01 octubre 2007

La línea telefónica

Lo primero que hicimos cuando nos dieron las llaves del piso fue ir allí con el ordenador portátil y comprobar si teníamos algún vecino generoso dispuesto a compartir con nosotros su conexión inalámbrica a internet.

Um... bueno, realidad lo que hicimos fue salir de la agencia con toda la dignidad del mundo y en cuando estuvimos a una distancia prudencial levantamos los brazos e hicimos el bailecito de la victoria, pero claro, eso no es relevante para la historia.

El caso es que ninguno de nuestros vecinos tiene conexión inalámbrica a internet.

Jo.

Se ve que me he mudado a los años ochenta.

No nos quedó más remedio que conseguir internet por nuestros propios medios, y eso implicaba contratar una línea telefónica. Resultó muy difícil, porque la línea telefónica se contrata por teléfono y nosotros no teníamos, y si nuestros vecinos no estaban dispuestos a prestarnos internet lo del teléfono iba a estar chungo, pero al final lo solucionamos llamando desde otro teléfono porque mi padre me explicó que no era necesario llamar por teléfono desde la casa en la que quieres poner el teléfono...

Creo que me he perdido.

Contratamos la línea un día y al siguiente teníamos en casa a un señor con mono azul en casa.
-¿Dónde está la roseta? -preguntó.
Que bien, una pregunta que me sé.
-Ahí.
-Eso no es una roseta.-¿No?
-Las rosetas son de otra manera.
-Ah...
-Pero no pasa nada, podemos buscarla -dijo el señor del mono-, tengo un aparato que detecta por dónde pasa el cable -explicó-. Sólo tenemos que seguir el cable hasta la roseta.
ZaraJota y yo íbamos detrás de él, flipando en colores y preguntándonos qué clase de técnico necesita un aparatito para detectar por dónde pasa un cable que está a la vista.

El técnico siguió el cable hasta la cocina (se subió al taburete para pasar el aparatito por encima de los muebles de la cocina), luego pasó al dormitorio, y finalmente se metió en el armario empotrado para llegar a la conclusión de que la roseta estaba exactamente dónde le había señalado que estaba.


Se ve que para los hombres cualquier excusa es buena para sacar el aparatito.


Esa misma tarde empezó a funcionar nuestra línea telefónica, y a la mañana siguiente, a las ocho de la mañana, empezaron nuestros problemas.


Nuestro número de teléfono es, pongamos por caso, 91 111 11 11.


El número de teléfono del centro de salud del barrio es 91 111 11 12.


El número de torpes de nuestro barrio es infinito.


Cada día, entre las ocho y las once de la mañana, recibimos llamadas de gente que quiere cita con el médico, la matrona, la enfermera o cosas peores.

Yo les digo muy educadamente que se equivocan y que llamen al otro número de teléfono, y normalmente la gente se lo toma bien, pero hay gente que se enfada o, peor aún, que llama y llama y llama y llama y llama y llama hasta que se aseguran de que realmente se han equivocado de número de teléfono y no es que la recepionista sea una vaga y con tal de no trabajar es que es capaz de cualquier cosa, es increible, la seguridad social está cada vez peor...


En fin...


El caso es que como mi barrio es, digamos, étnicamente interesante, llama mucha gente que tiene problemas con el idioma, así que a veces se me plantean algunas dificultades, por ejemplo:


-Buenos días, yo quería pedir cita con la enfermera.
-Disculpe, se equivoca.
-¿No se dice así?


Sí que se dice así, lo que no se dice es aquí.
Hace unos días una viej... anciana me sacó de la ducha tres veces para preguntarme que si podía mandar a su hija a por unas recetas y yo ya estaba un poco harta, así que cuando sonó el teléfono por cuarta vez lo cogí dispuesta a masacrar.

-Perdone, ¿estoy llamando al centro médico?
-No señora -contesté-, está usted llamando a mi casa.



Que a gusto me he quedado, oyes.

24 comentarios:

Splinter dijo...

insolidaria...
pobre viej...abuela.

Ángel dijo...

A mí me pasaba exactamente lo mismo. El número de mi casa guardaba similitud con el de un videoclub, por lo visto.

Finalmente opté por la solución malévola.

- ¿Tienen tal película?
- A ver... sí, la tenemos.
- ¿Me la puede reservar?
- Claro.

- ¿Cuántos días es el alquiler?
- No hay límite.

Y así sucesivamente.

La cosa es que, por un razonamiento al que no llego, han dejado de llamar y el videoclub sigue abierto (con el mismo teléfono).

Anónimo dijo...

Bueno, no alarmarse... a mi me llamaban al movil preguntando por una tal ana (todos los dias, 3 veces de 13:00 a 13:30), y ahora me llaman preguntando por... UNA AGENCIA MATRIMONIAL¡¡¡ maaaanda cojones¡...

Unknown dijo...

¡plas plas plas!

Como canta Clapton:

you can change the phone
nobody will ring you for equivocación
la la lala..

Anónimo dijo...

De verdad, la gente se queja por cualquier cosa...una pobre ancianita que se siente sola, ansiosa de oír una voz amiga, y... nchs!

Que se confundan habitualmente, no me ha pasado... que llamen de madrugada preguntando si es el hospital y cómo está tal paciente, sí. Y el tío no se enteraba, tardé un rato hasta que me soltó:
"entonces, ¿no es el hospital?"
y le colgué, soltanoo algún improperio de más, ¡pero se lo merecía!

Anónimo dijo...

Yo hice algo parecido, a la X-cienta vez que la vieja se emperro en llamar para pedir unas bombonas de butano, las x-cientas - 2 veces muy amable diciendolo que no era ese numero de telefono, que estaba equivocada, la x-cienta -1 ya casi mandandola a que le hicieran un enema y a la x-cienta simplemente le tome nota de las bombonas.

Aun debe estar esperandolas...

Anónimo dijo...

Debe ser pariente del técnico que me mandaron a mi cuando al contratar el ADSL me dejaron sin línea fija.

Llegó el buen señor y le dije: En este piso no hay ni PCR y PTR, porque antiguamente era una oficina, y cuando contrataron varias líneas de teléfono y fax hicieron la conexión desde la calle. En este armario hay un cajetín para el registro.

El técnico me miró, y sin decir nada saco el aparatito, abrió la puerta de la casa y se pasó veinte minutos recorriendo todo el edificio. Volvió y me dijo: pues no encuentro por dónde entra la línea al piso.

Un momento de esos en los que te preguntas si el idiota es él o lo eres tú.

estrella dijo...

A mí me pasa igual pero con la oficina del Inem. En mi casa optamos por decirles el número correcto, no sea que llamen otra vez para ver si se han equivocado al marcar.

Anónimo dijo...

A nosotros nos asignaron un número que antes era de REnfe.Varias semanas con el teléfono sonando a todas horas : oiga , a que hora sale el tren para x?.
Finalmente nos lo cambiaron de nuevo , eso si, pagando " de nuevo " los 60 euracos... qué gentuza.

E. Martin dijo...

A mi casa llaman preguntando por una peluquería, pero como es sólo una vez cada bastantes meses y llevan años haciéndolo no molesta y es casi entrañanle. La próxima vez a ver si pregunto cómo le va a Doña Ana.

Crystal dijo...

En mi casa había antes una clínica dental. Durante los tres primeros años, la gente insistía en pedirnos hora para el dentista, y su compañía de seguros llamaba de forma recurrente preguntando por el Dr. P... (mantengamos el anonimato, por si acaso). Alprincipio éramos muy civilizados, incluso les explicábamos que el buen odontólogo en realidad se había jubilado y no ejercía ya, de ahí que ese teléfono perteneciera a mi casa y no a una clínica dental. Pero el cuarto año la Iraa palpitaba en mi sien derecha y ya contestaba de malos modos:

- ¿No le da vergüenza estar tanto tiempo sin ir al dentista?

Al poco nos enteramos de que el buen doctor P. se había jubilado por padecer una enfermedad terminal y finalmente había fallecido. Uno tiende a pensar que, aunque el común de los mortales no preste atención a estas minucias, las aseguradoras y empresas similares estarían un poco más atentas. De modo que, tras la tercera llamada en la misma semana (meses después de la defunción del señor aquel), tuve la siguiente conversación:

- Buenas tardes, llamo de la compañía-aseguradora-de-turno. ¿Puedo hablar con el doctor P.?
- No, porque está muerto.

Y colgué. Hartita me tenían, oyes.


(No volvieron a llamar: mano de santo...)

El Hombre Gris dijo...

Confiesa que estas historias te las inventas... nadie puede tener una vida tan jugosa :)

Cattz dijo...

A mí me estuvieron llamando del extranjero durante año y medio al móvil. El problema es que solían llamar de países como Rusia o Francia y mi desconocimiento del idioma me impedía pedir explicaciones. Cuando por fin encontré a alguien que chapurreaba inglés, me explicó que intentaba llamar a una joyería valenciana que hacía pedidos al extranjero llamada OPLA, y que en sus catálogos se les había escapado un 6 de más que convertía un +34 961xxxxx8 en +34 6961xxxxx8. No veas qué divertido.

Nils dijo...

Nosotros hemos puesto el teléfono hace unos meses y no paran de llamar para ofrecernos oferta. Telemarketing otdo el puto día. Como sólo hay teléfono en mi cuarto y los demás pasan que sólo querían internet, pero está anombre de uno de ellos, cuando preguntan por el titular les digo que ya no vive allí y cuelgan rápido...

Anónimo dijo...

A mi casa llamaban preguntando por American Express.

Más de una tarjeta "cancelada" debe continuar funcionando por ahí...

Sheena dijo...

jo, por lo menos tu técnico fue a hacerte la instalación. A mí los de ciertacompañíaquenoestelefónica me dijeron que el técnico iría a visitarme el martes pasado por la tarde y todavía estoy esperando a que llegue (será que lo mandan de Rumanía o algo). Bendito internet en el trabajo.
besukis!

Necio Hutopo dijo...

mmm... Con la enorme cantidad de posibilidades que ofrecen casi cualquiera de los equívocos descritos aquí, me sorprende que la gente se enoje por ellos...

A mi me llega a pasar y contesto algo así "sí señor(a), efecticvamente aquí tengo su archivo clínico... Podemos atenderle el próximo martes para retirar en enéma que dejamos olvidado"...

Dios da pan a quien no tiene dientes

Anónimo dijo...

Lorz, hay un servicio muy moderno y cómodo a la par llamado contestador automático, deberíais plantearos instalar uno.

También hay otro de matones a domicilio para los más insistentes, pero ese ya es un poco más drástico :p

Anónimo dijo...

En casa de mi abuelo teníamos un número parecido al de un hostal, que además era la parada del "autobús de línea" que nos comunicaba con la civilización.
Era un teléfono de los antiguos, como el de Gila, y despertaba a Dios mismo. Ahora que todos tenemos móvil, ni teléfono ni leches. Si lo tienes por lo de internet, quítale el sonido y arreando!

Marduk dijo...

Yo tengo uno de los Gila. Lo compré en el rastro por seis euros. Cuando vino el técnico a instalarnos la línea, preguntó: ¿Donde tiene usted el aparato? Y yo dije: Es este, y señalé mi teléfono de Cuéntame.
Entonces el me miró vizqueando un poco, y me dijo: No señorita, el de verdad.


Y yo, un poco sonrojada, le dije que era de verdad y me vi en la obligación de explicarle al señor escéptico el por qué de mi oscura afición a comprar trastos del año de la pera en el rastro.


Y mi red funciona, y ahora parezco idiota leyendo este post y partiéndome sola delante de la pantalla del portátil. Como siempre me pasa cuando leo este blog. :D

Anónimo dijo...

Wow, yo quiero uno de esos teléfonos cuéntame, anda que no les echo de menos ni na. Antes teníamos (hace años) uno de color beis (se dice así?). Ahora, después de tanta chorrada de tecla, me gustaría retornar a los de rueda, anda que no molaba al marcar ir arrastrando los números! :)

y dices que en el rastro los venden por 6€?? en el Madrid?

Achab dijo...

haberle dicho que ya se las habías mandado, total, el efecto es el mismo...

Anónimo dijo...

Sí rana. En el rastro de Madrid. Tuve que limpiarlo con acetona. Porque no salía la roña ni a la de tres. Pero es tan boniiiito...

Anónimo dijo...

Quizás Lorza recuerde que cuando viviamos en el pueblo cambiamos de número de telefono, por cosas de la tecnologia de aquellos años. Durante una época, no paraban de llamarnos preguntando por digamos.... "Encarna"....... a las horas más intempestivas y más raras, así durante varios meses. Pero lo peor fué cuando un día contesto al teléfono y me dicen: "Hola soy Encarna, ¿han llamado preguntando por mi?.................................

La vida real siempre supera la imaginación.