar al mundo a que si me vuelvo así me den de collejas hasta que se me coloque la neurona de nuevo en su sitio.


Pd: Creo que de momento no me he vuelto así. Ni se os ocurra empezar con las collejas, que os conozco.

20 noviembre 2008

Vacaciones en noviembre para mí 3

En capítulos anteriores...
Hicimos un porrón de kilómetros para coger el cercanías... ¡Si tenemos uno al lado de casa!


Llegamos al parque temático a las mil, con la espaldita machacada después de esperar un montón de horas en la estación, pero con muchas ganas.
Y entonces lo vi: el parque temático estaba lleno de montañas rusas.
Y tiendas.
Pero, principalmente, montañas rusas.

Quiero irme con mi mamá...
-¿En qué montamos? -preguntó ZaraJota™.
-¿En nada?
-En serio, Lorz. ¿Qué te apetece? ¿El "Triple Super Mega Looping Mortal"? ¿La "Lanzadera Afloja Esfínteres"? ¿El "Busca tu Bofe en el Suelo"? ¿"Lesiones Permanentes"?-Eh...
-No te darán miedo también las montañas rusas, ¿no?
-Por supuesto que no. No tengo ningún problema con las montañas rusas. Lo que me molesta es la altura. ¿No podrían ir a ras de suelo?
-A veces me pregunto cuál es el sentido de la existencia. De la tuya, concretamente.
-¿Y hace falta que tengan tantas curvas? Creo que sería mucho mejor que fueran en línea recta. ¿No crees?
-Y ya que estamos querrás que vayan a paso pony.
-Ah, no. La velocidad me da igual. Mientras vayan a ras de suelo y sin curvas pueden ir todo lo rápido que quieran... ¿Crees que habrá alguna así?
-Claro que sí, Lorz.
Jo. Se me pusieron ojos de manga y todo de la emoción.
-¿En serio?
-Sí. Se llama "ave". Hemos venido en uno.
A veces me da la impresión de que se burla de mí.

18 noviembre 2008

Vacaciones en noviembre para mí 2

En capítulos anteriores...
Soy un cruasán y
ZaraJota™ no lo entiende.

El primer día de mis largamente ansiadas vacaciones me hubiera gustado dormir hasta las cuatro de la tarde y vaguear hasta que fuera hora de dormir otra vez.
Pero queríamos aprovechar bien el día, así que en vez de eso nos levantamos a las 6 de la mañana para coger el ave.
El ave es como un tren normal pero con los asientos más anchos y muy muy muy rápido.
Hay tanto espacio entre un asiento y otro que no me llegaban las patitas al reposapiés, y además con eso de la alta velocidad casi no me dio tiempo a dormir nada. Además está el asunto del cuarto de baño (probad a hacer pis a 300 km/h), pero prefiero no entrar en detalles que a lo mejor hay alguien comiendo.
Resumiendo: el ave no me gustó nada, y cuando llegamos a destino le pregunté a ZaraJota™ que si a la vuelta podíamos ir en talgo-normal-de-toda-la-vida, y me dijo que yo podía volver en lo que quisiera, pero que le avisara para no coincidir.
Es que tiene mucho sentido del humor.
Nada más bajar del tren salimos corriendo a taquillas porque teníamos que coger un tren de cercanías. Desde mi punto de vista podíamos haber cogido el cercanías en Madrid directamente, pero ZaraJota™ me dijo que intentara no pensar, y que si pensaba que me guardara mis conclusiones por el bien de la humanidad.
Jo. Que fuerte.
El bien de la humanidad en mis manos... ¡soy una superhéroa!
Volviendo al tren, nada más salir del ave echamos a correr porque nuestro cercanías salía en media hora y queríamos cogerlo para llegar pronto y aprovechar el día.
Llegamos a taquillas y pedimos el billete.
-Ups-, dijo el señor taquillero-, hay un pequeño problemilla... El tren no sale hasta dentro de tres horas y media.-!!!!?
-Es que es invierno.
-Pero hemos mirado los horarios por internet y...
-Esas cosas es mejor mirarlas aquí en taquillas.
Claro. Cojo el ave, miro el horario en taquillas, vuelvo en ave, me pido las vacaciones, vuelvo a coger el ave... Súperpráctico.
-Bueno, ¿y no hay una otra forma de llegar?
-Hombre, lo mejor para ir es el autobús.Así me gusta, vendiendo el producto.

12 noviembre 2008

Vacaciones en noviembre para mí I

Ups, tengo esto abandonadísimo...
Hay polvo hasta en la bandeja de entrada...
Bueno, al tema.


Lo peor que le puede pasar a un cruasán es que lo asciendan en el trabajo.
En serio.
De pronto el horario se convierte en una especie de límite difuso: siempre entra antes de su hora, "para ir adelantando y eso", y siempre sale después "porque si no esto mañana seguirá aquí, acumulándose".
Y a veces va por la mañana, y a veces por la tarde, y a veces todo el día y a veces directamente no va, porque lo han mandado a otra ciudad a hacer lo mismo, pero más lejos.
Pues así estoy yo ahora, como el pobre cruasán.
Con mi mantequita y todo rebasando por encima de la cinturilla de los vaqueros, jo.
Por eso me he ido reservando una semanita de vacaciones, y ya me estaba saboreando mis siete días en casita, de la cama al sofá y del sofá a la cama, sin prisas, sin nada que hacer, y sin salir de casa más que para comprar el pan.
Que gustitooo...
Por desgracia ZaraJota™ tenía otros planes.
-Podíamos ir a [parque temático nacional situado en el quinto arbusto].-Claro. Y depilarnos los genitales con un soplete.
-En serio, será divertido.-¿Insinúas que lo del soplete no lo es?
-Te encantará. ¡Me hace mucha ilusión llevarte!
-¿Y si a mí no me hace ilusión que me lleves?
Entonces puso ojitos.
Maldito manipulador rastrero... ¡¡¡esa es mi técnica!!!
Jo.
Bueno.
Habrá que sabotear el plan, pero sin que se note.
-Niño, me encantaría ir -¡Y UNA MIERDA!- pero estamos mal de dinero. Si pudiéramos ir por menos de 100 €... Pero no vas conseguir una oferta así.
-¡CONSEGUIDO!Las agencias de viajes por internet deberían estar prohibidas.

Continuará...

04 noviembre 2008

La trampa (III)

En capítulos anteriores...
La chica de la autoescuela sólo me deja tener tres puntitos rojos porque tiene envidia.

Me daba mucha lástima, pero decidí seguirle la corriente a la chica de la autoescuela e intentar tener el menor número posible de puntitos rojos antes de que me atacara con la grapadora.
Así que me leí el libro que me habían dado, y me aprendí de memoria a qué velocidad puede ir un vehículo mixto adaptable con remolque por una vía con dos carriles para su sentido y arcén inferior a 1,50 metros (a la que quiera, pobretico mío, que bastante tiene con lo que tiene), qué vehículo tiene prioridad de paso en un estrechamiento si el turismo rojo circula en sentido ascendente y el verde en descendente (¡yo! ¡siempre yo!) y si el turismo que viene de frente tiene obligación de detenerse si un agente se lo indica (bueno, digo yo que si se lo pide por favor lo suyo es detenerse).
Después de todo seguía teniendo un montón de puntitos. Es que un talento como el mío es difícil de ocultar.
Intenté explicárselo a la chica de la autoescuela pero no se lo tomó nada bien.
-Deja el libro -me dijo-. Lo que tienes que hacer es repetir los test una y otra vez hasta que te aprendas de memoria las respuestas.
¡¡¡Eso es hacer trampas!!!
Lo lejos que puede llegar la envidia, oyes...
No me quedaba más remedio que hacerle caso, y claro, empecé a tener menos puntitos, y al final me dijo que ya podía ir a exámen.
-Y con un poco de suerte aprobarás y no tendré que volver a verte.
Así que me fui al exámen con la cabeza llena de prioridades, límites, prohibiciones y alcohol.
Al principio fue todo bien, pero entonces apareció esta pregunta:

¿Los jóvenes valoran peor los riesgos?
a) No.
b)Sí, por eso sufren más accidentes mortales.

Jo, que depresión.


PD: Aprobé el teórico. Pronto empezaré con las prácticas, ¡¡¡y entonces nadie estará a salvo!!!