18 diciembre 2005

King Kong

Peter Jackson es un genio.

Si algún día ruedan mi biopic espero que lo diriga él, aunque las probabilidades son pocas porque estoy en contra de los biopics. Es decir, las películas sirven para que sepas qué quieres ser de mayor. A mí hoy me ha dado por ser un mono gigante zoófilo, y eso es normal. Pero, ¿dónde se ha visto a nadie salir del cine gritando "mamá, mamá, quiero ser Lutero"? Rebelde. Genio. Liberador. ¡Parece el anuncio de una colonia!
Lo único malo que le veo a eso de ser mono gigante zoófilo es que solo hay uno, claro, y eso reduce mucho su vida íntima. Estaba pensando en eso (y en que tenía ganas de ir al baño) cuando unas filas más abajo se encendió una luz azul: la pantalla de un móvil. Jo. ¿Es que la gente no sabe que en el cine hay que apagar el móvil? Se ve que no. No contento con eso el engendro (de ahora en adelante, Movilerdo) se puso a sacar fotos a la pantalla con el móvil. Ya hay que ser idiota, como si no estuvieran todas en internet.
Empecé a rebullirme en el asiento mientras el tío seguía haciendo fotos.
-Voy a tirarle una gominola -le dije a Hermano Pequeño.
Pero no me atrevía. ¿Y si le daba a otro? ¿Y si se cabreaba? ¿Y si se me acababan las gominolas? Así que hice eso que siempre dicen que hay que hacer: me levanté ("perdone, ¿me deja pasar? perdone"), salí de la sala y se lo dije al acomodador, pero para cuando vino el Movilerdo había apagado el móvil para que no le pillaran.
Mierda.
Volví a mi asiento ("perdone, ¿me deja pasar? perdone") rezongando. Me senté. Cogí las gominolas...
-¿Vas a tirársela? -preguntó Hermano Pequeño.
-No puedo... Está con un niño.
Sí, tenía un rehén, y yo no podía arriesgarme a hacerle daño.
Entonces el Movilerdo sacó el móvil e hizo otra foto.
¡Zas! Toma gominola roja.
-¿Le has dado?
Así es mi puntería: una vez me partí con un martillo la uña del dedo que no estaba sujetando el clavo que era mi objetivo. De forma que no, no le había dado.
-Casi -mentí, por conservar una cierta dignidad.
-Tira otra.
-No.
Es que me quedaban pocas.
-Vale.
Entonces Hermano Pequeño hizo algo que pasará a los anales de la historia. Se levantó ("perdone, ¿me deja pasar? perdone"), fue hasta Movilerdo, se inclinó, le dijo algo, el tipo apagó el móvil, y Hermano Pequeño volvió ("perdone, ¿me deja pasar? perdone") a su asiento.
-¿Qué pasa? ¿Qué le has dicho?
-"Perdone, señor, disculpe, o apaga el móvil o llamo a la policía".
-¿Y qué te ha dicho?
-Nada, me he ido antes de que reaccionara.
Para que luego digan que no nos parecemos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo mejor de la película es cuando [spoiler]Kong lucha contra tres Tiranosaurios anatomicamente curiosos.

peibol dijo...

Es ese tipo de situaciones en los que no tengo ninguna compasión; en el cine he llegado a diezmar las palomitas considerablemente, pero... lo a gusto que se queda uno :D

Algún día contaré en mi blog lo que hago con quienes osan a no dejarme dormir